05 Dic

El Nihilismo según Nietzsche

El nihilismo consiste en la negación de toda creencia, ya sea religiosa, política o social. Para Nietzsche, es el diagnóstico de la decadencia occidental, ya que niega los valores de esta cultura. Sin embargo, al mismo tiempo, el nihilismo conlleva la oportunidad de abrirse a nuevos horizontes, de plantear nuevos valores.

El nihilismo, según Nietzsche, es la consecuencia necesaria del cristianismo, de la moral y del concepto de verdad de la filosofía.

Nietzsche, en nombre del hombre griego que ama la vida y que es terrenal, anuncia por un lado la muerte de Dios, y por otro, lleva a cabo un ataque a fondo contra el cristianismo, cuya victoria sobre el mundo antiguo y sobre la concepción griega del hombre envenenó a la humanidad. Además, Nietzsche se enfrenta con las raíces de la moral tradicional, realiza su genealogía y descubre que es la moral de los esclavos, de los débiles, en contra de lo que es noble, hermoso y aristocrático.

El nihilismo es un proceso que sigue la conciencia del hombre occidental y podríamos decir que es el resultado de la duda y la desorientación; es el momento de la reflexión de la razón y el momento de la intuición, que queda expresada en la voluntad de poder, en quien se expresa a su vez el valor de la voluntad.

Esta es la base sobre la que, según Nietzsche, tiene que construirse la nueva filosofía. El hombre provoca la muerte de Dios, sin apenas darse cuenta de ello. Después, el hombre es consciente de la muerte de Dios y se reafirma en ella. Y, por último, como consecuencia de todo lo anterior, el hombre se descubre a sí mismo como responsable de la muerte de Dios, descubriendo, al mismo tiempo, el poder de la voluntad, la voluntad como máximo valor.

Nihilismo Pasivo

El nihilismo pasivo es la expresión de la decadencia, la impotencia y el retroceso del poder de la vida.

La cultura occidental moderna, heredera del idealismo platónico, la religión y la moral judeocristiana, a las que critica Nietzsche, ha perdido progresivamente la voluntad de poder. El triunfo de la cultura ha llevado al hombre a una postura nihilista, en la que triunfan los valores de los débiles (esclavos).

El nihilismo pasivo es un hundimiento en la no-vida, ya que se rechazan unos valores que están a favor de la existencia vital, lo cual supone una negación de la vida.

Nihilismo Activo

El nihilismo activo es la expresión del creciente poder de la vida. El punto de partida, según Nietzsche, es la “muerte de Dios”, que simboliza la eliminación de los valores que niegan la vida.

Consiste en acabar con los valores decadentes de la cultura occidental y crear, mediante la voluntad de poder “activamente nihilista”, valores nuevos que afirman la vida de forma creciente.

En cuanto a la muerte de Dios, esta significa la culminación del nihilismo pasivo y el punto de partida del nihilismo activo.

La “muerte de Dios” representa la crítica radical a la religión, a la moral, y simboliza la eliminación de los valores decadentes y negadores de la vida.

A partir de entonces, la humanidad, liberada de ese peso muerto, puede proponer nuevos valores ascendentes a favor de lo vital, lo que llevará finalmente a la superación del hombre en el superhombre.

El Superhombre

El superhombre es el hombre nuevo que aparece tras la “muerte de Dios”.

Nietzsche decía que el proyecto humano está motivado por la «voluntad de poder». La voluntad de poder no es tan solo el poder sobre otros, sino el poder sobre uno mismo. Esto se manifiesta en la autonomía del superhombre, en su creatividad.

Para llegar al superhombre, el hombre europeo tiene que autosuprimirse, y este proceso debería pasar por tres fases:

  • El camello es el símbolo del hombre europeo actual, que todavía está impregnado de la moral de esclavos y que soporta el peso de la carga con paciencia.
  • El león, en cambio, es el símbolo del hombre revolucionario, el que se levanta contra la moral de los esclavos. El león, después de romper las cadenas de la esclavitud, tiene que transformarse en niño.
  • El niño simboliza la pureza e inocencia de la infancia, desde la que se recrea la nueva tabla de valores.

El superhombre representa esa nueva tabla de valores: el amor a la vida, el sentido de la Tierra y la exaltación de los instintos ascendentes. El hombre, para convertirse en superhombre, tiene que expulsar a Dios de su interior. Es una sustitución de Dios por el superhombre, que se convierte en un ser con poder y dominio. Pero esta transformación requiere, según Nietzsche, de una voluntad de dominio, de agresión y de sentimientos hacia lo ajeno, la «voluntad de poder».

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