02 May

1. Contexto histórico. /


En toda Europa, y mientras se estaba desarrollando el Modernismo, el arte se vio sacudido por una serie de acontecimientos: la invención del cinematógrafo y de la fotografía, el avance imparable de la segunda Revolución Industrial, los descubrimientos en el campo del subconsciente y el estallido de la Primera Guerra Mundial. Debido a esta última, los jóvenes artistas se rebelaron enérgica y violentamente contra el arte burgués y comercial de sus predecesores, a los que culpan de haber conducido al mundo al colapso bélico. Es en este contexto, conocido como “Período de Entreguerras”, que surgen las Vanguardias, de escaso recorrido y que, en España, se asimilaron en torno a los años 20.

2. Definición de “Vanguardia” y breve caracterización de Futurismo, Cubismo,Expresionismo, Dadaísmo y Surrealismo

Las Vanguardias son movimientos artísticos que se desarrollan a principios del siglo XX con la voluntad de unos jóvenes artistas por enfrentarse al concepto de arte como objeto que debe imitar la realidad.
De hecho, el término “vanguardia” es de origen militar y se refiere a aquellos artistas que se encontraban en primera línea de combate contra la tradición, y tras ellos iría avanzando el arte. A través de manifiestos y revistas (auténticos productos artísticos), los vanguardistas exponen su forma particular de romper con la representación de la realidad y con las normas que la rigen. Por lo tanto, podemos afirmar que las Vanguardias son antirrealistas, y afirman que el autor está por encima de todo y es libre de crear arte siguiendo un camino diferente al que le marcaba la tradición. La poesía, por sus cualidades musicales y rítmicas, líricas e incluso tipográficas (su forma de aparecer en el papel) fue el género predilecto de los vanguardistas en la literatura. Como los modernistas, los vanguardistas creían en el arte por el arte: el poema no quería cambiar el mundo para mejorarlo, sino simplemente crear belleza diferente a lo que se había entendido hasta entonces. Es lo que se conoce como “poesía pura” y “deshumanización del arte” (en palabras del filósofo Ortega y Gasset). La primera Vanguardia europea es el Cubismo, iniciado en 1906 por Pablo Picasso. En la pintura, se descompónía la realidad en planos y el artista mostraba las diferentes perspectivas de ver el mundo. En la literatura, el francés Apollinaire popularizó los caligramas para unir lo pictórico y lo poético, por lo que el poema se convertía así en un objeto visual. El Futurismo, iniciado por el italiano Marinetti con su manifiesto de 1909, cantaba la energía, la máquina, el poder del varón y de la guerra y la destrucción agresiva de la tradición (quema de museos, bibliotecas…). Sus integrantes se asociaron posteriormente de forma mayoritaria al movimiento fascista de Mussolini. El Expresionismo, nacido en la Alemania deprimida tras la derrota de la Primera Guerra Mundial, defiende la representación subjetiva del mundo desde la deformación grotesca que la mente del artista, atormentada y desesperanzada, proyecta sobre el mundo. En España, el referente más cercano al Expresionismo es el esperpento valleinclanesco. El Dadaísmo, del rumano Tristan Tzara, nace en tertulias literarias en las que, para reflejar el sinsentido de la guerra, se abogaba por un arte ilógico, absurdo e infantil, utilizando la técnica del collage para construir poemas sin ningún significado. Del Dadaísmo surgíó el Surrealismo, una escisión liderada por el francés André Bretón. El Surrealismo fue la vanguardia más destacada y que más repercutíó en el arte y la literatura posteriores. Construida sobre la teoría del subconsciente de Freud, la filosofía surrealista se basa en defender técnicas como la escritura automática , la ebriedad y el sueño como


los momentos en los que la mente se libera de las ataduras de la conciencia y puede crear con absoluta libertad, frente a las normas que impónía la tradición. Influirá poderosamente, en los años 30, en las creaciones de la Generación del 27.

3. Las Vanguardias hispánicas: Creacionismo y Ultraísmo. /

En el mundo hispanohablante también hubo una minoría de jóvenes escritores dispuestos a unirse a los movimientos de Vanguardia y romper con la tradición. Los dos movimientos hispánicos de Vanguardia son el Creacionismo y el Ultraísmo. /El Creacionismo, iniciado por el chileno Vicente Huidobro, defiende el poder creador del artista y las infinitas posibilidades del verso para construir un mundo autónomo alejado de la realidad (más “Arte por el arte”). Su obra cumbre es Altazor, o El viaje en paracaídas. /El Ultraísmo, por su parte, nace de la mano de la revista Ultra de Guillermo de la Torre y es una síntesis de los diferentes movimientos de vanguardia europeos: canto a la vida moderna, culto a la metáfora, el poema como un juego del lenguaje…

4. Ramón Gómez de la Serna. /

El protagonismo de Ramón Gómez de la Serna en el desarrollo de las Vanguardias en España es innegable. Desde su revista Prometeo difundíó los manifiestos de la Vanguardia europea en fechas muy tempranas. Fue un modelo a seguir por los jóvenes escritores de su tiempo, a los que inspiraba en tertulias literarias en el Café Pombo de Madrid. Su mayor aportación literaria son las greguerías: una nueva forma de percibir la realidad mediante la fórmula de “metáfora + humor”.

5. Conclusiones

Como conclusión, las vanguardias fueron un conjunto de movimientos muy heterogéneo y de procedencia muy diversa que en los años 20 permitíó que en España comenzaran a desarrollar sus obras literarias los futuros autores de la Generación del 27. 

4. Antonio Machado: la convergencia del Modernismo y la Generación del 98 /

En la figura del sevillano Antonio Machado (1875-1936) se condensan los movimientos del Modernismo simbolista y de la Generación del 98. Sus dos obras más relevantes demuestran que el Modernismo y el 98 no son dos corrientes literarias opuestas, sino que hay una clara evolución en los autores modernistas hacia un progresivo posicionamiento ético y comprometido con la España de su tiempo (compromiso republicano que le llevará a morir de camino al exilio en 1939, al final de la Guerra Civil). /En Soledades, galerías y otros poemas (1907), Antonio Machado recopila múltiples poemas de tono mayoritariamente melancólico que, mediante todo un abanico de símbolos, le sirven para tratar los temas universales del ser humano en su propia conciencia: el recuerdo de una infancia añorada, el paso del tiempo, el amor, la muerte y Dios. De hecho, el título alude a las “galerías del alma”, por donde el poeta pasea buscando sus sentimientos y plasmándolos en símbolo (tarde/otoño/noche→ sensación de final de la vida; fuente→ paso del tiempo; parque/jardín→ infancia perdida). La musicalidad del verso, el ritmo y el cromatismo son muy frecuentes en estos poemas. /En Campos de Castilla (1912) se observa la evolución de Machado hacia una poesía anclada a la tierra castellana, concretamente de Soria (asociada al recuerdo de su joven esposa, Leonor, fallecida allí). Aunque el tema del recuerdo no lo abandona, también realiza descripciones del paisaje de Castilla y de Andalucía. A partir de estas descripciones, el autor reflexiona de forma crítica acerca de la situación de España, en la línea renovadora de la Generación del 98. Su estilo tiende más a la sobriedad y a la semejanza con la lengua hablada (sus poemas rebajan el lirismo intimista de Soledades, galerías y otros poemas). 


1. Contexto histórico del Fin de Siglo/


A finales del Siglo XIX se percibe en el ámbito hispánico una sensación generalizada de crisis: en la política, el régimen de la Restauración borbónica adolecía de una corrupción sistemática y de unas carencias democráticas que se traducían en fraudes electorales, en la alternancia en el poder de dos partidos muy debilitados y en periódicos levantamientos militares; en cuanto a la situación socioeconómica, la industrialización en España estaba vinculada a unas áreas concretas en las que había crecido una masa obrera que chocó violentamente con las autoridades burguesas y que llegó a convocar huelgas nacionales y atentados anarquistas, mientras que en el campo la tierra dependía de unos pocos dueños y las masas campesinas continuaban viviendo en condiciones de pseudo-servitud; en el contexto cultural, la mayoría social seguía siendo analfabeta, y el lector mayoritario se correspondía con el burgués acomodado, que intentó promover programas de alfabetización entre obreros y campesinos. En la literatura, a finales del Siglo XIX continúa triunfando el Realismo galdosiano y la representación verosímil y detallista de la realidad burguesa, aunque se va adentrando en los estratos marginales mediante técnicas naturalistas. El agotamiento del estilo realista dará paso a movimientos rupturistas, como será el propio Modernismo.  /Por todos estos motivos suele hablarse de “Crisis del Fin de Siglo”, compartida por otras naciones europeas a raíz de las aportaciones filosóficas de Schopenhauer, Kierkegaard y Nietzsche. Desde posicionamientos diferentes, los tres declararon la guerra a la Razón y proclamaron el individualismo y el pesimismo existencial, traducido en un estado de ánimo decadente llamado “el mal del siglo”. En España, la Crisis del Fin de Siglo tiene su máximo exponente en el Desastre del 98: tras una rápida guerra con los Estados Unidos, España perdíó las últimas colonias del que fuera un vasto Imperio (Cuba, Puerto Rico y Filipinas) y ello supuso que los intelectuales españoles tomaran conciencia de que España había alcanzado una decadencia de la que debía salir. Estos intelectuales, en su mayoría jóvenes y de ideales progresistas, recurrirán a la literatura para ahondar en el tema de España y encontrar los motivos de esta decadencia y formular soluciones dirigidas hacia la regeneración política, moral, cultural y social.

2. Modernismo y poesía modernista /


Originado en Sudamérica de la mano de autores como José Martí y Rubén Darío (Azul, 1888; Cantos de vida y esperanza, 1905), el Modernismo bebíó de la influencia francesa del Parnasianismo (capitaneado por Théophile Gautier, muy preocupado por la belleza y la perfección formales y por el “arte por el arte” desconectado de toda realidad) y del Simbolismo (de los “poetas malditos” Rimbaud, Verlaine y Mallarmé, que parten de símbolos poéticos para ahondar en la realidad no perceptible del alma del poeta). Los escritores españoles adoptaron el Modernismo para rebelarse literariamente frente al Realismo y su ausencia de valor poético y frente a la realidad española de su tiempo (optando precisamente por la evasión de la realidad). Debido a que se aislaron de todo contacto con la sociedad burguesa de su tiempo, se utiliza el término de torremarfilismo para indicar que los modernistas vivían en su torre de marfil dedicados al cultivo del arte. /Por lo que respecta a la temática, el Modernismo huye de la realidad social y política para tratar temas de ambientación mitológica grecolatina, para remontarse a un pasado remoto


(desde la época clásica hasta el Versalles del Siglo XVIII) o a un lugar geográficamente muy distante (Oriente, el Sáhará, el Polo Norte, América…). La tercera vía de evasión es el canto a las drogas como mecanismo para crear “paraísos artificiales”. Otra fijación temática del Modernismo es la belleza: se canta a la mujer hermosa, al objeto artístico que se describe, a animales exóticos… La nostalgia, la religión y la muerte son temas que conectan con el Simbolismo, que se encierra en el interior del escritor para ahondar en sus sentimientos más profundos y comunicarlos mediante imágenes poéticas. /En cualquier caso, la principal aportación del Modernismo fue la absoluta renovación del lenguaje: hay una tendencia a utilizar la palabra por su valor musical (esdrújulas, eufónicas…), abundancia de adjetivación para otorgar cualidades vinculadas muchas veces a la sensualidad (cualidades perceptibles por los sentidos, como el color, el sabor, el tacto…), incorporación de galicismos (por la influencia de la literatura francesa sobre el Modernismo español), se utiliza muy frecuentemente la metáfora embellecedora, el símbolo y sinestesia (confusión de los sentidos)… La métrica del poema suele alejarse de la tradición española para optar por una rima consonante y artificiosa en unos versos (muchas veces alejandrinos, de catorce sílabas) con un ritmo muy marcado y musical. En definitiva, el lenguaje convierte el poema en un producto literario dirigido a las minorías cultas y como un objeto de arte en sí mismo (lo que se conoce como “el arte por el arte”). /Además del ya mencionado Rubén Darío, que arranca con el parnasianismo preciosista en Azul y Prosas profanas pero que después se hunde en la nostalgia y en el compromiso humano en Cantos de vida y esperanza, podemos mencionar a poetas como Juan Ramón Jiménez (Almas de violeta) o Manuel Machado (Alma).

3.La poesía de la Generación del 98 frente al Modernismo /


Algunos miembros de la Generación o Grupo del 98 evolucionaron desde el Modernismo poético y la evasión de la realidad hasta ponerse frente a ella y analizar las causas de la decadencia en que se encontraba la España de principios del Siglo XX. Para ello, optan por la sobriedad y la naturalidad expresivas para reflexionar sin tapujos acerca de la situación histórica española y buscar una solución, siguiendo los ideales regeneracionistas de Joaquín Costa. La educación, la vida en el campo español de su tiempo, la religión, etc. Aparecen muy frecuentemente en la poesía noventayochista. 

5. Conclusiones /


Como conclusión, el Modernismo y la Generación del 98 son dos reacciones diferentes ante una misma realidad, la España decadente de la Restauración borbónica: el primero escapa de ella y la segunda se enfrenta a ella; el primero convierte la literatura en el máximo objetivo artístico, y la segunda utilizará el arte para intentar cambiar el país; el Modernismo renovará el lenguaje y la forma de crear poesía, y la Generación del 98 renovará (o al menos aspirará a hacerlo) la realidad que tanto le desagrada. De hecho, hay que recordar que los grandes escritores de la Generación del 98 (Antonio Machado, Miguel de Unamuno, Ramón del Valle-Inclán…) se iniciaron en el Modernismo.


1. Contexto


A finales del Siglo XIX se percibe en el ámbito hispánico una sensación generalizada de crisis: en la política, el régimen de la Restauración borbónica adolecía de una corrupción sistemática y de unas carencias democráticas que se traducían en fraudes electorales, en la alternancia en el poder de dos partidos muy debilitados y en periódicos levantamientos militares; en cuanto a la situación socioeconómica, la industrialización en España estaba vinculada a unas áreas concretas en las que había crecido una masa obrera que chocó violentamente con las autoridades burguesas y que llegó a convocar huelgas nacionales y atentados anarquistas, mientras que en el campo la tierra dependía de unos pocos dueños y las masas campesinas continuaban viviendo en condiciones de pseudo-servitud; en el contexto cultural, la mayoría social seguía siendo analfabeta, y el lector mayoritario se correspondía con el burgués acomodado, que intentó promover programas de alfabetización entre obreros y campesinos. En la literatura, a finales del Siglo XIX continúa triunfando el Realismo galdosiano y la representación verosímil y detallista de la realidad burguesa, aunque se va adentrando en los estratos marginales mediante técnicas naturalistas. El agotamiento del estilo realista dará paso a movimientos rupturistas, como será el propio Modernismo.  /Por todos estos motivos suele hablarse de “Crisis del Fin de Siglo”, compartida por otras naciones europeas a raíz de las aportaciones filosóficas de Schopenhauer, Kierkegaard y Nietzsche. Desde posicionamientos diferentes, los tres declararon la guerra a la Razón y proclamaron el individualismo y el pesimismo existencial, traducido en un estado de ánimo decadente llamado “el mal del siglo”. En España, la Crisis del Fin de Siglo tiene su máximo exponente en el Desastre del 98: tras una rápida guerra con los Estados Unidos, España perdíó las últimas colonias del que fuera un vasto Imperio (Cuba, Puerto Rico y Filipinas) y ello supuso que los intelectuales españoles tomaran conciencia de que España había alcanzado una decadencia de la que debía salir. Estos intelectuales, en su mayoría jóvenes y de ideales progresistas, recurrirán a la literatura para ahondar en el tema de España y encontrar los motivos de esta decadencia y formular soluciones dirigidas hacia la regeneración política, moral, cultural y social.
2.Carácterísticas temáticas y estilísticas novel /En el ámbito novelesco, los autores del 98 reaccionan contra el modelo de la novela realista decimonónica, alejándose de su desproporcionada extensión, de la ausencia de lirismo y de su argumento complejo. De hecho, la trama de la novela noventayochista, llamada también novela lírica, va perdiendo peso en favor de las ideas, expuestas como reflexión del autor o a través del diálogo y comportamiento de sus personajes. La estructura de estas obras, sensiblemente más breves que las novelas realistas, se abre a nuevas fórmulas más allá del orden lineal (planteamiento-nudo-desenlace), como sucede con el género de las memorias ficticias autobiográficas. Junto a ello, se observa una clara tendencia hacia el personaje individual protagonista, que realizará acciones o, por el contrario, se mostrará incapaz de actuar y sin voluntad. En las obras, se combina la ficción narrativa con fragmentos dialogados de carácter reflexivo y filosófico, a modo de ensayo dentro de la novela. El narrador también va dejando de ser omnisciente y se experimenta con el narrador interno y otros tipos de narrador que supondrán una manipulación del tiempo, que ahora será un tiempo subjetivo. Este afectará al ritmo narrativo, que tiende a volverse más pausado (por la presencia de abundante diálogo). 


En cuanto a sus temas, los autores del 98 buscan en el pasado nacional y en la realidad del país inspiración para sus novelas. Por este motivo, esta novela noventayochista trata el tema de España y su paisaje desde una perspectiva a la vez identificativa y crítica, en un comienzo para criticar el atraso del país y, más adelante, para reivindicar la esencia del ser de España, presente en la vida del campo y su forma de comprender el mundo. En este sentido, la novela también aborda un abanico de cuestiones existenciales (vinculadas a los filósofos alemanes Kierkegaard, Schopenhauer y Nietzsche): la muerte, la voluntad humana y el paso del tiempo./ Finalmente, la estética de la novela del 98 se caracteriza por la sobriedad y la contención (se evitan pasajes descriptivos, y cuando aparecen lo hacen por su valor simbólico), el tono reflexivo, analítico, a veces sentencioso, y la búsqueda de la palabra castiza, a veces arcaica, que ya no es utilizada en las ciudades y que solo pervive en el pueblo, donde los autores del 98 creen que pervive la verdadera esencia de España.

3. Nómina de autores. /


Respecto a los autores de la Generación del 98, el pionero de todos ellos, fundador del movimiento regeneracionista que inspiró el ideario reformista de estos escritores, fue Joaquín Costa (Colectivismo agrario, 1898). En 1901, el llamado “Grupo de los tres” (Pío Baroja, Azorín y Ramiro de Maeztu) firmaron un manifiesto en favor del avance de España para estar a la altura democrática, económica y social del resto de Europa. A estos tres autores se les sumarán otros escritores de grandísima importancia, como Miguel de Unamuno y Ramón María del Valle-Inclán. /Miguel de Unamuno es una de las voces narrativas más destacadas de esta Generación. Crea el género de la “nivola”, una novela breve de fuerte contenido existencial y psicológico en el que juega un papel clave el mundo interior y conflictivo del protagonista. En Niebla, Unamuno debate acerca del libre albedrío y del determinismo del hombre (¿somos libres cuando tomamos decisiones, o está todo decidido de antemano por un ser superior?); en La tía Tula reflexiona sobre la condición de la maternidad en la figura de la tía que da su vida por sus sobrinos; en San Manuel Bueno, mártir, Unamuno trata la lucha entre la necesidad social de la fe y el conocimiento racional del engaño que aquella conlleva. De los muchos ensayos que escribíó, podemos mencionar En torno al casticismo, que aborda el tema de la corrupción política de las provincias.  /Otro autor destacado es Valle-Inclán, que tras una serie de breves novelas preciosistas modernistas (las Sonatas), deformó la realidad hispanoamericana para criticarla a partir de su caricatura esperpéntica (Tirano Banderas). Por último, cabe añadir a Pío Baroja (quien en El árbol de la ciencia plasma en su protagonista el desaliento de un idealista ante la realidad reaccionaria de España), y Azorín, cuya novela La voluntad insiste en la búsqueda del sentido de la existencia del individuo. /4. Conclusiones. /
Para terminar, podemos reiterar la conexión de los autores de la Generación del 98 con la situación de decadencia nacional y con el creciente impulso regeneracionista que asomaba en España. Este último se materializó en una crítica que ocupó la novela, la poesía y el ensayo, y que fue difuminándose a lo largo de los años. Alejándose estética y temáticamente de la novela realista, la narrativa noventayochista se abríó a nuevos caminos de creación novelísticas que se vieron interrumpidos por el estallido de la Guerra Civil (1936).

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