30 Jun
La sociedad de finales del XIX sufre un período de crisis debido a las transformaciones políticas, filosóficas, sociales y científicas. En nuestro país, la crisis y el atraso económico y cultural era evidente (analfabetismo, corrupción, caciquismo, revueltas sociales…) y culmina con la pérdida de las últimas colonias en 1898.
Ante esta situación surge un grupo de escritores e intelectuales que se alejan de las ideas esteticistas de corrientes como el Modernismo para adoptar posturas más reflexivas, buscando la regeneración de España. Es la generación del 98, formada por Azorín, Baroja, Maeztu, Unamuno, Ganivet, Machado y Valle-Inclán. Se considera una generación por coincidencias entre sus miembros: coetáneos, similar formación intelectual, amistad, participación en eventos y publicaciones, ideologías similares y un estilo sobrio y sencillo.
Los noventayochistas reciben influencias de movimientos artísticos y filosóficos del momento: del Modernismo toman su afán de renovación formal, pero buscando un estilo sencillo y antirretórico; del existencialismo , la visión escéptica de la vida como algo absurdo y carente de sentido; Influencia importante es también la de un movimiento intelectual español, el regeneracionismo de Joaquín Costa, que medita objetivamente sobre las causas de la decadencia de España, y promueve reformas para solucionarla.
En cuanto a los temas, reflexionan sobre el sentido de la existencia, lo que les lleva al pesimismo y la angustia: la obsesión por el paso del tiempo , la muerte, el conflicto entre fe y razón…, son motivos recurrentes. Pero el tema fundamental es la regeneración del país, el“problema de España”. En un primer momento propusieron «europeizar España» y, posteriormente, «españolizar Europa». Para la regeneración era necesario descubrir la esencia de España, y la encontraron en el paisaje, la historia y la literatura. Para el paisaje, vieron en Castilla el núcleo de la nacíón española, lo que explica la presencia del paisaje castellano en sus obras. La historia no la encontraron en las grandes gestas, sino la historia íntima de miles de personas, la “intrahistoria”, en la que se manifiesta la esencia del pueblo español. En cuanto a la literatura, la atención se dirige hacia los primitivos medievales (Berceo, Hita, Manrique), clásicos olvidados (Góngora, Gracián) o los que, como Larra, sintieron hondamente a España.
En el estilo, usan un lenguaje sencillo y expresivo que rompe con la retórica de la época, con el fin de transmitir con claridad sus ideas. También recuperan palabras tradicionales y arcaísmos, al tiempo que usan neologismos y extranjerismos. Los géneros más apropiados para el desarrollo de sus ideas fueron la novela y el ensayo.
Los autores de la generación del 98 más representativos son:
Miguel de Unamuno. Sus temas constantes son la visión desolada de España, el sentido de la vida frente a la amenaza de la muerte, y el choque entre razón y fe. Lo vemos en ensayos como Del sentimiento trágico de la vida, con su concepción de la vida como agonía. A él debemos también el concepto de intrahistoria, (en su ensayo En torno al casticismo). Unamuno es un novelista-pensador. Por eso denominó a sus novelas”nivolas». En ellas predomina el diálogo, una forma de conocimiento de uno mismo y de los demás. Novelas importantes son Niebla, innovadora en cuanto a técnicas narrativas, San Manuel Bueno, mártir, sobre la pérdida de la fe de un sacerdote, y La tía Tula.
José Martínez Ruiz, Azorín. Sus obras se centran en el enfrentamiento entre abulia y voluntad, que paraliza la acción, en la contemplación del paisaje castellano, y en la recuperación del pasado histórico y la tradición literaria como valores para la regeneración de España. Azorín busca alejarse del puro Realismo y crear un nuevo lenguaje artístico. En sus novelas, que se acercan a lo ensayístico, el argumento pierde importancia a favor de las pinturas de ambientes o de una galería de personajes sensibles, dolientes, extraños o fracasados. Y en todo ello aflora su desazón existencial (“dolorido sentir”) o su particular visión de España.
Su estilo está lleno de descripciones minuciosas y evocadoras, con un léxico muy rico y preciso. Destacamos aquí La ruta de Don Quijote, Castilla, La voluntad y Las confesiones de un pequeño filósofo.Baroja. Es el gran novelista del grupo y escribe novelas de todo tipo: de acción, de reflexión filosófica, de testimonio histórico, etc. Sus temas son también la falta de sentido de la vida y la situación de España. Por eso sus protagonistas fracasan en sus intentos de mejorar y se vuelven pasivos. De entre su abundante producción destaca
El árbol de la ciencia, que trata el tema de España y temas existenciales. Su prosa es sencilla, con frases breves, precisa y clara, y diálogos espontáneos y vivos. Otras obras importantes son las que forman las trilogías La lucha por la vida, y La tierra vasca.
Ramón María del Valle-Inclán. Su evolución literaria va desde el Modernismo hasta su gran innovación, sobre todo en el teatro: el esperpento. Así, del teatro poético pasa a un escenario rural, primario e irracional (Comedias bárbaras, y Divinas palabras), a las farsas, con rasgos esperpénticos, y culmina en la creación del esperpento. Su obra más importante es Luces de bohemia, declaración del esperpento: es un subgénero grotesco que ofrece una visión crítica y deformadora de la realidad. Para ello utiliza la exageración, el absurdo, la ironía, el humor negro, y la mezcla de registros lingüísticos. Los personajes son descritos como seres grotescos y deshumanizados. Valle también usa el esperpento en la trilogía Martes de carnaval. En narrativa lo encontramos en la trilogía de El ruedo ibérico, y en Tirano Banderas, su mejor novela.
Antonio Machado. Machado comienza a escribir en plena ebullición del Modernismo, en su vertiente simbolista: Soledades, Galerías y otros poemas. Pero en su siguiente obra, Campos de Castilla, Machado centra su atención en el mundo externo a su propio yo: Castilla, centrado en Soria, su paisaje , sus gentes, le sirven para reflexionar sobre el pasado , presente y futuro de España. Aparece una actitud crítica que denuncia el atraso, la pobreza, las injusticias, y critica a la sociedad inmovilista de la época. Es un libro menos intimista, aunque en algunas descripciones se observa la estrecha relación entre el paisaje y su alma.. El otro gran tema de esta obra es la presencia del dolor por la muerte y el recuerdo de su mujer, y por el recuerdo de Castilla. También hay composiciones breves de carácter sentencioso, Proverbios y cantares. Más tarde publica Nuevas canciones, más reflexivo y filosófico, Canciones a Guiomar, y Poesías de guerra. En prosa publicó Juan de Mairena, y Los complementarios. En cuanto al estilo, Machado depura el lenguaje modernista para hacerlo más claro y sobrio a la vez que profundo y emocional. Las frases son breves y sencillas y la adjetivación abundante. Utilizó estrofas tradicionales como el romance, y populares (soleares y coplas) y también el soneto.
En definitiva, la generación del 98 supuso para nuestra literatura, no sólo la renovación formal, sino el compromiso de una serie de intelectuales y escritores con su tiempo y su país, con un afán de mejorar y encontrar respuestas a la crisis generacional que recorría España, inquietudes todas ellas que los convertirían en referentes para generaciones posteriores.
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