La crisis de finales de XIX provoca un periodo de cambio y de renovación general. El rechazo ante los valores y estilos del momento hacen que surjan nuevos movimientos como el Modernismo y la Generación del 98.

El Modernismo es un movimiento de ruptura con la estética vigente que se inicia en torno a 1880 y cuyo desarrollo fundamental llega hasta la I Guerra Mundial. Este movimiento está influido por el Parnasianismo, el Simbolismo y la tradición. La corriente parnasiana aporta libertad en la creación y perfección formal, los autores se evaden a civilizaciones lejanas. El Simbolismo tiene un carácter más idealista y subjetivo, que emplea símbolos y sentimientos. También recoge una gran influencia por parte de escritores como Gustavo Adolfo Bécquer y Rosalía de Castro.

Se trata de un movimiento hispanoamericano cuyo autor más destacado es Rubén Darío, autor de Azul y Prosas Profanas
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Podemos dividirlas en dos períodos: el primero, con rasgos parnasianos y un segundo que comienza en 1896 y continúa hasta la muerte de Rubén Darío mucho más intimista. En España también hay dos etapas modernistas, la primera con un Modernismo enfocado al Parnasianismo donde sobresalta la obra de Manuel Machado Alma.
El segundo periodo comienza con la revista Helios y termina con la muerte de Rubén Darío y con la publicación por parte de Juan Ramón Jiménez de Diario de un poeta recién casado donde se aprecia una tendencia hacia el Simbolismo.

Estas obras presentan temas variados pero comunes en ambas etapas: el desasosiego interior, la exaltación hacia lo irracional, la angustia existencial, la evasión y el exotismo. En cuanto a la poesía durante la etapa parnasiana, desarrollan una gran belleza y sensibilidad mientras que en la etapa simbolista destaca el arte de la sugerencia. Utilizan la aliteración como recurso estilístico (“Bajo el ala leve del leve abanico”) además de la sinestesia, imágenes, y los cultismos. Sus ritmos son marcados, y hay preferencia por el verso alejandrino.

La Generación del 98 está constituida por un grupo de escritores modernistas afectados por una profunda crisis que padece España tras la pérdida de las últimas colonias. Los autores del 98 no cultivan tanto la poesía sino que destacan por sus novelas y siendo el ensayo uno de los géneros por excelencia, tratando temas de España (se mezclan amor y dolor) además de conflictos existenciales y religiosos. El primero de los autores es Azorín, se centra en la belleza castellana y en el paisaje. Conocido así por tres primeras novelas de carácter autobiográfico, Azorín, La voluntad y Confesiones de un pequeño filósofo.
Culmina su percepción del tiempo en Castilla
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Unamuno destaca especialmente por su estilo propio de y el recurrente tratamiento de temas como el tema de España, la muerte o la intrahistoria. De entre sus novelas cabe destacar su nivola Niebla y otras como San Manuel, bueno, mártir.
Respecto al género de la poesía destaca Antonio Machado con Campos de Castilla en la cual habla sobre la muerte, su preocupación por España y el paisaje castellano. En cuanto a Pío Baroja, se caracteriza por su pesimismo e individualismo. De su primera etapa destacamos El árbol de la ciencia

El Novecentismo es un movimiento artístico y literario impulsado por pensadores que valoran la inteligencia, la perfección artística y la disciplina en el trabajo. Las principales carácterísticas de este movimiento son la formación intelectual, la europeización, la métrica perfecta, y se trata de una literatura para minorías en la que se huye del sentimentalismo y por tanto conduce a un arte puro. En el ensayo predominan planteamientos reflexivos y el tono objetivo, siendo su máximo exponente Ortega y Gasset. Este trató muchos temas como España o la estética, estando sus ideas estéticas expuestas en La deshumanización del arte.
También destaca Eugenio D’Ors con Glosario.

En la novela destacan autores como Gabriel Miró con Las cerezas del cementerio y Pérez Ayala. Este último comenzó escribiendo autobiografías noventayochistas como A.M.D.G para luego evolucionar hasta la novela intelectual así como en Tigre Juan.

La poesía representa el fin del Modernismo, aspirando a una perfección fruto de la inteligencia. Destaca Juan Ramón Jiménez, el cual buscaba la belleza esencial, en el que podemos distinguir tres etapas: la etapa sensitiva corresponde con la búsqueda de la belleza Arias tristes, en la intelectual encontramos la búsqueda del conocimiento Diario de un poeta recién casado, y finalmente la suficiente en la que distinguimos la búsqueda de la eternidad con Dios deseado y deseante.

Las vanguardias europeas tuvieron diferentes movimientos (ismos): el Futurismo es el primer movimiento vanguardista, formado por Marinetti, y se caracteriza por el rechazo al pasado y la violencia, destacando Manifiesto técnico de la literatura futurista.
Por otro lado, el expresionismo, vinculado con la pintura, representa la angustia y el miedo. El Cubismo es una manifestación de las artes públicas donde se rompe con la perspectiva y se propone descomponer la realidad, esto gracias a Apollinaire. También encontramos el dadaísmo, encabezado por Tristán Tzara. Por último el Surrealismo, que establecíó una nueva manera de concebir el mundo, proponiendo una liberación total del espíritu destaca André Bretón con su obra Manifiesto surrealista.

Las vanguardias en España se caracterizan por combinar e integrar rasgos de distinto ismos. Se introdujeron a través de las tertulias y las publicaciones literarias de Ramón Gómez de la Serna. Su mayor contribución fueron las greguerías (“Los recuerdos encogen como las camisetas”) en las que pretendía sorprender. Destaca su obra El doctor inverosímil

Luces de Bohemia escrita por Ramón María del Valle Inclán, fue publicada en el año 1920. El principio del Siglo XIX fue marcado por la crisis económica y política que conllevó a la Restauración y dictadura de Primo de Rivera.

Dentro del teatro se observa el condicionamiento social en las obras, ya que el público era principalmente burgués. Destacará un teatro comercial, repetitivo, convencional y crítico. Un teatro donde es común la comedia, el teatro poético y la comedia burguesa benaventina. En contraste con este teatro, aparecerá un teatroreformador e innovador con temas controversiales y criticará la sociedad. En este teatro destaca Federico García Lorca con obras como La casa de Bernarda Alba y Valle Inclán con su innovador teatro esperpéntico, Luces de Bohemia.

Contrapone lo sentimental y lo grotesco para afrontar de otra forma la realidad y desmitificar la sociedad tradicional. Su esperpento es una deformación grotesca de la realidad con una intencionalidad crítica. Para ello se sirve de distintos recursos como la caricaturación, los contrastes en el lenguaje y la igualación despectiva, mediante la animalización y cosificación. Así mismo destaca la ironía y el sarcasmo, mediante el cual se desenmascara la corrupción de la sociedad.

Luces de Bohemia es una obra carácterística por sus críticas a España, a las autoridades y a la literatura. Pero una de sus carácterísticas más importante es el contraste entre los personajes esperpentizados y los humanos. Durante la obra aparecen numerosos personajes degradados y esperpentizados, como Max Estrella y Don Latino. Son degradados mediante la muñequización, transformándolos en fantoches, marionetas usadas para la crítica. También destaca la animalización y cosificación. En contraste, en la obra aparecen dos personajes humanos no esperpentizados, el hombre encarcelado y la madre del niño muerto. Ambos personajes sufren de un dolor humano y son respetados por el autor al no ser deformados, deteniéndose la burla.

En su aparición en la escena VI y XI, especialmente en la XI, es evidente con el contraste con los personajes degradados. Estos personajes humanos expresan su dolor e ideales, pero son incomprendidos por el resto de personajes que se muestran insensibles ante el dolor ajeno, siendo esto una crítica a la hipocresía de la sociedad y ofreciendo una visión desgarrada de España, país considerado por Valle-Inclán como «una deformación grotesca de la civilización europea». El único personaje que consigue comprenderles es Max Estrella, que en ciertos momentos conserva cierta grandeza y dignidad, pero que la pierde degradándose. Siendo esto un claro ejemplo de un personaje esperpéntico.