07 Ene
TEMA 1 LA NARRATIVA ESPAÑOLA EN EL 1o TERCIO DEL S.XX
(LA GENERACIÓN DEL 98: Unamuno, AZORÍN Y BAROJA)
Las innovaciones narrativas de principios de siglo las marcan, entre otros, los novelistas de la
llamada Generación del 98. Su literatura está condicionada por dos factores: las corrientes
de pensamiento irracionalistas de fin de siglo y el llamado “desastre del 98”.
Fue Azorín quien acuñó el nombre de “Generación del 98”, en una serie de artículos en 1913.
Formado inicialmente por el llamado “Grupo de los Tres” (Baroja, Azorín y Maeztu), hoy en día
todavía la crítica no se pone de acuerdo en la clasificación de los autores pertenecientes a esta
Generación
Hechos determinantes en su actitud:
Irracionalismo. Se reacciona contra el Positivismo y el Racionalismo de los siglos XVIII y XIX
(basados en la razón). Vuelven las preguntas sobre el sentido de la existencia, la
inmortalidad, el tiempo, la idea de Dios y los valores morales. Todo se replantea en
el ámbito filosófico.
El desastre del 98. A fines del Siglo XIX España conoce una crisis del sistema político de la
Restauración. A causa de la inestabilidad política, la corrupción, la miseria del pueblo, el atraso
cultural y científico. Se desencadenó una crisis moral, política y social derivada de la derrota
militar en la guerra hispano-estadounidense y la consiguiente pérdida en 1898 de las últimas
colonias españolas: Puerto Rico, Guam, Cuba y las Filipinas.
La Generación del 98 es consecuencia de un nuevo pensamiento que se estaba fraguando y
cuyo propósito era regenerar España y sacarla del abismo en el que se encontraba. Las
principales influencias fueron:
a- Regeneracionismo (Ramiro de Maeztu): Pretendían reformas educativas políticas…
b- Institución Libre de Enseñanza (Fundada por Giner de los Ríos): Defendían nuevos
métodos de educación, aconfesional y abiertos a Europa.
c- Ángel Ganivet: Fue el precursor del 98. Muestra la nostalgia del pasado y manifiesta la
necesidad de volver a la tradición.
d- Reconocen a Larra (Artículos) como precursor regeneracionista por su actitud crítica.
Ideológicamente van evolucionando. En su juventud estos escritores expresaron el
descontento con actitudes rebeldes y radicales como el marxismo o el anarquismo, pero las
abandonarán desengañados (Azorín, Baroja y Ramiro de Maeztu publican en 1901 un
Manifiesto en el que denuncian la situación del país).
Los noventayochistas reflejan el sentir de la época de forma muy crítica en sus escritos.
Persistirá en ellos la preocupación por el país, aunque la actitud será más contemplativa y
filosófica. Es esta fase de sus escritos será la más productiva literariamente. Presenta las
siguientes carácterísticas:
I-TEMAS
El tema de España. Lanzan mensajes comprometidos y regeneracionistas al preocuparse por la
decadencia y el atraso del país y sienten la necesidad de combatir estas lacras con propuestas
sobre educación, economía, progreso, democratización y europeización, pero al mismo
tiempo buscando la esencia de lo español, como hizo Unamuno. De ahí su interés por el
paisaje, las palabras terruñeras, la literatura de los cásicos españoles y la mirada hacia Castilla
como un símbolo de la esencia de los españoles (pasado glorioso). Un ejemplo de lo anterior
es el concepto de “intrahistoria” de Unamuno, (la vida de miles de hombres anónimos es la
que construye el país frente al concepto oficialista de la historia de los grandes personajes).
Preocupaciones filosóficas. Reflexionan sobre el sentido de la existencia humana o el destino
del hombre, la “crisis de la razón” (Unamuno, Baroja…). Son asuntos que cada escritor aborda
con un estilo propio.
II- INNOVACIONES FORMALES. CarácterÍSTICAS.
o Los autores de esta Generación del 98 cultivan sobre todo la novela y el ensayo
(también artículos, pero poca poesía).
o El subjetivismo desvela el sentir personal del escritor sobre todo a la hora de mirar el paisaje.
o Buscan la renovación de la literatura. Proclaman la necesidad de volver a la sencillez, a
la frase viva y expresiva. En el lenguaje buscan la concisión, la claridad y la naturalidad,
predominando el fondo sobre la forma. Rechazan la Literatura ROMántica grandilocuente del
XIX centrándose en lo esencial.
III- INNOVACIÓN EN LOS GÉNEROS
Renuevan el ensayo y la novela, pero en especial, la novela. En 1902 se publicaron cuatro
obras significativas: “La voluntad” de Azorín, “Camino de perfección” de Pío Baroja, “Amor y
pedagogía” de Unamuno y “Sonata de otoño” de Valle-Inclán. Se aprecian ya rasgos
innovadores en la novela como los siguientes:
Mayor importancia de las ideas (la historia y el argumento quedan relegadas).
La novela se centra en el mundo interior del protagonista. La acción se diluye a
favor del retrato interior del personaje.
La narración suele fragmentarse en estampas, producto de las percepciones del
protagonista. La fragmentación, la elipsis, los saltos temporales, contribuyen a la
indeterminación de los hechos narrados.
Importancia del diálogo (el narrador ya no está tan presente), los personajes
mantienen una dialéctica que sirve como batalla de ideas.
IV. AUTORES. Unamuno, BAROJA Y AZORÍN.
Miguel DE Unamuno (1864 -1936) Cultivó todos los géneros literarios, y con
mayor intensidad el ensayo y la novela. Fue rector de la Universidad de Salamanca, su
ideología política fluctuó a lo largo de los años. Los enfrentamientos continuos con el poder le
acarrearon muchos problemas, llegando incluso al destierro. Murió confinado en su domicilio
como consecuencia de sus discrepancias políticas con el régimen de Franco, sus célebres
palabras en la Universidad de Salamanca “venceréis, pero no convenceréis” evidencian su
carácter y pensamiento. A nivel personal estuvo marcado por una honda crisis religiosa que determinó gran parte de su obra:
La lucha constante entre fe y razón, entre el ansia de inmortalidad y la idea de finitud tras la muerte.
Carácterísticas de su obra:
o Existencialismo.
La crítica no aceptó bien la estructura de sus primeras novelas, a las que
rebautizó como “nivolas” (no habla de “novela”). Defiende la novela como cauce para
plantear problemas existenciales, los personajes encarnan las angustias y obsesiones del
propio autor, de ahí que ni el argumento ni los caracteres de los personajes importen. La
acción se reduce al mínimo, cobrando una importancia fundamental el diálogo y el
monólogo, que utiliza para tratar de resolver contradicciones y reflexionar sobre los
asuntos que le preocupan, la existencia de Dios, el ansia de inmortalidad . Entre ellas,
destacamos las siguientes: “Niebla” o “Amor y pedagogía”, (que mezcla lo trágico y
lo cómico para demostrar que la ciencia no puede salvar al hombre de
sus angustias); “La tía Tula”, donde la protagonista presenta un anhelo obsesivo de
maternidad, tema ya esbozado en otros relatos de Unamuno); y “San Manuel
Bueno, mártir”, (la historia de don Manuel, cura de aldea, que se debate entre propagar
la mentira consoladora , la fe o la verdad amarga, la soledad del hombre). *el
argumento podéis suprimirlo.
o El problema de España
Crea el concepto de «intrahistoria». Es la vida de miles de hombres anónimos la que construye
el país frente al concepto oficialista de la historia de los grandes personajes.
Propuso que la solución de los males que aquejaban a España era su «europeización”, muestra
cómo la ciencia y la tecnología han sido extrañas a la realidad española, hasta el punto de
convertirse en la idiosincrasia española, unas veces rechazado por humillante y otras veces
asumido con orgullo. Después, Unamuno comienza a desconfiar del progreso científico cuando
percibe que éste no va acompañado de un progreso espiritual. Para él, el triunfo del
materialismo y del progresismo sólo sirven para desplazar al
hombre de la vida.
Hay que destacar que fue uno de los grandes ensayistas de la literatura española con obras
como: “Del sentimiento trágico de la vida” o “La agonía del cristianismo”.
JOSÉ MARTÍNEZ RUIZ, “AZORÍN” (1873-1967) Sus novelas son un híbrido entre la novela y
el ensayo. Estilo elegante, elaborado, pero sencillo. Es un maestro de las descripciones, el
uso de la frase corta, la sintaxis simple y un léxico castizo. Destacan sus obras “Castilla “y “ La
ruta de Don Quijote”. Las novelas se pueden dividir en dos tipos:
a- Predominio de los elementos autobiográficos y de impresiones suscitadas por el paisaje. El
protagonista de estas es Antonio Azorín (del cual tomará su seudónimo), un personaje de
ficción que en realidad representa la conciencia del escritor. Obras como La voluntad
(1902), Antonio Azorín (1903) y Las confesiones de un pequeño filósofo (1904).
b- Reflejo de sus propias inquietudes (la obsesión por el tiempo, el destino…) a través de
personajes míticos de nuestra literatura: “Doña Inés” (1925) y “Don Juan”. (1926).
PÍO BAROJA (1872-1956) cultiva de forma casi exclusiva la narrativa (novela
y cuento). Defiende una novela abierta y “sobre la marcha”: «La novela en general
es como la corriente de la historia: no tiene principio ni fin; empieza y acaba donde se
quiera» (mencionar esta cita). Así, Baroja compone sus relatos a través de una serie
de episodios dispersos, unidos muchas veces por la presencia de un personaje central.
La mayor parte de los personajes barojianos son seres inadaptados, que se oponen al
ambiente y a la sociedad en la que viven, aunque impotentes, incapaces de demostrar
energía suficiente para llevar lejos su lucha, acaban frustrados, vencidos y destruidos, en
ocasiones físicamente, en muchas otras moralmente, y, en consecuencia, condenados a
someterse al sistema que han rechazado.
El escepticismo barojiano, su idea de un mundo que carece de sentido, su
falta de fe en el ser humano le llevan a rechazar cualquier posible solución
vital, ya sea religiosa, política o filosófica y , por otro lado, le conducen a un marcado
individualismo pesimista. Baroja fue un “enfermo de la literatura” y de ahí su
extensísima producción de novelas que agrupó en nueve trilogías y una tetralogía.
Entre ellas destacamos las siguientes:
Tierra vasca, agrupa La casa de Aitzgorri (1900), El mayorazgo de Labraz (1903) y
Zalacaín el aventurero (1909)*importante.
La lucha por la vida integra La busca (1904)*importante, Mala hierba
(1904)y Aurora Roja (1904).
La raza está formada por El árbol de la ciencia (1911)*importante, La dama
errante (1908) y La ciudad de la niebla (1909).
Otro autor del que se podría hablar, *aunque no hay unanimidad en considerarlo integrante
de la Generación del 98 por su singularidad y personal estilo es don Ramón María del Valle-
Inclán, uno de los mejores representantes de nuestra literatura por su aportación a la
innovación literaria: el esperpento, técnica con la que se deforma realidad buscando la
finalidad crítica. El esperpento significó una revolución estética, una nueva manera de mirar el
mundo. Valle-Inclán deforma sistemáticamente la realidad, (ve la realidad como si estuviera
reflejada en un espejo cóncavo); de esta forma, el resultado no será el real sino que será uno
deformado, grotesco, tragicómico, recargando sus rasgos grotescos y absurdos, con el objetivo
de lanzar una crítica sobre el mundo y la sociedad. Obra narrativa:
Las Sonatas (1902-1905), (son cuatro: Sonata de primavera, Sonata de otoño, Sonata de estío y
Sonata de invierno) pertenecen a su etapa modernista. Se caracterizan por la belleza de su
prosa, riqueza sensorial y rítmica, también decadentismo. La técnica del esperpento aparece
después en algunas de sus novelas como Tirano Banderas (1920), un alegato contra todo
poder dictatorial o El Ruedo ibérico (1927-1932), donde recrea la historia española del siglo
XIX.
En este periodo podríamos mencionar también a Juan Ramón Jiménez con “Platero y yo”, obra
considerada “prosa poética” de rasgos modernistas.
Con esta extensa revisión hemos analizado una de las más brillantes etapas literarias del
panorama español junto con las del Siglo de Oro y la Generación del 27.
Deja un comentario