12 Ene
La Obra Poética de Ángel González
La poesía inicial de Ángel González, situada en ambientes urbanos y rurales, evoca sucesos y lugares particulares, presentados en un lenguaje directo. La transformación de sucesos y referentes comunes, el uso del juego de perspectivas y de comentarios irónicos permiten al poeta generar actitudes complejas y ambiguas por medio de recursos corrientes que nos invitan a ver la realidad. Aunque González trata principalmente temas no sociales, ofreció cuadros críticos de la vida y de la sociedad española moderna. Sus poemas de tendencia social emplean la ironía, el juego de tonos y la alusión para forjar experiencias mucho más abiertas a la participación del lector que la poesía social típica de principios de los 50. Los poemas ilustran la entrada de la poesía social en la corriente más amplia de una poesía en la que la experiencia particular y el lenguaje común presentan una experiencia compleja.
El cambio de actitud en poesía, ejemplificado por los Novísimos, marcó la poesía de González en la década de los sesenta. En esta época hay una pérdida de esperanza en los efectos prácticos de la escritura, un deseo consciente de dejar atrás la persona poética de sus libros anteriores y un énfasis en las técnicas y en los poemas que surgen a base de problemas estructurales y no de experiencia personal. En ocasiones, hace una sátira del esteticismo de los Novísimos. En el prólogo a la antología Poemas, señala que existen tres etapas cronológicas en su producción literaria:
Primera Etapa (1956-1967)
Desde Áspero mundo hasta Tratado de urbanismo. Esta etapa está presidida por el deseo de reflejar la realidad histórica en que vivía y de transformar el mundo a través de la palabra. Esta intención se reviste de un sentimiento de decepción ante la situación histórica de España y ante su propia historia personal. El paso del tiempo, entre un pasado ya perdido y un presente estéril y grotesco, genera en el yo poético una sensación de fracaso y, sobre todo, de soledad y de aburrimiento que está presente en todo el libro. Los temas de sus cinco primeros libros son el tiempo, el amor, el desengaño, el absurdo de la vida. La poesía de esta época nace de una distorsión, de un desajuste entre lo que se desea y lo que se tiene, entre lo que se es y lo que se quiere ser, un desajuste que se hará más evidente todavía en la segunda etapa.
Segunda Etapa (1971 – Muestra…)
A partir de 1971, con el libro Breves acotaciones para una biografía, el propio autor reconoce que se inicia una segunda etapa que llega hasta la publicación de Muestra…, en la que hay un cambio de orientación. Los libros ilustran una crisis de fe del poeta, un desánimo en la eficacia de la palabra poética como herramienta capaz de transformar el mundo. Este punto de inflexión le llevó a la «metapoesía», a los poemas cuyo asunto es la poesía misma. El uso de la ironía como recurso expresivo tiene un doble fin: evitar la censura del régimen franquista y degradar los contenidos sobre los que se proyecta. En Ángel González la ironía es forma y fondo: desdramatiza los asuntos graves y pone distancia entre lo aludido y el yo poético; además, obliga al lector a descodificar la apariencia de lo que se dice y lo vacuna contra el aburrimiento. En esta época la dimensión crítica sigue estando muy presente y con la ironía es incluso más efectiva que antes.
Tercera Etapa (Prosemas o menos – Nada grave)
La tercera etapa iría desde Prosemas o menos hasta el último libro, Nada grave. La ironía cede el paso a la meditación elegíaca sobre el tiempo. Su poesía es testimonio del momento histórico que le ha tocado vivir, y los nuevos libros siguen esa línea: el poder destructor del tiempo, la vejez, el diálogo con la historia, su relación con la memoria. En muchos poemas de Otoño y otras luces el diálogo con el tiempo se expresa a través de fuerzas activas o positivas (la fe en la poesía, en la vida, en la solidaridad, el amor, en el compromiso) y otras reactivas y no siempre negativas (la nostalgia, la derrota, la vejez, la soledad, el abandono). En definitiva, se trata de una poesía existencial, sustantiva y vital, de testimonio, que da fe de una vida, de un tiempo y de un lugar concretos. Algunos la llamaron poesía de la experiencia, poesía del conocimiento. Esta vía del conocimiento a partir de la experiencia de lo cotidiano será una idea que retomen los poetas de los 80 y 90.
La Poesía Social de los Años 50
Bajo la influencia de los autores de Espadaña, se va desarrollando una poesía preocupada por la realidad social, por los problemas humanos, por la injusticia y por la miseria. Se trata de una poesía rehumanizada que sirve como instrumento de denuncia y compromiso social. El lenguaje se hace sencillo para poder ser entendido por todos, los temas se acercan a las preocupaciones de la gente de la calle y los autores intentan que lo más importante de sus poemas sea el mensaje que pretenden transmitir, es decir, el contenido, por encima de la forma poética. Emplean con frecuencia el verso libre y el versículo. Algunos de los autores de esta poesía social creen que debe ser un instrumento para transformar el mundo, algo útil y cercano (aquí se incluye Ángel González).
Los Años 50: Poesía Realista y Social
La poesía de los años 50 es definida como realista, aunque con matices distintos según los poetas de que se trate. La llamada poesía social cubrió una etapa de la que nos han quedado libros tan importantes como Alegría (1947) y Quinta del 42 (1952) de José Hierro, Ángel fieramente humano (1950), Redoble de conciencia (1951) y Pido la paz y la palabra (1955) de Blas de Otero, y los Cantos iberos (1955) de Gabriel Celaya. Estos poemas, partiendo de la «poesía desarraigada», superan esa anterior etapa de angustia existencial con el objetivo de situar los problemas humanos en un marco social.
El poeta se hace «solidario» de los demás hombres y antepone a las metas estéticas los objetivos más inmediatos. Los poetas sociales piensan que la poesía es un instrumento, entre otros, para cambiar el mundo. En el momento en el que el debate acerca de la poesía aborda cuestiones como la falta de libertades en la época de Franco, surge, pues, el compromiso cívico como un componente ineludible para estos escritores, para los que resulta clara la necesidad de «humanizarse o perecer». En cuanto a la temática, se debe señalar la gran proporción que alcanza el tema de España, como un enfoque más político que en el 98. Se tratan también temas más concretos que resultan paralelos a los desarrollados en la novela y el teatro de la época: la injusticia social, la alienación, el mundo del trabajo, el deseo de libertad y de un mundo mejor.
En lo relativo al estilo, estos poemas se dirigen «a la mayoría» y expresan su voluntad de llegar al pueblo, para lo cual se sirven de un lenguaje claro, intencionadamente prosaico muchas veces, y del empleo sistemático del tono coloquial. No todos los poetas de estos años responden a estas características. Todos parten de la noción de poesía como comunicación, que habían tomado del poeta del 27 Vicente Aleixandre, pero pronto se podrá distinguir entre los poetas propiamente «sociales» (Nora, Otero, Celaya) y los «líricos» (Valverde, García Baena, Ricardo Molina, Hierro).
La Pluralidad Lingüística de España: Situación Actual de las Lenguas de España
El artículo 3 de la Constitución española reconoce la realidad plurilingüe y pluricultural de España. El castellano es la lengua oficial de todo el Estado, y son cooficiales en sus respectivas comunidades autónomas el gallego, el vasco, y el catalán (denominado valenciano en la Comunidad Valenciana). Además, Asturias reconoce y protege el bable, el estatuto de Aragón garantiza la protección de las hablas aragonesas y el de Cataluña, del aranés.
El Castellano
El dialecto romance del condado de Castilla
En el siglo IX el condado de Castilla era un pequeño lugar en la frontera oriental del reino de León (entre Cantabria y el norte de Burgos). Políticamente dependía de los monarcas asturleoneses, pero consiguió cierta autonomía desde el siglo X (conde Fernán González). Originalmente en ese territorio se hablaba un dialecto romance con poca base latina, ajeno a la corte visigoda, influido por el vasco, de fuerte personalidad y carácter innovador. A los primitivos pobladores se fueron añadiendo gentes de otras procedencias (cántabros, vascos, riojanos, aragoneses, leoneses, mozárabes) que contribuyeron a que el habla de la zona fuese el resultado de una nivelación lingüística de las diversas tendencias. Los primeros textos en castellano aparecen en unos manuscritos latinos del siglo IX, las llamadas Glosas Silenses (monasterio de Silos, Burgos) y Emilianenses (monasterio de San Millán de la Cogolla, La Rioja).
El romance del reino castellano
Castilla se convierte en reino independiente en 1035 con Fernando I, quien posteriormente uniría León a sus dominios. Sus descendientes prosiguen la conquista en forma de abanico invertido hasta culminar con la toma de Granada en 1492. Según se van ampliando las fronteras, al reino de Castilla se incorporan súbditos de distintas procedencias que contribuirán a la formación de la lengua. Entre los siglos XI y XIII se incorporan numerosos galicismos (hostal, doncella, linaje). Desde el siglo XII el castellano tiene cultivo literario y a través de estas primeras obras se puede apreciar una fragmentación dialectal (Cantar de Mío Cid, Representación de los Reyes Magos).
Siglo XIII
Fernando III declara el castellano lengua oficial y esta empieza a sustituir al latín en los documentos jurídicos del reino. En la segunda mitad del siglo, Alfonso X impulsa la prosa castellana con su producción de libros históricos, jurídicos y científicos; se esfuerza por conseguir una norma modélica basada en el uso de la corte de Toledo y se producen los primeros intentos de fijar la ortografía. Otro autor destacado es Berceo.
Siglos XIV-XV
El castellano se enriquece con latinismos, galicismos e italianismos. En el XIV destacan el Arcipreste de Hita y Don Juan Manuel, en el XV Juan de Mena, el Marqués de Santillana, Jorge Manrique y Fernando de Rojas.
El castellano o español, lengua común del reino de España
Cuando a finales del XV Isabel y Fernando contraen matrimonio, se consigue la unidad de los reinos y regiones. Posteriormente los conquistadores difundirán el español por extensos territorios de América, África y Asia. El español adquiere gran prestigio internacional y empieza a ser objeto de reflexión y estudio; se dan normas para su uso correcto y se crean materiales para su enseñanza a extranjeros.
Siglos XVI y XVII
El español va adquiriendo su perfil fonético moderno; el vocabulario se enriquece con numerosos extranjerismos, entre los que destacan los procedentes de las lenguas indígenas americanas: chocolate, maíz, tiburón, tabaco, canoa, etc. En el XVI el ideal lingüístico es el habla culta y cortesana de Toledo; destacan Garcilaso de la Vega, Fernando de Herrera, Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, el anónimo autor del Lazarillo y Miguel de Cervantes. En el XVII se impondrá en la corte de Valladolid y después en la de Madrid, el modelo de dialecto de Castilla la Vieja; en esos momentos el español es esencialmente como el actual. Destacan Quevedo, Lope de Vega, Calderón.
Siglo XVIII
Fundación en 1714 de la Real Academia Española, que publicará durante este siglo el Diccionario de Autoridades, la Ortografía y su Gramática. Numerosísimos galicismos. Destacan el Padre Feijoo, Jovellanos, Cadalso y Moratín.
Siglo XIX
El léxico se enriquece con voces del lenguaje político internacional, neologismos, tecnicismos y anglicismos. El duque de Rivas, Zorrilla, Larra, Espronceda, Bécquer, Pardo Bazán, Clarín y Galdós.
Siglo XX
La RAE fija las normas ortográficas, que son aceptadas en todos los países de habla española. Mayor nivelación en el uso por la acción de radio y televisión. Fuerte presencia de anglicismos. Cultivo literario muy importante, tanto en España como en Hispanoamérica.
El Catalán
El dominio lingüístico catalán comprende los siguientes territorios: las cuatro provincias de Cataluña, la comarca francesa del Rosellón, el principado de Andorra, la franja oriental de Aragón y la ciudad de Alguer en Cerdeña. Se calcula que lo hablan unos siete millones de personas. Dialectalmente, se distingue entre el catalán oriental y el occidental. Valencia y las Baleares pertenecen originariamente al dominio lingüístico catalán. Pero se trata de un catalán muy particular, hasta el punto de que los valencianos consideran que se trata de una lengua diferente.
El Gallego
Se extiende por las cuatro provincias gallegas y además comprende la franja occidental de Asturias (entre Navia y el Eo, para otros zona de gallego-asturiano), la región leonesa del Bierzo y las tierras del norte de Zamora, en la comarca de Sanabria. Actualmente hablan gallego unos tres millones y medio de personas, más un millón de emigrantes que aún lo conservan. Estos hablantes son en su inmensa mayoría bilingües, utilizando frecuentemente el castellano para la comunicación formal y oficial.
Euskera o Vasco
Única lengua prerromana conservada en nuestro país y única no indoeuropea del occidente de Europa. Quizá sea una lengua híbrida, resultado de la superposición de dos familias preindoeuropeas. Su extensión era más amplia que la actual, como lo demuestran los estudios toponímicos. Aun sin poseer apenas literatura (sólo a partir del siglo XVI se tiene constancia escrita del euskera), se ha mantenido oralmente inalterable, gracias a su particular estructura morfosintáctica. Como consecuencia de su intenso y prolongado contacto con las lenguas románicas, recibió de estas numerosas aportaciones léxicas. El euskera es hablado en la parte central y oriental de Vizcaya, en toda Guipúzcoa, parte de Álava y el noroeste de Navarra. También se habla en la mitad del departamento francés de los Bajos Pirineos (Euskadi norte).
Los Dialectos Históricos: El Asturiano y el Aragonés
Por razones sociohistóricas, la extensión y el prestigio del castellano redujeron las posibilidades de expansión y desarrollo del asturleonés y el aragonés, dos dialectos derivados del latín vulgar. Actualmente, los dialectos históricos constituyen un conjunto de hablas que se utilizan en territorios donde la lengua general es el castellano. Las fronteras, imprecisas en algunas zonas, del asturleonés con el gallego y del aragonés con el catalán determinan una gran influencia de estas lenguas en todos los niveles lingüísticos.
El Asturiano o Bable
Resultado de la evolución del latín en el territorio del reino asturleonés. Fue una modalidad lingüística prestigiosa mientras León llevaba la iniciativa de la reconquista, pero cuando fue derrotado por Castilla, quedó en situación de hablas dispersas y poco a poco se fue imponiendo el castellano. El antiguo asturleonés (se extendía por León, Zamora, Salamanca, norte de Cáceres, occidente de Santander) ha quedado reducido geográficamente a lo que es el Principado de Asturias y a las zonas colindantes de Castilla y León. Presenta tres variedades: bable occidental, central y oriental. El Estatuto de Autonomía de Asturias reconoce el bable como la lengua específica de Asturias y se propone protegerlo y potenciarlo, elevándolo al rango de comunicación oficial y formal. Este objetivo está aún lejos de conseguirse. Hay una enseñanza del asturiano, de carácter optativo, en algunos centros de enseñanza primaria y de bachillerato y existe una Academia de la Llingua Asturiana que ha realizado una normalización fonética, ortográfica y gramatical, pero la situación es muy distinta a la catalana, por ejemplo. En la práctica la situación lingüística de Asturias es más de diglosia que de bilingüismo.
El Aragonés
Hablado en algunos enclaves del Pirineo oscense (Ansó, Hecho, Lanuza, Biescas, Sobrarbe y Ribagorza). Se han hecho intentos de difundir un aragonés unificado, la fabla.
La Lengua y sus Variedades Internas
Por poco que nos fijemos podemos percibir diferencias en todos los niveles de la lengua entre los miembros de una comunidad lingüística. Por ejemplo, no habla igual un argentino que un mexicano, un madrileño que un andaluz, aunque todos utilicen la misma lengua, el español.
Se trata respectivamente de las variedades diatópicas, diastráticas y diafásicas.
Diversidad Espacial o Geográfica: Dialectos
Dialecto es un término lingüístico en el que frecuentemente se introducen, como ocurre con el de lengua, cuestiones históricas, sociales y políticas. Consideraremos dialecto a la variedad de un idioma que es propia de una determinada región.
Así podemos hablar de cántabro o montañés, castellano-leonés, riojano, aragonés, murciano, castellano-manchego, extremeño, andaluz, canario y también del español de Cataluña, Baleares, parte del País Valenciano, Galicia, Asturias, parte del País Vasco y de Navarra. Desde un punto de vista histórico o diacrónico, el término dialecto agrupa a las lenguas que proceden de un tronco común. Así las lenguas romances (rumano, italiano, francés, provenzal, catalán, español, gallego, portugués, etc.) son dialectos del latín. Y el latín, a su vez, es un dialecto del indoeuropeo.
Diversidad Sociocultural: Niveles en el Uso Lingüístico
Existen diferencias de carácter lingüístico claramente perceptibles entre los distintos estratos de la sociedad. Estas variedades, además de variedades diastráticas, se denominan dialectos verticales, niveles de la lengua o sociolectos. Los estudiosos suelen reducir la variedad social de la lengua a dos grupos: nivel culto y nivel vulgar (código elaborado/código restringido). Son las modalidades situadas en los extremos de la escala, por ello las divergencias entre ellas son muy acusadas. El nivel culto se encuentra próximo a la lengua literaria y funciona como modelo de corrección, como ideal de lengua. Cuando hablamos de nivel vulgar usamos este término sin un sentido peyorativo: es la variedad usada por las capas peor escolarizadas de nuestra sociedad, lo que coincide normalmente con las más pobres.
Diversidad de Situaciones en el Acto de Comunicación
La comunicación se lleva a cabo en situaciones sociales muy diversas. Un factor clave en este aspecto es el grado de confianza: no se habla igual en el círculo de amigos que en presencia de extraños o superiores. Si nos dirigimos a un amigo que nos molesta le diremos: No me fastidies, ten cuidado, hombre; en cambio si nos dirigimos a un extraño en idéntica situación diremos: Por favor, señor me está usted molestando. Estas variedades se les denomina variedades diafásicas, estilos o registros idiomáticos. Son muchas las situaciones que condicionan el uso de la lengua: la vida familiar, las relaciones con amigos y superiores, las ocasiones formales y solemnes, etc. Cada una de ellas requiere un estilo propio: lenguaje familiar, lenguaje coloquial, lenguaje cuidado, lenguaje respetuoso, etc. Los hablantes pasan constantemente, casi sin darse cuenta, de un registro a otro. Por razones prácticas y para ver las diferencias con claridad, es conveniente reducir las múltiples posibilidades a dos registros: la conversación coloquial de la vida cotidiana y la dicción cuidada propia de las ocasiones solemnes. La capacidad para cambiar de un registro a otro depende del grado del dominio de la lengua.
Ejemplos de Análisis Morfológico
habitaciones: sustantivo común, femenino, plural. Palabra derivada del verbo habitar formada por:
- habit-: lexema o raíz, aporta el significado e indica la familia léxica a la que pertenece.
- -ación: morfema derivativo sufijo que aporta al lexema el significado de acción y cambia la categoría de verbo a sustantivo.
- -e-: morfema flexivo de género femenino (por el artículo).
- -s: morfema flexivo de número plural.
estaban: verbo estar, tercera persona del plural del pretérito imperfecto de indicativo.
- est-: lexema que indica la familia léxica.
- -a-: vocal temática que indica la conjugación.
- -ba-: morfema que indica tiempo, modo y aspecto.
- -n: morfema flexivo que indica persona y número.
desde: preposición. Morfema independiente.
que: pronombre relativo.
harta: adjetivo calificativo, femenino, singular, derivado del verbo hartar, formado por:
- hart-: lexema o raíz.
- -a: morfema flexivo de género femenino.
sigue pareciendo: perífrasis verbal compuesta por un verbo en presente de indicativo, tercera persona del singular, y un gerundio.
más: adverbio de cantidad.
mi: determinante posesivo, sin género y singular. Morfema independiente que acompaña al sustantivo.
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