09 Sep

Tanto el poema, como su autor, son una clara representación de la poesía renacentista español, enmarcada en la temática religiosa, pero haciéndose eco del Humanismo del  momento. Nos situamos en el Siglo XVI y, en concreto, hacia la mitad del mismo, después de que el poeta hubiera salido de la cárcel en la que le habían tenido durante cinco años, por atreverse a rescribir un texto bíblico con el fin de que llegara  a un público más amplio y  menos docto la palabra de Dios. Estas actitudes sociales son la consecuencia de la política  de aislamiento practicada por Felipe II y la Contrarreforma, haciendo de la literatura religiosa  una baza para cortar el  avance del   protestantismo centroeuropeo.

Fray Luis de León no solo escribe en verso, sino que fueron igualmente conocidas y “revisadas” sus obras en prosa “De los nombres de Cristo”  o “La perfecta  casada”. Sin embargo, es en el verso donde muestra su expresión de los sentimientos más íntimos, mezclados con su visión de la realidad exterior.

CONTENIDO :Dos rasgos de su personalidad encontramos en su poesía, también en la que vamos a comentar: la humildad y el sentido de la pobreza, que contrastan con el  desorden de la corte y el mundo artificioso en que se ve el hombre que no sabe escaparse de él y encontrar en la Naturaleza su reposo y felicidad. Como escritor renacentista revisa las corrientes literarias en voga y se siente próximo al Estoicismo que busca el equilibrio en el orden natural   -como lo muestra su búsqueda del horaciano “BeatusIlle-,exaltando la vida natural, frente a la artificial y agitada. También próximo al Neoplatonismo, exalta la belleza de la naturaleza en la Tierra, la idealiza para mostrar lo mejor de ella:”Locus amoenus”. El contenido se organiza atendiendo a distintos aspectos vitales del poeta: en la primera lira alaba la vida descansada; entre la segunda y la cuarta expresa que es lo que no le preocupa: riqueza, lenguas lisonjeras, habladurías ajenas; la quinta es una exaltación de la Naturaleza, integrándola como un tema más de la composición; de la sexta a la duodécima muestra sus deseos: días  tranquilos, sueños reposados, despertares con las aves, vivir  consigo  mismo, un huerto, una fontana, el aire; también enseña sus rechazos: a los tesoros  y las tormentas del mar; por último, nos enseña en qué consiste su humildad: una mesa sencilla, llena de paz, sombra de los árboles y la música.
Cinco partes para una composición de 85 versos. 
Los  placeres terrenales que se ven en el lujo de los adornos, de los  navíos que llegan de América,  en las mesas repletas de comidas, en las bocas que hablan sin saber de lo que hablan; todos ellos serán rechazados por un sentimiento más apegado a lo que dice la Naturaleza, la Tierra, a la que si trabajas y cuidas, te da su recompensa. Vemos dos mundos enfrentados y la decisión inamovible de Fray Luis que sabe encontrar su camino. A medio camino entre la forma y el contenido, y teniendo en cuenta que ante una obra de arte, como es cualquier texto literario, podemos comentar, también de qué manera tan interesante mantiene la coherencia y la cohesión en el conjunto de las diecisiete liras. La coherencia  nos proporciona el sentido global del texto, y éste lo apreciamos en la continua referencia a la sencillez y serenidad que aporta la Naturaleza y el trabajo y la vida en el campo junto a la humildad del propio poeta. Aunque no se repiten expresiones, el hilo conductor está claro. Por otra parte, conocer el estilo y la selección de temas del autor ayuda a reafirmarnos en la comprensión del poema. La cohesión está  expresada en la reiteración léxica: cura, monte, oro – dorado (muy limitada pues la riqueza léxica es admirable en  cualquier obra de este poeta); también con palabras  que comparten el mismo campo semántico de la Naturaleza: montes, río, fuente, ave, primavera, flor, sombra, haya; o sinónimos: fuente – fontana; valle – verdura; aire – cierzo y ábrego; descansada vida – libre de amor, de celo/ de odio.  También encontramos marcadores textuales de adición Y, que aportan ese sentido de continuidad que tiene el conjunto de las liras.


Oda compuesta por diez liras, estrofa de cinco versos y rima consonante introducida por Garcilaso en España, aunque éste sólo la usara una vez, su esquema es 7a, 11B, 7a, 7b, 11B. Poema dedicado a su amigo el catedrático de música de la universidad de Salamanca, Francisco Salinas. TEMA: Admiración (amor) por su amigo, expresada en el éxtasis que produce su música en quien la oye. ESTRUCTURA: Hay una gradación ascensional hasta la lira quinta, casi como si fuéramos subiendo escalones en una escala mística y que alcanza el clímax en las estrofas sexta y séptima, donde se mezclan las músicas terrenas y celestes, alcanzando el alma el goce extremo; transportada, no oye ni siente nada que no sea la armónía. En la 8ª se produce el anticlímax, muy horaciano, que nos devuelve al mundo real: bajo y vil sentido. Y en la 9ª y la 10ª, ya en el mundo real, Fray Luis exhorta a escuchar la música de Salinas a sus amigos, para alcanzar el bien divino a través de ella. ANÁLISIS ESTILÍSTICO: Ya con el primer verso «el aire se serena», el poeta nos prepara, casi como si nos provocara una relajación, para asimilar mejor el sentido del poema. El ritmo acentual yámbico potencia esta disposición. Aunque el vocativo Salinas parece ponerle un contrapunto más cercano, luego nos avisa con ese adjetivo estremada de que estamos a punto de deleitarnos con algo admirable. En la segunda estrofa observamos el anafórico cuyo, un engarce con la primera lira que se hace extraño en unas estrofas, las de Fray Luis, que son tan independientes sintácticaManuelBerriatúa (2002) 3 y semánticamente como pequeños poemas individuales. Aquí el alma se mueve todavía entre dos polos: olvido y esclarecimiento, antes y después de escuchar la música. La tercera estrofa nos muestra lo vil, lo bajo para potenciar más lo sublime a lo que tendemos. Hay bimembraciones: suerte y pensamiento, caduca y engañadora, muy renacentistas. En la cuarta estrofa continúa la ascensión: hasta llegar a la más alta esfera, verso con aliteración de aes que le dan luminosidad, y acento en 4ª y 7ª (dactílico), que parece marcar, al alcanzar lo más alto, un cierto cambio de paso con respecto al ritmo yámbico. Fray Luis se apoya en las teorías pitagóricas de la música de las esferas. En la quinta, ya está el alma en contemplación de Dios (el gran Maestro), cuya música era, según san Agustín, la armónía del Universo, denotado por la metáfora inmensa cítara en el poema. Hay aliteración de tes en el quinto verso, como para apoyar el participio sustentado: esta música sagrada, tocada por el Gran Maestro, todo lo sustenta. En las estrofas sexta y séptima se da la uníón, y fray Luis nos lo muestra con sustantivos y adjetivos apropiados: concorde, consonante, dulcísima, armónía, dulzura, hasta llegar al tercer verso de la séptima lira, en él ansí se anega, todo vocales claras, que nos hacen navegar por un mar de música y poesía hasta no oír ni sentir nada fuera de esta armónía. La octava lira comienza con un apóstrofe para después bajar la vista a aqueste bajo y vil sentido, otra estructura bimembre que ahora remarca el descenso. Desmayo dichoso, muerte que das vida, dulce olvido: oxymora y paradoja muy en la línea de la poesía mística y que pueden ser un trasunto de la dualidad música celeste-música terrena que nos hace ver el poeta. En las liras novena y décima hay un hálito de nostalgia por lo vislumbrado y en lo que no puede extasiarse para siempre, pues ha de volver a ese vil sentido (anticlímax), nostalgia intensificada con el pleonasmo triste lloro, referido a todo lo visible de este mundo; pero la música de Salinas escapa de lo ruin que compendia ese sintagma: «todo lo visible». Y acaba el poema con la alabanza final al maestro, que es capaz de despertar losManuelBerriatúa (2002) 4 sentidos del que escucha su música y que estos mismos sentidos queden amortecidos a todo lo ajeno a ella. CONCLUSIÓN: Fray Luis de León, en esta oda de diez liras, armoniza el conjunto de las teorías pitagóricas sobre la música de las esferas, el neoplatonismo renacentista y su manejo horaciano de clímax y anticlímax, para recrear con maestría su profunda admiración, su amor, por Francisco Salinas, compañero suyo en la universidad de Salamanca. Transportado por la música terrena del insigne catedrático, llega a un estadio celeste, donde se funde esta música terrena con la música del Gran Maestro, que, según san Agustín, es la que armoniza el Universo entero. Se produce una suerte de comunión entre ambas, expresada por fray Luis en unas estrofas centrales que pueden ser consideradas como las únicas plenamente místicas de su poesía (un misticismo que él mismo se negaba). Es una composición con poco aparejo estilístico, como para no estorbar la armónía que desprende todo el poema, apenas los hipérbatos y bimembraciones de corte renacentista, alguna metáfora, aliteraciones de vocales abiertas y limpias, ajustadas al sentido, y unos apóstrofes con oxymora finales que remarcan la polarización de las músicas que han llegado a fundirse antes del anticlímax.


LOCALIZACIÓN :Poema Noche oscura del alma. Su autor es San Juan de la Cruz (1542- 1591).

«Noche escura del alma«, junto con «Cántico espiritual» «Llama de amor viva» constituyen las tres obras poéticas más importantes de la poesía mística, en la que se nos muestra la ascensión del alma hasta su uníón mística con Dios. La literatura mística se desarrolló en España en la segunda mitad del Siglo XVI.

ESTRUCTURA :Estructura externa :Métricamente el poema está formado por ocho liras. La lira es una estrofa de origen italiano traída a España por Garcilaso de la Vega en su canción «A la flor de Gnido«. Esta estrofa consta de dos endecasílabos (el segundo y quinto versos) y tres heptasílabos: su rima es consonante y las rimas se distribuyen: 7a 11B 7a 7b 11B.

 Estructura interna : Para determinar la estructura interna de este poema hay que saber que en él se desarrollan las tres vías o caminos que tiene que recorrer el Alma hasta la uníón mística con Dios. Estas vías se conocen con el nombre de vía purgativa, vía iluminativa y víaunitiva.

– En la vía purgativa el Alma se libera poco a poco de sus pasiones y purifica de sus pecados;

– en la vía iluminativa el Alma se ilumina con la consideración de los bienes eternos y de la pasión y redención de Cristo;

– finalmente, mediante la vía unitiva el Alma alcanza la uníón con Dios, según el modo definido por San Juan de la Cruz como «matrimonio espiritual».

Los escritores místicos para poder expresar esta uníón espiritual se valen de imágenes tomadas del amor humano. El amor humano es, pues, la manera de la que se valen los místicos para explicar el amor divino: el Alma será la Esposa o Amada y Cristo el Esposo o Amado.

El poema se estructura en las siguientes partes:

a)Corresponde a la vía purgativa. La amada (el Alma) busca a Dios en medio de la noche y en secreto (las primeras estrofas, versos 1-10). Sólo hay un verbo principal (salí) que aparece en pretérito perfecto simple.

b)Se centra en la vía iluminativa. El Alma es iluminada por la luz de la fe yesta luz le permite ir ascendiendo en su camino hacia Dios (estrofas tercera y cuarta, versos 11–20). Las formas verbales aparecen en pretérito imperfecto de indicativo para describirnos el estado del alma.

c)El Alma prorrumpe en exclamaciones, para agradecer a la noche que le haya permitido conducirla hasta la uníón con el Amado. Formalmente aparecen oraciones exclamativas que corresponden a la función expresiva del lenguaje (estrofa quinta, versos 21–25).

d)Se alcanza a vía unitiva. El Alma se une definitivamente con Dios (estrofas sexta, séptima y octava, versos 26—40). Formalmente hay un agolpamiento de verbos en contraste con las estrofas anteriores, aunque aquí no indican acción sino más bien abandono, sensación que viene reforzado por el uso de pronombres enclíticos (quedéme, olvídeme, dejéme)

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