18 May


Los oligopolios operan bajo el marco legal impuesto por la política antimonopolio o antitrust. Se conoce como política antimonopolio o antitrust a todos los esfuerzos que realizan los Estados para impedir que las industrias oligopolísticas se conviertan o se comporten como monopolios. En general, consisten en leyes y regulaciones que diseña el gobierno para evitar que las empresas de una industria lleguen a comportarse como un monopolio. En el oligopolio, las empresas pueden evitar quedar atrapadas en el dilema del prisionero de dos formas obvias. Una es mediante la toma de acuerdos para la reducción de la producción y el aumento de precios. La otra mediante la unión de las empresas en una sola, bien por absorción, intercambio de acciones o fusión. La ley antimonopolio considera ilegales ambas alternativas. En el mundo real, la colusión tácita es la situación habitual del oligopolio. Las empresas suelen mantener los precios por encima de su nivel no cooperativo. Sin embargo, raramente la colusión tácita permite a la industria establecer precios tan altos como los del monopolio; es decir, la colusión dista de ser perfecta. Una serie de elementos dificultan que la industria se coordine para fijar precios altos:



Número elevado de empresas

Cuanto mayor es el número de empresas presentes en una industria oligopolística menor es el incentivo de cualquiera de ellas para comportarse cooperativamente, teniendo en cuenta los efectos de sus decisiones sobre los beneficios de las otras empresas (cuanto mayor es el número de empresas, el aumento de la producción de una empresa por encima de la producción acordada le aumenta más su beneficio a corto plazo y le disminuye menos cuando las otras empresas reaccionen).

Productos y mecanismos complejos de fijación de precios

En el mundo real los oligopolistas a menudo venden miles o, incluso, decenas de miles de productos diferentes. En estas circunstancias, es difícil conocer lo que producen otras empresas y los precios que fijan.
Esto hace que sea complicado determinar si una empresa está incumpliendo el acuerdo tácito.

Diferencias de intereses entre las empresas

En las industrias reales las empresas tienen diferentes percepciones acerca de lo que es adecuado y de lo que les interesa.



Poder de negociación de los compradores

Con frecuencia los oligopolistas no venden a consumidores individuales, sino que lo hacen a compradores a gran escala: otras empresas industriales, cadenas de tiendas a nivel nacional,…, que pueden negociar una rebaja en los
precios, amenazando al oligopolista con cambiar de proveedor en caso de que su petición no sea atendida. Las dificultades que plantea la colusión tácita hacen que, en ocasiones, las empresas decidan violar la ley y creen cárteles ilegales. Dado que con frecuencia es complicado alcanzar la colusión tácita, la mayoría de los oligopolios cobran precios inferiores a los que la misma industria cobraría si estuviera controlada por una única empresa o los que cobraría si fuera capaz de coludir explícitamente. Además, a veces la colusión se rompe y se produce una guerra de precios, que tiene lugar cuando la colusión tácita se rompe y los precios bajan mucho. En ocasiones, una guerra de precios implica algo tan sencillo como que los precios converjan a su nivel no cooperativo. Otras veces los precios disminuyen por debajo de dicho nivel, lo que sucede cuando los vendedores intentan expulsar del sector a sus competidores o, al menos, castigarles por haber, en su opinión, incumplido el acuerdo.

8. La competencia monopolística

La competencia monopolística es una estructura de mercado en la que hay muchas empresas competidoras en una industria, cada productor vende un producto diferenciado y hay libertad de entrada y salida de la industria a largo plazo. Es muy común en las industrias de servicios
(hoteles, gasolineras, restaurantes) y también existe en algunos sectores industriales. En una industria que opera en situación de competencia monopolística, cada productor tiene un producto que los consumidores perciben como diferente de los que ofrecen las otras empresas competidoras pero que, al mismo tiempo, es considerado como un sustitutivo cercano de dichos bienes. Por tanto, cada productor puede fijar hasta cierto punto el precio de su producto diferenciado. El precio máximo que puede fijar está limitado por la competencia que le hagan los
productores de bienes cercanos, aunque no idénticos, tanto de los que actualmente existen como de los potenciales.


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