24 Dic
Represión y Oposición Durante el Franquismo
Represión Política, Social y Cultural
Desde el principio, el régimen franquista reprimió los movimientos democráticos y de izquierdas. Sin embargo, desde el momento en que acabó la guerra, se formaron movimientos de resistencia y oposición a la dictadura, tanto en España como en el exilio.
Para reprimir los movimientos democráticos y de izquierdas, se crearon dos leyes: la Ley de Responsabilidades Políticas (1939) y la Ley de Represión de la Masonería y el Comunismo (1940). Según estas leyes, los delitos se sometían a la jurisdicción militar. Aunque muchos líderes políticos, sindicales y culturales se exiliaron, muchas otras personas de todas las clases sociales fueron encarceladas por sus ideas políticas, aplicándose incluso la pena de muerte. En 1963, fusilaron al dirigente comunista Julián Grimau sin atender la petición de indulto. También en 1963, se creó el Tribunal de Orden Público para juzgar los delitos políticos, aunque el terrorismo seguía correspondiendo al ejército. Asimismo, empezaron las depuraciones, por las que miles de funcionarios y profesores fueron separados de sus puestos sin saber de qué se les acusaba. La represión cultural se efectuó a través de los libros de texto, en los que se enaltecía desmesuradamente al general Franco, se tergiversaba la historia y se propagaban valores conservadores.
La Oposición Durante la Fase Totalitaria
Para luchar contra el franquismo, surgieron tres frentes: el movimiento obrero, los grupos monárquicos y el maquis o guerrilla.
- Movimiento obrero: Algunos pequeños grupos del PCE, PSOE y CNT actuaron siempre de forma clandestina, lo que supuso encarcelamientos y ejecuciones de muchos de sus militantes. En 1945 y 1947, estos grupos políticos organizaron algunas huelgas, aunque esta presión disminuyó a partir de 1950.
- Grupos monárquicos: Formados por la nobleza y la alta burguesía, practicaron una oposición basada en la conspiración. En 1943, los tenientes generales dirigieron una carta a Franco en la que pedían que se restaurara la monarquía. Dos años más tarde, el Conde de Barcelona, Juan de Borbón, pidió lo mismo desde Suiza.
- El maquis o guerrilla: Se formó a partir de dos grupos diferentes:
- Grupos que subsistían por zonas de montaña desde finales de la guerra y pretendían que la guerra continuara para luchar contra la dictadura.
- Hombres que habían salido victoriosos de los enfrentamientos contra los alemanes en Francia y trataban de traer su experiencia a España.
En 1948, el PCE renunció a continuar la lucha armada, y en 1950, la oposición interior experimentó tres cambios: la renuncia a la práctica violenta, la transformación social y generacional de sus miembros, y el impulso de la actuación opositora en las universidades y en los sindicatos franquistas. Las acciones más frecuentes de la oposición eran la convocatoria de huelgas para reivindicar mejoras salariales, aunque eran ilegales. Una de las más conocidas fue la de los usuarios de los tranvías en Barcelona en 1951.
Frente a estas acciones, el franquismo endureció la represión mediante la Ley contra el Bandidaje y el Terrorismo (1958) y la Ley de Orden Público (1959). Por otra parte, el franquismo aceptó algunas demandas salariales con la Ley de Convenios Colectivos (1958).
Por otro lado, las crecientes diferencias entre el bloque occidental, liderado por Estados Unidos, y el bloque soviético, liderado por la Unión Soviética, hicieron que las potencias occidentales suavizaran sus condenas al franquismo.
La Oposición Desde la Fase Tecnocrática al Final de la Dictadura (1959-1975)
Esta fase se manifestó en 1962 con el Congreso de Múnich. Franco mandó encarcelar o desterrar a los participantes en aquella reunión. En las décadas de 1960 y la primera mitad de la de 1970, la oposición se fue fortaleciendo, y las críticas al régimen se fueron extendiendo a toda la sociedad. El movimiento obrero, con sus reuniones, sus huelgas y sus manifestaciones, se hizo más fuerte y coincidió con los movimientos universitarios. En esta segunda fase, también actuaron grupos terroristas como el FRAP y ETA. Las protestas de los trabajadores, junto a la de los estudiantes, mezclaban reivindicaciones económicas, laborales y políticas.
También durante esta época, el PCE, liderado por Santiago Carrillo, y en menor medida el PSOE, liderado por Felipe González, fueron los partidos más importantes de la clandestinidad. La Junta Democrática (1974), institución creada por iniciativa del PCE, y la Plataforma de Convergencia Democrática (1975), por iniciativa del PSOE, manifestaron que la alianza antifranquista unía a diversas clases sociales. La sociedad esperaba la muerte de Franco para que se reimplantara la democracia.
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