24 Dic
La cuna de la filosofía occidental se encuentra en las colonias griegas, donde los filósofos comenzaron a buscar principios racionales (logos) para interpretar el orden del mundo y el lugar del ser humano. Se preguntaron por el principio originario (arjé) y la ley que lo rige.
Los Presocráticos
Los presocráticos son los primeros filósofos. A continuación, se detallan algunos de los más importantes:
- Tales de Mileto (624-546 a.C.) considera el arjé como el agua.
- Anaximandro (611-546 a.C.) lo define como ápeiron (lo infinito).
- Anaxímenes (585-525 a.C.) propone que el arjé es el pneuma (aire o espíritu).
Pitagóricos
Los pitagóricos, liderados por Pitágoras (570-500 a.C.), ven en los números el arjé, afirmando que el universo tiene un orden matemático. También enfatizan en lo religioso y místico; la inmortalidad del alma, la transmigración y la necesidad de purificación del alma del cuerpo para alcanzar un estado superior.
Heráclito
Heráclito (550-480 a.C.) establece dos tipos de conocimiento: el sensible, obtenido a través de los sentidos y considerado falso, y el racional, que es el verdadero conocimiento. Para él, el arjé es el fuego y el mundo está en constante cambio (devenir). Todo está gobernado por el Logos, la Razón universal, y la sabiduría consiste en reconocer esto. Defiende el relativismo moral, argumentando que las cosas no son intrínsecamente buenas o malas.
Jenófanes
Jenófanes critica el antropomorfismo religioso y afirma la unidad del Ser, describiendo a una Divinidad única que se identifica con el universo, eterna y sin forma humana.
Parménides
Parménides de Elea (540-470 a.C.) distingue entre conocimiento sensible (engañoso) y conocimiento racional (verdadero). El mundo sensible es una apariencia, mientras que la verdadera realidad es el Ente, que es eterno, único, inmutable y autosuficiente. Utiliza la comparación de una esfera homogénea para ilustrar la finitud y perfección del Ser, que solo puede conocerse a través del pensamiento.
Pluralistas
Después de Parménides, surgen los pluralistas como Empédocles, Anaxágoras y Demócrito, quienes defienden que el arjé no puede ser un único principio, sino que la realidad depende de varios principios.
Empédocles
Empédocles (492-432 a.C.) sostiene que la realidad se forma por la combinación de cuatro elementos: agua, tierra, aire y fuego. Estos elementos son movidos por las fuerzas de amor (unión) y odio (separación), alternando en ciclos de orden y caos.
Anaxágoras
Anaxágoras (500-425 a.C.) introduce el concepto de homeomerías, que son materias originarias cualitativamente distintas. Estas homeomerías son como semillas que se combinan y se mueven gracias al Nous (principio ordenante o inteligencia que da movimiento y organización al cosmos), que actúa como principio ordenante. Cada ser tiene una semilla que predomina como su esencia.
Demócrito
Demócrito plantea que todo está compuesto por átomos: partículas indivisibles que se mueven en el vacío. A diferencia del Ente de Parménides, los átomos son infinitos en número y no forman una masa compacta. Se combinan y destruyen para formar y descomponer mundos en un ciclo eterno. Aunque Demócrito no atribuye al universo un principio espiritual como el Nous de Anaxágoras, su visión incluye que el movimiento de los átomos ocurre de manera natural en el vacío, sugiriendo un orden inherente en el cosmos. Además, afirma que el alma humana está compuesta de átomos sutiles.
Sofistas
Los sofistas son un grupo de sabios griegos del siglo V a.C. que se centran en temas de antropología y ética, dejando de lado cuestiones sobre el universo y la realidad. Creen que la filosofía debe tener utilidad práctica y servir para formar a los ciudadanos. Son conocidos por vender su saber y su principal preocupación es el éxito social. Para lograrlo, enseñan el arte de la oratoria, fundamental para participar en las asambleas.
Defienden dos teorías principales:
- Relativismo: Todo es relativo; las cosas no son intrínsecamente buenas o malas. Todas las opiniones son igualmente válidas, y lo que se considera bueno depende de la creencia de cada individuo. Las normas morales son relativas y cambian según la sociedad y la época, lo que implica que conceptos como el bien y la justicia no tienen definiciones universales.
- Convencionalismo: Las normas y leyes son convenciones, es decir, acuerdos entre los ciudadanos. Las normas pueden establecerse de diversas maneras, y lo que se decide en una sociedad podría ser distinto en otra.
Sócrates
Sócrates es un filósofo griego contemporáneo de los sofistas. Con él, la filosofía se aleja del tema del arjé y se centra en temas antropológicos, especialmente en ética y sociedad. A diferencia de los sofistas, Sócrates se opone al relativismo moral, argumentando que los conceptos morales (como bueno, malo, justo, injusto) deben ser universales, válidos para todos.
Para definir estos conceptos, Sócrates utiliza un método basado en el diálogo, que incluye dos momentos:
- Ironía: Implica cuestionar a otros para hacerles reconocer su ignorancia. Solo quien admite no saber puede comenzar a conocer.
- Mayéutica: Consiste en hacer preguntas para ayudar a otros a alcanzar el conocimiento de la verdad, que se encuentra en forma de ideas innatas en el alma.
Sócrates defiende la teoría del intelectualismo moral, que sostiene que quien actúa mal lo hace por ignorancia. Aquellos que conocen el bien actuarán bien, lo que implica que no hay personas malas, solo ignorantes. Por lo tanto, es esencial educar a los ciudadanos sobre el bien para el funcionamiento de la sociedad.
El ser humano está compuesto de cuerpo (mortal) y alma (inmortal). Al morir, el alma va al otro mundo, donde reina la justicia perfecta. Sócrates respeta los dioses tradicionales, pero también cree en un Dios único que no puede ser percibido a través de los sentidos, quien ordena el mundo sin haberlo creado.
Para Sócrates, filosofar es una misión divina. Siente que tiene una inspiración divina (daimon) que lo guía en su vida, y su visión de la divinidad se aparta de la religión popular, enfocándose en buscar la virtud en lugar de bienes materiales.
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