04 Feb
Época Preliteraria: Primeras Manifestaciones Poéticas
Se considera fecha natal de la literatura latina el año 240 a. de J.C., fecha en que se representó en Roma la primera obra de teatro, de Livio Andrónico. Hay noticias que permiten seguir algunos rastros en la época anterior a la influencia griega y que suele llamarse época preliteraria. Las primeras manifestaciones literarias, designadas carmina, eran textos sujetos a ritmo y con unos procedimientos estilísticos muy marcados: aliteración, repetición, enumeración, etc., en prosa o en verso.
Precedentes de la Épica
- Los elogia. Son inscripciones funerarias en verso, en elogio de un difunto. Narran el valor, los méritos y las gloriosas hazañas del muerto.
- Los carmina convivalia. Parece que era costumbre cantar, al final de los banquetes, con acompañamiento de flauta o sin él, versos que contenían las glorias y las valerosas hazañas de los antepasados ilustres.
- Los carmina triumphalia o cantos de triunfo. Los cantaban los soldados que acompañaban al general vencedor en la procesión triunfal hasta el Capitolio. Celebraban en ellos las hazañas del general.
- Las neniae o cantos fúnebres. Las praeficae (plañideras) recitaban una fúnebre melopea con el elogio del difunto, de sus virtudes y glorias.
Precedentes de la Lírica
Los textos poéticos más ajustados a este género son los carmina sacra o cantos religiosos, entre los que cabe destacar los dos siguientes:
- El carmen Saliare o canto de los Salios, sacerdotes de Marte, que en marzo presidían una procesión en honor del dios, golpeando los escudos y ejecutando una danza sagrada de carácter guerrero, con invocaciones y cantos de petición de ayuda.
- El carmen Arvale o canto de los Arvales, cofradía sacerdotal encargada de suplicar a la divinidad, en una fiesta celebrada en mayo, la protección de los campos sembrados (arva).
Precedentes del Drama
- Los carmina fescennina. Eran diálogos en verso, de contenido satírico y licencioso, improvisados, que tenían lugar en fiestas populares.
- La satura. Cuenta Tito Livio que en el año 364 a. de J.C. vinieron a Roma unos ludiones (actores) etruscos que hicieron evolucionar los fesceninos, añadiendo a su diálogo música y danza. Y a este conjunto de diálogo con música y danza se le denominó satura. El último paso fue ponerle un argumento, y surgió ya la fabula u obra teatral.
- La fabula Atellana. Eran farsas populares con cuatro personajes fijos: Maccus (el zafio glotón), Buccus (el fanfarrón, el bocazas), Pappus (el vejete enamorado) y Dosennus (el jorobado astuto).
El Verso «Saturnio»
En las manifestaciones poéticas anteriores a la influencia griega el tipo de verso utilizado era el llamado verso saturnio, verso autóctono romano cuya estructura es discutida. Para unos, el ritmo del verso saturnio está basado en la cantidad; para otros, en la distribución de los acentos de palabra; para algunos (y parece lo más probable), en el número de palabras y de sílabas. El verso saturnio estaría constituido, en su estado más puro, por cinco palabras, las dos primeras de dos sílabas y las tres restantes de tres sílabas. El arquetipo sería éste: dabunt malum Metelli Naevio poetae.
El Nacimiento de la Prosa
Surgen en Roma los escritos en prosa, muy acordes con el carácter romano, con un fin eminentemente práctico, por la necesidad de establecer y regular las relaciones con los dioses y con los otros hombres. Para la relación con los dioses surgen las plegarias, llenas de pragmatismo, en las que se pide protección sobre las cosechas, sobre la familia, etc. Los procedimientos estilísticos de estas plegarias en prosa eran los mismos que los de los carmina (aliteración, repetición, insistencia…). Las relaciones con los hombres se regulan mediante documentos, tratados y leyes. Veamos los tipos principales de que tenemos noticia.
Documentos Públicos
- Foedera regum o tratados que se establecían con los reyes de pueblos vecinos. Son documentos mitad jurídicos y mitad religiosos, ya que se firmaban con el ofrecimiento de un sacrificio a los dioses, con una serie de ritos especiales y fórmulas consagradas.
- Actas de los magistrados. Estos documentos solían registrar los acontecimientos más importantes relacionados con el desempeño de las funciones de los magistrados. Lo hacían en documentos con el título de acta, commentarii o libri, guardados en los registros oficiales y que constituían una fuente histórica de primer orden.
Los más importantes de estos documentos eran los elaborados por los pontífices, los libri Pontificum o annales maximi. En ellos se incluían, año por año, los sucesos más dignos de recordarse, sobre todo los relacionados con la religión y el culto públicos, cuya organización les competía; y especialmente destacable era la publicación del calendario anual, también a su cargo, que señalaba las fechas de comienzo y final del año, los días laborables y no laborables, las fiestas, los aniversarios, etc. La colección de estos calendarios, publicada en el año 123 a. de J.C. por el Pontifex maximus Q. Mucio Escévola, constituyó una preciosa fuente de noticias para los historiadores romanos.
Documentos Privados
Son, sobre todo, los «elogios fúnebres». Las familias importantes guardaban en sus archivos familiares documentos escritos en honor de sus antepasados ilustres, que eran una especie de historia de la familia. Los principales documentos eran las laudationes funēbres o discursos en alabanza del difunto, que solían ser pronunciados en los funerales por un miembro muy allegado de la familia; y los tituli imaginum o inscripciones grabadas debajo de los retratos o mascarillas del difunto, celosamente conservados y que contenían su nombre, sus hazañas, sus magistraturas, etc.
Leyes
El genio jurídico de los romanos está fuera de discusión. La primera fuente del Derecho en Roma fue la costumbre, plasmada en fórmulas jurídicas de transmisión oral. A mediados del siglo V a. de J.C. se redactó, bajo la presión de los plebeyos, el primer Código, que fue grabado sobre doce tablas de bronce y expuesto en el foro para conocimiento de todo el pueblo. Es la Ley de las XII Tablas, que constituye a la vez el primer monumento del Derecho romano y de la prosa latina.
Época Literaria
Livio Andrónico
Livio Andrónico, primer autor de la literatura latina, era griego, originario de Tarento. Se dedicó en Roma a la enseñanza y, como texto para sus clases, tradujo la Odisea de Homero al latín, en verso saturnio, la primera traducción literaria de Occidente. Fue también el primer dramaturgo romano; traduciendo al latín una serie de tragedias griegas, de las que conservamos algunos títulos: El caballo de Troya, Ayax, Aquiles, Hermiona… Fue, ante todo, un educador. Sin ser un escritor brillante, poseía buen sentido y cumplió su función de pionero.
Nevio (?-201 a. de J.C.)
Nevio fue un ciudadano libre de la libre República romana. Lleno de arrogancia, mordaz, satírico, celoso de su libertad e independencia, no se recataba de atacar incluso a las familias más poderosas de Roma, como los Escipiones y los Metelos. Tenemos más de 30 títulos de comedias suyas: El adulador (Colax), El adivino (Hariolus), El alfarero (Figülus), La muchacha de la túnica (Tunicularia)… Tragedias, en cambio, escribió pocas, dos de ellas pretextae o de tema romano: Romulus, de tema legendario; Clastidium, sobre la batalla del mismo nombre. Fue el introductor en la literatura latina del género épico con su poema Bellum Punicum, sobre la primera guerra púnica.
Ennio (239-169 a. de J.C.)
Ennio tiene en la literatura latina mucha más importancia que los dos anteriores. Su obra puede desglosarse en los siguientes apartados:
- Teatro. Frente a Nevio, Ennio tradujo o adaptó muchas tragedias griegas: Aquiles, Ayax, Hécuba, Ifigenia, Andrómaca… Y escribió dos de tema romano: Sabinae y Ambracia, en total paralelismo con Nevio.
- Epopeya. Escribió un largo poema, los Anales (Annales), una especie de historia de Roma en verso. Sólo será superado por la Eneida de Virgilio, que lo imita en muchos pasajes. Su estilo es casi siempre elevado, combinando los sabios procedimientos de los griegos con los de la primitiva poesía latina. En lugar de utilizar el viejo verso saturnio, Ennio introduce el hexámetro.
- Obras menores. Su curiosidad intelectual y su cultura llevan a Ennio a escribir un poema filosófico (Evhemerus), un poema gastronómico (Hedyphagetica, «golosinas»), y cuatro libros de Saturae.
El Teatro Romano
Influenciado en gran medida por los modelos griegos, el teatro latino no alcanzó la perfección y altura dramática de aquéllos. Sin embargo, produjo obras y alumbró autores que, como Plauto y Terencio, tienen derecho a un puesto destacado en la literatura universal.
Tiempo y Lugar de las Representaciones
Los Juegos Públicos
El teatro era para los romanos un espectáculo más, como los del circo y los del anfiteatro, que tenía lugar, como éstos, en los días de juegos públicos (ludi), los más importantes de los cuales eran: Ludi Megalenses, en honor de Cibeles, del 4 al 10 de abril; Ludi Apollinãres, en honor de Apolo, del 6 al 13 de julio; Ludi Romãni, en honor de Júpiter, del 4 al 19 de septiembre; Ludi Plebeii, del 4 al 17 de noviembre.
El Local
Durante casi toda la República, Roma no tuvo locales permanentes para las representaciones teatrales. Los teatros fueron al principio un trozo de terreno acotado, al aire libre, con los espectadores de pie o sentados en el suelo. Luego se construyeron de madera, desmontables. Ya en el año 55 a. de J.C., Pompeyo hizo construir e inauguró el primer teatro estable, de piedra. El español Cornelio Balbo construyó otro teatro, también en Roma, el año 13 a. de J.C. Por entonces inauguró Augusto el Teatro Marcelo, el único conservado hasta hoy en Roma. En España hay teatros romanos en Mérida, muy bien conservado, y en Sagunto. Los teatros eran, como en Grecia, de planta semicircular, con gradas para los espectadores (cavea). Abajo estaba el escenario (scaena), con un muro de fondo decorado con estatuas, columnas y relieves.
Organización
Los organizadores de los juegos públicos eran los ediles. Estos encargaban a un director de escena (dominus gregis) que buscara y montara una obra apropiada. El director compraba la obra al autor, contrataba a los actores necesarios, la montaba y la representaba. Los actores eran todos hombres, incluso en papeles de mujeres. Para adaptarse a los diversos personajes interpretados se caracterizaban de uno o de otro mediante pelucas de distintos colores; después, mediante máscaras. Los trajes variaban según el tipo de obra representada y según el papel, la edad, el sexo del personaje, etc. El actor trágico calzaba la crepida, zapato de altos tacones, parecido al coturno griego; el actor cómico calzaba el soccus, especie de sandalia abierta. Las representaciones tenían lugar en las primeras horas de la tarde. La entrada era gratuita y los espectadores solían comportarse de forma tumultuosa, a pesar de los esfuerzos de los conquisitores (una especie de inspectores) para poner orden y expulsar a los más alborotadores.
Plauto (251?-184 a. de J.C.)
Nació en Sársina, en Umbría. Llegó a Roma y ganó algún dinero en actividades teatrales. Se metió en negocios y se arruinó, viéndose obligado a realizar trabajos propios de esclavo. En los pocos ratos de ocio escribió comedias y alcanzó tal éxito que pudo ya dedicarse enteramente a esta profesión. Todo esto es un tanto novelesco. Los propios romanos de finales de la República tenían ya muchas dudas sobre él. Es seguro que fue un ciudadano libre, pero pobre: un hombre del pueblo que supo llegar al pueblo como ningún otro autor dramático de Roma.
Influencia de Plauto
La fama de Plauto ha pervivido a través de los siglos. Diversas obras suyas han sido imitadas por los dramaturgos de Occidente: Shakespeare, en Inglaterra (Comedy of errors); Molière (L’avare) y Giraudoux (Amphitryon 38), en Francia; Ariosto (Cassaria) ý Maquiavelo (Clizia), en Italia; Camoens (Os anfitriões), en Portugal; Fernán Pérez de Oliva (Anfitrión), Timoneda (Menemnos), Juan de la Cueva (El viejo enamorado), en España, son algunos de los que han bebido en las fuentes plautinas.
Género y Estructura de sus Obras
Todas las obras de Plauto pertenecen al subgénero fabula palliata. No son creación original, sino adaptaciones de obras griegas. Tal y como aparecen editadas, las comedias de Plauto constan de cinco actos precedidos generalmente de un prólogo destinado a contar el argumento de la comedia. Veamos el argumento de algunas de sus obras:
- Amphitruo («Anfitrión»). Júpiter, enamorado de Almena, esposa del rey Anfitrión, aprovecha que éste está en la guerra para tomar su apariencia y vivir con Almena. Mercurio asume asimismo los rasgos de Sosia, esclavo de Anfitrión. Cuando vuelven de la guerra los auténticos Anfitrión y Sosia se crea una situación embarazosa, pues son acusados de impostores. Júpiter vuelve al Olimpo. Almena da a luz gemelos, uno hijo de su esposo y otro, Hércules, hijo de Júpiter.
- Aulularia («Comedia de la olla»). Euclión, viejo avaro, encuentra una olla llena de oro. Intenta ocultar el hallazgo a toda costa y sigue viviendo miserablemente. Se ve obligado a ir cambiando el escondite de la olla cada vez que está en peligro de que se la roben, lo que le hace vivir en continuo sobresalto. Por fin se la roban y casi pierde la razón. Pero la recupera por obra de un joven enamorado de su hija. Termina curándose de su avaricia y regalando el oro a su hija como dote.
- Miles gloriosus («El soldado fanfarrón»). Un capitán fanfarrón compra a una joven enamorada de un joven ateniense y compra a un esclavo de dicho joven. El esclavo arregla las cosas de modo que su antiguo amo viva en la casa de al lado del militar y se reúna con la joven. Un esclavo del militar los sorprende, pero se le hace creer que es una hermana gemela. Al final, mediante una trampa hábilmente urdida, el capitán queda en ridículo y los jóvenes amantes se marchan juntos.
Originalidad de su Obra y Valor Literario
Plauto cambiaba escenas y personajes de los originales griegos e insertaba pasajes propios con alusiones a costumbres romanas. Su labor puede caracterizarse como una imitación creadora. Plauto posee un ingenio inagotable y un léxico popular riquísimo. Es un insuperable cincelador de palabras, siempre en aras de la comicidad. Cada uno de sus personajes habla según su cultura o posición. Igual es la riqueza de las imágenes, la vivacidad y la plasticidad de las escenas, el sabio manejo de metros variados, el ritmo entonado de la frase. A Plauto no le quita el sueño la pintura de caracteres psicológicamente elaborados. Sólo quiere poner a los personajes en situaciones que provoquen la carcajada, aunque para ello recurra a situaciones escabrosas, chistes groseros, alusiones obscenas, etc., que eran del agrado del público, compuesto en su mayoría por esclavos, soldados y gentes no cultivadas. Fue el autor más popular del teatro latino.
Terencio (190?-159 a. de J.C.)
Nació en Cartago y fue a Roma como esclavo del senador Terencio Lucano. Este, prendado de sus cualidades, le dio la libertad, por lo que tomó el nombre de su bienhechor y un sobrenombre alusivo a su procedencia africana: Publio Terencio Afer. Logró entrar en el círculo literario que rodeaba a Escipión Emiliano y que constituía un foco de irradiación de la cultura griega en Roma. Murió a su vuelta de un viaje de estudios por Grecia.
Su Obra
Parece que sólo escribió las seis comedias que se nos han conservado: Andria («La andriana» o muchacha de Andros); Hecyra («La suegra»); Heautontimorumenos («El que se atormenta a sí mismo»); Eunuchus («El eunuco»); Phormio («Formión»); Adelphoe («Los hermanos»). Veamos los argumentos de dos de ellas:
- Eunuchus. Tais es una cortesana con un amante, Fedria. Trasón, enamorado también de Tais, le regala una esclava, Pánfila, hermana de la propia Tais, mientras que Fedria le regala un eunuco. Querea, hermano de Fedria, se enamora de Pánfila y se viste las ropas del eunuco para entrar en la casa y violar a su amada. Al final se casa con ella y Fedria y Tais prosiguen sus amores.
- Adelphoe. Demea tiene dos hijos; Esquino y Ctesifonte, y un hermano, Mición. Este, soltero, adopta como hijo a Esquino, al que educa de forma liberal y con tolerancia sin límites. Demea, en cambio, duro y austero, educa a Ctesifonte en una continua represión. Esquino da un escándalo raptando a una cortesana. Demea reprocha a su hermano la educación dada a su hijo, causa de este comportamiento. Ctesifonte, en cambio, educado austeramente, es un hijo modelo, dice. Pero Ctesifonte era el que tenía amores con la cortesana; Esquino la había raptado para su hermano, cargando con todas las culpas que no tenía. Todo se pone en claro y Demea descubre el fracaso de sus ideas educativas, por lo que se hace bondadoso e indulgente.
Valor Literario e Influencia Posterior
Terencio, inferior a Plauto en la riqueza del léxico, le supera en la técnica de la composición, la habilidad para ensamblar escenas y situaciones. Es también superior en la pintura de caracteres. Plauto describe situaciones, Terencio dibuja personajes con gran finura psicológica. Terencio escribe un latín puro y refinado, pero sin la espontaneidad del lenguaje de Plauto. Los personajes de Terencio hablan como Terencio. Por eso no conectaba con el pueblo como lo hacía Plauto e incluso alguna de sus obras constituyó un rotundo fracaso. Sin embargo, en la Edad Media y el Renacimiento alcanzó, precisamente por su contenido moralizante, una fama incluso superior a la de Plauto. Fue admirado por las características que se consideraban propias de los mejores clásicos: la mesura y el buen gusto. Despertó entusiasmo en Petrarca, Erasmo, Luis Vives, Goethe… Y lo imitaron Ariosto, Molière, La Fontaine, el Marqués de Santillana, Cervantes, Ruiz de Alarcón, etc.
La Estructura de las Obras de Terencio
Las comedias de Terencio son fabulae palliatae, con total dependencia de los autores griegos. Sus obras nos han llegado precedidas cada una de una didascalia y una períoca, que no son de Terencio. En las didascalias figuran datos precisos: autor y título de la obra latina, autor y título del original griego, juegos en que se representó, magistrados organizadores, director de la compañía, autor de la música, etc. Las períocas, de un gramático del siglo II después de J.C., son doce versos con un resumen del argumento.
Siguen, como en las de Plauto, un prólogo y cinco actos. Pero los prólogos son originales. En ellos se defiende de sus enemigos literarios que le acusan de:
- «contaminatio», o sea, de hacer de dos obras griegas una. Se defiende diciendo que lo mismo hicieron Nevio, Ennio y Plauto.
- Plagio, pero no de los autores griegos (cosa lícita), sino de autores latinos que habían imitado antes esas obras. Dice que no conocía la existencia de esas adaptaciones anteriores.
- No paternidad de sus obras, que se las habrían escrito sus amigos del círculo de Escipión. No contesta a este ataque, tal vez por considerarlo burdo.
Clasificación de las Obras Dramáticas
La primera y fundamental división es la de tragedia y comedia. La tragedia suele presentar como protagonistas a dioses o héroes y, de acuerdo con ello, su tono es solemne y su lenguaje elevado. La comedia, en cambio, se ocupa del hombre de la calle y, a tono con ello, su lenguaje es desenfadado y con frecuencia grosero.
Tanto la tragedia como la comedia surgen en Roma con traducciones de obras griegas, con asunto, lugar de acción y personajes griegos. La tragedia griega traducida o adaptada se denomina entre los latinos fabula graecanica o cothurnata (el coturno es el calzado de los actores trágicos), y la comedia griega, fabula palliata (el palio es una vestidura griega). Más tarde surgen las obras con asunto, lugar de acción y personajes romanos, alternando siempre con las anteriores, que nunca desaparecen. Pues bien, a la tragedia romana se la llama fabula pretexta (la toga pretexta, bordada con una franja de púrpura, la llevaban los niños y los altos magistrados), y a la comedia romana, fabula togata (la toga común es la vestidura nacional romana en la vida civil). Existen, pues, en el teatro latino cuatro tipos o subgéneros: tragedia, comedia, y cada una de ellas griega o romana, cada una con su nombre especial. Puede esto esquematizarse en los cuatro cuadrantes siguientes, resultantes de un sistema de coordenadas en que la abscisa separa la tragedia de la comedia, y la ordenada separa lo griego de lo romano:
De todo este conglomerado sólo se conservan las tragedias de Séneca (siglo I d. de J.C.) y las comedias de Plauto y Terencio. Del resto únicamente nos han llegado pequeños fragmentos en citas de escritores y gramáticos latinos.
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