08 Dic
El Movimiento Obrero en España durante el Siglo XIX
El movimiento obrero en España alcanzó su madurez y expansión organizativa a partir del Sexenio Democrático. A finales del siglo XIX, las ideas de la Asociación Internacional de los Trabajadores (AIT), conocida como la Primera Internacional, llegaron a España. Esta organización, creada para defender la emancipación de la clase obrera, agrupaba a diferentes ideologías obreras, incluyendo socialistas y anarquistas.
Anarquismo en España
Las dos corrientes de la Internacional, marxismo y anarquismo, encontraron eco en España. Sin embargo, fue el anarquismo, principalmente a través de la visita de Giuseppe Fanelli, discípulo de Bakunin, el que adquirió mayor influencia. Fanelli contribuyó a la creación de la sección española de la AIT en Madrid y Barcelona, conocida como la Federación Regional Española. La corriente marxista, por otro lado, se concentró en torno a un núcleo madrileño que entró en contacto con Paul Lafargue, yerno de Marx. Tras el golpe de Estado del general Pavía, un decreto disolvió las asociaciones dependientes de la AIT, forzándolas a la clandestinidad.
Principios Básicos del Anarquismo
- Rechazo a cualquier forma de poder impuesto.
- Defensa de la libertad individual.
- Eliminación del Estado y sus instituciones.
- Supresión del dinero y la propiedad privada.
- Defensa de la revolución violenta (terrorismo) y del recurso a la huelga.
- Renuncia a cualquier forma de participación política.
- Rechazo de la religión y de la Iglesia.
- Necesidad de educación para erradicar el analfabetismo obrero.
Organizaciones Anarquistas
El anarquismo implicó la separación del mundo obrero de la política oficial, influenciado por la deslealtad de los políticos en el cumplimiento de promesas de mejora social. Esto llevó al obrerismo a un rechazo hacia el Estado y a la desconfianza en la acción política reformista. El área geográfica principal de este movimiento fue el litoral mediterráneo, con una fuerte adhesión de los campesinos sin tierra de Andalucía y el proletariado textil de Cataluña.
En 1874, la comisión federal anarquista entró en la clandestinidad debido a la represión. En 1881, la legislación del gobierno de Sagasta permitió el retorno del anarquismo a la legalidad. Esto llevó a la fundación de la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE) en un congreso en Barcelona. Sin embargo, la nueva organización se vio afectada por la represión tras el asunto de la Mano Negra (1882-1883) en Andalucía, una supuesta organización secreta acusada de asesinatos. La Guardia Civil afirmó tener documentos que demostraban que esta sociedad buscaba derribar el gobierno y exterminar a las clases acomodadas.
Esta campaña orquestada desde el gobierno permitió atribuir al anarquismo andaluz toda clase de crímenes, extendiendo la culpa a la FTRE. La represión gubernamental y las luchas internas debilitaron la organización. A finales del siglo XIX, el movimiento obrero anarquista español, al igual que en el resto de Europa, se encontraba limitado a grupos terroristas incontrolados que llevaban a cabo «la propaganda por el hecho». Una minoría radical optó por la acción directa, atentando contra los pilares del Estado, los capitalistas y la Iglesia.
Socialismo en España
Principios Básicos del Socialismo
- Propiedad en manos del Estado.
- Economía centralizada y colectiva.
- Sociedad sin clases sociales.
- Los trabajadores debían conquistar el Estado e imponer sus medidas por la fuerza.
La otra tendencia del movimiento obrero, la socialista o marxista, se limitaba en 1874 a reducidos núcleos de seguidores de Marx. La «Asociación del Arte de Imprimir», presidida por el tipógrafo Pablo Iglesias, servía de refugio. Pablo Iglesias convenció a sus compañeros de la necesidad de formar un partido. El 2 de mayo de 1879, fundaron clandestinamente el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y crearon una comisión para redactar su programa y reglamento.
En su ideario destacan los objetivos marxistas: la conquista del poder político por la clase trabajadora, ya sea por vía electoral o a través de la revolución obrera. Con los obreros en el poder, se establecería una dictadura del proletariado para desmontar el sistema capitalista, como paso previo hacia una sociedad sin clases sociales, objetivo final del marxismo.
A partir de 1881, el PSOE pudo ser legalizado gracias a la Ley de Asociación aprobada por el gobierno liberal de Sagasta. La salida de la clandestinidad permitió una amplia difusión del programa. El PSOE se definía como un partido marxista, de orientación obrerista y partidario de la revolución social. En 1888, se creó el sindicato socialista Unión General de Trabajadores (UGT) en un congreso en Barcelona, seguido por el I Congreso del PSOE para perfilar la organización del partido.
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