25 Jul

Conforme a la propuesta de examen, he elegido la opción A, cuyo título es “_RESTAURACIÓN.__

Para entender correctamente el tema debemos remontarnos al momento final de la I República española: la inestabilidad creciente y la incapacidad de los diferentes gobiernos para hacerle frente, llevó al aumento de la influencia del denominado Partido Alfonsino, activo desde la monarquía de Amadeo de Saboyá, y que defendía la restauración de los Borbones, como único garante de la tan ansiada estabilidad. Los diferentes conflictos arrastrados durante buena parte del Sexenio, unidos a la creciente influencia del movimiento obrero, llevaron a que los grupos más conservadores vieran la vuelta de los Borbones como la única oportunidad de devolver el orden y la estabilidad al país y que, al mismo tiempo, el ejército cobrara de nuevo su tradicional protagonismo e intervencionismo en la política de la nacíón. Así, el 29 Diciembre de 1874, los acontecimientos se precipitaron cuando ArsenioMartínez Campos tras un pronunciamiento en Sagunto, proclamaba la restauración de los Borbones en la persona de Alfonso XII, hijo de la exiliada Isabel II. Previamente, Antonio Cánovas redactaba el 1 de Diciembre un manifiesto que el príncipe firmó en Sandhurst, (academia militar inglesa donde completaba su formación) en el que se resumían los objetivos básicos de la nueva monarquía: su carácter conservador y católico, la defensa del orden social y la garantía del funcionamiento del sistema político liberal.

Con estos dos hechos daba comienzo la Restauración, un periodo, como hemos mencionado anteriormente, bastante amplio en la historia de España, ya que acabará en 1923, con el Golpe de Estado de Primo de Rivera, o si se prefiere, hasta la proclamación de la II República en 1931. La duración del periodo hace que se divida en dos etapas, tomando como referencia el Desastre del 98, que supuso el fin del Imperio colonial español y llevó a la necesidad de adoptar medidas que condujeran a la regeneración del país.

Esta etapa tuvo carácterísticas positivas como la estabilidad política, la modernización económica y el alejamiento del ejército de la vida política pero también las hubo negativas: el caciquismo, el dominio de la burguésía oligárquica y la falsificación electoral. En la configuración de los rasgos definitorios del periodo será una figura de esencial importancia Cánovas del Castillo, fundador del partido Alfonsino, que aglutinaba a progresistas, moderados y unionistas; precisamente será este el que asuma la regencia hasta la llegada de Alfonso XII.

Para dar una imagen de legalidad al nuevo régimen, es aprobada el 30 de Junio de
1876 una nueva constitución, con la que se intentan poner las bases del nuevo sistema, caracterizándose esta por su carácter conservador (influenciada por la de 1845) pero, al mismo tiempo, incorpora algunos de los principios democráticos de la Constitución de 1869. Era una constitución breve con tan sólo 89 artículos, y se caracterizaba por ser ambigua y flexible. Sus rasgos esenciales serán:

Soberanía compartida entre las Cortes y la Corona, pero esta va a quedar marginada de cualquier decisión política.

Poder ejecutivo: Ostentado por el rey y los ministros, donde este aquel es inviolable y son los ministros los que poseen responsabilidad política,

Poder legislativo: Reside en las Cortes con el Rey, propio de la soberanía compartida y donde el Rey interviene en la elaboración de las leyes mediante la promulgación, sanción y veto. Las Cortes, bicamerales, están compuestas por un Congreso, elegido por sufragio censitario, remitido a una ley posterior, y un Senado compuesto por varios tipos de senadores: Nombrados por el rey de de derecho propio (ambos vitalicios) y elegidos por las corporaciones entre los mayores contribuyentes. Aquí es donde posiblemente podemos observar de forma más clara la influencia de la constitución moderada de 1845, ya que como vemos el poder legislativo va a ser ejercido por grupos acomodados de la sociedad, quedando patente el carácter oligárquico del sistema, que pretende garantizar la estabilidad por medio de la exclusión de la vida política de los grupos considerados más radicales, como por ejemplo, el movimiento obrero.

Religión: Se configura un estado confesional, donde se mantiene culto y clero pero al mismo tiempo se permiten los cultos privados, en un intento de incorporar principios democráticos del periodo anterior.

Derechos y libertades: Semejantes a los de la constitución de 1869, aunque su regulación se va a remitir a leyes posteriores que acabarán limitándolos, en un intento de garantizar la estabilidad que no se había conseguido durante el Sexenio.


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