20 Jul

Partidos Políticos durante el Reinado de Isabel II

Los partidos políticos del siglo XIX no eran como los concebimos actualmente, grupos compactos con una ideología y un programa político en común. Eran, más bien, agrupaciones de personas alrededor de un líder (civil o militar) que se juntaban para participar en las elecciones y tener acceso a los órganos de poder. En el reinado de Isabel II encontramos los siguientes partidos políticos: moderado y progresista (los dos principales); Unión Liberal, demócrata y republicanos.

Partido Moderado

Estaba formado por terratenientes, antigua nobleza, alto clero y altos cargos militares. Eran “gentes de orden”. Defendían sobre todo el orden y el derecho a la propiedad. Desconfiaban de la participación de las masas en política ya que el gobierno debía quedar en manos de una minoría enriquecida (alta burguesía). Entre sus líderes, destaca el general Narváez.

Partido Progresista

Se consideraban defensores de la libertad. Lo formaban la mediana y pequeña burguesía, la oficialidad media del ejército y las clases populares urbanas (artesanos/ comerciantes/ profesiones liberales). Partidarios de reformas en la agricultura, serán los que pongan en marcha las desamortizaciones. Sus líderes: Espartero, Mendizábal y Prim.

Unión Liberal

Es un partido de centro, a mitad de camino entre el moderado y el progresista. Carecía de ideología definida, más bien tenía un sentido pragmático de la política. Su líder, también militar, el general O´Donnell.

Partido Demócrata

Surge de una escisión del partido progresista. Como característica identificativa es el partido que defendía el sufragio universal masculino. Reconocían un amplio campo de libertades. A la corona le limitan su poder y con los progresistas son defensores de la Milicia Nacional. Su fuerza se apoya en las clases bajas.

Partidos Republicanos

El desprestigio de la monarquía de Isabel II hizo ganar adeptos entre el republicanismo. Defendían la República como la opción política más democrática en cuanto los cargos públicos, incluida la Jefatura del Estado, eran sometidos a elección. El grave hándicap entre el republicanismo español fue la gran proliferación de partidos existentes y la falta de unidad entre ellos.

Conflictos del Sexenio Democrático y sus Consecuencias

La revolución de septiembre de 1868, conocida como la “Gloriosa”, inicia una etapa de seis años de gran inestabilidad política en la que hubo varios regímenes políticos en los que la pequeña burguesía tiene un fuerte protagonismo junto al nacimiento del movimiento obrero. Fue el último intento de ampliar más la democracia en la revolución liberal iniciada en el reinado de Isabel II. Encontramos tres fases.

1ª Fase: Gobierno Provisional (1868-1870)

Prim del partido Progresista y Serrano de la Unión Liberal se alzan como los máximos dirigentes en este periodo. Para salir de la crisis política y económica en que se encontraba el país, tras los últimos años caóticos del reinado de Isabel II, toman unas medidas en tiempo récord:

  • Disuelven las Juntas Militares para que el Gobierno tenga el control del país.
  • Aprueban la Ley de Asociación que permitirá la llegada del movimiento obrero internacional y el sufragio universal.
  • En lo económico crean la peseta y apuestan por una política librecambista, totalmente opuesta a lo realizado hasta el momento.

Pero lo más significativo es la redacción de una nueva constitución, la de 1869. Constitución muy avanzada para su tiempo, una de las más democráticas de Europa. El carácter monárquico de la misma disgustó a los republicanos y también a amplios sectores populares al no recoger sus reivindicaciones más radicales.

2ª Fase: Monarquía de Amadeo de Saboya (1870-1873)

La dinastía de Amadeo contaba con pocos apoyos. Hubiera sido un buen monarca pero se encontró solo desde el principio. Prim, su valedor, murió asesinado. La nobleza, el clero y las camarillas reales le volvieron la espalda. Los republicanos no lo querían como es obvio. Pero la desintegración de su coalición electoral (progresistas, unionistas y demócratas) fue lo que le llevó a la renuncia del trono. Sus años de reinado estuvieron llenos de dificultades. Tuvo que hacer frente a dos guerras: una guerra en Cuba, la “guerra de los Diez Años” (1868-1878), y la otra la “Tercera guerra carlista”. Amadeo abandonó el país dejando una impresión de país ingobernable y reacio a que se consolidara una monarquía democrática. Ocasión perdida.

3ª Fase: I República (1873-1874)

La República llegó con gran entusiasmo entre las clases populares pero nacía con escasas posibilidades de éxito. Entre los grupos políticos de las Cortes no encontró buena sintonía. Y a nivel internacional, la I República se vio aislada. Solo EEUU y Suiza la reconocieron. La veían como un régimen revolucionario que podía poner en peligro la estabilidad de una Europa conservadora.

En los once meses de vigencia la conflictividad política que se vivió fue muy grande. La aprobación de una constitución federal de 1873 fue insuficiente para poner en marcha el proyecto político. La elección de cuatro presidentes es una muestra de esa inestabilidad. Las dificultades que se encontró fueron las siguientes:

  • Crisis económica coincidiendo con la crisis mundial de 1873.
  • División irreconciliable entre los partidos republicanos (federales/unitarios).
  • Continuación de las guerras en Cuba y la carlista.

Pero sobre todo el cantonalismo fue el problema más grave al que se enfrentó. El radicalismo de algunos cantones (el más importante el de Cartagena) acabó con un viraje conservador de la I República a la que pondría fin la entrada de Pavía en las Cortes y posteriormente el pronunciamiento militar de Martínez Campos en Sagunto restaurando la monarquía borbónica.

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