Valíéndose de su control de las grandes ciudades, el PSOE comenzaba una estrategia de acoso a Suárez y en Mayo de 1980 presentaba una moción de censura que, aunque rechazada, deterioraba aún más la imagen de una UCD en descomposición, en la que las críticas a su líder le llevaron a presentar la dimisión; durante la sesíón parlamentaria en la que se prepara la investidura de su sucesor un hecho gravísimo conmocionará la vida del país. Tras su investidura Leopoldo Calvo-Sotelo continuó la labor legisladora (Estatuto de Autonomía de Galicia, Ley del Defensor del Pueblo, Ley de Divorcio, LOAPA) y en un deseo de allanar el camino para la entrada en la CEE y de procurar la modernización de las fuerzas armadas solicitaba el ingreso en la OTAN a pesar de la oposición de los partidos de izquierdas; pero las disputas dentro de la UCD no cesaban, sus resultados en las elecciones gallegas y andaluzas eran deficientes y parte de sus líderes abandonaban el partido, entre ellos el propio Suárez, que fundaría una nueva formación, el Centro Democrático y Social (CDS). Calvo Sotelo acabaría disolviendo el Parlamento y convocando elecciones para Octubre de 1982, en unos momentos en los que ya se tenía por modélico el proceso hispano hacia la restauración de la democracia y en los que el país hacía alarde de su capacidad organizativa de actos de gran repercusión internacional, como los mundiales de fútbol de ese año.
El socialismo democrático con Felipe González (1982-1996).
El mensaje de modernización, reforma y eficacia que difunde el PSOE ante las elecciones generales de 28 de Octubre de 1982 le vale una amplia mayoría absoluta -202 escaños- y con ello la dirección de una política centrada en el ajuste económico, la reforma legislativa y la definitiva consolidación de la presencia internacional española, confirmada con su ingreso en la Comunidad Económica Europea. Con las elecciones se asiste también a un incremento de la representación parlamentaria de la derecha constitucional aglutinada en la Alianza Popular de Fraga, a la derrota total de los centristas -tanto de los últimos ucedistas como del CDS-, a los buenos resultados de nacionalistas catalanes y vascos y a una importante reducción de la presencia comunista. El 1-XII-1982, con 40 años de edad, el abogado sevillano Felipe González era investido como nuevo Presidente. Otras reformas legislativas de interés aprobadas en esta primera etapa socialista serían la Ley de Criterios Básicos de la Defensa Nacional, la Ley de despenalización del aborto, la Ley Orgánica del Poder Judicial, la Ley de Reforma Universitaria o la Ley Orgánica del Derecho a la Educación, promulgada en 1983. A la vez que desde instancias gubernamentales se intenta sin éxito la vía del diálogo y se incrementa la cooperación con Francia en materia antiterrorista, comienzan a actuar los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación), que desde 1983 dirigen sus acciones contra simpatizantes o miembros del nacionalismo abertzale; la posible connivencia entre estos Grupos y el gobierno socialista será uno de los temas periodísticos y judiciales más candentes de la España de los 90 E En cuanto a la política exterior, nos detendremos sólo por razones de tiempo en sus dos hitos fundamentales. En Junio de 1985 se firmaba el Tratado de Adhesión a la CEE, que entraría en vigor el 1 de Enero siguiente, y el 12 de Marzo de 1986 se realizaba el referéndum sobre la permanencia en la OTAN, con un triunfo de la postura afirmativa del gobierno , a pesar de la defensa del voto negativo de la izquierda y de la abstención por la abstención de la derecha.
González adelantaba las elecciones generales a Junio de 1986, revalidando su mayoría absoluta, aunque con una pérdida de 18 escaños. Además se produce un importante desarrollo de la economía, lo que se advierte en indicadores positivos como la reducción del déficit público, la subida de la producción y de los beneficios empresariales y la disminución del paro, aunque medidas como la moderación salarial provocan el rechazo sindical. Aun así se aprecia una creciente conflictividad social, con gestos como la renuncia a su acta de parlamentario del secretario
general de UGT Nícolás Redondo o el acercamiento de esta central a CCOO, que culmina con la huelga general del 14-XII-1988, impulsada en última instancia por el descontento de las clases medias ante la presión fiscal, la actitud prepotente del gobierno en las negociaciones laborales y las deficiencias en servicios esenciales como la sanidad o la justicia. De hecho, sólo en materia antiterrorista contarán los socialistas con el respaldo de la mayoría de las fuerzas parlamentarias, conmocionadas por atentados como la masacre de Hipercor en Barcelona, apoyo plasmado en acuerdos como los Pactos Antiterroristas de la Mesa de Madrid (XII-1987) y de Ajuria Enea (I-1988). A comienzos de los 90 Eaparecen fracturas en el PSOE, dividido entre los llamados renovadores y guerristas, encabezados estos por un Alfonso Guerra que a comienzos de 1991 dimitía como vicepresidente como consecuencia de un escándalo en el que figuraba involucrado su propio hermano, sustituyéndole Narcís Serrá.
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El gobierno del Partido Popular con José María Aznar: Primera legislatura (1996/2000)
La llegada del PP al poder significó una consolidación de la democracia, pues implicaba la alternancia política y el inicio de una nueva experiencia de gobierno que cuatro años más tarde otorgaría a los populares la mayoría absoluta. Se produjo la privatización de numerosas empresas públicas, como Endesa y Telefónica, se redujo el IRPF con intención de reactivar el consumo y se flexibilizó el mercado laboral siendo ministro de Trabajo Javier Arenas, desarrollándose los contenidos del Pacto de Toledo que en 1995 había garantizado el poder adquisitivo de las pensiones. También en esta etapa se profesionalizaron las Fuerzas Armadas, reducíéndose sus efectivos y suprimíéndose el servicio militar obligatorio, lo que se produjo definitivamente en 2001. La línea centrista y moderada del PP en su primera legislatura le condujo a unos muy buenos resultados electorales en el 2000, favorecidos además por la crisis interna del PSOE tras la retirada política de Felipe González; con 183 escaños alcanzaba la mayoría absoluta, mientras que los socialistas retrocedían a los 125 escaños, aunque, de todos modos, seguía confirmándose un modelo bipartidista.
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