20 Ene
TEORÍA DEL CONOCIMIENTO (Epistemología, Gnoseología)
Platón hereda de su maestro Sócrates la preocupación por una filosofía centrada en el desarrollo de una vida virtuosa y justa, así como la búsqueda de un conocimiento auténtico, firme y verdadero. Ambos critican a los Sofistas y se centran en la educación de la juventud ateniense y la creación de una sociedad justa como el objetivo central de su filosofía. Los sofistas defendían que se puede distinguir entre las cosas que son por naturaleza (Physis) y cosas que son obra de los hombres (Nomos). Ante el Nomos, los sofistas creen que todo es opinable. Los sofistas defendieron el Escepticismo y el Relativismo en cuestiones epistemológicas. Los escépticos consideran que no se podía hablar de la verdad, ya que para ellos solo existían opiniones subjetivas. Sin embargo, los relativistas aceptaban la existencia de la verdad, pero esta dependía de múltiples contextos (culturales, religiosos, políticos …). Los sofistas enseñaban el arte de la oratoria y la persuasión, convirtiendo argumentos débiles en poderosos, con el objetivo de que sus estudiantes tuvieran éxito en la política ateniense. Los sofistas creían que la verdad es cambiante y se distinguen dos generaciones de sofistas. La primera generación (Gorgias y Protágoras) nos explica que no todo lo que sabemos viene de los dioses, sino que podemos pensar por nosotros mismos. La segunda generación (Trasímaco y Calicles) usaban estas ideas para justificar la ambición y la injusticia. Sócrates, a diferencia de los Sofistas, buscaba el conocimiento verdadero y se preocupaba por la búsqueda de la verdad en cuestiones de valores morales y de la felicidad. Consideraba que los sofistas confundían a los jóvenes al desvalorar el lenguaje y vaciar de significado conceptos como justicia, bien y belleza, según les convenía. Sócrates promovía la claridad y definiciones objetivas y universales de estos valores morales a través del diálogo y el método socrático de la ironía mayéutica, en contraposición a los discursos seductores de los Sofistas. Buscaba que las personas se volvieran conscientes, libres y mejores a través de esta búsqueda de conocimiento genuino. En la filosofía griega clásica, los sofistas inicialmente sustituyeron la fuerza por el poder de la palabra. Sin embargo, Sócrates y Platón advirtieron del peligro de basar el conocimiento y la política en una palabra vacía y sin significado, y no en la Razón y el Logos para comprender su verdadero sentido. Para buscar ese conocimiento verdadero, Platón establece una clasificación de los grados de conocimiento: El conocimiento sensible sólo nos proporciona opiniones (doxa) debido a que las sensaciones son subjetivas y cambiantes, ya que la información de un mundo material no es estable. Además, dentro de este ámbito existe una división entre el conocimiento basado en la imaginación (eikasía), que se conforma con imágenes y fantasía, y la creencia (pistis), que se basa en el conocimiento directo y sensible de las realidades físicas. Este tipo de conocimiento carece de estabilidad y certeza. El conocimiento intelectual nos brinda un conocimiento auténtico y objetivo, llamado ciencia (episteme), al centrarse en el mundo inteligible, donde existen realidades pensables que no son percibidas por los pensamientos. Aquí encontramos las esencias y universales (Ideas o Formas). Se distingue entre dos grados de conocimiento intelectual: La razón discursiva (dianoia) analiza las realidades abstractas como las matemáticas. La razón abstractiva e intuitiva (noesis) puede captar las realidades más puras, objetivas y universales (Ideas o Formas). Platón defiende que para alcanzar el verdadero conocimiento, debemos seguir la Dialéctica, un método que nos permite pasar de la confusión del mundo sensible a la pureza y la inmutabilidad del mundo inteligible. Esto se ejemplifica en el Mito de la Caverna, donde algunos permanecen en la ignorancia, mientras que los filósofos, tras un difícil proceso, pueden presenciar la auténtica realidad, alejándose de las sombras y las falsas apariencias hacia la luz y la verdad. Los sofistas no admiten la existencia de las realidades inteligibles. La Teoría de la Reminiscencia de Platón argumenta que aunque nuestro pensamiento está sometido a la información que le ofrecen los sentidos podemos conocer lo inteligible. Según Platón, conocemos las ideas porque antes de nacer nuestras mentes ya las conocía y ahora las recordamos aunque no se pueda sentir. Platón argumenta que nuestro pensamiento ya posee conocimiento del mundo inteligible sin depender de los sentidos. Esto se debe a que, según su teoría antropológica, el pensamiento reside en el alma, que en el pasado existía separada del cuerpo y tenía conocimiento pleno en el mundo de las Ideas. Al unirse al cuerpo, el alma olvidó ese conocimiento, pero a través de esfuerzo y disciplina, puede recordarlo gradualmente. Platón razona que el verdadero conocimiento es un recuerdo de lo que ya sabíamos antes de nacer. Utiliza el método dialéctico para ascender desde el conocimiento de cosas sensibles hacia el conocimiento universal, impulsado por el Eros, que es tratado como un apoyo emocional. Platón también destaca la utilidad del método mayéutica (el método socrático de hacer preguntas) para buscar la verdad o el recuerdo. Todas estas vías de acceso al conocimiento buscan la vida feliz y sabia, que implica recuperar el conocimiento perdido, es decir, la vida filosófica.
TEORÍA DE LA REALIDAD (Metafísica; Ontología). TEORÍA DEL MUNDO DE LAS IDEAS
Platón, en un contexto marcado por el escepticismo de los sofistas, propone una filosofía que sostiene la existencia de una verdad objetiva y universal, accesible a través de la reflexión filosófica. Contrario a los sofistas, que creen que el mundo es solo lo que percibimos, Platón postula la existencia de un mundo inteligible de «Ideas» o «Formas» eternas e inmutables que son la verdadera realidad. Estas Ideas son modelos racionales y universales que subyacen a la apariencia sensible. Platón divide la realidad en dos mundos: el sensible y el inteligible. El mundo sensible es un reflejo imperfecto del mundo de las Ideas. Las cosas participan o imitan las Ideas de manera imperfecta, lo que explica las diferencias entre individuos y las propiedades accidentales. Platón también introduce la noción del «Demiurgo» que ordena la realidad material siguiendo los modelos de las Ideas. Las Ideas son entidades inmateriales y existen en una esfera aparte, aunque su ubicación no es espacial. Las Ideas abarcan conceptos morales como el Bien y la Justicia, así como esencias de entidades como Hombres, Árboles o Caballos. También considera las realidades matemáticas como un puente hacia lo inteligible. En resumen, Platón defiende la existencia de un mundo inteligible de Ideas eternas y perfectas, que son la base de la verdadera realidad. Esta filosofía influyó en pensadores posteriores, especialmente en la Edad Media, donde se conectó con la teología cristiana.
TEORÍA DEL HOMBRE (Antropología-Psicología)
Los filósofos han debatido a lo largo de la historia sobre la naturaleza del ser humano y la incógnita de la muerte. Los pitagóricos fueron los primeros en destacar la dualidad del ser humano, compuesta por un elemento material (el cuerpo) y uno espiritual (el alma), siendo esta última inmortal. Platón, influenciado por los pitagóricos, desarrolló una visión similar del ser humano y la relacionó con su metafísica dualista. Platón sostuvo que el hombre está compuesto por un alma inmortal y un cuerpo mortal. El alma es la parte inmaterial y espiritual que alberga las facultades principales, especialmente el pensamiento, capaz de conocer las Ideas. El cuerpo, en contraste, es material, mortal y la fuente de sensaciones, placeres y deseos. Platón consideró que la unión del alma y el cuerpo es accidental, y el alma existía en el mundo de las Ideas antes de su unión con el cuerpo. Esta unión se interpreta a menudo como una caída, ya que el estado natural del alma es su existencia separada en el ámbito de lo inteligible. Para Platón, el alma está «encarcelada» en el cuerpo y, debido a alguna falta, se encuentra en el mundo material, necesitando un proceso de purificación para regresar a su estado original. Platón también presentó una teoría de las partes del alma, que incluye: El alma racional: La parte superior y divina del alma, relacionada con el pensamiento, idéntica a las Ideas e inmortal. El alma irascible: Donde residen los impulsos nobles y la fuerza de la voluntad, común a los animales y mortal. El alma concupiscible: Alberga los deseos más materiales y sensuales, también mortales. En resumen, Platón defendió la dualidad del ser humano, con un alma inmortal y un cuerpo mortal, y esta concepción influyó en filósofos que resaltaron la dimensión espiritual e inmortal del ser humano. El hombre, según Platón, está provisionalmente en el mundo material, esperando un retorno a su lugar original en el mundo inteligible.
ÉTICA
La ética platónica es esencial en su filosofía, ya que busca justificar la existencia de valores morales absolutos, en contraposición al relativismo sofista. Platón sostiene una ética eudaimonista, centrada en la consecución de la verdadera felicidad, que se logra mediante la realización de la personalidad racional y moral del individuo. La virtud y la sabiduría están estrechamente relacionadas, y para Platón, la vida virtuosa es la única que conduce a la felicidad. Defiende una vida «mixta», que equilibra tanto los aspectos intelectuales como los materiales, y permite disfrutar de placeres moderados y racionales. Platón identifica tres dimensiones de la virtud en el alma, relacionadas con sus partes: El alma racional debe desarrollar la virtud de la sabiduría y la prudencia, comprendiendo las realidades inteligibles y dirigiendo al resto del cuerpo. El alma irascible debe cultivar la virtud de la fortaleza, la constancia y el vigor para enfrentar desafíos, siempre bajo la guía de la razón. El alma concupiscible debe practicar la virtud de la templanza y la moderación, evitando los excesos en la búsqueda del placer. Cuando un individuo cultiva estas tres virtudes, logra la armonía en su alma y, por tanto, desarrolla la virtud de la justicia, lo que conduce a la purificación del alma y su retorno al mundo inteligible, alcanzando la perfección y la felicidad. En resumen, la ética de Platón sienta las bases para una reflexión ética que ha influido en gran parte de la historia del pensamiento, especialmente en la tradición cristiana, al establecer la existencia de un Bien absoluto que determina normas y valores morales universales y necesarios.
POLÍTICA
Platón, a través de su obra más ambiciosa, «La República,» revela su deseo de ser un reformador social y político. Su filosofía busca corregir las consecuencias morales que surgieron de los sistemas de gobierno de su tiempo y la influencia corrupta de los sofistas en la vida política y educativa de Atenas. Platón sostiene que los seres humanos son seres sociales por naturaleza y que la polis o el Estado existe para satisfacer sus necesidades. Esto lleva a la especialización del trabajo en la sociedad. Platón conecta estrechamente sus ideas éticas con sus ideas políticas, argumentando que la virtud del Estado perfecto depende de la virtud de las almas individuales de sus ciudadanos, y viceversa. Para él, un Estado ideal debe ser justo y proporcionar felicidad a sus ciudadanos. En su modelo de Estado ideal, Platón identifica tres clases sociales: gobernantes, guardianes y productores, y cada una debe desarrollar su virtud correspondiente: sabiduría, fortaleza y templanza. Los gobernantes, que son los más sabios, son responsables de dirigir y gobernar el Estado. Esta doctrina del «filósofo-rey» defiende que los filósofos, al ser los más versados en las realidades inteligibles, deben liderar la sociedad. Los guardianes deben defender el Estado, practicando la virtud de la fortaleza, mientras que los productores se dedican a actividades económicas y satisfacen las necesidades de la ciudad, practicando la templanza. Platón también analiza las formas de gobierno de su época, como la aristocracia, la timocracia, la oligarquía, la democracia y la tiranía, y muestra cómo pueden degenerar en sistemas injustos y corruptos. La filosofía política de Platón ha sido objeto de elogios y críticas a lo largo de la historia. Algunos la ven como un modelo de sociedad conservadora basada en principios inamovibles, mientras que otros, especialmente en la era moderna, defienden la soberanía popular y una sociedad abierta a la pluralidad y el cambio.
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