29 Mar
Respecto a la estructura externa, se trata de un romancillo (poema narrativo), una composición poética de arte menor similar al romance, pero con versos de menos de ocho sílabas que se agrupan en estrofas de ocho versos, al final de cada una se repite un estribillo formado por un pareado de versos hexasílabosy rima consonante, mientras que la rima de las estrofas es asonante en los versos pares con esquema -a-a-a, dejando libres los impares. Sin embargo, aunque se concibe como un romance, Góngora sustituye una innovación, ya que no surgen de la épica, sino de la lírica (yo lírico de la protagonista), hecho que nos recuerda a una canción, hay ritmo. Otra cosa que rompe con la idea del típico romance anónimo, es que está hecho por un escritor culto y los versos son hexasílabos.
En cuanto a la estructura interna el poema está organizado en dos partes. La primera parte está compuesta por los versos 1 hasta el 8. En esta, Góngora introduce el tema: el llanto de una bella muchacha recién casada por la partida de su esposo a la guerra. Es una narración ya que está escrita en tercera persona (posteriormente habrá un cambio de persona), como si un narrador nos introdujera al personaje que después expondrá su situación en forma de reflexión, además predominan los verbos. Desde los primeros versos vemos que se nos habla de la situación en que se encuentra y más adelante, los versos pasan a situarnos en los momentos anteriores que explicarán el presente, como lo indica la antítesis de los versos 3 y 4: «Hoy viuda y sola/ Y ayer por casar», donde también nos encontramos con una elisión del verbo «estar». De este modo, el autor pretende mostrar la fugacidad del tiempo, de modo que además de presentarnos la antítesis, también nos presenta el tópico latino Tempus fugit. También destacar la sinécdoque, presente en los versos 5 y 6, con lo que representa que “sus ojos” son el todo y que estos, van con él.
Uno de los elementos más importantes en este poema es el largo apóstrofe que empieza en el verso
9, en el que la joven se dirige al mar, y continúa a lo largo de todo el poema que a su vez, lo divide en dos partes. El inicio de este apóstrofe es el estribillo que se repetirá al final de cada una de las 6 estrofas: «Dejadme llorar / Orillas del mar» (vv. 9-10, 19-20, 29-30, 39-40, 49-50 y 49-60).
Continuando con el apóstrofe y ya en la segunda parte del poema, nos encontramos con el resto de los versos en primera persona (vv. 9-60), introduce el yo lírico, en los que se dirige a su madre, desahogándose de la pena que está sufriendo. Vemos de nuevo la utilización de la antítesis, que también es una paralelismo: «tan corto el placer / tan largo el pesar» (vv. 13 y 14). Con ello intensifica su pesar y el poeta lo utiliza para conmovernos, ya que aporta dramatismo a la historia de la muchacha, junto con otro aspecto destacado que es el que incide en la juventud de la protagonista (v. 12), lo que implica compasión hacia esta. En toda la estrofa parece que la joven intenta, en parte, culpar a su madre por las desgracias que ahora está padeciendo, como podemos ver en los versos 11, 15 y 16. El uso de los polisíndeton en los versos 15 y 17, que es parte de una enumeración, enfatiza e incrementa ese dramatismo. De hecho, en esta estrofa hay varias anáforas: con el término, «tan» (vv. 12-14), con el término «de» (v. 16 y v. 18) y retomando el polisíndeton, el término «y» (v. 15 y v. 17). La estrofa se cierra con una hipérbole que refuerza la idea central del dolor de la joven «y lleva las llaves / de mi libertad» (vv. 17-18), que puede indicarnos dos cosas: la primera sería la metáfora de llaves como el compromiso matrimonial que supone una puerta cerrada para la mujer sometida al esposo. La otra idea sería que el dolor que siente es tan intenso que cesa incluso su libertad y renuncia al mundo, ya que la estrofa se estructura en un hipérbaton, cuyo orden lógico podría ser: «De hoy más (de ahora en adelante), mis ojos conviertan el sabroso oficio del dulce mirar, en llanto», es decir, parece mostrar la voluntad de vivir permanentemente llorando. Destacar la sinestesia «del dulce mirar» (v. 24), con ella lama pretende mostrar la sensación propia de otros momentos más felices (dulces, agradables, bonitos) que a partir de ahora, con la ausencia del ser amado, dejarán de serlo. De nuevo nos volvemos a encontrar con una antítesis: (vv. 27-28), un contraste que nos muestra la gravedad de la situación y que además el autor utiliza la sinécdoque «paz» para mostrarnos cuánto significaba su esposo para ella.
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