Soneto V:
Soneto V: Este poema es uno de los 40 sonetos de Garcilaso de la Vega, poeta encuadrado dentro del Renacimiento. Llamamos Renacimiento al período cultural y social que tiene lugar con posterioridad a la Edad Media y que supone una revaloración de la antigüedad clásica, sus textos y sus formas. En él se desarrolla el Humanismo, movimiento cultural iniciado en Italia que, considerando al hombre centro del universo, dedica sus esfuerzos al estudio de las letras humanas. En consecuencia, es una época marcada por el optimismo y el vitalismo y en el que vemos un gran auge artístico y cultural.Dentro de este período, Garcilaso de la Vega cultivó la denominada poesía italianizante. Criado en el seno de una familia de la nobleza, recibió una educación de tradición clásica y letras y entró muy joven al servicio del emperador Carlos V. Es un claro ejemplo de noble cortesano de la época: hombre de armas y de letras. Durante un viaje a Nápoles, tuvo contacto con la poesía italiana renacentista e introdujo en España el modelo petrarquista.En este poema, como en la mayoría de las composiciones de Garcilaso, aparece el tema del amor. En particular, se trata de la descripción del sentimiento y su incondicionalidad. En cuanto a la estructura externa, estamos ante un soneto, composición compuesta por catorce versos endecasílabos distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos que riman en consonante formando el siguiente esquema: ABBA/ABBA/CDE/CDE. En lo que respecta a la estructura interna, el poema se divide en dos partes claramente diferenciadas: en la primera de ellas, constituida por los dos cuartetos, el yo poético declara y describe su amor, mientras que en los dos tercetos expresa la idea del amor como única causa y razón de su vida. Pasaremos ahora a analizar las figuras retóricas distribuidas por planos: Para empezar, dentro del plano fónico encontramos una aliteración del sonido “s” en la primera estrofa, que podemos interpretar como la revelación de un secreto. Por otro lado, en el plano léxico-semántico, destaca la metáfora con la que inicia el poema (escrito está en mi alma, vos sola lo escribisteis), al mostrar su alma como un papel donde la amada escribe sentimientos y también la de la segunda estrofa, en la que el poeta tiene fe en la amada como en un dios. En relación con esta última, es importante mencionar el tono hiperbólico de todo el poema, al exagerar su amor hasta el punto de ser la única razón de su vida e, incluso, una fe. Por último, mencionaré la personificación del alma con hábito de amarla a voluntad propia y la antítesis final del poema entre la vida y la muerte. Por su último, en el plano morfosintáctico es relevante observar el hipérbaton con el que comienza (“escrito está en mi alma vuestro gesto” en lugar de “vuestro gesto está escrito en mi alma”), para remarcar la metáfora mencionada en el apartado anterior. Además, los dos últimos versos están dominados por el paralelismo entre la anáfora “por vos” seguida del verbo. Para acabar, vemos también la políptoton entre el infinitivo “morir” y “muero” conjugado. En definitiva, este es un poema característico de Garcilaso por el uso del soneto y de los versos endecasílabos, por el uso de determinadas metáforas, por la temática del amor cortés como única razón del hombre expresada con un tono sereno y por la presencia de un ideal expresivo de equilibrio y armonía.
Soneto X:
Soneto X: Este poema es uno de los 40 sonetos de Garcilaso de la Vega, poeta encuadrado dentro del Renacimiento. Llamamos Renacimiento al período cultural y social que tiene lugar con posterioridad a la Edad Media y que supone una revaloración de la antigüedad clásica, sus textos y sus formas. En él se desarrolla el Humanismo, movimiento cultural iniciado en Italia que, considerando al hombre centro del universo, dedica sus esfuerzos al estudio de las letras humanas. En consecuencia, es una época marcada por el optimismo y el vitalismo y en el que vemos un gran auge artístico y cultural. Dentro de este período, Garcilaso de la Vega cultivó la denominada poesía italianizante. Criado en el seno de una familia de la nobleza, recibió una educación de tradición clásica y letras y entró muy joven al servicio del emperador Carlos V. Es un claro ejemplo de noble cortesano de la época: hombre de armas y de letras. Durante un viaje a Nápoles, tuvo contacto con la poesía italiana renacentista e introdujo en España el modelo petrarquista. En este poema, como en la mayoría de las composiciones de Garcilaso, aparece el tema del amor: el autor muestra su sufrimiento ante la pérdida de su amada, Isabel Freire. En concreto, explica el dolor que padece al hallar ciertos objetos que le recuerdan que su amor ya no está. En relación con este tema, se pueden apreciar los tópicos del tempus fugit (“en una hora junto me llevastes”) al referirse al rápido paso del tiempo y también el tópico del ubi sunt, al preguntarse dónde quedó la felicidad vivida en esas prendas. En cuanto a la estructura externa, estamos ante un soneto, composición compuesta por catorce versos endecasílabos distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos que riman en consonante formando el siguiente esquema: ABBA/ABBA/CDC/DCD. Pasaremos ahora a analizar las figuras retóricas distribuidas por planos: Para empezar, dentro del plano fónico destaca el uso de la exclamación y la interrogación retórica de los dos primeros cuartetos, que ayudan a intensificar el sentimiento de pérdida. También observamos la aliteración de la “m” y la “r” del último verso “verme morir entre memorias tristes”. Por otro lado, en el plano léxico-semántico, vemos cómo el autor personifica las prendas desde el principio (dulces y alegres). Estas prendas, además, constituyen una metonimia, al representar la figura de la amada, que era quien las usaba. Por último, resulta interesante la abundancia de antítesis al comparar el pasado con el presente (mal, bien; tristes, alegres). Por su último, en el plano morfosintáctico es relevante observar la abundancia de hipérbatos para fijar la atención sobre el elemento antepuesto (“prendas por mí mal halladas” en lugar de “mal halladas por mí”, por ejemplo, centra la atención sobre el yo poético), para remarcar la metáfora mencionada en el apartado anterior. Además, es interesante el encabalgamiento entre el quinto y sexto verso, (pasadas/horas) que también ayuda a centras la atención sobre las horas que inician el verso. En definitiva, este es un poema característico de Garcilaso por el uso del soneto y de los versos endecasílabos, por el uso de determinadas metáforas, por la temática del amor cortés como única razón del hombre expresada con un tono sereno y por la presencia de un ideal expresivo de equilibrio y armonía.
Suelta mi manso, mayoral extraño:
Suelta mi manso, mayoral extraño: Estamos ante uno de los 3000 sonetos atribuidos al autor barroco Lope de Vega. El Barroco es un movimiento artístico y cultural que se da en el S.XVII, que rompe con todos los esquemas del Renacimiento para crear un movimiento muy recargado que abusa de la exageración y la desproporción. Frente a la luz y el optimismo del Renacimiento, destacan en el Barroco el pesimismo y la oscuridad, siendo la muerte uno de los temas más característicos, pero también la sátira y la ironía. Félix Lope de Vega y Carpio (Madrid, 25 de noviembre de 1562 – 27 de agosto de 1635) fue uno de los más importantes poetas y dramaturgos del Siglo de Oro español y, por la extensión de su obra, uno de los más prolíficos autores de la literatura universal. El llamado Fénix de los ingenios y Monstruo de la Naturaleza (por Miguel de Cervantes), renovó las fórmulas del teatro español en un momento en el que el teatro comenzaba a ser un fenómeno cultural y de masas. Fue también uno de los grandes líricos de la lengua castellana y autor de muchas novelas. Se trata de una composición de carácter amoroso. A través de una recreación de la literatura pastoril, el poeta cuenta su experiencia: el lamento por la pérdida de su amada Elena de Osorio y el odio hacia el Conde Francisco Perrenot de Granvela, quien se la quitó. En cuanto a la estructura externa, estamos ante un soneto, composición compuesta por catorce versos endecasílabos distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos que riman en consonante formando el siguiente esquema: ABBA/ABBA/CDE/DCE. En lo que respecta a la estructura interna, el poema se divide en dos partes: en la primera, primer cuarteto, nos informa de su cometido: redactar un soneto; en la segunda, que abarca las dos siguientes estrofas, nos va informando del proceso de creación de cada parte y en el último terceto encontramos la finalización exitosa del poema. Pasaremos ahora a analizar las figuras retóricas distribuidas por planos: Al no encontrar ningún recurso relevante dentro del plano fónico, pasaremos directamente al morfosintáctico, donde se pueden observar algunos hipérbatos como el más relevante: “Un soneto me manda hacer Violante” en lugar de “Violante me manda hacer un soneto”, con el objetivo de enfatizar la palabra “soneto” que aparece así al principio del poema y nos deja clara su intención. Otro hipérbaton interesante es “que voy los trece versos acabando”, ya que separa la perífrasis verbal introduciendo en medio el complemento. También en este plano destaca el políptoton “burla, burlando”, que le concede un carácter humorístico y el que forman entrando con entré en el primer terceto, que ayudan a seguir el proceso casi al mismo tiempo que el autor lo crea. En cuanto al plano léxico-semántico, encontramos algunas metonimias como la del quinto verso, donde se refiere con el término “consonante” a la rima, o cuando se refiere a las estrofas por su tipo (cuarteto, terceto). En definitiva, pese a ser un poema sencillo en lo que se refiere a recursos, nos hallamos ante uno de los poemas más característicos en el que aborda el propio proceso de creación con esa genialidad que lo caracteriza.
Un soneto me manda hacer Violante:
Un soneto me manda hacer Violante: Estamos ante uno de los 3000 sonetos atribuidos al autor barroco Lope de Vega. El Barroco es un movimiento artístico y cultural que se da en el S.XVII, que rompe con todos los esquemas del Renacimiento para crear un movimiento muy recargado que abusa de la exageración y la desproporción. Frente a la luz y el optimismo del Renacimiento, destacan en el Barroco el pesimismo y la oscuridad, siendo la muerte uno de los temas más característicos, pero también la sátira y la ironía. Félix Lope de Vega y Carpio (Madrid, 25 de noviembre de 1562 – 27 de agosto de 1635) fue uno de los más importantes poetas y dramaturgos del Siglo de Oro español y, por la extensión de su obra, uno de los más prolíficos autores de la literatura universal. El llamado Fénix de los ingenios y Monstruo de la Naturaleza (por Miguel de Cervantes), renovó las fórmulas del teatro español en un momento en el que el teatro comenzaba a ser un fenómeno cultural y de masas. Fue también uno de los grandes líricos de la lengua castellana y autor de muchas novelas. El tema del poema es el proceso de composición de un soneto. Nos encontramos así ante la llamada “metaliteratura” que consiste en utilizar la literatura para hablar de la propia literatura. En cuanto a la estructura externa, estamos ante un soneto, composición compuesta por catorce versos endecasílabos distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos que riman en consonante formando el siguiente esquema: ABBA/ABBA/CDC/DCD. En lo que respecta a la estructura interna, podemos dividir el poema en torno al proceso de creación, de modo que en la primera parte, primer cuarteto, nos informa de su cometido: redactar un soneto; en la segunda, que abarca las dos siguientes estrofas, nos va informando del proceso de creación de cada parte y en el último terceto encontramos la finalización exitosa del poema. Pasaremos ahora a analizar las figuras retóricas distribuidas por planos: Al no encontrar ningún recurso relevante dentro del plano fónico, pasaremos directamente al morfosintáctico, donde se pueden observar algunos hipérbatos como el más relevante: “Un soneto me manda hacer Violante” en lugar de “Violante me manda hacer un soneto”, con el objetivo de enfatizar la palabra “soneto” que aparece así al principio del poema y nos deja clara su intención. Otro hipérbaton interesante es “que voy los trece versos acabando”, ya que separa la perífrasis verbal introduciendo en medio el complemento. También en este plano destaca el políptoton “burla, burlando”, que le concede un carácter humorístico y el que forman entrando con entré en el primer terceto, que ayudan a seguir el proceso casi al mismo tiempo que el autor lo crea. En cuanto al plano léxico-semántico, encontramos algunas metonimias como la del quinto verso, donde se refiere con el término “consonante” a la rima, o cuando se refiere a las estrofas por su tipo (cuarteto, terceto). En definitiva, pese a ser un poema sencillo en lo que se refiere a recursos, nos hallamos ante uno de los poemas más característicos en el que aborda el propio proceso de creación con esa genialidad que lo caracteriza.
Érase un hombre a una nariz pegado:
Estamos ante uno de los sonetos más representativos del autor barroco Francisco de Quevedo. El Barroco es un movimiento artístico y cultural que se da en el S.XVII, que rompe con todos los esquemas del Renacimiento para crear un movimiento muy recargado que abusa de la exageración y la desproporción. Frente a la luz y el optimismo del Renacimiento, destacan en el Barroco el pesimismo y la oscuridad, siendo la muerte uno de los temas más característicos, pero también la sátira y la ironía. Francisco de Quevedo (1580-1645) nació en Madrid en el seno de una familia de hidalgos. Estudió en el Colegio Imperial de los jesuitas y, posteriormente, en las universidades de Alcalá de Henares y Valladolid .Durante una buena etapa de su vida se dedicó a la política. Trabajó para el duque de Osuna con el que viajó a Italia. Sus conflictos políticos y, sobre todo, la afición a la sátira y a la burla, le granjearon numerosas enemistades, aunque la más conocida fue la que mantuvo con Góngora. Su producción poética es extensa y variada; en él se da esa disociación chocante entre el sarcasmo (desengañado y amargo) y la hondura poética y de pensamiento. Fue uno de los mayores representantes del conceptismo, corriente literaria que se basa en asociaciones ingeniosas de palabras o ideas con la tendencia a un lenguaje conciso, lleno de contenido. Para ello se juega con los significados de las palabras (los conceptos) y sus relaciones más insospechadas. En este poema, Quevedo trata el tema de la crítica humorística hacia Góngora, poeta y dramaturgo con quien mantuvo una enemistad prolongada en el tiempo, y los rasgos característicos de su nariz. En cuanto a la estructura externa, estamos ante un soneto, composición compuesta por catorce versos endecasílabos distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos que riman en consonante formando el siguiente esquema: ABBA/ABBA/CDE/DED. En lo que respecta a la estructura interna, el poema se divide en dos partes: La primera (vv. 1-11) describe la fealdad de la nariz de Góngora, utilizando hipérboles, referencias históricas y comparaciones burlescas. Por otro lado, la segunda parte (vv. 12-14) es una conclusión a través de una serie de metáforas sobre el aspecto de la nariz. Pasemos ahora a ver las figuras literarias distribuidas por planos: no existe ninguna figura que destaque por lo que pasaremos al plano morfosintáctico.
En él destaca el uso de la anáfora, que aparece en todo el poema a través del “Érase” contribuyendo al uso del paralelismo, que también aparece a lo largo de todo el poema como, por ejemplo: “érase una alquitara pensativa” o “érase un elefante boca arriba”, donde al “Érase” le siguen el sustantivo que sirve como metáfora de la nariz y su complemento. Por último, en el plano léxico-semántico es relevante destacar la presencia de la hipérbole, pues hay una exageración continua a lo largo de toda la obra. Un claro ejemplo de ello es el siguiente fragmento “érase un naricísimo infinito”. También, aparece en todo el poema la ironía, un buen ejemplo de ello es “érase un hombre a una nariz pegado” en lugar de “un hombre que tenía una nariz”. Hallamos también en mayor medida el uso de comparaciones o símiles: “érase una pirámide de Egipto” y de metáfora: “érase un elefante boca arriba”, al nombrar o comparar la nariz con otros elementos grandes. En conclusión, este es un poema característico de Quevedo por el uso del soneto y de los versos endecasílabos desde un punto humorístico. Además del uso de una hipérbole continuada y de determinadas metáforas y comparaciones. También destaca por la temática satírico-burlesca que utiliza en la obra para cargar contra Luis de Góngora, haciendo hincapié en su imperfecta nariz, expresándola de forma culta, pero sin contenerse demasiado en relación con la época en la que se encuentran.
“¡Fue sueño ayer; mañana será tierra!”: Estamos ante uno de los sonetos más representativos del autor barroco Francisco de Quevedo. El Barroco es un movimiento artístico y cultural que se da en el S.XVII, que rompe con todos los esquemas del Renacimiento para crear un movimiento muy recargado que abusa de la exageración y la desproporción. Frente a la luz y el optimismo del Renacimiento, destacan en el Barroco el pesimismo y la oscuridad, siendo la muerte uno de los temas más característicos, pero también la sátira y la ironía. Francisco de Quevedo (1580-1645) nació en Madrid en el seno de una familia de hidalgos. Estudió en el Colegio Imperial de los jesuitas y, posteriormente, en las universidades de Alcalá de Henares y Valladolid .Durante una buena etapa de su vida se dedicó a la política. Trabajó para el duque de Osuna con el que viajó a Italia. Sus conflictos políticos y, sobre todo, la afición a la sátira y a la burla, le granjearon numerosas enemistades, aunque la más conocida fue la que mantuvo con Góngora. Su producción poética es extensa y variada; en él se da esa disociación chocante entre el sarcasmo (desengañado y amargo) y la hondura poética y de pensamiento. Fue uno de los mayores representantes del conceptismo, corriente literaria que se basa en asociaciones ingeniosas de palabras o ideas con la tendencia a un lenguaje conciso, lleno de contenido. Para ello se juega con los significados de las palabras (los conceptos) y sus relaciones más insospechadas. El poema es una reflexión lírica y filosófica escrita en primera persona, en la que Quevedo se dirige al lector o al público en general y expresa sus pensamientos y emociones sobre la fugacidad de la vida, la inevitabilidad de la muerte y la transitoriedad de la existencia humana. En él se abordar los tópicos del tempus fugit, al referirse a lo largo de toda la composición a lo efímero del tiempo; y la inevitabilidad de la muerte, vista como un contrincante que ganará la batalla. En cuanto a la estructura externa, estamos ante un soneto, composición compuesta por catorce versos endecasílabos distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos que riman en consonante formando el siguiente esquema: ABBA/ABBA/CDC/DCD. En lo que respecta a la estructura interna, el poema se divide en dos partes: En la primera, constituida por los dos cuartetos, el autor expresa su forma de ver la vida y la muerte como una batalla por la que se ve superado.
Por su parte, en los dos tercetos reflexiona sobre la vida y muerte con una serenidad que sugiere que las ha aceptado y se enfrenta a ellas con calma. Quevedo utiliza una variedad de recursos lingüísticos para transmitir su mensaje. Los agruparemos por planos: En el plano morfosintáctico vemos en el segundo verso un paralelismo en la estructura con una antítesis de significado entre «antes» y «después». En el quinto verso, se establece un paralelismo entre «combate» y «guerra», ambos precedidos por un epíteto. En el verso 9, casi se repite la fórmula utilizada en el primer verso, con un paralelismo entre «ayer» y «mañana,» seguido de «hoy.» En el verso 10, se encuentra una antítesis entre «es» y «fue,» que se combinan para formar un polisíndeton: («y es, y fue»). Y, por último, el verso 13 exhibe un paralelismo entre pena» y «cuidado,». Continuando con el plano léxico semántico, vemos como destaca el uso de metáforas y antítesis para enfatizar la brevedad de la vida y la inevitabilidad de la muerte. Ejemplos de ello son las imágenes de “sueño” y “tierra”, en el primer verso, como símbolos de la efímera existencia humana y como contraposición entre física y metafísica. En el cuarto verso, se desarrolla la metáfora de la
«muerte» como un “cerco” que rodea al poeta. En el verso 9, nos encontramos ante una antítesis entre “ayer” y “mañana,” seguido de «hoy.» En el verso 10, se encuentra una antítesis entre “es” y «fue,». En el terceto final, se introduce la alegoría de «la hora y el momento» representados como «azadas» que «cavan en mi vivir mi monumento». Para concluir, este es un poema de Francisco de Quevedo de carácter metafísico, donde aborda varios tópicos literarios como el ‘’tempus fugit’’ y la inevitabilidad de la muerte. Tópicos representativos del Barroco por su profundo desprecio por el mundo terrenal y el cuerpo en sí.
Miré los muros de la patria mía: Estamos ante uno de los sonetos más representativos del autor barroco Francisco de Quevedo. El Barroco es un movimiento artístico y cultural que se da en el S.XVII, que rompe con todos los esquemas del Renacimiento para crear un movimiento muy recargado que abusa de la exageración y la desproporción. Frente a la luz y el optimismo del Renacimiento, destacan en el Barroco el pesimismo y la oscuridad, siendo la muerte uno de los temas más característicos, pero también la sátira y la ironía. Francisco de Quevedo (1580-1645) nació en Madrid en el seno de una familia de hidalgos. Estudió en el Colegio Imperial de los jesuitas y, posteriormente, en las universidades de Alcalá de Henares y Valladolid .Durante una buena etapa de su vida se dedicó a la política. Trabajó para el duque de Osuna con el que viajó a Italia. Sus conflictos políticos y, sobre todo, la afición a la sátira y a la burla, le granjearon numerosas enemistades, aunque la más conocida fue la que mantuvo con Góngora. Su producción poética es extensa y variada; en él se da esa disociación chocante entre el sarcasmo (desengañadoy amargo) y la hondura poética y de pensamiento. Fue uno de los mayores representantes del conceptismo, corriente literaria
que se basa en asociaciones ingeniosas de palabras o ideas con la tendencia a un lenguaje conciso, lleno de contenido. Para ello se juega con los significados de las palabras (los conceptos) y sus relaciones más insospechadas. En este poema, como en la mayoría de las composiciones de Francisco de Quevedo, aparece el tema del tiempo y la muerte, el autor refleja las preocupaciones, sentimientos y perspectivas en relación con su patria y la sociedad en la que vivía. En relación con este tema, se pueden apreciar los tópicos del tempus fugit (“de la carrera de la edad cansados”) al referirse al rápido paso del tiempo y también el tópico Memento mori que significa «recuerda que morirás», A lo largo del poema, se hace un recordatorio constante de la presencia de la muerte En cuanto a la estructura externa, estamos ante un soneto, composición compuesta por catorce versos endecasílabos distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos que riman en consonante formando el siguiente esquema: ABBA/ABBA/CDE/DED.
En lo que respecta a la estructura interna, podemos dividir el poema en dos partes: En la primera de ellas, constituida por los dos cuartetos, el poeta describe las consecuencias del paso del tiempo en lo que es externo a él (los muros y el campo); mientras que en la segunda, los dos tercetos, ya se adentra en su casa y en su propio ser. Pasemos ahora a ver las figuras literarias distribuidas por planos: En primer lugar, en el plano fónico vemos ya una clara aliteración de la “m” en el primer verso, “miré los muros de la patria mía”, que aporta una sensación de pensamiento o reflexión al principio del poema. Por su parte, en el plano léxico-semántico es muy característica la antítesis entre las condiciones de la patria y las propias antes del paso del tiempo y ahora mismo: fuertes/desmoronados. Por otro lado, vemos una clara metáfora en la edad como una “carrera”. También hay varias personificaciones “el sol bebía”, los muros “de la carrera de la edad cansados”, espada “vencida de la edad”… Por último, vemos la hipérbole para expresar el fugaz paso del tiempo en la “carrera de la edad”, En el plano morfosintáctico, destaca una multitud de hipérbatos, alteraciones del orden para poner más énfasis en la palabra antepuesta como ocurre en “vencida de la edad sentí mi espada” en lugar de “sentí mi espada vencida de la edad”. Por último, todo el poema es una enumeración de descripciones sobre el paso del tiempo. En conclusión, este es un poema característico de Quevedo por el uso del soneto y por la temática de la muerte, su oscuridad y la fugacidad del paso del tiempo. Vemos en él una clara continuidad de los temas y tópicos del Renacimiento, así como la forma métrica, dado que no se trata de una ruptura de estilo, sino una alteración que continúa con muchos de los aspectos de sus grandes maestros.
Etiquetas: Barroco, Francisco de quevedo, Garcilaso de la Vega, Lope de Vega, poesia, Renacimiento, sonetos
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