21 Nov

La Poesía del Siglo XVII: Culteranismo vs. Conceptismo

La poesía del siglo XVII giró principalmente en torno a la polémica entre culteranismo y conceptismo. Ambos estilos, que parten de un intento común de superar las formas renacentistas, separan sus estilos y siguen caminos estilísticos distintos. El culteranismo sigue la vía de la forma poética, y el conceptismo se encamina hacia el juego semántico y de conceptos.

Culteranismo

El culteranismo, que en un principio se definía como una voz peyorativa en contra de la poesía de Góngora y sus seguidores, pretendía hacer creaciones poéticas minoritarias y selectivas, utilizando recursos lingüísticos variados.

  • En cuanto al vocabulario, se manifestó una renovación del léxico poético mediante la introducción de numerosos latinismos, los cuales resultaban extraños en esa época.
  • En cuanto a la sintaxis, se pretendía una aproximación de la sintaxis castellana al orden de la frase latina. Se recurría, por ejemplo, a hipérbatos, transposiciones, y construcciones clásicas como los ablativos absolutos o los acusativos griegos.
  • También el culteranismo recurre con insistencia a motivos mitológicos.

*Todos estos recursos son utilizados por el culteranismo para alejar el lenguaje poético del de uso corriente, lo que implicaba darle conscientemente a esta poesía un carácter minoritario y selecto.

Conceptismo

Esta orientación poética encaminó sus pasos hacia la modificación del contenido poético, es decir, la alteración del mensaje literario por diversos métodos.

Partiendo del ingenio, se realizaba una progresión mental que se manifestaba en la agudeza y concluía en la expresión del concepto. Los conceptistas concebían que el juego de los conceptos constituía la creación poética y literaria en general.

La orientación conceptista conseguía sus objetivos mediante recursos como la deformación de la realidad de forma humorística, ejemplo de la caricatura o el absurdo; el uso de equívocos léxicos y dobles sentidos, ideas o frases, hipérboles.

La Poesía Popular

La poesía popular, anónima, de la tradición castellana, fue del gusto de los poetas cultos del siglo XVII, que recurrieron a ella de forma constante.

Así, los villancicos, letrillas y seguidillas, que constituían las formas de la lírica primitiva castellana, son retomados por los poetas del siglo XVII e incorporados a sus obras individuales.

Suelen distinguirse diversos grupos atendiendo a su procedencia geográfica:

1) La escuela madrileña:

Con Lope de Vega o Quevedo.

2) La escuela sevillana:

Por poetas como Juan de Arguijo, Francisco Medrano o Rodrigo Caro.

3) Escuela antequerano-granadina:

Con escritores como Pedro Espinosa y Cristobalina Fernández de Alarcón.

4) La escuela aragonesa:

Representada por los hermanos Lupercio y Bartolomé Leonardo de Argensola.

Los poetas de la escuela sevillana forjan una poesía de contenidos éticos y fundamentos horacianos. Se les suma una actitud neoestoica, muy influida por el pensamiento senequista.

Los hermanos Argensola suelen combinar el tema amoroso y la intención moral.

  • Lope de Vega: El Isidro (1599), Rimas sacras (1614).
  • Rodrigo Caro: El santuario de Nuestra Señora de la Consolación (Osuna, 1622). Memorial de Utrera.
  • Cristobalina Fernández de Alarcón: «Canción amorosa».

Teatro del Siglo XVII

A comienzos del siglo XVII, comienzan a construirse los locales donde van a ser representadas las obras de teatro. Estos locales van a ser conocidos como corrales de comedias.

Los corrales de comedias eran patios de vecindad en los que se colocaba un estrado en uno de los lados a modo de escenario (que era el teatro). Los espectadores contemplaban la obra desde el patio o desde las ventanas. Esta es la base primitiva del corral, que a finales del siglo XVI se fue modificando hasta construirse, especialmente como edificio teatral. Las ventanas y los balcones se convirtieron en aposentos para el público noble, se techaron los patios y se colocaron bancos, y se destinó un sitio especial para las mujeres.

En este siglo, el teatro va a ser un género espectacular. En España, va a ser llamado «Comedia Nacional».

El público ejerció un papel muy importante, pues el éxito de la obra dependía de ellos. Si le daban su aprobación, la obra sería famosa, pero si daban el rechazo, acto seguido esa obra era retirada de la cartelera. El público estaba formado por todas las clases sociales de la época.

Los actores, en la época barroca (siglo XVII), eran considerados como una clase muy pobre. Llevaban un tipo de vida diferente, solo por el hecho mismo de cambiar de personaje cada día y vivir distintas vidas, ya eran considerados raros. Estaban tan marginados que cuando fallecían, no podían ser enterrados «en sagrado» como el resto de las personas.

Se denomina comedia nueva al tipo de obras que inundan los escenarios españoles en el siglo XVII.

Las obras pueden mezclar elementos cómicos y trágicos; proporcionan una mayor variedad y espectacularidad el incumplimiento de las tres unidades lingüísticas exigidas por las retóricas clasicistas: la unidad de tiempo, de lugar y de acción.

  • Guillén de Castro: Las mocedades del Cid y Los malcasados de Valencia.
  • Juan Ruiz de Alarcón: La verdad sospechosa, Las paredes oyen.
  • Luis Vélez de Guevara: Reinar después de dormir.

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