26 Ene

Evolución de la Poesía y el Teatro en España: Desde la Posguerra hasta la Actualidad

La Poesía Española de Posguerra a la Actualidad

La poesía social surge en los años 50 como un instrumento de denuncia y compromiso, una herramienta para transformar el mundo y despertar las conciencias ante la Historia. Esta poesía estaba dirigida al pueblo, «a la inmensa mayoría», como titulará Blas de Otero una de sus obras. Se caracteriza por un lenguaje claro, formas accesibles y un mensaje nítido. Gabriel Celaya, autor del poema «La poesía es un arma cargada de futuro» en «Poemas iberos», es uno de sus máximos exponentes. Otros nombres importantes de esta corriente son José Hierro y Carlos Bousoño.

A finales de la década, la poesía social pierde vigencia y surge una nueva generación, conocida como la generación del 50 o del 60. Estos autores, que inicialmente se enmarcan en la estética de la poesía social, pronto derivan hacia un intimismo menos altisonante. La poesía pasa de ser un acto de comunicación a un ejercicio de conocimiento y autoconocimiento del poeta. Destacan autores como Ángel González («Áspero mundo», «Sin esperanza, con convencimiento»), Jaime Gil de Biedma («Compañeros de viaje», «Poemas póstumos») y Claudio Rodríguez («Don de la ebriedad»). Estos poetas, además de una sincera amistad, comparten un tono conversacional, la presencia de anécdotas cotidianas que elevan a temas universales y una actitud moral ante la poesía.

Hacia finales de los 60, surge un grupo de poetas conocidos como «los novísimos», que suponen un giro radical respecto a la generación anterior. La antología «Nueve poetas novísimos» de José María Castellet, publicada en 1970, define a este grupo. A pesar de su diversidad, comparten rasgos como el culturalismo, el desdén por la poesía moral anterior, la vuelta a la experimentación vanguardista (especialmente al surrealismo) y el cosmopolitismo de sus fuentes. Entre los novísimos encontramos a Pere Gimferrer («Arde el mar»), Guillermo Carnero («Dibujo de la muerte») y Leopoldo María Panero («Así se fundó Carnaby Street»).

Las tendencias poéticas a partir de los años 80 son difíciles de describir por la falta de perspectiva y su heterogeneidad. Se pueden advertir algunas líneas como la poesía experimental de Jenaro Talens, el clasicismo de Luis Antonio de Villena o la denominada poesía de la experiencia de Luis García Montero.

En definitiva, la poesía española desde la posguerra hasta la actualidad presenta un panorama muy interesante, marcado por el Franquismo y la Transición, con sucesivos grupos de poetas con estéticas muy personales y rasgos comunes que se difuminan a medida que nos acercamos al presente.

El Teatro Español desde la Guerra Civil

1. Panorama General

La evolución del teatro español estuvo determinada por la Guerra Civil y sus consecuencias. A partir de 1939, el panorama escénico quedó marcado por el exilio de autores como Max Aub, Rafael Alberti o Pedro Salinas y por la desaparición de dramaturgos que murieron durante esos años.

En los años de posguerra, la escena estaba dominada por un teatro nacional. Las dos líneas dramáticas que triunfaban eran la comedia burguesa y el teatro de humor, ambas con el rasgo común de la evasión de la realidad. Los dramaturgos exiliados continuaron su producción fuera de España. A finales de los años cuarenta irrumpió el teatro realista, con el estreno en 1949 de «Historia de una escalera».

Desde mediados del siglo XX, surgieron orientaciones innovadoras: en los años cincuenta el teatro de vanguardia y en los sesenta el teatro simbolista. Estas dramaturgias se vieron influidas por las innovaciones teatrales europeas, especialmente por dos tendencias:

  • Teatro del absurdo: Representado por Samuel Beckett, Eugene Ionesco y Arthur Adamov, quienes compartían la conciencia de habitar en un mundo degradado y la necesidad de denunciarlo.
  • Teatro de la crueldad: Su iniciador, Antonin Artaud, llevó a la escena situaciones crueles.

En los años sesenta, el teatro que triunfaba era un teatro evasivo, heredero de la comedia burguesa. En los primeros años sesenta, influyó el teatro épico de Bertolt Brecht. A finales de esta misma época, surgieron los primeros grupos de teatro independiente.

2. El Teatro de Posguerra

Después de la Guerra Civil predominó un teatro de evasión.

2.1 Rasgos Generales

El teatro de posguerra quería entretener al público y transmitir ideología. La transmisión ideológica siguió distintas vías:

  • Negación de las aportaciones de Valle-Inclán y Lorca anteriores a la guerra.
  • Estreno de obras que exaltaban los valores de los vencedores, como «Por la Virgen capitana» de Pemán o «La Santa Hermandad» de Marquina.
  • Programación de autores clásicos como referentes de épocas gloriosas, por ejemplo «Las mocedades del Cid» o «Don Juan Tenorio».

En la posguerra, el Estado y la Iglesia controlaban las obras nuevas y los repertorios. Este fenómeno desarrolló la autocensura en los dramaturgos. Otra modalidad de censura la ejercitó la crítica. A pesar de ello, la actividad teatral de posguerra fue abundante, aunque mediocre.

2.2 La Comedia Burguesa

Esta tendencia dramática tenía como objetivo entretener al público y educar mediante el elogio de la virtud. Se caracteriza por la perfecta construcción de las obras y por su intrascendencia con dosis de humor, amabilidad y ternura.

Las obras suelen dividirse en tres actos, con minuciosas acotaciones. Predomina el tema del amor para exaltar la familia, el matrimonio y el hogar. Tienen finales moralizadores y sus personajes pertenecen a la burguesía.

Algunos autores y obras de la comedia burguesa son:

  • Jacinto Benavente: «Aves y pájaros» o «La vida en verso».
  • José María Pemán: «El testamento de la mariposa».
  • Juan Ignacio Luca de Tena: «Dos mujeres a las nueve» o «¿Dónde vas triste de ti?».
  • Joaquín Calvo Sotelo o José López Rubio.

Deja un comentario