10 Jul
Entre los factores que influyeron en la crisis del Régimen de la Restauración encontramos los siguientes:
Intervencionismo político de Alfonso XIII.
División de los partidos del «turno».
El sistema político se caracterizó por el bipartidismo y por el turnismo, lo que se conseguía con el caciquismo. El desarrollo urbano llevó al debilitamiento del caciquismo.
El desarrollo de la oposición política y social al régimen de la Restauración.
El anticlericalismo se extendíó bastante.
La «cuestión militar» volvíó a resurgir ante la humillación del ejército en la guerra de Cuba.
El desastre del 98 causó una grave crisis moral e ideológica.
La consolidación del movimiento nacionalista en Cataluña y País Vasco.
Las luchas sociales se agudización.
La impopular guerra de Marruecos, que determinó el estallido de la Semana Trágica y que llevó al desastre de Annual.
En Julio de 1914 estalló la I Guerra Mundial, en la que España mantuvo neutral, pues ninguna potencia deseaba tenerla como aliada. Esto fue beneficioso para España, que se convirtió en una gran suministradora. Sin embargo, el mal reparto de los beneficios y la creciente inflación llevaron a una compleja crisis en 1917, que afectó tanto al sector militar como al parlamentario y que llevó al estallido de una huelga general en Agosto.
En los años posteriores los sindicatos crecieron a enorme velocidad, debido en parte a la influencia de la revolución bolchevique. En Andalucía se dio paso a un periodo de conflictividad extrema, conocido como trienio bolchevique (1918-1921). En Barcelona se inició en 1919 una huelga en La Canadiense que duró mes y medio. Tras que el Gobierno no cumpliera su promesa de liberar a los detenidos, los obreros reanudaron la huelga y comenzó un periodo de tensión extrema. Surgíó así el llamado pistolerismo: algunos grupos anarquistas atentaron contra los empresarios y las fuerzas del orden; y los patronos contrataron pistoleros a sueldo para atentar contra los obreros.
Paralelamente, España, tras perder las últimas colonias en 1898, consigue en la Conferencia de Algeciras (1906) compartir con Francia el Protectorado de Marruecos. Los continuos ataques de los rifeños obligaron a mantener una fuerte presencia militar, sobre todo tras la derrota en el Barranco del Lobo (1909). Esta guerra fue muy impopular por varios motivos, entre ellos el sistema de quintas (que hacía que el reclutamiento afectara a los sectores más pobres) y la decisión del presidente Maura de que el ejército destinado allí estuviera compuesto por reservistas.
La movilización contra la guerra se inició en Barcelona el 18 de Julio de 1909, justo cuando las tropas estaban embarcando en el puerto de la ciudad. El día 26 se convocó una huelga general y, durante varios días, los incidentes en la calle fueron continuos. El 2 de Agosto el ejército consiguió poner fin a la revuelta. En los días siguientes, centenares de personas fueron detenidas e, incluso, fusiladas. A estos acontecimientos se les conoce como a los de La Semana Trágica.
Volviendo a la guerra de Marruecos, el general Silvestre estuvo al mando en la zona oriental de Marruecos entre 1919 y 1921. Su imprudencia provocó la rebelión de los rifeños y el desastre de Annual: en Julio 1921, el líder rifeño Abd-el-Krim atacó por sorpresa el puesto de Annual, lo que provocó una desbandada de las tropas mal agrupadas y desorganizadas. La huida desencadenó una matanza en la que murieron miles de soldados y en la que se perdíó en 20 días lo conseguido en años.
Las reacciones fueron inmediatas y se creó una comisión parlamentaria para investigar lo sucedido. Esta debía elaborar un informe, conocido como Expediente Picasso, que mostraba enormes irregularidades y ponía en evidencia al mismísimo Alfonso XIII. Sin embargo, el 13 de Septiembre de 1923, antes de que el Congreso emitiera un dictamen, el general Miguel Primo de Rivera dio un Golpe de Estado y establecíó una dictadura militar.
El Golpe de Estado intentó ganarse el favor popular criticando a la “vieja política”; es más, en el Manifiesto de los sublevados, Primo de Rivera invocó a la regeneración de España y a su salvación de los “profesionales de la política”. El golpe también fue posible por el miedo de la burguésía a una revolución y al aumento del republicanismo y el nacionalismo. Sin embargo, los historiadores coinciden en que lo que más pesó, tanto en el ejército como en la rápida aceptación del rey, fue que las Cortes exigieran responsabilidades por el Desastre de Annual.
El monarca se mostró a favor del golpe y, el 15 de Septiembre, nombró presidente del Gobierno a Primo de Rivera. La Dictadura duró siete años, divididos en dos periodos: el Directorio Militar (1923-1925) y el Directorio Civil (1925-1930). La idea inicial de Primo de Rivera era que su régimen fuera un periodo transitorio, pero acabará intentando institucionalizarlo en un Estado fuerte e intervencionista, antiliberal, conservador, monárquico, católico y contrario a cualquier diferenciación regional.
El mismo día 15 Primo de Rivera crea el Directorio Militar, un gobierno integrado exclusivamente por militares. Este suspendíó la Constitución de 1876 y el Parlamento; sustituyó a los gobernadores civiles por militares; suspendíó la Mancomunidad de Catalunya; disolvíó a los ayuntamientos; prohibíó a los partidos políticos; creó al somatén y aprobó la Ley de Orden Público, que fue muy represiva. Para acabar con el caciquismo, los alcaldes y concejales fueron sustituidos por juntas compuestas por los mayores contribuyentes de cada localidad; pero esto solo sustituyó a unos caciques por otros. También llevó a cabo una Legislación Social que le dotó de gran popularidad.
Por otra parte, un error del líder rifeño Abd-el-Krim cambió la situación en Marruecos. Este, creyendo derrotados a los españoles, pasó a ocupar territorios del protectorado francés, lo que facilitó la cooperación Franco-española. Pronto se organizó un ejército que iniciaría sus operaciones el 8 de Septiembre de 1825 con el desembarco de Alhucemas. La ofensiva fue un éxito y la ciudad sagrada de los rifeños cayó conquistada.
Tras esto, Primo de Rivera decide prolongar e institucionalizar su régimen, lo que hará conformando un gobierno de civiles; comenzando así el Directorio Civil.
Sin embargo, varios de sus proyectos, como la Uníón Patriótica o la Asamblea Nacional de carácter consultivo, fracasaron por la falta de apoyos. La Uníón Patriótica fue un partido gubernamental creado en 1924 que pretendía adoctrinar a una base social de apoyo al régimen. En 1927 el dictador propuso la existencia de una Asamblea Nacional de carácter consultivo que debía de estar integrada por representantes de las distintas élites sociales.
La política social del Directorio Civil fue mejor. Para acabar con los conflictos sociales se optó por la intervención del Estado en los mismos. En 1926 se creó la Organización Corporativa del Trabajo, un sindicato vertical controlado por del gobierno que pretendía reglamentar salarios, condiciones, horarios, etc. Creó tensiones con el PSOE y la CNT, que se negaron a participar al considerarlo inútil.
Además, durante la dictadura se desarrollaría el llamado Dirigismo Estatal, una política económica mezcla entre el intervencionismo y la inversión estatal. El ministro Calvo Sotelo impulsó los monopolios de los amigos del Dictador. En esta época se crean Telefónica y Campsa. También se ejecuta el Plan Nacional de Infraestructuras, mediante el que se crearon las Cuencas Hidrográficas, se invirtió en la red ferroviaria, etc.
Cabe destacar que los felices años veinte hicieron que la dictadura pareciera una etapa próspera hasta 1929. Sin embargo, hubo mucho gasto y no se realizó una reforma fiscal que permitiera ingresar; por lo que en 1929 el endeudamiento era extremo, lo se vería agravado por crac de la bolsa de Nueva York.
Con su salud muy debilitada y el mundo al borde del crack económico, Primo de Rivera se encuentra la oposición de los republicanos, los nacionalistas y regionalistas, los grupos de los anteriores gobiernos, la Iglesia, los anarquistas (especialmente la CNT y la FAI) y la de muchos intelectuales. Además, la división en el ejército se fue haciendo más evidente y hasta surgieron intentos golpistas, como la Sanjuanada. La indecisión de Alfonso XIII respecto al proyecto constitucional mostró también la distancia entre el rey y el dictador.
Así, Primo de Rivera les pide el 26 de Enero de 1930 a las Capitánías Generales que le muestren su adhesión. Ante su negativa presenta la dimisión y Alfonso XIII nombra jefe de Gobierno al general Berenguer, iniciándose un período conocido satíricamente como la «Dictablanda».
En Agosto de 1930 republicanos, socialistas y otros grupos de oposición firmaron el denominado Pacto de San Sebastián, por el que se comprometían a derrocar la monarquía e instaurar un régimen democrático. Para coordinar la labor crearon un Comité Revolucionario. El 15 de Diciembre de 1930, fracasó una sublevación militar republicana en Jaca y la mayor parte del Comité Revolucionario fue detenido.
Berenguer dimitíó el 14 de Febrero de 1931, dando paso a un nuevo gobierno presidido por el almirante Aznar. El nuevo gabinete convocó elecciones municipales para el 12 de Abril, que se convirtieron en un plebiscito sobre la monarquía. El triunfo aplastante de las candidaturas republicanas y socialistas en la mayor parte de las ciudades precipitó la abdicación del rey, su autoexilio y la proclamación de la República el 14 de Abril.
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