07 Mar

La Primera Guerra Carlista (1833-1840)

La Primera Guerra Carlista fue un conflicto civil entre los carlistas, defensores del absolutismo, los fueros y la Iglesia, y los isabelinos, liberales que apoyaban la monarquía de Isabel II. Los carlistas tenían mayor apoyo en el País Vasco, Navarra y Cataluña, mientras que los isabelinos contaban con el respaldo urbano y de la burguesía.

Desarrollo y Consecuencias

Las zonas clave de la guerra fueron Navarra, Cataluña, Bajo Aragón y Maestrazgo. Los carlistas establecieron pequeños estados en áreas controladas. El conflicto concluyó con el Convenio de Vergara, un acuerdo entre el general carlista Maroto y el liberal Espartero. Este convenio permitió la integración de oficiales carlistas en el ejército real y el mantenimiento de fueros en algunas provincias. La guerra tuvo una alta mortalidad como consecuencia.

Proceso de Revolución Liberal (1833-1843)

El Estatuto Real (1834)

El gobierno de la época intentó una transición liberal con reformas que resultaron insuficientes. La monarquía isabelina, necesitada de apoyos, promulgó el Estatuto Real, creando unas Cortes con atribuciones limitadas. Este intento fracasó por la falta de apoyo progresista y el malestar social. En el verano de 1835, se formaron juntas para restablecer la Constitución de 1812 y se nombró a Juan Mendizábal como nuevo regente.

La Revuelta de 1836 y las Reformas de Mendizábal

Juan Mendizábal buscó derrotar al carlismo e impulsar reformas liberales, incluyendo la desamortización de tierras eclesiásticas. María Cristina lo destituyó, pero en el verano de 1836, una revuelta a favor de la Constitución de 1812 obligó a la reina a aceptarla.

El Nuevo Orden Constitucional: La Constitución de 1837

El nuevo gobierno convocó elecciones a Cortes y se creó la Constitución de 1837, con las siguientes características:

  • Soberanía nacional y división de poderes.
  • Reconocimiento de derechos (prensa, asociación).
  • Sistema electoral censitario (2,4% de la población).
  • Confesionalidad católica del Estado.

La Reforma Agraria Liberal

El nuevo sistema liberal implementó reformas agrarias:

  • Abolición de los señoríos.
  • Desvinculación de los mayorazgos.
  • Desamortizaciones de bienes del clero (Mendizábal): Buscaban obtener recursos para el ejército liberal, reducir el déficit de Hacienda y crear una clase de propietarios defensores del liberalismo.

Sin embargo, estas reformas no mejoraron la situación del campesinado, ya que la tierra siguió concentrada en manos de los grandes propietarios.

El Regreso al Poder de los Moderados (1837-1840)

Tras la aprobación de la Constitución, los moderados ganaron las elecciones y modificaron principios liberales, suspendiendo libertades y tomando medidas autoritarias, como la Ley de Ayuntamientos, que otorgaba a la Corona el poder de nombrar alcaldes. María Cristina apoyó a los moderados, pero el enfrentamiento favoreció a los progresistas, liderados por el general Espartero. La reina se exilió en 1840.

La Regencia de Espartero (1840-1843)

Espartero, como nuevo regente, impulsó las libertades, pero su autoritarismo y una política económica librecambista (aranceles que favorecían la importación de algodón inglés) generaron oposición. Levantamientos en Barcelona y la falta de apoyo en las Cortes llevaron a su exilio.

El Sexenio Democrático y el Primer Ensayo Republicano

Tras la renuncia de Amadeo I el 10 de febrero de 1873, se proclamó la Primera República Española al día siguiente. Figueras fue el primer presidente. Los republicanos se dividieron en unionistas (estado centralizado) y federales (federación de regiones, derechos democráticos y laicismo).

Características y Desafíos de la República

La República tuvo un gran impacto popular, con ocupación de ayuntamientos y proclamación de juntas revolucionarias. Se promovió el reparto de tierras y la igualdad. Pi y Margall, nuevo presidente, propuso una Constitución federal inspirada en la de 1869, que definía a España como una república federal de 17 estados (incluyendo Cuba y Puerto Rico), separaba Iglesia y Estado y otorgaba autonomía a los estados. Esta Constitución nunca fue aprobada.

El Cantonalismo y la Crisis Republicana

Surgió el cantonalismo, un movimiento de levantamientos federales intransigentes. La proclamación del Cantón de Cartagena se extendió por el sur y el este. Pi y Margall dimitió, y Nicolás Salmerón reprimió los levantamientos. A esto se sumaban la Guerra de los Diez Años en Cuba y la Tercera Guerra Carlista. Salmerón dimitió al negarse a firmar penas de muerte, y Emilio Castelar asumió el poder.

Castelar gobernó por decreto, cerró las Cortes y restableció el orden. El general Pavía dio un golpe de Estado el 2 de enero de 1874, disolviendo las Cortes y entregando el poder al general Serrano, quien instauró una república conservadora. En diciembre de 1874, tras el Manifiesto de Sandhurst, Alfonso de Borbón se presentó como opción de estabilidad, y el general Martínez Campos lo proclamó rey (Alfonso XII), marcando el fin del Sexenio Democrático y el inicio de la Restauración Borbónica, que trajo estabilidad institucional a costa de principios democráticos.

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