08 Oct

Procedimientos de Intervención: La Atención Integral de la Violencia de Género

10.1. Principios Básicos

En general, sea cual sea el ámbito en el que se desarrolle la labor profesional, para intervenir con situaciones de violencia de género en un contexto de calidad resulta recomendable adoptar los siguientes principios:

  • La atención a mujeres víctimas se fundamenta en la premisa de la defensa de los derechos humanos: es necesario comprometerse con la erradicación de la violencia de género ya que es una violación de los derechos humanos.
  • Inclusión de la perspectiva de género: la atención a las víctimas se basa en una explicación de la violencia de género que considere las causas estructurales del problema. Por ello, los programas más eficaces son los que incluyen esta perspectiva como eje transversal y prioritario.
  • Tolerancia cero contra la violencia: los malos tratos nunca se justifican y el único responsable es la persona que agrede.
  • Perspectiva multicultural: el progresivo incremento de mujeres inmigrantes que sufren violencia de género hace necesaria una especialización y una sensibilización para dar respuestas a las necesidades de este colectivo.
  • Respeto a las individualidades: las mujeres que sufren violencia de género no son un colectivo homogéneo.
  • Efectividad de los recursos: se garantizará el ejercicio efectivo de los derechos de las víctimas que se encuentren en una situación de especial vulnerabilidad por cuestiones personales y sociales que les impidan acceder fácilmente a la asistencia, especialmente mujeres inmigrantes, sea cual sea su situación administrativa, o mujeres con discapacidad.

10.2. Criterios de Calidad

Para que la intervención pueda ser eficaz, se deben tener en cuenta criterios de calidad que aporten el marco normativo de las acciones que se desarrollen. Estos criterios deben estar replicados en todos los ámbitos.

  • La intervención posee tres fines fundamentales que organizan los planes de actuación:
    1. Brindar seguridad a la mujer y a sus hijos/as.
    2. Garantizar el bienestar de la mujer.
    3. Recuperar y potenciar la autonomía e independencia de la mujer para que pueda volver a ser dueña de su vida.
  • Atención integral: La violencia de género afecta a todas las áreas de vida de las mujeres. Es indispensable dar respuesta a las distintas necesidades.
  • Atención adaptada a la realidad de las usuarias y en la que se respeten los tiempos de su propio proceso: como cada persona es única y particular, los dispositivos de atención deben adaptarse a las necesidades de cada mujer, respetando sus tiempos y decisiones.
  • Fomento de la autonomía y de la toma de decisiones de las propias mujeres.
  • Protocolos de actuación que faciliten los procesos de derivación y acceso a los recursos: los procedimientos deben ser claros, específicos y lo más sencillos posibles para facilitar el acceso a los mismos.
  • Respeto al código deontológico profesional y a la Ley de Protección de Datos personales: es importante ya que pueden ser expuestas en serio riesgo en el caso de no mantenerse la necesaria confidencialidad respecto a sus datos o ubicación.
  • Trabajo en red: colaborando de forma activa con otros/as profesionales e instituciones implicadas en la atención de las víctimas de violencia de género.
  • Control de calidad realizado a través de evaluaciones periódicas: los recursos y programas deben garantizar su mayor eficacia, por lo que tienen que ser evaluables, replicables y adaptables a otras poblaciones y contextos. Se debe tener una evaluación que analice la calidad de la intervención.
  • Trabajar con los plazos necesarios para alcanzar los objetivos propuestos: sólo la intervención multidisciplinar a largo plazo, que aborde diversas áreas de la problemática y que involucre a diferentes agentes, garantizará que se alcancen los objetivos trazados y que los logros se mantengan en el tiempo.
  • Contar con un dispositivo de supervisión y autocuidado profesional: trabajar en violencia de género puede provocar un elevado estrés y desgaste. Por ello, es fundamental cuidar a los profesionales brindándoles espacios para que puedan abordar los miedos, ansiedades y angustias que les genera el trabajo diario.
  • Profesionales con formación adecuada: el personal debe tener un nivel científico y técnico adecuado y un alto conocimiento sobre violencia de género, además de realizar un trabajo personal que les permita analizar sus propios estereotipos y prejuicios, para poder tener un verdadero compromiso profesional.

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