06 Abr

La Psicología Evolutiva se centra en explicar los cambios que experimentan las personas a lo largo del tiempo, estudiando los cambios psicológicos a lo largo de la vida. Es una psicología retrospectiva que busca en el pasado la explicación de situaciones o sucesos presentes. La evolución implica cambios en el tiempo, tanto ontogénicos (relacionados con la edad) como filogenéticos. Es crucial entenderla como un proceso continuo, global y flexible.

Baltes considera al ser humano como un conjunto de características, destacando los cambios intraindividuales (internos, a lo largo del tiempo) e interindividuales (diferencias en esos cambios entre individuos). La evolución en el ciclo vital abarca todo el transcurso de la vida humana. Algunos psicólogos evolutivos se enfocan en segmentos específicos del ciclo vital (lactancia, infancia, adolescencia, edad adulta y senectud), mientras que otros se dedican a procesos psicológicos más amplios como el aprendizaje, la memoria o la inteligencia.

En resumen, la Psicología Evolutiva parte de la premisa de que conocer el pasado permite comprender el presente y predecir el futuro. Se ocupa de la descripción, explicación y modificación (optimización) del cambio intraindividual del comportamiento a lo largo del ciclo vital, así como de las diferencias interindividuales (y semejanzas) en el cambio intraindividual.

El Cambio Evolutivo como Objeto de Análisis: Dimensiones del Cambio

Baltes explica que la evolución siempre implica cambio a lo largo del tiempo, dividiéndose en dos tipos principales: ontogenético y filogenético. Estas dimensiones dan lugar a diferentes tipos de estudios evolutivos.

Cambio Ontogenético

El cambio ontogenético se refiere al cambio intraindividual a lo largo de la vida, desde la primera infancia hasta la vejez y la muerte. Los estudios en esta dimensión se centran en las pautas de conducta que se presentan en las diferentes etapas de la vida. Por ejemplo, se estudiarían los cambios de un individuo entre la adultez y la vejez.

Cambio Filogenético

El cambio filogenético se refiere al cambio del ser humano a lo largo de la historia. En esta dimensión influyen aspectos como el desarrollo de las ciencias, que a su vez impactan en el desarrollo ontogenético de los individuos. Un ejemplo sería estudiar las diferencias en el concepto de infancia entre los siglos XVII y XIX.

Charles Darwin tuvo un gran impacto en los estudios filogenéticos con su obra *El origen de las especies*, que explica el origen del ser humano desde una perspectiva científica, describiendo el desarrollo desde una única célula hasta sistemas complejos. Esta publicación generó grandes polémicas y enfrentamientos entre religión y ciencia en su época.

Las dos dimensiones de cambio están intercorrelacionadas y no siempre son fáciles de separar. Para analizar el cambio evolutivo, es necesario considerar dimensiones de desarrollo social, perceptivo, de telecomunicaciones y muchas más. El desarrollo social desde la posguerra hasta la actualidad ha influido en el cambio del estereotipo de la mujer, que ha evolucionado desde tareas caseras y crianza de hijos hasta roles profesionales, de liderazgo y deportivos.

La psicología evolutiva se ocupa de la descripción, explicación y modificación (optimización) del cambio intraindividual del comportamiento a lo largo del ciclo vital (ontogenia cultural), es decir, el cambio interno de la persona, y de las diferencias interindividuales en el cambio intraindividual. Un estudio psicológico evolutivo se centra en el examen de la variabilidad o el cambio dentro de la persona (intraindividual), así como en el grado en que tal variabilidad no es idéntica para todos los individuos (filogenia cultural).

Un estudio evolutivo busca conocimientos sobre los determinantes y mecanismos que ayudan a entender cómo y por qué se da la evolución, buscando relaciones causales más allá de simples predicciones descriptivas. No solo se interesa por la descripción y la explicación, sino también por la modificación y optimización del curso del desarrollo.

Esta tarea exige descubrir qué intervenciones o tratamientos son agentes de cambio potentes en la persona, lo que requiere una metodología útil para describir secuencias de cambio intraindividual y diferencias interindividuales.

La psicología evolutiva, salvo la psicología evolutiva comparada (que se centra en el cambio ontogenético con la edad), estudia el cambio evolutivo (biocultural).

Evolución del Enfoque de la Psicología del Desarrollo

Tradicionalmente, la psicología evolutiva ha centrado sus estudios en el cambio ontogénico, mientras que el cambio evolutivo o filogenético ha comenzado a estudiarse posteriormente.

Los dos puntos de vista sobre la evolución que predominan en este campo son:

  1. La consideración conductista estímulo-respuesta, que ve la evolución como un cambio del comportamiento conforme avanza la edad.
  2. El punto de vista estructuralista, que considera la evolución como un cambio en las estructuras según la edad.

Tres son los enfoques que han surgido históricamente para responder a la pregunta de ¿Por qué el ser humano cambia? A estos modelos se les denominan modelos explicativos y se han desarrollado en tres sentidos diferentes:

  1. El Modelo explicativo *clásico o madurativo* (MODELO CLÁSICO O BIOLOGICISTA)

    A. Gessel concibe al ser humano como un ser que madura. El desarrollo humano es una *morfogénesis* (creación de formas a partir de la herencia biológica) de pautas del comportamiento progresivas a lo largo de la vida. La importancia de este autor radica en que fue pionero dentro de la psicología evolutiva, creando las primeras escalas de desarrollo, situando a los sujetos en el tiempo y estableciendo valores promedios dentro de estas escalas de psicomotricidad.

  2. MODELO INTERACTIVO

    El Modelo explicativo de Husserl hace una definición *fenomenológica* del cambio, concibe al ser humano como una unidad biosomática que evoluciona en el tiempo, por tanto, *biología y psicología están en continua interacción*.

  3. MODELO CULTURAL

    Un tercer modelo explicativo sería el de Baltes, que define el cambio desde una postura *sociocultural*, concibe al ser humano como el resultado de su experiencia (biografía), la biología y la cultura. Baltes aporta el concepto de *ciclo vital*, que permite a la psicología evolutiva estudiar y optimizar el cambio inter e intraindividual. Este último enfoque de ciclo vital es el que ha adoptado la psicología evolutiva moderna para sus estudios, defendiendo que el ser humano es multicausal.

Las Fuentes de Variación Evolutiva según Baltes

Las concepciones de cambio evolutivo tradicionales se han centrado en una definición del desarrollo como cambio: Secuencial, Unidireccional, De estado final, Irreversible, Cualitativo-estructural, Acumulativo, Universal.

Baltes, líder de la perspectiva del ciclo vital, cuestiona tres de los postulados básicos de la psicología evolutiva tradicional.

  1. Plantea que el desarrollo psicológico no sólo afecta a *niños* y *adolescentes*, sino que también ocurren cambios importantes durante la adultez y vejez.
  2. Establece un desarrollo multidireccional, es decir, orientado hacia metas diversas, no universales ni necesarias, y también como multidimensionales, es decir, que no todas las dimensiones evolutivas cambian de la misma manera ni lo hacen en la misma dirección (*en cada etapa del desarrollo se realiza una inversión de esfuerzos y recursos distintos destinados a objetivos diferentes*).
  3. Concede más importancia a variables de naturaleza histórica y cultural en contraposición con el énfasis en las variables madurativas y en el universalismo.

Según Baltes, por tanto, las fuentes de variación evolutiva se centran en:

  • Influencias normativas relacionadas con la edad: determinantes biológicos y ambientales correlacionados altamente con la edad cronológica, como la maduración biológica y la socialización, entendida como la adquisición de roles o competencias normativas.
  • Influencias normativas relacionadas con la historia: Acontecimientos e incluso normas, completamente generales experimentados por una unidad cultural dada en conexión con el cambio biosocial (efecto generacional). Pueden implicar tanto características ambientales como biológicas. Varían con el tiempo histórico y generan conjuntos únicos de influencias relacionados con una generación.
  • Influencias no normativas: determinantes ambientales y biológicos que, aunque significativos en sus efectos sobre las historias vitales individuales, no son generales ni tienen lugar necesariamente en secuencias fácilmente discernibles (desempleo, muerte de familiares, salud, divorcio).

En resumen, y según la concepción de Baltes, las claves del desarrollo evolutivo son:

  1. Ser vitalicio (que dura desde que se obtiene hasta la muerte).
  2. Dependiente de contexto y de la historia.
  3. Multidimensional y multidireccional.
  4. Flexible o plástico en cuanto a las capacidades que se desarrollan, aunque no por ello ilimitado.

La Falsa Disyuntiva: Herencia vs. Ambiente en el Desarrollo Humano

La psicología del desarrollo se encarga de estudiar los cambios interindividuales e intraindividuales. Uno de sus objetivos es intentar describir y explicar los cambios que se producen en cada momento del desarrollo, pero también le interesa identificar las causas y procesos de los mismos.

Durante años han existido dos corrientes teóricas que han intentado explicar el desarrollo del comportamiento humano: la herencia, que defiende que el individuo viene al mundo con una serie de estructuras biológicas que permiten su relación con el entorno, y el ambiente, que influye a través de la experiencia y la interacción con el medio.

La disyuntiva sobre atribuir los procesos esenciales a los aspectos biológicos o ambientales tendrá repercusiones directas sobre la educación. Si, por ejemplo, tenemos un programa que le da mayor importancia al ambiente, intentará estimular el desarrollo intelectual del niño por medio de cuentos, lecturas, juegos, sus relaciones con los otros, etc., actividades dirigidas a estimular sus capacidades. Pero si se considera que tenemos una predisposición genética, simplemente no se hará nada, se dejará que el niño se desarrolle solo. La primera posición es defendida por corrientes conductistas (Watson) y la segunda es una corriente innatista (Gessel).

Según Yela (1996), es innegable que poseemos una dotación genética; de hecho, muchos caracteres del comportamiento humano dependen de un gen o peculiaridad cromosómica. Pero en realidad, las diferencias individuales van a depender de la interacción con el ambiente, las ideas, creencias, cultura, la lengua, etc. Un ejemplo en el que se demuestra que no todo está determinado por la herencia es el de los estudios sobre la inteligencia, en éstos se ha visto que ésta puede desarrollarse progresivamente cuando se crece en ambientes enriquecidos, esto demuestra la enorme importancia que tiene el ambiente en el individuo.

La posición actual sostiene que existe una interacción continua entre herencia y ambiente: somos un producto biológico que se adecua al ambiente. Desde que somos niños heredamos unas características físicas y a medida que crecemos se van desarrollando, por ejemplo: gateamos, caminamos y hablamos debido a que poseemos una constitución biológica que nos lo permite. Por otro lado, con una dieta inadecuada, enfermedades y restricciones físicas, todas esas capacidades que poseemos se pueden ver afectadas (factores ambientales); de esta manera podemos observar que los factores hereditarios y ambientales deben interactuar para el adecuado desarrollo del niño.

Sabiendo que la experiencia estimula y actualiza el código genético, es necesario promover sistemas abiertos de educación, ya que a mayor experiencia, mayor enriquecimiento individual. Sin embargo, tenemos que ajustar la estimulación según el desarrollo del niño; si exigimos más de lo que su techo biológico le permite, lo que podemos provocar es una gran frustración. En este sentido, sabemos que es necesaria la estimulación de calidad, pero nunca de cantidad, ya que no por mucho estimular el niño va a madurar más temprano.

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