18 Nov
El Arte de Ayudar: Un Proceso Terapéutico
El arte de ayudar es un elemento terapéutico cuyo fundamento metodológico es la reflexión sobre la experiencia. Las actitudes fundamentales son la comprensión empática, la consideración positiva, la aceptación incondicional y la autenticidad o congruencia.
Rol del Ayudante
Ayudante: Su tarea fundamental es estimular, liberar y reorganizar las funciones de aprendizaje y los contenidos de la experiencia, promoviendo la autoayuda y la autonomía para realizar progresos. El cambio ha de ser auténtico y duradero; el impulso para dicho cambio debe venir de dentro, y no de fuera.
El ayudante pone al servicio del otro su experiencia, sin ocultar sus límites, y su competencia, sin abusar de ella.
Rol del Ayudado
El Ayudado se encuentra en una situación de necesidad y la vive de la siguiente manera:
- Se encuentra en una situación que le supone una dificultad concreta, y nadie mejor que él la conoce. Él es el protagonista, y no el ayudante.
- Esa dificultad genera sufrimiento.
- Y ese sufrimiento se expresa por medio de sentimientos.
Por lo que el paciente espera:
- Que lo comprendan (sentimientos), aceptándolo incondicionalmente para que no sea una experiencia moralizante y rechazada.
- Que el ayudante participe en su sufrimiento con la actitud empática: el sufrimiento es menor si es compartido.
- Que el ayudante examine con él las dificultades y que busque el sentido de su problema, sin juzgar.
- Que el ayudante le ayude a buscar pistas vitales para salir de la situación (decisión o para vivir de otra forma).
Caminar juntos en buena dirección, compartiendo las ansias y esperanzas para un buen fin.
El Proceso de Ayuda en Tres Fases
- La exploración del propio problema.
- Comprensión del mismo, de la situación vivida.
- El cambio de comportamiento o actitudes para superarlo o vivirlo de forma más apropiada, de acuerdo con las propias convicciones, valores y posibilidades reales.
Fase Previa: Atención Global
Atención global para lograr comprender al ayudado y favorecer el proceso.
Primera Fase: Autoexploración
Ayudante: Responde tratando de comprender su punto de vista, facilitando la autoexploración. No usar confrontación, por riesgo de corte prematuro. Destrezas fundamentales: escucha activa y reformulación para comunicar comprensión.
“El que acoge y comprende”
Ayudado: Meta-autoexploración de propias experiencias y sentimientos, los cuales son inefectivos y adulterados. “Autodiagnóstico” mediante la respuesta del ayudante, por ayudarle a conocer dónde se encuentra él en el mundo. Esta autoexploración permite al ayudante acceder a sentimientos que le ayudarán a entenderle mejor, lo cual facilitará una autoexploración más profunda, y solo con esto el ayudado puede disponerse a afrontarlas.
Segunda Fase: Autocomprensión
“Fase a caballo entre la exploración (descendente) y el cambio (ascendente) de la tercera fase”.
Ayudante: Meta-personalización, al reunir datos de la autoexploración, relacionándolos unos con otros, así comprendiendo la raíz del problema.
Ayudado: Meta-autocomprensión, interpretando los datos de la exploración a la luz de la relación. Así se prepara para el cambio. Necesita comprender dónde se encuentra en la relación y a dónde quiere o necesita estar dentro de esta situación de dificultad. Búsqueda de sentido al verse confrontado con los propios valores y los representados y comunicados por el ayudante.
Tercera Fase: Iniciar Alternativas de Acción
Ayudante: Meta-iniciar: colaborar con el otro a elaborar un plan de acción.
Ayudado: Meta-cambio, si es necesario (no necesita más que ser escuchado). De la autocomprensión anterior, si se hace bien, brotará un único camino de solución o delimitará mucho el número.
Actitudes que el Ayudante Debe Iniciar en el Ayudado (Confieren Salud)
- Eliminar sufrimiento innecesario por perdón o pacificación consigo mismo.
- Luchar contra el sufrimiento injusto y evitable.
- Mitigar en lo posible el dolor y el sufrimiento inevitables.
- Asumir el sufrimiento que no se puede superar.
- Afirmarse.
Autorrevelación: Útil para determinar una solución y dirigirse al final del encuentro (comunicar propios sentimientos, opiniones, experiencias o conocimientos en torno a posibles soluciones, cuando se crea oportuno).
Estilos de Relación de Ayuda
Hay distintos estilos, dependiendo de:
- La disposición del ayudante:
- Centrado en el problema.
- Centrado en la persona.
- Uso del poder:
- Directivo.
- Facilitador.
Cuando se combinan, se obtienen los siguientes estilos:
- Autoritario: Se centra en el problema e intenta resolverlo de manera directiva. Se centra en los propios recursos con una relación de dominio-sumisión. El ayudado es un simple ejecutor del proyecto que tiene muy claro el ayudante.
- Democrático cooperativo: Se centra en el problema y tiene una actitud facilitadora (implica a la persona en la solución del problema). Propone soluciones y acompaña a encontrar las válidas, animando a usar sus propios recursos.
- Paternalista: Se centra en la persona y es directivo, bajo su protección, asumiendo toda la responsabilidad al no confiar en él; se siente responsable de su salvación.
- Empático-participativo: Se centra en la persona y tiene una actitud facilitadora. Busca que el ayudado tome conciencia, profundizando en sí mismo, de sus dificultades y recursos, acompañándolo.
Hay que saber usar con flexibilidad y creatividad los distintos estilos, pero el empático-participativo debería constituir el fondo del ser del ayudante.
Habilidades/Destrezas
- Escucha activa (autoexploración).
- Reformulación (autoexploración).
- Personalización (autocomprensión).
- Confrontación (autocomprensión).
Escucha Activa: Autoexploración
Solo se puede tener acceso a la comprensión por medio de la disposición empática, bien adiestrada, capaz de escuchar activamente.
Escuchar: Proceso que parte de la audición e implica atención, interés, motivación; no solo es oír. Mucho más complejo que la pasividad de “dejar hablar”.
Exige disposición a acoger el mundo y el mensaje que se nos envía. Tres tipos de atención:
Atención Física
- Disposición para encontrar al otro y cuidar los aspectos físicos.
- Atender al contexto: disposición de las personas y los objetos en el espacio.
- Cuidar el mensaje no verbal: distancia prudente, contacto visual proporcionado, inclinación hacia el otro.
Elementos importantes en el diálogo, ya que sin palabras le decimos al otro que nos interesa, y favorecen que el ayudante perciba elementos de la experiencia del otro por medio de la observación.
Observación
Ver y entender la conducta no verbal, fundamental para la elaboración de una respuesta empática.
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