23 Ago
Espiristualistes;
para ellos, la capacidad moral es la muestra más palpable de nuestra condición espiritual. Nada se enfrenta tan claramente como la moralidad en nuestras tendencias más instintivas. Sólo los humanos somos capaces de ¡alterar leyes natruals tan arraigadas como la de la propia supervivencia. El mundo de la naturaleza y el mundo de la moralidad son dos realidades de naturaleza diferente. Sólo porque Dios insufló en nosotros un alma, el principio divino que nos hace semejantes a Él, disponemos de la capacidad de guiar nuestra vida en función del bien y del mal.
Materialistas, para ellos, la capacidad moral sólo puede provenir de la naturaleza, y en los últimos tiempos, de una concepción evolucionista de la naturaleza.
Heteronomía:
dependencia de alguien exterior para recibir la propia ley moral: Dios, la naturaleza, la sociedad … La persona heterónoma renuncia a su libertad y se deja llevar por alguna forma de determinismo.
Autonomía:
capacidad de darse a uno mismo la ley que debe dirigir. Ser libre significa ser autónomo, autodeterminarse a actuar de acuerdo con la propia conciencia sin dejarse guiar por ninguna instancia exterior.
Determinismo:
idea que niega la libertad de elección de las personas.
Buena vida:
si sabemos dónde queremos llegar, si conocemos cuáles son nuestros deseos y que pedimos a la vida, nuestra inteligencia debe ser capaz de trabajar con los datos que la experiencia le suministra para mostrarnos los medios para lograrlo.
Vida buena:
la vida correcto, la vida tal como tenemos el dure de vivirla.
Conciencia moral:
capacidad de distinguir entre el bien y el mal morales, entre lo que hay y lo que debería haber, entre el ser y el deber, entre la descripción y la valoración moral.
Inmoralidad:
Actuación de quien a pesar de tener conciencia del bien y del mal, no la respeta.
Amoralidad:
Es la ausencia de conciencia moral.
Desmoralizado:
Nos es igual una cosa como la otra, nos faltan las fuerzas, nos domina el desánimo. Decimos que estamos bajos de moral.
Moral:
Capacidad para distinguir entre lo que hacemos y lo que deberíamos hacer. A partir de ella, se crean unas normas sobre lo que hay que hacer y lo que no. De estas normas rectoras de la conducta llamamos moral.
Libertad de acción:
Libertad para realizar lo que hemos decidido sin coacciones externas. Se trata de una cuestión de carácter social y político más que filosófico. Esta es la libertad que se reclama en una manifestación en defensa de la libertad de reunión, de expresión … Ser libre consiste en poder hacer lo que quiero. Otra cosa es que después resulte imprescindible reflexionar sobre qué límites hay que imponer sobre esta libertad para que todos disfrutamos tanto como sea posible.
Libertad de elección o decisión:
Hablamos de esto para referirnos a la capacidad para elegir entre varias opciones sin que esté predefinido por ninguna fuerza cuál será la opción que elegiremos.
La negación de la libertad de decisión equivale a la negación del valor de la dimensión moral de las personas.
Humanidad y moralidad fueron indissolublament unidas.
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No nos podemos deshacer de la necesidad de orientar nuestra vida.
-Tenemos la capacidad de guiarnos por la conciencia moral, por la capacidad de distinguir entre el bien y el mal, entre lo que hay y lo que debería haber.
-La capacidad moral se concreta en el establecimiento de normas morales.
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La Ética reflexiona sobre el fundamento y validez de las normas morales.
Diversas perspectivas sobre el origen de la capacidad moral la sitúan ..
– En la razón, que conoce el bien y orienta la vida.
-En las emociones, sede de los sentimientos del bien y el mal.
-En la materia, para la que la moral es un mecanismo de supervivencia.
-En el espíritu, capaz de imponerse sobre las tendencias de la materia.
La capacidad moral se desarrolla a lo largo de la vida
-Llegamos a ser más independientes de los criterios y necesidades primarios.
-Llegamos progresivamente a descrobrir el significado de las normas y los valores.
Moralidad y sociedad van unidos
-Sólo en sociedad convertimos plenamente morales.
-Sólo con individuos capaces de interiorizar normas morales es posible la vida en sociedad.
Nuestra condición moral nos permite disponer ..
-De orientación a la vida.
-De un baremo de autoestima.
-De unos mecanismos unificadores de orden social.
La moralidad presupone la libertad de elección de las personas
-A la idea de libertad de elección o libre albedrío se opone la de determinismo.
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El determinismo aparece tanto desde perspectivas espiristualistes como materialistas.
Aquellos que se oponen al determinismo argumentan …
-Que conduce a situaciones no creíbles.
-Que no es visible.
-Que no respeta la distinción entre el mundo físico y el de la conciencia.
-Que no es sino una excusa para huir de la responsabilidad.
La libertad no es la sumisión al deseo inmediato sino la capacidad para dirigir la propia vida. Por eso hay que esforzarse a. ..
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Disponer de información.
-Estimular la capacidad de razonamiento.
-Formar criterios propios para marcarse un rumbo.
El origen de la capacidad moral, de donde proviene?
-Es producto de la razón, los conceptos morales son innatos al hombre. Los tenemos en nosotros como ideas que se pueden conocer. De hecho, la conducta moral es posible porque previamente disponemos de los criterios para regularla. Autores que defienden esta postura son Sócrates y Platón.
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Es producto de los sentimientos
Son las emociones las que nos hacen determinar si una acción es buena o mala. Llamamos buenas aquellas acciones que nos producen placer, bienestar y que consideramos útiles; decimos que son malas las que nos llevan dolor, displacer o en las que no vemos utilidad. Esta posición es defendida por D. Hume y J. Stuart Mill.
Otras respuestas:
-Materialista, que relaciona la capacidad moral a un proceso evolutivo de la especie humana.
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Espiristualista, nos aleja de la irracionalidad y de las tendencias istintives animales.
Argumento por reducción al absurdo:
argumento en el que se da por supuesto lo contrario de lo que se quiere demostrar. Si se llega a una contradicción es que la conclusión correcta debía ser la contraria.
Tres grandes concepciones del lenguaje:
La concepción referencialista:
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La función del lenguaje es referirse a la realidad y comunicarla.
-La significación, estudiada por la semántica, es la pieza clave de la comunicación.
-Hay que detectar las distorsiones del significado, provocadas entre otros factores por la ignorancia parcial de los códigos, por desplazamientos semánticos y por la apariencia de inmovilidad de la realidad.
La función básica del lenguaje es la función referencial, la de hacer de guía que nos remite a otra cosa. Como afirmaba SPINOZA, diremos que un relato es verdadero cuando relata un hecho que efectivamente se ha convertido y es falso cuando relata un hecho que no ha ocurrido ninguna parte. La clave para el uso correcto de una lengua debe estar en elconocimiento de los códigos, en el denomine del diccionario.
Las palabras más sencillas pueden llegar a ser equívocas si no explicita con claridad el significado. Cuando los códigos de dos o de dos comunidades son totalmente diferentes la situación puede resultar complicada, pero no equívoca. Los problemas aparecen cuando se produce una apariencia de comunicación, cuando bajo el mismo significante emisor y receptor interpretan cosas diferentes, y lo más sorprendente es que, poco o mucho, eso es lo que pasa siempre. Independientemente de lo que digan los diccionarios, cada uno ha aprendido el código, las palabras, en un contexto determinado.
Cuando leemos un texto de hace mucho tiempo o en un contexto muy diferente los equívocos pueden ser espectaculares. La realidad es diversa y está en permanente movimiento. Las palabras con que la designamos, se mantienen y nos hacen tender a ignorar los cambios. La creación de códigos compartidos de carácter simbólico representa probablemente la principal conquista de la humanidad. Los convenios lingüísticos, van variando con el tiempo y resulta imprescindible prevenir las confusiones originadas por estos desplazamientos semánticos.
La concepción logicista:
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La vinculación del lenguaje con la realidad es siempre un territorio inseguro.
-La coherencia lógica, estudiada por la sintaxis, es la pieza clave de la comunicación.
-Resulta básico estar alerta contra los enmascaramientos de la auténtica forma lógica de nuestras afirmaciones.
La aparición a finales del siglo XIX ya principios del siglo XX de teorías físicas y matemáticas que no se correspondían con nuestra percepción de la realidad puso muchas dudas sobre la mesa. Los teóricos del llenguarge se plantearon el hecho de que si un lenguaje corresponde o no a la realidad puede llegar a veces a una tarea imposible. Aparece la concepción logicista, para la que lo que realmente resulta importante como fenómeno interno al lenguaje no será su verdad, sino su coherencia interna, su lógica.
Los logicista nos recuerdan que buena parte de nuestros problemas con las palabras provienen de que violamos las reglas constructivas del lenguaje y del pensamiento. Grandes pensadores como Ramon Llull o Gottfried Leibniz se esforzaron en crear lenguajes lógicamente perfectos.
La concepción pragmatista:
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El lenguaje no puede ser reducido a una función predefinida.
-El auténtico significado del llenguatgeva determinado por su uso.
-Resulta básico estar alerta contra la confusión de usos lingüísticos.
Aquí, aparecen los filósofos del lenguaje ordinario, que ponen el énfasis en la pragmática, en el uso, en la acción que ejecutamos cuando hablamos. La concepción pragmatista del lenguaje considera la lengua como una herramienta polivalente, capaz de realizar múltiples funciones.
Las palabras no sólo describen:
inventan, ordenan, saludan, mantas … Sin duda, el lenguaje dice muchas cosas, pero aún hace más .
Wittgenstein insistía en que los problemas no aparecen sólo cuando nuestra herramienta no es suficientemente precisa en sus descripciones, sino cuando creemos que estamos describiendo y lo que realmente estamos haciendo es otra cosa.
Los problemas aparecen cuando confundimos los usos del lenguaje
Desde esta perspectiva, la tarea fundamental de la filosofía no es aportar nuevas verdades sino hacer de terapia frente a los líos en que nos conduce la complejidad de la práctica del lenguaje. Los filósofos del lenguaje ordinario nos recuerdan que conviene no olvidar que la dimensión más real del significado del lenguaje es su uso.
La lengua nos moldea, recogiendo y transmitiendo un mensaje de manera explícita e implícita la visión del mundo propia de nuestra cultura.
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