01 Dic

Francisco de Quevedo: Vida, Personalidad y Obra

Vida y Personalidad

Francisco de Quevedo y Villegas nació en Madrid en 1580, en el seno de una familia de la pequeña nobleza que servía en la Corte. Falleció en Villanueva de los Infantes en 1645. Su personalidad refleja la convulsa España del Barroco, mostrando contradicciones en todos los ámbitos de su vida. Este contraste interno alimenta su desengaño, su pesimismo ante el mundo y la humanidad, y sus constantes reflexiones sobre la muerte.

Obra en Prosa

Quevedo cultivó diversos géneros literarios: poesía, comedia, entremeses y una extensa obra en prosa. Su producción teatral es menor en comparación con otros dramaturgos de la época. Además de una novela picaresca, sus obras en prosa abarcan temas filosóficos, morales, políticos, satíricos y humorísticos.

  • Obras Políticas: Destacan Política de Dios, gobierno de Cristo y tiranía de Satanás, donde defiende una política de inspiración cristiana frente a las ideas de Maquiavelo, y la Vida de Marco Bruto.
  • Obras Festivas: Muchas se han perdido, pero destacan las parodias literarias, especialmente las dirigidas a Góngora y el Culteranismo, como Aguja de marear cultos o La culta latiniparla.
  • Obra Ascética: La cuna y la sepultura es una notable exposición del desengaño barroco.
  • Obras Satírico-Morales: Sobresalen los Sueños y La hora de todos y la Fortuna con seso. Esta última, considerada su obra maestra en prosa didáctica, satiriza diversos personajes a través del artificio de la diosa Fortuna, quien revela su verdadera naturaleza durante una hora.

El Buscón

La vida del Buscón llamado don Pablos, publicada en 1626, cosechó un éxito inmediato. Quevedo incursiona en la novela picaresca, tomando como base el Lazarillo y el Guzmán, pero con modificaciones originales. Del Lazarillo adopta la estructura general, sin las digresiones moralizantes del Guzmán de Alfarache, la forma epistolar, el bajo linaje del protagonista, su ambición de ascenso social, el hambre como motor de sus acciones y la dualidad entre apariencia y realidad. Sin embargo, la obra se aleja del realismo: carece de una estructura orgánica que justifique los episodios y no presenta una evolución del personaje como en el Lazarillo. Los demás personajes son tipos utilizados para crear efectos humorísticos. La finalidad de la obra es principalmente estética, aunque es probable que Quevedo satirice el deseo de ascenso social y la pretensión de nobleza, común en la época. Pablos, hijo de un ladrón y una bruja, manifiesta esta ambición desde el inicio, pero sus intentos son infructuosos. La novela también critica a los conversos, destacando el origen de cristiano nuevo de Pablos. El Buscón es un despliegue del estilo de Quevedo, que revela su mentalidad conservadora y su defensa de los privilegios nobiliarios.

Estilo

La prosa de Quevedo se caracteriza por su agudeza lingüística, la exageración, la caricaturización hiperbólica de los personajes, rasgos presentes en El Buscón. Su estilo conceptista se manifiesta en contrastes, paradojas, hipérboles, equívocos, dilogías, polisemias, paronomasias, elipsis y juegos verbales. Quevedo fusiona la tradición oral con la culta del Humanismo. Domina la lengua castellana con maestría, creando hallazgos verbales sorprendentes que buscan la admiración del lector. Su esteticismo se une a su ideología pesimista y desesperanzada, encontrando escape en la risa, el sarcasmo y la brillantez verbal. Esta actitud explica el distanciamiento con el que presenta a sus personajes, sin compasión, incluso con crueldad e indiferencia. Retóricamente, esto se traduce en la deshumanización de los personajes, cosificándolos o animalizándolos, con énfasis en lo escatológico, repugnante y macabro.

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