28 Nov

Recuperación y Repoblación

La Reconquista fue el proceso histórico, lento, complejo y discontinuo, en el que los cristianos en la Península Ibérica tomaron el control peninsular. Los refugiados en la cordillera Cantábrica se enfrentaron a los musulmanes al negarse a pagar impuestos, dando origen al Reino de Asturias. En los siglos IX-X ocuparon el valle del Duero, establecieron la capital en León (914) y originaron el Reino de León. En el este nació el Reino de Castilla y en el oeste, Portugal (1139, Alfonso I). Al sur de los Pirineos, Carlomagno estableció una franja fronteriza dividida en condados dependientes de él, que fueron el origen de los reinos de Aragón y Navarra. El progreso se ralentizó en el siglo X por la creación del Califato. En los siglos XI, XII y XIII hubo un gran avance conquistador: el Reino de León se extendió por Extremadura, el de Castilla por Castilla-La Mancha y el de Aragón por Teruel (1150-1212). Los reinos de Castilla y Aragón delimitaron sus áreas de expansión en el Tratado de Cazorla (1179), que no cumplieron, y firmaron el Tratado de Almizna (1244). Alfonso VIII derrotó a los almohades en las Navas de Tolosa (1212), Fernando III tomó Sevilla (1248) y la Corona de Aragón conquistó el Reino de Valencia y las Baleares. En 1492, los Reyes Católicos conquistaron el Reino Nazarí de Granada.

La repoblación fue la ocupación cristiana y la colonización de la tierra reclamada para asegurar nuevas fronteras y revitalizar estas tierras, que fueron distribuidas por el rey y le sirvieron como instrumento político de equilibrio contra el poder señorial. Los modelos de repoblación son:

  • La presura de finales del siglo VII entre Galicia y el Alto Aragón, que fue de dos tipos: las oficiales, en las que el rey y sus agentes dieron tierras a nobles y colonos, y las espontáneas, en las que los campesinos o las comunidades monásticas se apropiaron de la tierra sin el consentimiento real. Ambos tipos tenían cierta autonomía en la gestión de la tierra.
  • Cartas de población, otorgadas en los siglos XI-XII entre los ríos Duero y Tajo y el valle del Ebro a habitantes de pocos núcleos que se quería repoblar, originando grandes comunidades que actuaban como capital. Eran documentos legales y administrativos con reglas generales, la primera manifestación de la ley local.
  • Distribución: se distribuyó un obsequio (un conjunto de bienes) entre los participantes de la conquista, lo que dio lugar a grandes propiedades en la segunda mitad del siglo XIII en los valles del Guadiana y Guadalquivir y en el este.
  • Las órdenes militares recibieron terrenos en los que crearon grandes propiedades, con un caballero de la orden (comendador) al frente.

Las Crisis Bajas Medievales

El siglo XIV fue un siglo de crisis demográfica, económica y social. Las malas cosechas llevaron a una disminución de la producción agrícola, al aumentar los precios y provocar hambre y la epidemia de la peste negra. Con la disminución de la población, los campos no se cultivaron, lo que afectó a los señores, quienes exigieron nuevas concesiones, apropiándose de las tierras de los concejos y endureciendo las condiciones de los campesinos, que iniciaron revueltas. También hubo enfrentamientos entre la nobleza y la corona, lo que permitió el cambio de dinastía en la Corona de Castilla. Los judíos fueron acusados de «deicidio» y de monopolizar la riqueza, rompiendo así la convivencia con los cristianos. Muchos se convirtieron y fueron llamados cristianos nuevos o conversos. La crisis en la agricultura llevó al desarrollo de la ganadería, que compensó la disminución de los ingresos que la nobleza recibía del campo, ya que poseía grandes cabañas ganaderas. La artesanía entró en crisis, mientras que el comercio fue la actividad económica menos afectada. En el siglo XV, el principal puerto del Mediterráneo pasó de ser Barcelona a Valencia.

En Galicia, en el siglo XV, la revuelta Irmandiña tuvo lugar en un contexto de conflicto social y político. Para poner fin a los abusos de la nobleza, el campesinado pidió al rey que organizara una hermandad. Enrique IV aprobó la asociación de individuos, grupos o concejos de la Hermandad del Reino de Galicia, obligados por un juramento de fraternidad o ayuda mutua. La más importante fue la Hermandad de Fusquenlla (1431), originada por la dureza de Nuño Freire de Andrade. Los líderes campesinos, capitaneados por Roi Xordo, asaltaron y destruyeron varias fortalezas y castillos, pero fracasaron en el ataque contra Santiago de Compostela. En la gran guerra Irmandiña (1467-1469), donde los linajes Lemos, Andrade y Moscoso fueron el objetivo preferido por los irmandiños, la nobleza se vio obligada a huir a Portugal o Castilla. Al final de la guerra civil, Castilla animó a los nobles gallegos a poner fin a la hermandad popular. En 1469, tres ejércitos entraron en Galicia y vencieron a los irmandiños en las cercanías de Santiago de Compostela, y sus líderes más importantes fueron encarcelados. No hubo represalias contra los vasallos que se rebelaron contra los señores debido al carácter masivo de la revuelta.

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