24 Abr

La Vida de Antonio Buero Vallejo y su Conexión con «La Fundación»

Infancia, Guerra Civil y Prisión

Antonio Buero Vallejo nace en Guadalajara en 1916 y desde su infancia se interesa por la literatura, sobre todo por el teatro. Francisco Buero, su padre, militar sin adscripción política, es apresado por fuerzas del bando republicano, desaparece y es fusilado en 1936. A pesar de la tragedia, Antonio se incorpora a un batallón de infantería del ejército republicano y realiza labores de propaganda, dibujando y escribiendo para La Voz de la Sanidad.

Acusado de «adhesión a la rebelión», permanece en prisión desde 1939 hasta 1946. Es condenado a muerte, pero se le conmuta a cadena perpetua y posteriormente se le otorga la libertad. Comienza su peregrinaje por distintas cárceles, en una de las cuales coincide con Miguel Hernández, con quien entabla una fuerte amistad y ayuda en un intento de fuga de la prisión del Conde de Toreno. Al ser puesto en libertad, comienza a colaborar en diversas revistas como dibujante y escritor de pequeñas piezas de teatro.

La Experiencia Carcelaria Reflejada en «La Fundación»

Durante el tiempo en prisión, el autor de La Fundación, Buero Vallejo, conoció a la perfección la realidad que se describe en esta obra. Estas vivencias hacen creer, y el mismo autor lo afirma, que en la obra hay elementos autobiográficos que reflejan la experiencia personal y directa del autor. Aunque siempre ha negado que Tomás fuera un reflejo de él, no explica su vida, pero todo lo ha vivido y lo ha repartido en los diferentes personajes.

Elementos Autobiográficos y Personajes

Por un lado, siempre se ha interpretado que la participación del autor en el intento de fuga de la prisión del Conde de Toreno, años después inspiró algunos pasajes de La Fundación. Concretamente, podemos señalar el plan de fuga de Asel, quien no solo lo idea sino que también consigue colaboradores. Podemos pensar que Asel podría ser en este pasaje un reflejo de Miguel Hernández y Buero uno de sus colaboradores. Miguel Hernández acaba muriendo en prisión por tuberculosis y nunca llega a escapar de la prisión, otro paralelismo que se podría interpretar con el suicidio de Asel, quien nunca llega a llevar a cabo su plan.

La Crítica Política y la Represión

Por otro lado, la crítica de la libertad y la represión política que Buero pretende con la obra, está estrechamente ligada a los personajes. Hombres comprometidos con una lucha política a los que se ha encerrado en la cárcel y condenado a muerte, que no por casualidad, reflejan la causa de la encarcelación de Buero. El autor deja claro que los personajes han sido condenados solo por sus ideas y no por ninguna acción criminal.

La Denuncia de la Violencia Institucional

Además, en La Fundación, se denuncia enmascaradamente la violencia institucional (la pena de muerte y la tortura) en los regímenes totalitarios. No nos sorprende que el autor viviera en un régimen así cuando se publicó la obra. Buero conocía de primera mano la pena de muerte y la tortura, había vivido y sentido los comportamientos de los seres humanos en una situación límite, tras ser torturados y estar hambrientos. Por eso, en esta obra cada uno de los presos muestra una reacción diferente:

  • La delación, en el caso de Tomás (algo que es anterior al comienzo de la obra y que lo ha llevado a la enajenación).
  • El suicidio, cuando ya no se ve otra solución (Asel).
  • El asesinato, porque la violencia engendra violencia (Max, que es el soplón que informa a los guardias, será asesinado por su compañero Lino).

Símbolos de la Represión

La celda de ‘La Fundación’ y la pena de muerte son el símbolo de la represión. Como bien hemos comentado, los personajes conocen la tortura, el encierro, la humillación, el miedo, pero luchan para no ceder al odio y el rencor. Saben que es el único camino para preservar su dignidad.

Trascendencia de la Obra

Con todo, parece evidente la relación que se establece entre La Fundación y la situación política española durante la dictadura de Franco. Sin embargo, la obra trasciende la situación concreta de España y su mensaje va más allá de una época y situación concretas.

El Legado de Buero Vallejo

Como mencionado anteriormente, Buero Vallejo conoció a la perfección la realidad que se describe en esta obra, y no es menos cierto que las situaciones de prisión planteadas en la obra fueron vividas por el autor en primera persona. Ejemplos serían las situaciones de la angustia de la espera, los planes de fuga, la tortura, los conflictos entre compañeros, ocultar la muerte de uno para apropiarse de su comida, la violencia, la humillación, la impotencia y el miedo a lo largo de la obra. Asimismo, Buero Vallejo identifica el mal radical con la tortura, que puede ser interpretado como una posible experiencia autobiográfica.

En 1946 se concede a Buero la libertad condicional, tras la conmutación de la pena de muerte, y el autor se encuentra con un pueblo recién salido de la guerra e inmerso en una dictadura, se encuentra con una sociedad oprimida y despreocupada. Es por ello que la herida de la Guerra Civil palpita en todas las obras de Buero Vallejo, al igual que su experiencia en los campos de concentración franquistas. Lejos de acercarse al mundo existente de la época, lleno de violencia, humillación, impotencia y miedo, Buero apuesta por un mundo más libre y solidario, que no surgiría de la violencia, sino del ingenio, la compasión y la tenacidad del ser humano.

Con todo, se puede afirmar abiertamente, pues el autor lo hace también, que ciertos pasajes de La Fundación están inspirados en elementos autobiográficos de Antonio Buero. Las vivencias en prisión del autor, su experiencia en los campos de concentración franquistas, la situación que se da en España y la herida de la Guerra Civil, palpita en todas las obras de Buero Vallejo. Es por ello que en el teatro bueriano se refleja en los personajes y la trama una amarga crítica, aunque llena de esperanza, del mundo injusto y egoísta en el que se encuentra y rechaza el autor.

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