26 Nov

Carlos III: Los Intentos de Reforma

Cuando en 1759 Carlos III sucede a su hermanastro Fernando VI, acababa de volver de Nápoles donde había sido rey. Su reinado se caracterizó por la aplicación de las reformas del despotismo ilustrado. Su labor reformadora es importantísima, aunque haya una gran distancia entre intenciones y resultados. En su reinado español podemos distinguir dos períodos, delimitados por un acontecimiento trascendental: el motín de Esquilache.

1759-1766

Los intentos de introducción de reformas encontraron una viva reacción en los españoles.

1766-1788

Los Ilustrados españoles eran conscientes de las necesidades de nuestro país. Como paso previo, realizan toda una serie de estudios encaminados a dar las soluciones, mediante recetas económicas, a «nuestros males». Dos son los principales teóricos:

  • Rodríguez de Campomanes: Pide un sistema que permita al agricultor ser propietario de la tierra, o que obligue al propietario a trabajarla toda.
  • Jovellanos: Fisiócrata convencido, defiende en este informe que España puede ser un país rico, y por consiguiente feliz, si trabaja toda su tierra y el trabajador está realmente interesado en la producción.

Reformismo Industrial

La mentalidad nobiliaria impregnaba toda la sociedad. La nobleza despreciaba cualquier actividad industrial y a quien la realizase, fuese obrero o burgués. Carlos III intentó que esta nobleza ociosa impulsara la economía española al dignificar los oficios y se dieron facilidades a los inversores.

Destacan la industria de algodón en Ávila, la Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro y la Real Fábrica de Cristales de La Granja. Creció también la industria naval -de guerra y mercante-, fundamental para defender nuestro comercio colonial, así como la industria de transformación de productos coloniales, como las fábricas de tabaco. La política comercial se orientó paulatinamente hacia el librecambismo, primer paso hacia la total liberalización que vendrá de manos del «Decreto de Libre Comercio» de 1778. La monarquía española se había demostrado incapaz de cambiar las bases de la sociedad y la economía española. Por tanto, el despotismo ilustrado no podía ir más allá. Sería una invasión extranjera procedente de la Francia revolucionaria la que haría tambalear el Antiguo Régimen en España.

La Unificación de España

El definitivo ascenso al trono español de Felipe V no significó únicamente un cambio dinástico, sino que implicó profundas reformas en la organización política y territorial de España. Estas reformas tendrán dos objetivos fundamentales:

  • Reforzamiento del poder real.
  • Centralización y uniformidad administrativa.

La finalidad general era imponer en España un absolutismo monárquico siguiendo el modelo de la Francia de Luis XIV. Uno de sus resultados fue que, por primera vez, se puede hablar con propiedad de un «Estado español»; hasta la llegada de los Borbones, España era más una entidad territorial o incluso cultural que política: la monarquía española de los Austrias había sido una aglomeración de Estados, cada uno con sus propias leyes e instituciones. Con el nuevo enfoque absolutista y centralizador de los Borbones, todas las medidas de gobierno debían proceder del rey y de sus ministros, y dichas medidas debían aplicarse a todos los súbditos por igual. Para lograr estos objetivos, los primeros Borbones, especialmente Felipe V, llevaron a cabo una serie de reformas políticas y administrativas.

Sociedad y Economía

La sociedad española del siglo XVIII es mayoritariamente agrícola. En sus tres cuartas partes vive del campo, de la tierra. La mayor parte de la riqueza del país proviene de ella. La mayor parte de la población que vive del campo son campesinos, jornaleros en su mayoría, que trabajan para un señor que es el dueño de las tierras. La cuarta parte restante estaba formada por artesanos, que seguían organizados en gremios. Además, en algunas zonas, los artesanos sufren lo que se denomina un proceso de «proletarización», es decir, los artesanos van abandonando los talleres para ocupar, primero las manufacturas reales, y más tarde las fábricas. Tan solo entre los comerciantes ricos y los navieros de los puertos más importantes se podía encontrar una burguesía acomodada y con estilos de vida y de pensamiento cercanos a las ideas ilustradas. En España, ni siquiera se aprovechó su tiempo y su dinero para promover la cultura, cosa que sí ocurrió en otros países. La Ilustración española fue obra de un grupo no muy amplio de personas, normalmente de las clases más adineradas, que tenían una visión muy paternalista de la situación del país y de las soluciones necesarias.

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