29 Mar
Reformas Clave de la Segunda República Española (Bienio Reformista 1931-1933)
Educación
El decidido propósito de la Segunda República de educar al pueblo se hacía patente por primera vez en nuestra historia. Esta política estaba muy influenciada por la Institución Libre de Enseñanza y se concretó en las siguientes medidas:
- En solo dos años se construyeron 13.570 escuelas, mientras que con la monarquía, entre 1900 y 1930, se abrieron 11.128.
- Se impulsaron cantinas escolares, bibliotecas ambulantes, misiones pedagógicas y la educación nocturna.
Ejército
Una de las características de este ejército era su sobredimensionado escalafón de jefes y oficiales. En 1931 había 566 generales, 22.000 oficiales y 100.000 soldados. Manuel Azaña, Jefe de Gobierno y Ministro de la Guerra, tomó la tarea de reformar este ejército tan inadecuado y reducirlo. El 25 de abril de 1931 apareció la Ley Azaña, que permitía a los oficiales retirarse con toda la paga. Otra reforma fue la reducción de divisiones del ejército. Se creó la Guardia de Asalto, una fuerza de orden público fiel a la República.
Secularización del Estado
La omnipotente y omnipresente Iglesia Católica también vio limitado su poder. Los gobiernos anteriores a 1931 daban a la Iglesia aproximadamente el 2% del presupuesto nacional.
El nuevo gobierno decretó una serie de medidas dirigidas a la secularización del Estado y, por tanto, a limitar el poder de la Iglesia:
- Libertad de culto.
- Supresión del presupuesto del culto y clero.
- Aprobación de la Ley del divorcio y los matrimonios civiles.
- Secularización de los cementerios.
- Disolución de la Compañía de Jesús, que estaba dedicada principalmente a la educación.
Política Autonómica
En la Constitución de 1931 se apoyaba la descentralización del Estado. Siguiendo este principio, se negoció y aprobó el Estatuto de Cataluña (24 de septiembre de 1932).
Política Económica
El gobierno de Azaña no tuvo una política definida para hacer frente a la crisis económica mundial.
Sin embargo, su ministro de Obras Públicas, el socialista Indalecio Prieto, elaboró un gran plan que incluía la realización de las grandes estaciones terminales de los ferrocarriles en Madrid y numerosas obras hidráulicas; estas últimas no llegaron a realizarse en su mayoría durante este periodo.
Reformas Sociales y Laborales
Fueron obra del ministro de Trabajo, el socialista Largo Caballero, contándose entre ellas:
- Reducción de la jornada laboral en el campo y extensión de los seguros sociales.
- Establecimiento de la jornada laboral de 40 horas semanales.
- Ley de Términos Municipales (los patronos debían contratar preferentemente a trabajadores de la localidad).
Balance del Bienio Reformista
La Segunda República, con estas reformas, se había granjeado un sinfín de enemigos. El país se estaba escindiendo claramente en dos bandos.
El Bienio Radical-Cedista o Conservador (1933-1935)
Para las elecciones de 1933, las derechas formaron una coalición electoral. Dentro de esta coalición hay que destacar preferentemente a tres partidos políticos: el Partido Radical de Alejandro Lerroux, la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) de José María Gil-Robles y Renovación Española de José Calvo Sotelo. En torno a estos tres partidos se aglutinaron otros pequeños partidos como los agrarios (representando a menudo a caciques latifundistas) y los fascistas de Falange Española y Acción Nacional.
El Jefe del Estado era Niceto Alcalá Zamora. El Jefe de Gobierno fue principalmente Alejandro Lerroux. El gobierno estaba formado por republicanos radicales e independientes, pero apoyado parlamentariamente por la CEDA. Este gobierno se dedicó en gran medida a paralizar o revertir la obra legislativa del Bienio Reformista.
Se paralizó la aplicación de la Reforma Agraria, aunque no se devolvieron las tierras ya expropiadas a la nobleza, ni se anularon los decretos de nacionalización de las tierras manifiestamente mejorables. La CEDA y los partidos monárquicos querían la eliminación rápida de todas las reformas del bienio anterior.
El 1 de octubre de 1934 se formó un nuevo gobierno con tres ministros de la CEDA. Como respuesta, un Comité de Huelga convocó una huelga general, desencadenando la Revolución de Octubre de 1934. Fracasó en casi todo el país excepto en Asturias, donde los mineros protagonizaron una auténtica revolución social, y en Cataluña, donde la revuelta tuvo un carácter más político y el presidente Lluís Companys declaró «el Estado Catalán» dentro de la (inexistente) República Federal Española. El gobierno de Madrid envió a la Legión y a las tropas Regulares de África, bajo el mando del general Franco, que reprimieron con extremada dureza el movimiento revolucionario: unas 30.000 personas fueron encarceladas.
El gobierno presidido por Lerroux trató de actuar de una forma moderada, pero las presiones de la derecha y de la izquierda impidieron el desarrollo normal de la legislatura. La negativa a devolver las tierras expropiadas contó con la oposición de los más radicales de la CEDA y los agrarios, lo que originó una crisis de gobierno. Los movimientos huelguísticos y las críticas a la actuación de las fuerzas de orden público, sumados a escándalos de corrupción (estraperlo), llevaron inevitablemente a la convocatoria de nuevas elecciones en febrero de 1936.
Balance del Bienio Conservador
Esta etapa se caracterizó por su esterilidad legislativa y su inestabilidad política, consecuencia de la falta de entendimiento entre radicales y cedistas y la creciente polarización social.
Las Elecciones de 1936 y el Frente Popular
La división del país quedó patente en las elecciones de febrero de 1936.
Los partidos de izquierda (republicanos, socialistas, comunistas y otros) formaron una coalición, el Frente Popular. Su programa se basaba en la concesión de amnistía para los encarcelados por la Revolución de 1934, en la reintegración de los puestos de trabajo a los despedidos por motivos políticos o sindicales y la reactivación de las reformas iniciadas durante el Bienio Reformista.
Las derechas no consiguieron formar una coalición única a nivel nacional, lo que supuso que no hubiera un único programa. Se formaron distintas coaliciones en torno a la CEDA y los monárquicos (Bloque Nacional).
Las elecciones las ganó el Frente Popular, que consiguió aproximadamente el 48% de los votos y una clara mayoría de escaños (unos 278).
Tras las elecciones, Manuel Azaña fue elegido Presidente de la República (en sustitución de Alcalá Zamora, destituido por las Cortes). El Jefe de Gobierno fue Santiago Casares Quiroga (republicano).
El Gobierno del Frente Popular (Febrero-Julio 1936)
El gobierno del Frente Popular decretó una amnistía general para los presos políticos, restauró el Estatuto de Autonomía de Cataluña, impulsó la tramitación del Estatuto del País Vasco y continuó con las reformas, especialmente la reforma agraria y el asentamiento de campesinos. El gobierno intentó que la Reforma Agraria se acometiera en serio: de febrero a julio de 1936 se expropiaron más de 600.000 hectáreas, a las que hay que añadir más de 3.000.000 expropiadas una vez estallada la guerra. Sin embargo, la aplicación de la reforma se vio desbordada por ocupaciones de fincas por parte de campesinos impacientes, especialmente en el sur.
Hacia la Guerra Civil
Como consecuencia de la victoria del Frente Popular y la aplicación de su programa, se produjo una radicalización política y social. Hubo enfrentamientos callejeros entre grupos civiles armados (principalmente de extrema izquierda y extrema derecha) que afectaron a toda España, aunque con menor intensidad en el norte peninsular y Cataluña.
Mientras tanto, sectores del ejército conspiraban buscando el líder y el momento para acabar con el sistema republicano. La tensión aumentó drásticamente. La excusa final para el golpe ocurrió en julio de 1936: el 12 de julio, el teniente de la Guardia de Asalto José del Castillo, conocido por sus ideas izquierdistas, fue asesinado por pistoleros de ultraderecha (posiblemente carlistas o falangistas) en Madrid. En represalia, la madrugada del 13 de julio, compañeros del teniente asesinaron al destacado diputado monárquico y líder de la derecha radical, José Calvo Sotelo.
El 17 de julio en Melilla y el 18 de julio de 1936 en la península, se levantaron en armas varios generales, entre ellos Francisco Franco (desde Canarias), Emilio Mola (director de la conspiración, desde Navarra), Gonzalo Queipo de Llano (en Sevilla) y José Sanjurjo (que debía liderar el golpe desde Portugal, pero murió en accidente aéreo), contra el gobierno de la Segunda República. Daba comienzo así la Guerra Civil Española, el gran drama que enfrentó a las que se denominaron las «dos Españas«.
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