22 Dic
Los Primeros Años del Reinado de Alfonso XIII: Intentos Regeneracionistas
Los primeros años del reinado de Alfonso XIII se caracterizaron por los intentos regeneracionistas y de reformismo social promovidos desde el Estado, cuyo principal resultado fue la creación, en 1903, del Instituto de Reformas Sociales.
Con el fallecimiento de los principales dirigentes de la primera etapa de la Restauración (el de Cánovas en 1897, que murió asesinado, y el de Sagasta en 1902) se produjo el paso a una nueva generación de políticos.
El Gobierno de Antonio Maura y la «Revolución desde Arriba»
Tras un breve mandato de Francisco Silvela, en el Partido Conservador ocupó la jefatura Antonio Maura, partidario de la y enemigo del caciquismo y del falseamiento electoral. Pretendió el y el cese de los fraudes electorales. Los resultados no alcanzaron sus intenciones, ya que no consiguió acabar con el poder de los caciques, y el proyecto regeneracionista conservador apenas prosperó.
El proyecto de Maura no contó con el respaldo de su partido, nunca llegó a gozar de la confianza del rey y no fue aceptado por el regeneracionismo más auténtico, que defendía el reformismo , motivos por los cuales fracasó en su propósito.
La Semana Trágica de Barcelona (1909) y la Caída de Maura
La caída de Maura se vio precipitada al producirse la Semana Trágica de Barcelona en julio de 1909. Comenzó con una huelga general con un fuerte carácter antimilitarista y anticlerical. Fue convocada por diversas tendencias obreristas agrupadas principalmente en torno a la confederación sindical Solidaridad Obrera. La grave situación social, unida a las reivindicaciones obreras y nacionalistas, creó un clima de tensión en Barcelona. En este contexto, la protesta por el llamamiento de reservistas para combatir en Marruecos provocó un estallido insurreccional. Llamados a filas para cubrir las plazas de los que pagaban para librarse del servicio militar y que los reservistas ya habían cumplido. Los revolucionarios quemaron 112 edificios, de los que 78 eran religiosos. El Gobierno envió tropas desde Valencia y Zaragoza que restablecieron el orden y evitó la extensión del conflicto por el resto del país al tacharlo de separatista. Anarquistas, socialistas y republicanos radicales reaccionaron con violencia y el Gobierno respondió duramente.
La acción represiva culminó con el fusilamiento del pedagogo anarquista Francesc Ferrer i Guardià, a quien se acusó indebidamente de ser el instigador de los hechos. La protesta por su ejecución traspasó las fronteras españolas y Maura se vio obligado a dimitir. El Partido Conservador se fragmentó.
El Gobierno de José Canalejas y el Reformismo Liberal
En el Partido Liberal, tras la muerte de Sagasta, los nuevos dirigentes Eugenio Montero Ríos y Segismundo Moret dudaron entre aproximarse a los grupos de la izquierda o seguir ligados al sistema tradicional. El partido adoptó una línea claramente regeneracionista cuando José Canalejas asumió la presidencia del Consejo de Ministros en febrero de 1910. Sus propuestas implicaron un mayor compromiso social, un distanciamiento del clericalismo, la propuesta por la descentralización y el fortalecimiento del Ejército para hacer valer los derechos españoles en Marruecos.
Reformas de Canalejas
- Ley del candado: Prohibió el establecimiento en España de nuevas órdenes religiosas.
- Ley de reclutamiento: Acabó con el sistema de quintas e impuso el servicio militar obligatorio.
- Supresión del impuesto de consumos.
- Prohibición del trabajo nocturno de las mujeres.
- Reglamentación del trabajo en las minas.
- Inicio del proyecto de Ley de mancomunidades, que posibilitaba la descentralización administrativa del Estado.
Al igual que Maura, Canalejas no obtuvo el respaldo de su partido, así como tampoco el apoyo de la izquierda republicana y socialista. Su asesinato en 1912 cerró momentáneamente el programa reformista de los liberales que, a su vez, se dividieron.
La Guerra de Marruecos y el Desastre de Annual
Intereses Españoles en Marruecos
Los intereses expansionistas de España en Marruecos tras el desastre del 98 se concretaron en 1904 mediante un convenio secreto con Francia. Según el mismo, ambas naciones se repartirían el territorio en dos protectorados. En la Conferencia de Algeciras (1906), las grandes potencias europeas acordaron la apertura al comercio internacional de ocho puertos marroquíes y el establecimiento de una policía franco-española para asegurar su cumplimiento.
Desde entonces, España inició una tímida penetración colonial en Marruecos para recuperar el prestigio perdido tras la derrota de 1898 y explotar los recursos mineros del Rif con el pretexto de emprender una labor civilizadora entre la población rifeña.
Primeros Enfrentamientos y el Desastre de Annual (1921)
Los primeros episodios de la guerra de Marruecos se produjeron en 1909 en las proximidades de Melilla, tras los ataques de grupos armados de rifeños contra las instalaciones del ferrocarril que empresas españolas construían para la explotación de las minas del Rif.
Tras unos años de enfrentamientos entre las tropas españolas y los rifeños, el general Jordana, máxima autoridad en Marruecos, consiguió una pacificación parcial del territorio al atraer a algunos jefes locales. Esta situación se mantuvo hasta 1921, cuando se produjo el desastre de Annual.
En julio de 1921 el caudillo rifeño Abd-el-Krim, tras reunir de nuevo a las tribus indígenas, provocó la insurrección general del territorio. Una imprudente acción del jefe militar de Melilla, general Silvestre, acabó en la estrepitosa derrota de Annual, con un saldo de 12.000 bajas españolas. Abd-el-Krim controló casi todo el Rif y amenazó Melilla desde el monte Arruit. El desastre de Annual provocó una oleada de indignación.
El Expediente Picasso y sus Consecuencias
El Gobierno encargó una investigación de lo acaecido al general Juan Picasso Gómez, representante militar español en la Sociedad de Naciones. Las autoridades militares intentaron que esa investigación se limitase solo a los mandos inferiores de la guarnición de Melilla, pero la honradez del general Picasso hizo que se extendiera a las máximas instancias de las cadenas del mando.
Aunque el Expediente Picasso no mencionó a la Corona, buena parte de la opinión pública la acusó de incitar la imprudente acción del general Silvestre y muchos defendieron el abandono de Marruecos. El golpe de Estado del general Primo de Rivera, en septiembre de 1923, interrumpió la actividad parlamentaria y dejó en suspenso la investigación de las responsabilidades de los sucesos de Annual.
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