06 Dic
Tema 6.1 Isabel II
El reinado de Isabel II (1833-1868)
El problema sucesorio
En Octubre de 1830 nace Isabel de Borbón hija entre Fernando VII con María Cristina de Borbón. Unos meses antes del nacimiento de esta, el rey aprobó la Pragmática Sanción en caso de que el recién nacido no fuera varón. Por lo que se abolíó la Ley Sálica de 1713 que no permitía a las mujeres reinar. Carlos M.ª Isidro, el hermano del rey vio cerrado su camino al trono y no aceptó los derechos de su sobrina al trono
La Guerra Civil (1833-1839)
Tras la muerte de Fernando VII en 1833 se iniciaron levantamientos a favor del pretendiente Carlos y comenzó una Guerra Civil que iba a durar siete años.
Este conflicto dividíó política y económicamente al país
El bando isabelino formado por las altas jerarquías del ejército, la iglesia y el estado, y los liberales que vieron en la defensa de los derechos de Isabel el triunfo de sus ideales.
El bando Carlista que se opónía a la revolución liberal, formado por el bajo clero y campesinos. Que defendían los derechos al trono de Carlos y los ideales que defendía, el absolutismo y el inmovilismo absoluto.
El carlismo, tuvo influencia en Navarra, País Vasco, norte del Ebro y el Maestrazgo. Esta distribución geográfica debe contemplarse en el contexto de un conflicto campo-ciudad.
El lema principal del carlismo era “Dios, Patria, Fueros, Rey”. Los elementos principales eran:
Oposición radical a las reformas liberales. Inmovilismo
Defensa de una monarquía absoluta
Tradicionalismo católico y defensa de los intereses de la Iglesia
Defensa de los fueros vascos-navarros, amenazados por las reformas igualitarias y centralistas de los liberales
La guerra tuvo dos grandes personajes, el carlista Zumalacárregui, murió en 1835 y el liberal Espartero. Tras unos años igualados, a partir de 1837, las derrotas carlistas fueron continuas y Carlos terminó huyendo a Francia
La guerra acabó con el abrazo de Vergara (1839). Firmado entre Espartero y Maroto, líder de los carlistas tras Zumalacárregui. En él se reconocieron los grados en los que había luchado el ejercito carlista y se hizo una promesa de respeto entre los fueros vascos-navarros. En realidad, se mantuvieron algunos privilegios forales y se eliminaron otros.
A lo largo del S.XIX, las sucesivas guerras Carlistas –Segunda Guerra Carlista (1846-1849), la intentona carlista: “Ortegada” (1860) y la Tercera guerra Carlista (1872-1876) fueron derrotas para el pueblo vasco, se fueron eliminando los Fueros, en un proceso iniciado por la Ley de 25 de Octubre de 1839 de reforma de los Fueros Vascos, culminó con la Ley de 21 de Julio de 1876, que supuso la liquidación del ornamento foral, acabando con los privilegios que habían sobrevivido a la llegada de los borbones, a principios del SXVIII.
Las Regencias
La regencia de María Cristina 1833-1840
Se inició en 1833tras la muerte de Fernando VII. Se continúa con el mismo presidente absolutista moderado Cea Bermúdez, el cual publicó un manifiesto en el cual se indicaba que las únicas reformas políticas a las que estaba dispuesto a emprender eran las administrativas y manifestaba su intención de defender el régimen frente a toda innovación religiosa o política e insistía en mantener las leyes fundamentales de la monarquía. Como el país se encontraba en guerra este proyecto no se pudo hacer y se enviaron sendos manifiestos a la reina aconsejando la destitución de Cea, además de otros consejeros como el marqués de Miraflores. En Enero de 1834María Cristinasustituyó a Cea por Martínez de la Rosa, liberal doceañista que ya había presidido un gobierno moderado durante el trienio liberal.
Desde 1834el régimen inicia una apertura política,pero tanto la reina gobernadora como sus ministrosMartínez de la Rosa y el conde de Toreno, se resistieron a acometer las drásticas reformas necesarias para sanear hacienda, relanzar la actividad económica, democratizar el sistema y ganar la guerra.
El cambio más relevante fue la aprobación en Abril de 1834 del estatuto Real, se trataba de una cartaotorgada que seguía el modelo impuesto por Luís XVIII en Francia en 1817. Era una concesiónde la Corona, eran 50 artículos y era obra fundamentalmente de Martínez de la Rosa. Se excluía cualquier mención a la soberanía nacional, establecieron unas Cortes bicamerales, con un Estamento de Próceres y otro de Procuradores. El primero compuesto por representantes de la nobleza, clero y miembros ricos de las clases burguesas, se exigía un nivel de renta y los puestos eran de asignación real y vitalicios.La segunda cámara era electiva mediante sufragio censitario indirecto, sólo pudieron ser elegidos aquellos que tuviesen una renta de 12.000 reales anuales. La convocatoria correspondía exclusivamente a la Corona, sólo podían discutir lo que se les consultara y podían ser disueltas a voluntad del Rey. Este sistemapolítico apenas permitía la participación de los grandes propietarios, se calcula que apenas 16000 españoles reunían las condiciones exigidas para votar.
Aun así, los miembros de las Cortes fueron más liberales que los ministros y el mismo liberalismo fue evolucionando en dos tendencias,los moderados y los progresistas. Los gobiernos de Martínezde la Rosa y el conde de Torenose ciñeron al estatuto Real, evitaron los cambios en el sistema fiscal, lo que dejó al ejercitosinrecursospara la guerra y sostuvieron la censura de prensa. En las grandes ciudades la tensión fue en aumento. El regreso de los liberalesexiliados, la proliferación de periódicos, clubes de debate, y, en definitiva, la formación de una opinión pública, fueron calentando el ambiente. En el verano de 1834 el cólerase propagópor varias ciudades, tras difundirse el rumorde que los fraileshabían envenenadolas aguas, se produjeronvarios asesinatosy quemade conventos. Los disturbiosde verano de 1835, con el asesinatodel general Bassa, nuevas quemas de conventos y el incendiode la fábrica Bonoplataen Barcelona, llevaron a la formaciónde Juntas revolucionariasen varias ciudades. La regentese vio obligadaa aceptar la dimisión de Torenoy a nombrar a Mendizábaljefe del gobierno en Septiembre.
Con la llegadade Mendizábal, se inicióla revolución liberal. En el poco tiempo que estuvo al frente del gobierno emprendíóreformas fundamentales para lo cual asumíó personalmente las carteras de Estado, Guerra, Marina y Hacienda. Su programa incluía la reformade la ley Electoral de 1834 para ampliar el derecho al voto y establecer la elección directa, el restablecimiento de la libertad de imprenta, la resolución del problema del clero regular, la reforma a fondo de Hacienda y la recuperación del crédito público para ganar la guerra.
Mendizábal establecíó un reclutamiento forzoso que permitíó alistar a 47000 hombres y ampliar la rebautizada Guardia Nacional. Para conseguirfondos recurríó a los empréstitos extranjeros y a los impuestos extraordinarios,restablecíó la Ley de supresión de conventos de 1820, ampliando sus efectos mediante un decreto de Marzo de 1836. Su principal medida fue la desamortización, mediante decreto de Febrero de 1836, base para el posterior arreglo de la Deuda y para la reforma fiscal.
Mendizábal quiso gobernar con el apoyo de las Cortes, pero se fue distanciando de las cámaras, en Enero de 1836 tras rechazar estas su proyecto de reforma de Ley Electoral, que ampliaba el derecho de voto hasta 65000 electores,consiguió que la regentedisolviera las Cortes y convocara nuevas elecciones. Pese a tener una mayoríaprogresistaMaría Cristina se negó a aceptar los cambios de mandos militares propuestos por Mendizábal, quien se vio obligado a dimitir.
Se nombró a Isturiz como nuevo jefe del Gobierno, al rechazar las Cortes el nombramiento fue nuevamente disueltas, esto provocó protestas que se extendieron a varias ciudades: en Julio algunas guarniciones de la Milicia Nacional se amotinaron (Málaga, Granada, Sevilla, Córdoba), mientras en Zaragoza el generalEvaristo San Miguel se sublevaba. El 12 de Agosto la guarnición de la guardia Real de Lagranja se pronunció a favor de la Constitución de 1812obligando a la Regente ese mismo día a su nuevapuesta en vigor.
Tras el motín de los sargentos de la granjaformoGobierno un progresista, José María Calatrava, teniendo como ministro de hacienda a Mendizábal y se convocaron nuevaselecciones según el modelo unicameral de Cádiz.
El Gobiernoprogresistaemprendíó un amplio programa de reforma con tresobjetivos básicos: la instauración de un régimen liberal, el impulso de la acciónmilitar para ganar la guerra y la elaboración de una nuevaconstitución. Se restablecíó la legislación de Cádiz y el Trienio, se reforzaron las competencias de las autoridades provinciales, se entregó el mando del ejército a Espartero y se tomaban severas medidas para acabar con los apoyos del carlismo en retaguardia, sobre todo por parte del clero. Además, era evidente que ni la constitución de 1812ni el Estatuto Real servían como marco político por lo que las Cortesaprobaron una nueva constitución en Junio de 1837.
La Constitución de 1837
Era de orientación progresista.Reconocía la Soberanía Nacional, realizaba una detalladadeclaración de derechos individuales, reforzaba el poder del ejecutivo, otorgaba el poder legislativo de manera conjunta a las Cortes y la Corona, además este tenía el derecho de convocar, suspender o disolver las cortes y tenía el derecho de veto. Se establecierondos cámaras, Congreso, elegido mediante sufragio censitario, y el Senado, elegidos por el rey mediante ternas propuestas por los electores. El rey nombraríaa sus ministros, pero estos podríanser objeto de censurapor las Cortes
En las eleccionesde Octubre de 1837ganaron los moderados, esto fue posiblepor el sitio de Madridy el escándaloque se produjo al conocer las negociaciones secretasllevadas por el gobiernodurante el mismo. En los tres años siguientesse sucedieron Gobiernos moderados que fueron ganando las sucesivas elecciones a Cortes, pero a nivel municipalvencían los progresistas, al restablecerse la antigua Ley de Municipios que permitía el voto de los vecinos. La vida políticatranscurríó con enfrentamientos entre las dostendencias liberales hasta el final de la guerra en 1840.
Con el final de la guerradesaparecíó la última razón de consenso entre ambos partidos. El gobierno moderado intentó modificar la Ley de Municipios y establecer un sufragio restringido, al ser aprobada la ley los progresistaspromovieron una ola de protestas en verano de 1840 y pidieron la intervención de Espartero. María Cristinaviajó a Barcelona para intentar convencer al general, pero este rehúsó. Al firmar la Regenteel decreto la Milicia Nacional y el ayuntamiento de Madrid se sublevaron el 1 de Septiembre. Como resultado de ello María Cristina presentó su renuncia como regente el 12 de Octubre de 1840 y marchó al exilio.
La Regencia de Espartero: 1840-1843
La renuncia de María Cristina creó un problema constitucional, finalmente Espartero asumíó una regencia unipersonal en Mayo de 1841 hasta su caída en 1843.
Una de las razones estuvo en la división de su partido, el progresista, entre los más radicales, partidarios de profundizar en las reformas, y el resto del mismo, más partidarios de consolidar el sistema liberal. Una segunda causa fue el fracaso de su política económica, amplió la desamortización, pero beneficiando a los propietarios, lo que le alejó del apoyo popular, e intentó llevar al país hacia el libre comercio, con lo que se enfrentó a los industriales textiles y a los trabajadores.
El personalismo de Espartero y su talante militarista fueron factores de su fracaso. En 1841 sofocó violentamente un intenso de pronunciamiento moderado, ejecutando a los generales Montes de Oca y Diego de León y recortando los privilegios forales vascos por la colaboración de dichas provincias en la intentona. En 1842 el temor a un acuerdo de libre comercio con Inglaterra que pudiera hundirla industria textil catalana produjo disturbios y manifestaciones en Barcelona. El 13 de Noviembre la Milicia tomó la ciudad y se enfrentó a las tropas del capitán general van Halen. El propio Espartero ordenó el 3 de Diciembre el inicio del bombardeo sobre la ciudad, tras 1000 disparos de cañón y 400 edificios destruidos se rendía la ciudad. La dura represión que siguió empujo a todos los sectores sociales de Cataluña a la oposición al regente.
En 1843 tras unas nuevas elecciones, que dejaron a Espartero sin apoyos, se formó una auténtica coalición antiesparterista. Este encargó formar el gobierno al progresista Joaquín María López, pero el programa de este limitando los poderes del regente y el rechazo de Espartero le llevaron a dimitir. La insurrección se generalizó en verano de 1843, los progresistas se sublevaron ante la tiranía del general y triunfó gracias al apoyo de los moderados, el ejército dirigido por Narváez se pasó a los insurrectos y el 12 de Agosto Espartero partía al exilio en Londres.
Ante la falta de alternativas, los diputados y senadores votaron el adelantamiento de la mayoría de edad de Isabel II que fue proclamada reina en Noviembre de 1843, cuando todavía no tenía ni 13 años de edad. Los moderados, regresados del exilio, tomaron posiciones en la corte y Narváez se convertía en el hombre fuerte del momento. Una nueva insurrección en Barcelona era duramente reprimida por entonces joven general Prim.
Tras la dimisión de López en Noviembre le sucedíó el progresista Salustiano Olózaga, que fue desalojado del poder gracias a un verdadero golpe palaciego de los moderados, terminando así el gobierno progresista. Desde Diciembre de 1843 el nuevo jefe de Gobierno, González Bravo, emprendíó una política regresiva, Ordenó la disolución de las milicias, aumentó el tamaño del ejército hasta los 100000 hombres y restablecíó la Ley Municipal de 1840. Se dieron órdenes de detención contra los principales líderes progresistas y se cerraron sus clubes y periódicos. Además, el Ejército aplastó dos sublevaciones militares en Cartagena y Alicante, con el resultado de más de 200 fusilamientos. El 1 de Mayo de 1844 la Reina nombró presidente del gobierno al general Narváez, líder ya indiscutible del partido moderado.
EL REINADO EFECTIVO
LA Década MODERADA 1844-1854
Con el gobierno del general Narváez se inicia una década moderada, Narváez era un hombre fuerte del partido y en menor medida por Luís Bravo Murillo. Narváez controló la vida política tanto como jefe de Gobierno como cuando dejó de presidir. Buen organizador fue el artífice de la Constitución de 1845 y algunas de las principales reformas legales, controló el Ejército y reprimíó con extremada dureza a los movimientos populares.
Los primeros meses del gobierno de Narváez presentan una continuidad con la línea política llevada por González Bravo. Se convocaron elecciones para elegir unas Cortes constituyentes que aprobaron en 1845 una constitución moderada, que en teoría era una reforma de la de 1837. Los principios básicos de la nueva Constitución eran los siguientes: una Soberanía compartida entre el Rey y las Cortes, una declaración de derechos muy teórica, la exclusividad de la religión católica, la eliminación de los límites de los poderes de Rey, un Senado de miembros vitalicios nombrados por la Corona, ayuntamiento y diputaciones sometidos a la Administración al ser designados, poder de la Corona para disolver el Congreso y supresión de la Milicia Nacional.
Además, se produjo una importante obra legislativa y reforma del Estado. EN 1846 se probaba una Ley Electoral mediante sufragio censitario que limitaba el voto a 99000 personas sobre una población de unos 12 millones (en 1837 votaban 635000 personas). Desde 1844 se suspendieron las ventas de bienes desamortizados y se devolvieron a la Iglesia los no vendidos. Se aprobó una Ley de Imprenta que restringíó la libertad de publicar y se restablecíó la censura. Ese mismo año se creó la Guardia Civil con el objetivo de asegurar el orden y la propiedad sobre todo en ámbito rural. Contaba con 6000 efectivos y se caracterizaba por la disciplina militar, las Casas Cuartes y su actuación por parejas. En 1851 se aprobaba un nuevo Código Penal y se sentaban las bases del futuro Código Civil. Siguiendo el modelo francés y la reforma provincial de Burgos de 1833 se fortalecíó el poder de Gobernadores civiles y militares. Finalmente, en 1845 se reformaba la Hacienda eliminando el viejo sistema fiscal y refundiendo los numerosos impuestos existentes en cuatro tributos esenciales.
En 1851 se firmaba el concordato con la Santa Sede siendo jefe de Gobierno Bravo Murillo. Se normalizaban las relaciones entre el Estado y la Iglesia Católica. Roma aceptaba la venta de los bienes desamortizados y la legitimidad de la monarquía isabelina. A cambio, el Estado restituía a la Iglesia el resto de sus bienes, establecía un presupuesto de culto y clero y reservaba a los religiosos la supervisión de la educación y la vigilancia y censura en materia doctrinal. Regulaba la jurisdicción eclesiástica y la intervención del Estado en los nombramientos de la jerarquía.
Durante los primeros años un grave problema fue el matrimonio de la reina, finalmente unida a su primo Francisco de Asís. Otro conflicto serio fue la Segunda Guerra Carlista, iniciada en 1846 al fracasar el enlace ente el pretendiente carlista y su prima Isabel en 1846 al igual que en toda Europa se produjeron sublevaciones, Narváez obtuvo plenos poderes de las Cortes, suspendíó las garantías constitucionales y emprendíó una durísima represión en las calles.
La crisis del partido moderado se produjo a partir del intento del jefe de Gobierno Bravo Murillo (1851-1852) de reformar la Constitución. Presentó un proyecto de reforma que prácticamente significaba la eliminación de la vida parlamentaria y casi una vuelta al absolutismo. Tras semanas después de presentar su proyecto, en Diciembre de 1852, tuvo que dimitir sucedíéndose varios Gobiernos a cuál más ineficaz. A finales de 1853 era jefe de Gobierno Sartorius que había disuelto las Cortes y gobernaba de forma dictatorial.
EL BIENIO PROGRESISTA (1854-1856)
Este periodo comenzó con la revolución de 1854. El inicial pronunciamiento del general Leopoldo O’ Donell fracasó tras un enfrentamiento con las tropas del Gobierno en Vicálvaro, la Vicalvarada. Pero los pronunciados publicaron el Manifiesto de Manzanares, redactado por Antonio Cánovas del Castillo. Prometía un estricto cumplimiento de la constitución, cambios en la ley Electoral y de Imprenta, reducción de los impuestos y la restauración de la Milicia Nacional. Apoyado por los también generales Serrano, Dulce y San Miguel y por la población el golpe triunfó e Isabel II encargó el 26 de Julio formar Gobierno al viejo general Espartero con O’ Donell como ministro de la Guerra.
Como primeras medidas los militares golpistas de auto ascendieron, se recuperó la Ley de Milicias de 1822, la Ley municipal de 1823 y se convocaron Cortes Constituyentes. En estas elecciones aparecíó una nueva fuerza política la Uníón Liberal. Era un partido con vocación de centro, estado integrado por los más moderados de los progresistas y lo más progresistas de los moderados como Cánovas o el mismo O’ Donell.
La coalición de unionistas y progresistas pasó a dominar abrumadoramente a las cámaras. Demócratas y republicanos formaban la oposición con Castelar o Pi i Margall como figuras destacadas. Además de la constitución que debía sustituir a la de 1845 y que nunca entró en vigor sus principales reformas fueron la Desamortización de Madoz de 1855, la Ley de Ferrocarriles y la de Sociedades Bancarias y Crediticias de 1856.
La constitución de 1856era la imagen del pensamiento progresista. Soberanía nacional, una detallada y precisa declaración de derechos individuales, libertad de imprenta y religiosa, limitación de los poderes de la Corona y del Gobierno, los ayuntamientos y diputaciones pasaban a ser electivos, se restablecía la Milicia Nacional, el Senado sería electivo y se ampliaba el derecho al voto a 700000 personas mediante sufragio censitario.
La ley de Desamortización General se promulgó el 1 de Mayo de 1855 siendo ministro de Hacienda Pascual Madoz. Se trataba de completar la de Mendizábal de 1836 mediante la subasta pública de toda clase de propiedades rústicas y urbanas pertenecientes al Estado, la iglesia y los propios y baldíos de los municipios. Parte de los ingresos se destinaron a poner en marcha la Ley de Ferrocarriles de 1855. Se pasó así de 200 km de vías en 1853 a más de 5000 en 1866 y se amasaron grandes fortunas especulando en bolsa con las acciones de las empresas ferroviarias. La ley de Sociedades Bancarias y Crediticias de 1856 permitíó el surgimiento de un mercado financiero moderno.
Una de las claves del fracaso del Bienio fue el permanente clima de inestabilidad social. En 1854 se produjo una epidemia de cólera, se vivíó un alza del precio del trigo como consecuencia de la guerra de Crimea, las malas cosechas, las tensiones entre patronos y obreros y sobre todo por el incumplimiento del Gobierno de las promesas hechas al principio del periodo. En Barcelona se produjo una huelga general en verano de 1855 tras la ejecución del líder obrero José Barceló. En Octubre el Gobierno aprobó una Ley de Trabajo que reducía el trabajo infantil a “sólo” 12 horas, se permitían asociaciones obreras que no superasen los 500 miembros y se establecían jurados integrados sólo por patronos.
En los primeros meses de 1856se sucedieron violentos motines en el campo castellano y las principales ciudades. El gobierno perdíó el apoyo de las Cortes y en Julio la reina aceptó la dimisión de Espartero encargado de formar gobierno a O’ Donell. La protesta de las Milicias fue duramente reprimida por Serrano que llegó a bombardear el recién construido Congreso de los diputados.
EL GOBIERNO DE LA UníÓN LIBERAL 1856-1868
La Uníón Liberal será el partido que dominará la vida política durante este periodo, incluía a militares como O’ Donell o Serrano y a miembros de los viejos partidos como Alonso Martínez, Ríos Rosas o Cánovas. Mientras se mantuvo la etapa de cierta prosperidad, hasta 1863, la Uníón Liberal consiguió ejercer el poder sin graves problemas, desde ese año una crisis económica llevó a los Gobiernos a una actitud cada vez más intransigente.
Tras un breve periodo de Gobierno de O’ Donell en Octubre Isabel II encargó la formación de un nuevo gabinete al general Narváez. Éste suspendíó la desamortización, anuló todas las disposiciones de libertad de imprenta y cuantas se opusieron al Concordato y restablecíó el impuesto de consumos. 1856 y 1857 fueron años de malas cosechas y las protestas fueron duramente reprimidas. En materia legal, desarrolló una importante legislación financiera, se multiplicó la moneda en circulación y se continuó la política de obras públicas y construcciones ferroviarias. En 1857 se hizo el primer censo demográfico de población y se aprobaba la Ley de Instrucción Público, conocida como Ley Moyano.
En Julio de 1858 la reina llamó al Gobierno a O’ Donell que comenzó su “gobierno largo” más abierto que Narváez era igual de autoritario. Otra figura destacada fue Posada Herrera “El gran Elector” que desde el ministerio de la Gobernación aseguraba la mayoría a su partido en las Cortes. Hasta 1863 hubo una estabilidad política, fue una etapa dorada para la especulación y la construcción ferroviaria, de la aparición y crecimiento de las sociedades de crédito y de los bancos, de una nueva expansión de la industria textil catalana y del surgimiento de los primeros altos hornos en Vizcaya y Asturias.
Sólo hubo dos problemas a destacar, por un lado, en 1869 el conde de Montemolín intentaba un Golpe de Estado en San Carlos de la Rápita, siendo detenido. Y en Junio de 1861 se producía una insurrección campesina en Loja sofocada con la habitual dureza.
LA POLÍTICA EXTERIOR DE LA UníÓN LIBERAL
A lo largo del Siglo XIX España había carecido de una política exterior clara, lo que provocó una dependencia de Londres y París, hasta el punto de ver la injerencia de ambas potencias en el asunto de los matrimonios de Isabel II y su hermana Luisa Fernanda entre 1845 y 1846. Sin embargo, el Gobierno de la Uníón liberal desarrollo una activa y agresiva política exterior para exaltar la conciencia patriótica y desviar la atención de los problemas internos.
La primera intervención fue la expedición hispano-francesa a Indochina (1858-18633). Luego la Guerra contra Marruecos (1859-1860). Tras las victorias de Castillejos y Wad-ras se firmó una paz por mediación británica. La tercera intervención fue en el Méjico de Juárez en 1862 que terminó con la retirada española. Otras dos fueron la reincorporación de Santo Domingo en 1861 y la Guerra del Pacífico en 1866.
LA CRISIS FINAL DEL REINADO (1863-1868)
La uníón liberal se descompónía ante la falta de objetivos políticos y el desgaste que producía el ejercicio del poder. Militares como Prim y políticos como Sagastase alinearon abiertamente con la oposición al sistema.
Los primeros síntomas de la crisis se produjeron en 1864 al comenzar a detenerse las construcciones ferroviarias, faltaron inversiones extranjeras, los precios cayeron, se produjo una falta de algodón y en 1866 un crack bursátil en toda Europa supuso la ruina de muchos pequeños inversores.
A todo ello hay que sumarle el clima de descontento político. En 1864 comenzó a enrarecerse el clima universitario. Determinados profesores Krausistas como Sanz del Río, Canalejas o Cautelar defendían una apertura. En Octubre de 1864 el ministro de Fomento, Alcalá Galiano, distó una Real Orden prohibiendo la difusión desde las cátedras de ideas contrarias a la religión católica, la monarquía o la Constitución. Desde la prensa Castelar o Salieron protestaron por el recorte de la libertad de cátedra, pero cuando se vendíó parte del patrimonio nacional para cubrir el déficit y resarcir a la reina con el 25% de las ventas un artículo de Castelar y ordenó al rector Montalbán su expulsión. Éste rehúsó y dimitíó. Los estudiantes solicitaron permiso para una serenata de despedida. La noche del 10 de Abril de 1865 se produjo un enfrentamiento entre miles de estudiantes y fuerzas de la policía que se saldó con 9 muertos y centenares de heridos. Las protestas por la matanza de la noche de San Daniel se generalizaron, además algunos de los estudiantes muertos pertenecían a familias influyentes. El propio Alcalá Galiano murió de un ataque de apoplejía y la reina llamó a formar Gobierno a O’ Donell.
El 22 de Junio de 1868 se producía la sublevación del Cuartel de san Gil, donde 1200 artilleros se amotinaron e intentaron hacerse con el control de Madrid. El cuartel fue formado al asalto producíéndose 60 muertos a los que habría que sumar 66 ejecutados. Otro intento en Gerona fue aplastado por Narváez y el mismo Prim tuvo que exiliarse al fracasar su pronunciamiento en Villarejo de Salvanés. Narváez suspendíó la Cortes, cerró todos los periódicos críticos y persiguió a cualquiera que criticase al gobierno.
En 1868 progresistas, demócratas y republicanos firmaban el Pacto Ostende. En 1857 moría O’ Donell y en 1868 lo hacía Narváez. Cuando Serrano y la misma uníón liberal se unieron al pacto estaba claro que era el fin de la monarquía isabelina que se produciría en Septiembre de 1868 tras la Revolución Gloriosa.
6.2 LAS DESAMORTIZACIONES DE MENDIZÁBAL Y Madoz
Introducción
Durante el S.XIX se produce la sustitución de la economía feudal y de la sociedad estamental por un sistema económico capitalista y una sociedad de clases. La nueva sociedad liberal se definirá por la propiedad.
LAS DESAMORTIZACIONES DE MENDIZÁBAL Y Madoz
Los cambios agrarios durante la revolución liberal y la desamortización:
La revolución liberal trajo consigo una serie de cambios legales que transformaron el campo español, entre las más importantes podemos destacar la supresión definitiva de la vinculación de las tierras, la abolición del régimen jurisdiccional, la libertad de cercamiento de las tierras, de comercialización de las cosechas y de fijación de precios y la supresión⁷ del diezmo, entre otras. Sin embargo, la más importante de todas ellas fue la desamortización de las tierras de la Iglesia y de los concejos. Las primeras medidas desamortizadoras las tomó Manuela Godoy (1798), Continuadas por las Cortes de Cádiz y el Trienio Liberal.
La medida más importante, desde el punto de vista económico y social, llevada a cabo por el régimen liberal, fue la desamortización de las tierras de la iglesia y los consejos.
Las desamortizaciones consistieron en la expropiación, por parte del Estado, de las tierras eclesiásticas y municipales para su posterior venta a particulares en subasta pública. En compensación por el patrimonio confiscado a la Iglesia, el Estado se hacía cargo de los gastos del culto y el clero. Aunque se dieron algunos precedentes a finales del S.XVIII, el verdadero proceso de desamortización se desarrolló a partir de 1837 en dos fases, a cada una de las cuales se las conoce por el nombre del ministro que la puso en marcha: la desamortización de Mendizábal y la de Madoz.
LA DESAMORTIZACIÓN DE MENDIZÁBAL (1837-1849)
Como medida previa, en 1835 se disolvieron las órdenesreligiosas, salvo las consagradas a la enseñanza o al cuidado de los enfermos, y sus fincas se declararon bienes nacionales, es decir, propiedad del Estado.
La desamortización de Mendizábal (ley de 1837) se inició en una etapa de gobierno progresista y consistíó en la venta por subasta de las tierrasexpropiadas a la Iglesia, por lo que se la conoce también como “desamortización eclesiástica”. Sus objetivos, determinados por la críticasituación que atravesaba el país –primeraguerracarlista y estado ruinoso de la Hacienda-, fueron esencialmente tres:
Sanear la Hacienda, mediante la amortización parcial de la deuda pública
Financiar la Guerra Civil contra los carlistas
Convertir a los nuevos propietarios en adeptos para la causa liberal, que necesitaba apoyo social mediante la amenaza carlista.
Algunos historiadores han criticado que primara la finalidad fiscal sobre la reforma social, y se desaprovechara la oportunidad de repartir las tierras entre los campesinos que las habían venido trabajando, como propónían algunos contemporáneos.
DESAMORTIZACIÓN DE Espartero (1841)
El 2 de Septiembre de 1841 el reciénnombradoregente, Baldomero Espartero, impuso la desamortización de bienes del clerosecular, proyecto que elaboróPedro Surra Rull. Esta ley durará escasamente tres años y al hundirse el partido progresista la leyfuederogada.
En 1845, durante la DécadaModerada, el Gobierno intentó restablecer las relaciones con la Iglesia, lo que lleva la firma del Concordatode1851
DA DESAMORTIZACIÓN GENERAL DE Madoz (1855 1867)
La desamortización general de Madoz (ley de 1855) se inició durante el bienio progresista por parte del ministro de Hacienda Pascual Madoz. Se ejecutó de forma máscontrolada que la de Mendizábal e incluía todotipo de tierrasamortizadas:
Las de la Iglesia aún no vendidas (obras pías, beneficencia…)
Las de la propiedad municipal (comunes y de los propios)
Ley de las ordenes militares
La situación política y fiscal no era tan grave como en la etapa de la desamortización anterior, ya que la segunda guerra carlista no supuso tanto gasto como la primera y el régimen liberal estaba más consolidado.
Por consiguiente, además de reducir la deuda pública, se pretendía destinar parte de los ingresos obtenidos a financiar la construcción de las infraestructuras necesarias para modernizar la economía, en especial la red de ferrocarriles.
Fue ésta la desamortización que alcanzó un mayor volumen de ventas y tuvo una importancia superior a todas las anteriores. Sin embargo, los historiadores se han ocupado tradicionalmente mucho más de la de Mendizábal, cuya importancia reside en su duración, el gran volumen de bienes movilizados y las grandes repercusiones que tuvo en la sociedad española.
Es estado ingresó 7856000000 reales entre 1855 y 1895, casi el doble de lo obtenido con la desamortización de Mendizábal. Este dinero se dedicó fundamentalmente a cubrir el déficit del presupuesto del Estado, amortización de deuda pública y obras públicas, reservándose 30 millones de reales anuales para reedificación y reparación de las iglesias de España.
CONSECUENCIAS SOCIOECONÓMICAS DE LAS DESAMORTIZACIONES
Las principales consecuencias económicas y sociales de ambas desamortizaciones fueron las siguientes:
Se pusieron en cultivo grandes extensiones de tierra, hasta entonces poco o nada explotadas por sus antiguos propietarios.
Se sacrificaron los intereses de un sector importante de campesinos, a los que no se reconocieron sus derechos sobre las tierras señoriales o municipales ni se les facilitó el acceso a las propiedades desamortizadas, y sobre todo del clero, cuyas tierras fueron expropiadas. Su descontento empujo a muchos de ellos al carlismo.
Las ventas absorbieron una gran cantidad de capitales privados, ya que se calcula que la extensión total de las tierras desamortizadas equivalía a la mitad de las tierras cultivables.
La escasez de capital nacional fue la causa de que la escasa industria española se levantara con predominio de capital extranjero (salvo en Cataluña). (Los capitales se invirtieron preferentemente en la compra de tierras desamortizadas y en el negocio de ferrocarriles).
En contra de la creencia tradicional, no parece que variara significativamente la estructura de la propiedad: en general, no hubo concentración ni dispersión de tierras, sino tan sólo cambios de propietarios.
A finales del S.XIX la base económica del país seguía siendo una agricultura de escasos rendimientos, que ocupaba a las dos terceras partes de la población activa y generaba más de la mitad de la renta nacional.
DE LA SOCIEDAD ESTAMENTAL A LA SOCIEDAD DE CLASES
La sociedad industrial supuso la aparición de grupos nuevos: empresarios, obreros, etc. Se caracterizó por la igualdad, al menos en teoría, y por la movilidad. La fortuna decidía el nivel social del individuo (sociedad de clases) y nobleza y clero perdieron sus privilegios.
La nobleza perdíó influencia, se sentía poco inclinados a arriesgar sus fortunas en empresas industriales. Sostener con rentas agrarias un estilo de vida dispendioso llegó a algunas casas nobiliarias a la ruina, como a la familia de los Osuna, la mayor contribuyente al inicio del reinado de Isabel II. A pesar de ello, los nobles consiguieron pasar el siglo relativamente inmune, fundamentalmente porque asumieron dos estrategias: el enlace matrimonial con las grandes familias burguesas y la alianza con los empresarios. En el terreno político los nobles siempre se mantuvieron próximos al trono, monopolizando cargos en el palacio Real, ocupando puestos en el Senado o formando parte, sobre todo, de los primeros Gobiernos liberales. Además, la Corona concedíó de forma generosa títulos nobiliarios durante el siglo a hombres de empresa, como el marqués de Salamanca, militares Narváez (duque de la Torre), O’ Donell (duque de tetuán, Prim (marqués de Castillejos), aunque nadie acumuló tantos títulos como Espartero (duque de la Victoria y príncipe de Vergara). En el terreno económico la nobleza entró en los consejos de administración de las empresas como presidentes o consejeros, más que por la aportación de capital debido a su cercanía las grandes esferas de decisión. En el terreno social la burguésía imitó los hábitos aristocráticos, a diferencia del resto de Europa. El clero fue el grupo social que recibíó la más fuerte embestida del régimen liberal. La eliminación de sus privilegios, especialmente en el campo económico con las sucesivas desamortizaciones privaron a la Iglesia de sus propiedades agrarias y la extinción del diezmo cerró otra fuente de financiación. A partir de 1840 el clero dependía de un presupuesto muchas veces insuficiente lo que hizo disminuir de forma notable al clero regular, monjas y frailes, no así tanto al clero secular, el que atendía catedrales y parroquias. En 1837 la Hacienda pagaba la manutención de 24.000 frailes, en 1854 se había reducido a unos 8.000. El bajo clero defendíó el carlismo, especialmente en 1833- 1840, por su parte la jerarquía se mostró hostil a cualquier avance hacia la tolerancia religiosa (1856), la libertad de cultos (1869) o la separación entre Iglesia y Estado (1873).
Aun así, en las poblaciones pequeñas el clero manténía un protagonismo del que carecía ya en las grandes ciudades
El término burguésía englobaba desde empresarios a abogados, periodistas, etc. Pero fundamentalmente hace referencia en este periodo a hombre de negocios. Los burgueses obtuvieron beneficios diversificando sus actividades, banqueros como Remisa y O ́Shea prestaban al Estado, Safont con la administración de servicios urbanos y suministros al ejército. Banqueros y administradores tuvieron en Madrid su centro de actividad. En Barcelona y Bilbao, las fortunas se debieron a inversiones es actividades industriales y comerciales.
Las clases medias estaban integradas fundamentalmente por una serie de profesionales liberales como los abogados, muchos de los cuales posteriormente hacían carrera política. Los periodistas como Fernández de los Ríos, liberal, o Escobar, conservador, que disfrutaron de una gran influencia. Con la extensión de la enseñanza, la cátedra, y por antonomasia la de universidad, se convirtió en otro puesto de relevancia social. Los funcionarios configuraron uno de los grupos más inestables, sobre todo con la figura del “cesante” cada vez que cambiaba el Gobierno. También hay que señalar a arquitectos como Arturo Soria o médicos el doctor Esquerdo o Jaime Vera.
En una sociedad agraria como la española del Siglo XIX, el núcleo más amplio de la población estaba formado por campesinos. Los jornaleros representaban un amplio colectivo, con tasa de analfabetismo del 80% en Sevilla y del 78% en Cádiz. En las áreas urbanas existía un amplio artesanado lo que explica la debilidad del obrerismo español. Otros grupos de las clases populares eran los criados y dependientes, sobre todo los primeros, ya que las familias de clase alta dispónían de un elevado número de servidores domésticos. Por su parte los dependientes del pequeño comercio tenían una categoría similar a la de los criados.
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