12 Dic
La Regencia de María Cristina (1885-1902) y la Crisis de 1898
La Regencia de María Cristina (1885-1902)
Tras la muerte del rey Alfonso XII, Cánovas del Castillo y Sagasta reafirmaron el sistema de turno político en el denominado Pacto del Pardo (1885). El primer presidente del gobierno durante la regencia fue Sagasta, cuyo mandato se conoce como el «gobierno largo» (1885-1890). Durante este periodo se aprobaron diversas medidas de reforma política, entre las que destacan:
- Libertades de cátedra, asociación y prensa, suprimiendo la censura.
- Sufragio universal masculino.
Sin embargo, el sistema de turno siguió basándose en la adulteración sistemática de las elecciones. A pesar de ello, el sufragio universal permitió que los republicanos obtuvieran algunos escaños en las ciudades, donde el caciquismo no era tan efectivo.
La Crisis de 1898: La Guerra de Cuba
La Paz de Zanjón había puesto fin a la Guerra de los Diez Años. Entre el final de este conflicto y el inicio de la última guerra cubana, los gobiernos españoles tuvieron 17 años para introducir en la colonia algunas de las reformas defendidas por los autonomistas isleños. Sin embargo, la falta de un proceso descentralizador que dotase a la isla de órganos representativos y la política proteccionista favorecieron el surgimiento de nuevas revueltas que condujeron a la independencia. La única medida que se acabó aprobando fue la abolición definitiva de la esclavitud (1888) y que los cubanos tuvieran representación propia en las Cortes. Las propuestas de dotar a Cuba de autonomía y un proyecto de reforma del estatuto colonial de Cuba planteado por el gabinete liberal (1893) fueron rechazadas por las Cortes.
Las tensiones entre la colonia y la metrópoli aumentaron a raíz de la oposición cubana a los fuertes aranceles proteccionistas que España imponía para dificultar el comercio con Estados Unidos, principal comprador de productos cubanos. La condición de Cuba como espacio reservado para los productos españoles se reforzó con el arancel de 1891, que daba lugar a un intercambio desigual, lo que provocó un gran malestar tanto en la isla como en Estados Unidos. El presidente norteamericano amenazó con cerrar las puertas del mercado estadounidense a los productos cubanos si el gobierno español no modificaba la política arancelaria de la isla.
En 1892, José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano, protagonista de la revuelta independentista iniciada en febrero de 1895, conocida como el Grito de Baire. La insurrección comenzó en la parte oriental de la isla y entre sus dirigentes contó con Antonio Maceo y Máximo Gómez, que consiguieron extender la guerra a la parte occidental. El gobierno, presidido por Cánovas, respondió enviando un ejército a Cuba, al frente del cual se hallaba el general Martínez Campos, considerado el más adecuado para combinar la represión militar con la flexibilidad necesaria para llegar a acuerdos para acabar con el levantamiento. La falta de éxitos militares decidió el relevo de Martínez Campos por el general Weyler, que llegó a la isla con la voluntad de emplear métodos más duros que acabasen con la insurrección.
Tras el asesinato de Cánovas (1897), un nuevo gobierno liberal decidió probar la estrategia de la conciliación. Relevó a Weyler y concedió a Cuba la autonomía, el sufragio universal, la igualdad de derechos entre insulares y peninsulares y la autonomía arancelaria. Pero las reformas llegaron demasiado tarde. Los independentistas, que contaban con el apoyo estadounidense, se negaron a aceptar el fin de las hostilidades.
La Insurrección en Filipinas
Coincidiendo con la insurrección cubana, se produjo también la de Filipinas (1896-97). En este archipiélago, la presencia española era más débil y se limitaba en buena medida a las órdenes religiosas, la explotación de algunos recursos y su utilización como punto comercial con China. El levantamiento filipino fue también duramente reprimido y su principal dirigente, José Rizal, acabó siendo ejecutado, mientras los insurrectos, que habían fundado un movimiento independentista llamado Katipunan, capitularon en poco tiempo.
La Guerra Hispano-Estadounidense y la Paz de París
En 1898, Estados Unidos declaró la guerra a España. El pretexto fue el hundimiento, tras una explosión, de uno de sus buques, el Maine, anclado en el puerto de La Habana. El 18 de abril, los americanos intervinieron en Cuba y en Filipinas, desarrollando una rápida guerra que terminó con la derrota de la escuadra española en Cavite (Filipinas) y Santiago (Cuba). Al mismo tiempo, la intervención de Estados Unidos en Filipinas propició un nuevo alzamiento en la isla que finalizó con la expulsión de los españoles.
En diciembre de ese mismo año se firmó la Paz de París, que significó el abandono, por parte de España, de Cuba, Puerto Rico y las Filipinas, que quedaron a partir de ese momento bajo la influencia y dominio americano.
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