19 Dic
Regencia de María Cristina (1833-1840)
Al inicio de su regencia, María Cristina tuvo que enfrentarse a las guerras carlistas, por lo que se apoyó en el bando liberal (aunque ella no era liberal personalmente). Para captar apoyos, buscó la adhesión de los liberales, ya que solo contaba con la alta nobleza y los funcionarios, y los carlistas avanzaban rápidamente en la guerra. Los carlistas, dirigidos por Carlos María Isidro, estaban formados por pequeños nobles rurales, bajo clero y campesinos, y defendían el absolutismo. El carlismo tenía una ideología tradicionalista y antiliberal, y fue un conflicto campo-ciudad (el campo apoyaba a Carlos y las ciudades a Isabel). El programa ideológico político carlista era «Dios, Patria, Fueros, Rey», y sus elementos eran:
- Oposición radical a las reformas liberales.
- Defensa de la monarquía absoluta.
- Defensa de los fueros vasco-navarros.
- Exenciones fiscales.
Desarrollo de la Primera Guerra Carlista
La primera etapa (1833-1835) se caracterizó por la estabilización de la guerra en el norte y los triunfos carlistas, aunque no consiguieron conquistar ninguna ciudad. Carlos se instaló en Navarra y Zumalacárregui conquistó Tolosa, Vergara, Éibar y Durango, aunque murió en el asedio de Bilbao y le sustituyó Maroto.
En la segunda fase (1836-1840), la guerra se decantó hacia el bando isabelino con la victoria del liberal Espartero en Luchana.
La tercera etapa concluyó con el Abrazo de Vergara (1839), firmado por Espartero y Maroto. Acordaron reconocer los grados militares de los carlistas que habían luchado y se prometieron respetar los fueros vasco-navarros.
Liberales Moderados y Progresistas
Los liberales moderados fueron el bando que apoyaba a la monarquía, y la monarquía se apoyaba en ellos. Su programa era:
- Dejar al rey tener mucho poder.
- Rechazar las reformas que pusieran en peligro su estatus y propiedades.
- Sufragio censitario restringido.
- Designación de alcaldes sin elecciones.
- Supresión del ejército militar.
Todo esto se concretará en la Constitución de 1845, y eran apoyados por las clases altas del país. Sus dirigentes fueron Martínez de la Rosa y Narváez.
Los liberales progresistas planteaban otro programa:
- Limitación del poder de la Corona.
- Ampliación del sistema de libertades.
- Desamortización de bienes eclesiásticos y ayuntamientos.
- Voto censitario amplio.
- Liberalismo económico.
Eran apoyados por las clases medias, y sus dirigentes eran Espartero y Mendizábal. En 1849 sufrieron una escisión por su izquierda, naciendo el Partido Demócrata, que defendía el sufragio universal, la asistencia social estatal y una amplia libertad de asociación. Al final del reinado de Isabel II cobró fuerza el republicanismo, que quería abolir la monarquía e instaurar una república.
Primeros Gobiernos de la Regencia
El primer gobierno de la regencia fue presidido por Cea Bermúdez (1833, moderado), cuya única reforma fue la división provincial de España realizada por Javier de Burgos. Debido al avance de los carlistas, fue destituido, y se llamó a Martínez de la Rosa (1834, moderado), quien realizó una serie de reformas moderadas, como el Estatuto Real, que era como una Constitución, pero incompleta. Se trataba, en realidad, de una Carta Otorgada, concedida por la Regente con algunas reformas:
- Limitación de los poderes de las Cortes.
- Cortes bicamerales (próceres y procuradores con sufragio censitario muy restringido).
- No hay regulación de los poderes del rey ni del gobierno.
- No aparecen derechos ciudadanos.
La Regente podía convocar o no las Cortes. Las leyes podían ser aprobadas por las Cortes, pero la Regente tenía el derecho a veto, es decir, la última palabra.
Desamortización de Mendizábal (1836)
La Desamortización de Mendizábal (1836) tenía como misión poner en venta los bienes del clero, lo que no gustó nada a este sector. Quería financiar la guerra y disminuir la deuda pública existente, poniendo en venta los bienes eclesiásticos. Sin embargo, nació una nueva clase, la burguesía agraria, y se produjo una ruptura en las relaciones diplomáticas con Roma. En las ventas se admitían tanto metálico como títulos de deuda pública, por lo que, al gran tamaño de los lotes, solo los que tenían más dinero podían participar, y el campesinado se quedó fuera.
Regencia de Espartero (1840-1843)
Una vez llegado al poder, Espartero dejó su lado liberal y gobernó de manera autoritaria y arbitraria, cambiando totalmente de mentalidad. Sin embargo, lo que le hizo caer fue la firma de un acuerdo librecambista (libre comercio), que creó protestas en Barcelona. En julio de 1843, Narváez llevó a cabo un pronunciamiento militar que hizo caer a Espartero para salir del estancamiento político del país, y coronaron a Isabel II con 14 años.
Década Moderada (1844-1854)
En 1844 se formó un gobierno presidido por Narváez, en el que se tomaron algunas medidas que limitaban las libertades, aumentaban el poder de la Corona y organizaban una Administración centralizada:
- Creación en 1844 de la Guardia Civil.
- Ley de Ayuntamientos en 1845.
- Reforma del sistema fiscal de 1845.
- Ley Electoral de 1846, en la que se forma un régimen presidido por los más poderosos.
- Concordato de 1851.
Bienio Progresista (1854-1856)
Debido al descontento, se produjo un pronunciamiento militar llevado a cabo por O’Donnell en Vicálvaro (Vicalvarada), debido a la publicación del Manifiesto de Manzanares, el cual exigía reformas políticas y unas Cortes constituyentes para hacer posible una regeneración liberal. Al concluir este golpe, se formó otro gobierno presidido por Espartero. Por otro lado, O’Donnell creó la Unión Liberal.
- Desamortización de Madoz (1855): Afecta a la propiedad comunal y eclesiástica. Se exige el pago en metálico. La burguesía se beneficia, pero los campesinos empiezan a participar, aunque empeora las condiciones de vida del campesinado.
- Las Cortes Constituyentes elaboran una nueva Constitución, pero no se aplica (Constitución non nata).
- Se adoptaron medidas como la Ley General de Ferrocarriles de 1855.
Últimos Años del Reinado de Isabel II (1856-1868)
La vuelta del moderantismo al poder fue mediante la Unión Liberal de O’Donnell, con un intervencionismo exterior: la guerra de Marruecos, guerra contra Perú y Chile, etc. Aunque supuso una rémora para la economía del país, sirvió de prestigio para España. Se produjo la descomposición del sistema isabelino, en el que la economía estaba funcionando bien hasta la crisis económica de 1864, crisis social y política.
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