17 Dic

El Reinado de Isabel II (1843-1868)

La Década Moderada (1844-1854): La Constitución de 1845

Durante este periodo se produjo la consolidación del sistema liberal y se logró cerrar el conflicto político con la Iglesia. Tras las elecciones de 1844, el partido moderado obtuvo una abrumadora mayoría, y el General Narváez fue elegido jefe de gobierno. Era un gobierno liberal conservador sustentado por la burguesía terrateniente. Las actuaciones más importantes fueron:

  1. La Constitución de 1845, que concedía mayor poder a la Corona. Como toda constitución moderada, la soberanía era compartida entre la Corona y las Cortes.
  2. El Concordato de 1851 con la Santa Sede, que aceptó la desamortización eclesiástica y el derecho del Estado a presentar candidatos a obispos. A cambio, España reconocía la confesionalidad del Estado, la intervención de la Iglesia en la enseñanza y la protección del poder civil a la misma.
  3. La construcción del Estado liberal (Centralismo y Uniformización): Con la reforma fiscal dirigida por Alejandro Mon, con un sistema de impuesto más uniforme y equitativo; la elaboración del Código Penal; el proyecto del Código Civil; la Ley de Administración local de 1845, los alcaldes de los municipios de más de 2.000 habitantes y de las capitales de las provincias son nombrados por la Corona y los demás municipios por el gobernador civil; la creación de la Guardia Civil (1844).

El Bienio Progresista (1854-1856)

La unión de progresistas y moderados contra el gobierno desembocó en el Pronunciamiento de Vicálvaro, a cuyo frente se colocó un militar moderado, el general O’Donnell. Se elaboró el Manifiesto de Manzanares, exigiendo reformas progresistas. En las elecciones, la Unión Liberal consiguió una amplia mayoría, iniciando una serie de actuaciones encaminadas a desmantelar el programa moderado:

  1. Reforma de la ley electoral, ampliando el sufragio electoral.
  2. Restauración de la Milicia Nacional y de la ley municipal progresista.
  3. Se inició la elaboración de una nueva constitución que no llegó a ser promulgada.

Se llevó a cabo un ambicioso plan de reformas económicas apoyando los intereses de la burguesía urbana y de las clases medias, como:

  1. La reanudación de la obra desamortizadora, llevada a cabo por el ministro Pascual Madoz, que afectó a los bienes de los ayuntamientos. El volumen de lo puesto a la venta fue mayor que en la Desamortización de 1837, y cuyo objetivo fue aumentar los recursos de la Hacienda Pública para la construcción del ferrocarril y otras obras públicas.
  2. La Ley General de Ferrocarriles de 1855.

Se desarrolló un clima de grave conflictividad social que provocó levantamientos. Ante esta situación, la reina obligó a dimitir a Espartero y confió el gobierno a O’Donnell, que reprimió duramente las protestas.

El Retorno del Moderantismo y la Unión Liberal (1856-1868)

Se inició una etapa de cierta estabilidad política, dominada por la vuelta del conservadurismo. La Constitución de 1845 fue restablecida; se interrumpió la Desamortización; se anuló la libertad de imprenta. Pero lo más destacable del gobierno conservador fue la realización de una política exterior activa y agresiva, con una expedición a Indochina, otra expedición a México y la intervención en el Norte de África, especialmente en Marruecos.

A partir de 1863, la situación interior se fue agravando: grave crisis económica, oposición política de progresistas, demócratas y republicanos…

El Sexenio Democrático (1868-1874)

Introducción

La revolución de 1868 abrió un periodo de reformas sociales y políticas que iba más allá del simple cambio de gobierno.

Los Antecedentes de la Revolución del 68

La Crisis Económica de 1866

La situación empezó a cambiar a mediados de los sesenta: una crisis financiera e industrial se unió a una crisis intensa de subsistencias (crisis agrícola).

La crisis financiera se produjo por la falta de rentabilidad de las inversiones ferroviarias españolas. Una vez finalizada la construcción intensiva, la explotación de las líneas significó unos escasos rendimientos, lo que provocó que el valor de las acciones ferroviarias en la Bolsa cayera estrepitosamente. A esta crisis se le unió la crisis industrial, sobre todo en Cataluña. La Guerra de Secesión de EE.UU. (1861-1865) interrumpió las exportaciones de algodón; el precio se disparó y provocó el cierre de muchas pequeñas empresas textiles.

La crisis de subsistencia, en 1866, debido a una serie de malas cosechas, dio como resultado la carestía del trigo y la subida de precio del producto. En el campo, el hambre condujo a un clima de grave violencia, y en las ciudades algunas industrias cerraron, el paro aumentó y el nivel de vida de las clases trabajadoras bajó aún más. En 1868, una gran parte de la población tenía motivos para alzarse contra el sistema isabelino.

El Deterioro Político

Los sucesivos gobiernos moderados continuaron gobernando mediante la represión política, sin desarrollar medidas que resolvieran los problemas. Esta actitud alejó de la oposición parlamentaria al partido progresista (Prim) que, por primera vez en su historia, formó una plataforma con los demócratas: el Pacto de Ostende. Firmado por ambos, reflejaba un compromiso anti-isabelino. A dicho pacto se unieron los unionistas (Serrano), con lo que aportaron los mandos del ejército. Isabel II dejó de tener el apoyo de los militares.

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