21 Feb
- Por profesor
- En Lengua y literatura
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El Renacimiento: La Novela y el Teatro
La Novela
La prosa se desarrolla en cuatro direcciones: prosa didáctica, histórica, religiosa y narrativa. Encontramos dos tendencias narrativas:
- De carácter idealista (aventuras, fantásticas) que incluye diferentes tipos de novela:
- Libros de caballerías (Amadís de Gaula, de Garci Rodríguez de Montalvo)
- Novela corta italiana de intriga, temas cómicos o burlescos.
- Novela pastoril de tema amoroso en naturaleza idealizada.
- Novela bizantina de intriga sentimental, con viajes, recias y final feliz.
- Novela morisca de historias sentimentales entre moros y cristianos al final de la Reconquista.
- De carácter realista en la que destaca la picaresca: visión realista de la sociedad (El Lazarillo); y El Quijote.
La novela picaresca
Se inicia en 1554 con La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades.
Cervantes
Es sobre todo un maestro de la prosa y eso le lleva a experimentar con la mayor parte de modelos narrativos anteriores (novela pastoril, bizantina y corta). Su primera novela, La Galatea, es una novela pastoril (tema de los amores entre pastores en el marco ideal del locus amoenus). Su obra póstuma, Los trabajos de Persiles y Segismunda es una novela bizantina que gira en torno del amor. Publicó también una colección de doce novelas cortas agrupadas bajo el título Novelas ejemplares en las que pretende enseñar deleitando (algunas de ellas son idealistas). La obra maestra de Cervantes es El Quijote.
La obra se puede considerar la primera novela moderna por el empleo de técnicas novedosas como el perspectivismo (distintos puntos de vista de varios personajes), la metanovela (se plantean en el relato las dificultades en su elaboración) o el contrapunto (acciones simultáneas sin relación). Hay que destacar también parte del artificio del manuscrito encontrado, truco que le permite el empleo de sucesivos narradores.
El Teatro en el Renacimiento
El oficio del teatro comenzó a ser una profesión estable en el siglo XVI. Había dos clases de compañías teatrales: las reales (con autorización oficial y actuaban en ciudades) y los cómicos de la lengua (actuaban en pueblos).
En el teatro popular encontramos tres géneros dramáticos: los pasos (breve, se centra en la burla, diálogo coloquial, destaca Lope de Rueda), los entremeses (breve y carácter cómico, destacan los entremeses de Cervantes) y el teatro de tema nacional.
Cervantes, además de los entremeses, escribió obras según las normas clásicas (Numancia) y comedias (Los baños de Argel).
El Barroco: El Teatro
Presentó grandes cambios tanto en formas como en contenidos respecto al Renacimiento. La renovación y consolidación del teatro adoptó el nombre de comedia nueva para distinguirse de la producción anterior y fue llevada a cabo por Lope de Vega. Éste ofreció al público un teatro más cercano y familiar en contenidos; trató el tema del honor y el orgullo nacional; dio agilidad al movimiento escénico… La renovación se centró sobre todo en la técnica teatral: reducción a tres actos de los cinco que presentaba la comedia clásica; transgresión de las tres unidades (lugar, tiempo y espacio) ya que había incesante movimiento de escenas, saltos de lugar y tiempo; mezcla de lo trágico y lo cómico; utilización de la polimetría y de variedad de estrofas; decoro expresivo (el habla se presentaba de acuerdo con la edad y condición de cada personaje); y estructura fija de personajes (dama bella, galán con cualidades, criado o gracioso fiel y generoso con su amo, villano, el rey…).
Lope de Vega convirtió el tema del honor y de la honra en uno de los principales motores del teatro. La comedia nueva igualó en el honor tanto a señores como a plebeyos y villanos, y la honra era una virtud personal no heredada que se sustentaba en la opinión que los demás tenían de uno mismo. La deshonra debía ser reparada hasta con la vida, y el orden social se restablecía mediante la venganza.
La comedia nueva presenta dos ciclos o escuelas en torno a sus dos máximos representantes: Lope de Vega y Calderón de la Barca.
Lope de Vega presentó una varia temática alternante entre el amor divino y la pasión humana. Sus comedias se dividen en temas profanos: pastoriles, mitológicas, históricas (El caballero de Olmedo), costumbristas (El perro del hortelano), y temas religiosos (bíblicas, de santos) y por otro lado escribió autos sacramentales. Sus obras presentaban movimiento escénico, naturalidad y espontaneidad, carácter popular, y complejidad de acciones y personajes.
Uno de los más importantes seguidores de Lope de Vega fue Tirso de Molina, fiel continuador de la comedia nueva que aportó a la renovación teatral el tratamiento psicológico de sus personajes y creó caracteres como el don Juan.
Calderón de la Barca significó la culminación del teatro del Siglo de Oro. Recogió en un primer estilo las renovaciones de Lope, utilizando incluso los mismos temas. Su título clave fue El alcalde de Zalamea (tema del honor). En un segundo estilo se apartó del maestro y profundizó en sus preocupaciones filosóficas y existenciales, destacando su obra La vida es sueño, que sintetizó la idea barroca del desengaño y el libre albedrío en el personaje de Segismundo (uno de los grandes mitos del teatro universal). Escribió dramas religiosos, filosóficos, trágicos, de honor; comedias de enredo y de capa y espada; y autos sacramentales. Sus obras presentaban artificiosidad, carácter minoritario, reducción de acciones y personajes.
El Barroco: La Prosa y el Teatro
Cambios en la literatura: desaparecieron las novelas de caballerías, las pastoriles y las moriscas; la novela picaresca llegó a su máximo esplendor en el siglo XVII; y surge la novela alegórica.
La novela satírica, la costumbrista, la moralizante y la doctrinal alcanzan un momento de gran esplendor.
La prosa narrativa
La novela picaresca
Destaca el Guzmán de Alfarache de Mateo Alemán, novela que sigue la estructura novelesca de El Lazarillo (relato de ficción en forma autobiográfica con protagonista de origen deshonroso que lucha por la supervivencia) y añade otros caracteres: intención moralizadora, amargura y sarcasmo y actitud social crítica.
Otra obra es El Buscón de Quevedo, en la que se rompe el modelo de novela picaresca al presentar unos personajes muy caricaturescos y al evitar la intención moralizadora.
La novela satírico-costumbrista
La sátira social de costumbres de la época está representada por El diablo cojuelo de Luis Vélez de Guevara.
La novela filosófico-alegórica
Su máximo representante es Baltasar Gracián, uno de los más geniales escritores de la época. Su obra más célebre es El Criticón, novela que culmina el proceso de desnovelización, en la que sustituyó el realismo por el simbolismo y la reflexión filosófica sobre la existencia y la condición humana con intención moral, y llenó el lenguaje a la máxima expresión del artificio barroco y del juego verbal.
La prosa crítica y moral
Como consecuencia del pesimismo y el desengaño, los escritores reaccionan con escritos satíricos y políticos-morales. La literatura adopta varias direcciones:
La prosa satírica
La sátira se convierte en una punzada despiadada y cruel y el maestro indiscutible fue Quevedo, dotado de un espíritu crítico y burlón y una inagotable capacidad de ingenio para burlarse de vicios y costumbres sociales. Destaca su obra Los sueños.
La prosa moral y didáctica
Muestra una visión negativa de la vida (como la picaresca). Tiene una intención didáctica y práctica y está llena de artificio (discurso sumamente elaborado, repleto de recursos…). Autores representativos: Quevedo (valoró el poder de la voluntad para alcanzar la virtud, la sabiduría y el dominio de uno mismo) y Baltasar Gracián (concebía la vida como una lucha llena de trampas que hay que vencer con armas eficaces).
La prosa política
Vuelven a estacar Quevedo y Gracián con obras de reflexión política que aluden a aspectos de comportamiento público, administrativo o de gobierno.
La prosa de crítica literaria
Quevedo realizó una sátira contra el culteranismo en obras como La culta latiniparla. Baltasar Gracián escribió el más completo tratado de retórica del Barroco: Agudeza y arte de ingenio. Y Saavedra Fajardo pasó revista a personajes de las artes y las letras en su República literaria.
Etiquetas: Barroco, El quijote, Lazarillo de Tormes, Literatura española, Novela, Renacimiento, Teatro
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