15 Oct

Réquiem por un campesino español

Análisis temático

La novela de Ramón J. Sender, Réquiem por un campesino español, explora temas cruciales de la España rural durante la Guerra Civil. La presión de la oligarquía rural y adinerada se cierne sobre los campesinos sumidos en la pobreza, perpetuando un ciclo histórico de desigualdad. El terrateniente, figura central de este sistema, arrienda a los campesinos los pastos próximos al pueblo, manteniendo su control sobre los recursos. La Guerra Civil y sus secuelas dividen a la sociedad en vencedores y vencidos, generando un clima de violencia gratuita e injustificada. Los señoritos forasteros, en su afán represivo, matan a sangre fría a quienes consideran adeptos a la República, devuelven las tierras al Duque y nombran alcalde a Don Valeriano.

El caciquismo, representado por los fascistas que apoyan a la aristocracia terrateniente, se resiste al cambio, aliándose con las fuerzas de orden público y la Iglesia como mantenedora del orden moral. Surge así un conflicto entre religión y justicia social, encarnado en la figura de Mosén Millán, víctima intelectual de la Iglesia española y su larga tradición de sumisión. Millán protesta débilmente ante la feroz represión de los campesinos, pero se le permite confesarlos. Su contradicción íntima se revela cuando regresa al pueblo tras la muerte de Paco. Las reiteradas referencias a la cueva, considerada la causa del comportamiento de Paco, evidencian su remordimiento y la responsabilidad que siente por el destino de su hijo espiritual.

Los campesinos, desposeídos de la tierra, apenas pueden lamentarse ante su situación. Paco, el concejal republicano, representa simbólicamente las esperanzas del pueblo puestas en la República y la búsqueda de la dignidad humana.

Análisis de personajes

Mosén Millán: Personaje clave de la novela, actúa como hilo conductor entre el pasado y el presente. Su alma atormentada y llena de remordimientos acepta el orden social establecido, aunque sea injusto. Predica «resignación y conformidad», y su única rebelión visible es su negativa a que los poderosos paguen la misa de réquiem. Representa la inercia de la Iglesia, acatando los poderes establecidos y ejerciendo una paternidad psicológica en la comunidad. A pesar de su cercanía con Paco, existen grietas en su relación.

Paco el del Molino: Personaje central, aunque su presencia no es física, ya que la novela se narra después de su muerte. Visto a través de la mente de Mosén Millán, Paco representa el ideal del pueblo español. Un hecho decisivo en su vida fue su acompañamiento a Mosén Millán a las cuevas, experiencia que determinó su actitud posterior. Paco simboliza la dignidad del pueblo que no se somete al poder.

Los caciques: Don Valeriano, Don Gumersindo y Cástulo Pérez representan el poder económico en el pueblo. Enemigos de Paco, inducen su asesinato, acto que refuerza su unión. Don Gumersindo se presenta como poderoso y arrogante, Don Valeriano como administrador del Duque, y Cástulo Pérez como el tercer poderoso del pueblo.

La Jerónima y el carasol: Mujer «abrujada», símbolo de una cultura ancestral, pagana y vitalista. Marginada y rechazada, queda anulada tras el estallido de la guerra. El carasol, presidido por ella, funciona como periódico oral de los analfabetos. Mosén Millán y la Jerónima encarnan dos culturas contrapuestas, la Iglesia y el carasol, que revelan los rasgos antropológicos de la novela. La alegría inicial del carasol contrasta con la soledad y la muerte que dominan las páginas finales.

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