Resiliencia: Superando la Adversidad y Transformando el Dolor

La resiliencia es la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas y ser transformado positivamente por ellas.

El vocablo resiliencia tiene su origen en el latín, en el término resilio que significa volver atrás, volver de un salto, resaltar, rebotar.

La resiliencia es el resultado de una interacción entre el niño y su ambiente. Noción de proceso.

La virtud de afrontar las desgracias.
La capacidad de fortalecerse a partir de las adversidades. Es esa condición que nos hace resurgir después de un colapso, ya sea emocional o de salud física.

La adversidad designa factores de riesgo como la extrema pobreza, estrés postraumático producto de la guerra, inundaciones, huracanes, falta de acceso a servicios sociales como salud, transporte y agua potable.
Esto genera deprivación de recursos económicos, violencia, maltrato, disolución de redes de apoyo en la comunidad.
Hay una adaptación resiliente en función de la interacción dinámica entre múltiples factores de riesgo y factores resilientes los cuales pueden ser familiares, bioquímicos, fisiológicos, cognitivos, afectivos, biográficos, socioeconómicos, sociales y/o culturales.

La falta de resiliencia puede generar:

Huellas de la violencia: (sobre todo en niños) en lo afectivo, cognitivo, relaciones interpersonales.
Manifestaciones en la cabeza.
Trastornos en el sueño, en el juego, depresión.
Dificultades en la alimentación: inapetencia o comer demasiado.
Físicas: dolores de cabeza, de estómago, alergias, pesadillas.

Impacto Emocional de la Enfermedad

Se puede producir un rechazo del enfermo, una utilización del enfermo y una claudicación familiar (pérdida de capacidad de la familia para ofrecer una respuesta adecuada a las demandas y necesidades del enfermo a causa de un agotamiento o sobrecarga).
El profesional debe contener y acompañar al paciente en esta situación, con empatía, calidez y autenticidad.
El profesional debe pensar a esa persona como una unidad biopsicosocial que merece y necesita ser pensada, escuchada y comprendida como tal.

Este enfoque representa un cambio de paradigma que incluye el pasaje del modelo médico tradicional centrado en la debilidad y la enfermedad a la estimulación de potencialidades, la capacidad de afronte, la consideración de la “esperanza”.
Desde un modelo centrado en el individuo a un modelo que incluya su inserción y su contexto social, trabajando con la comunidad para que sean las personas las que participen en el cuidado y protección de sus miembros.

Podemos pensarla como un sistema abierto, multicéntrico y con distintas jerarquías trabajando simultáneamente, a través de la interacción permanente, el intercambio dinámico y diverso entre los actores de un colectivo (familia, equipo de trabajo, barrio, organización, el hospital, la escuela, la asociación de profesionales, el centro comunitario, entre otros) y con integrantes de otros colectivos, posibilita la potencialización de los recursos que poseen y la creación de alternativas novedosas.
Los estudios epidemiológicos de tipo prospectivo, han demostrado que la mortalidad mayor se acumula en los subgrupos con una red social mínima (ausencia/repetición de consultas, deserción, dificultad para cumplir con indicaciones de profesionales, programas sociales, otros).
“Existe amplia evidencia que una red social personal, estable, sensible, activa y confiable protege a la persona de las enfermedades, acelera los procesos de curación y aumenta la sobrevida”  Carlos Sluzki 1995.

Implica que admite el ingreso y el egreso de las singularidades que lo componen.
La posibilidad de cambios en las funciones que éstas desempeñan. Así alguien que “cura” es en otra situación “paciente”; alguien que enseña puede en otro momento ser alguien que aprende.
Cuando se convoca a la red se debe esperar ser a la vez, convocado; cuando se solicita ayuda, saber que nuestra ayuda será también solicitada.

Interconexión de factores biopsicosociales, genéticos, socioeconómicos, culturales, medio ambientales, familia, trabajo, hábitos, etc.