22 Ene
Definición
La respuesta inmune es la forma en que el cuerpo reconoce y se defiende a sí mismo contra microorganismos, virus y sustancias reconocidas como extrañas y que son potencialmente perjudiciales para el organismo.
Nombres Alternativos
- Inmunidad adquirida (adaptable)
- Inmunidad celular
- Inmunidad
- Respuesta inflamatoria
- Inmunidad innata
- Inmunidad humoral
Información sobre el Sistema Inmunológico
El Sistema Inmunológico
El sistema inmunológico protege al organismo de sustancias potencialmente nocivas al reconocer y responder a los antígenos. Los antígenos son moléculas grandes (usualmente proteínas) que se encuentran en la superficie de las células, virus, hongos o bacterias. Algunas sustancias inertes como toxinas, sustancias químicas, drogas y partículas extrañas (como una astilla) también pueden ser antígenos. Las sustancias que contienen estos antígenos son reconocidas y destruidas por el sistema inmunológico. Incluso las propias células corporales contienen proteínas que son antígenos, estos incluyen un grupo de antígenos llamados antígenos HLA. El sistema inmunológico aprende a ver estos antígenos como «normales» y usualmente no reacciona contra ellos.
Inmunidad Innata e Inflamación
La inmunidad innata de una persona se refiere a las barreras que impiden la entrada de materiales nocivos al cuerpo, formando así la primera línea de defensa de la respuesta inmune. Algunas de estas barreras son la piel, el ácido estomacal, la mucosa (que atrapa microorganismos y partículas pequeñas), el reflejo de la tos y las enzimas en las lágrimas y las grasas de la piel. Si un antígeno traspasa las barreras externas, es atacado y destruido por otras partes del sistema inmunológico. La inmunidad innata también incluye aquellos factores que hacen que los humanos sean resistentes a muchas de las enfermedades de los animales.
El sistema inmunológico incluye ciertos tipos de glóbulos blancos, al igual que sustancias químicas y proteínas en la sangre (como proteínas del complemento e interferón). Algunas de estas sustancias atacan directamente a las sustancias extrañas en el cuerpo, mientras que otras trabajan juntas para ayudar a las células del sistema inmunológico.
La respuesta inflamatoria (inflamación) es parte de la inmunidad innata y se presenta cuando los tejidos son lesionados por bacterias, trauma, toxinas, calor o cualquier otra causa. Las sustancias químicas, incluyendo histamina, bradiquinina, serotonina y otras, son liberadas por el tejido dañado y hacen que los vasos sanguíneos derramen líquido en los tejidos, lo que deriva en una inflamación localizada. Esto ayuda a aislar la sustancia extraña del contacto con otros tejidos corporales.
Las sustancias químicas también atraen a los glóbulos blancos que «ingieren» a los microorganismos y células muertas o dañadas. El proceso por el cual estos glóbulos blancos rodean, sumergen y destruyen las sustancias extrañas se llama fagocitosis, y las células son colectivamente llamadas fagocitos. Los fagocitos finalmente mueren. El pus se forma debido a la acumulación de tejido muerto, bacterias muertas y fagocitos vivos y muertos.
Inmunidad Adquirida
Comparada con la inmunidad innata, la inmunidad adquirida (de adaptación) se desarrolla cuando el cuerpo está expuesto a varios antígenos y construye una defensa que es específica para dicho antígeno. Los linfocitos, un tipo especial de glóbulos blancos, contienen subgrupos de linfocitos B y T que son actores claves en las respuestas inmunes adquiridas. Los linfocitos B (también llamados células B) producen anticuerpos, los cuales se adhieren a un antígeno específico y facilitan la destrucción del antígeno por parte de los fagocitos. Los linfocitos T (células T) atacan los antígenos directamente y proporcionan control de la respuesta inmune. Las células B y T se desarrollan específicamente para un tipo de antígeno, y cuando hay exposición a un antígeno diferente, se forman células B y T diferentes.
A medida que los linfocitos se desarrollan, aprenden normalmente a reconocer los tejidos que son parte del cuerpo (propio) y a distinguirlos de los tejidos y partículas que no se encuentran normalmente en él (no propio). Una vez que se forman las células B y T, algunas de ellas se multiplican y brindan «memoria» para el sistema inmunológico, lo que le permite responder más rápida y eficientemente la próxima vez que sea expuesto al mismo antígeno. En muchos casos, esto previene a la persona de enfermarse. Por ejemplo, la inmunidad de adaptación le permite a un individuo que haya presentado varicela volverse «inmune» contra esta enfermedad.
Inmunidad Pasiva
La inmunidad pasiva involucra anticuerpos que se producen en el cuerpo de otra persona. Por ejemplo, los lactantes poseen inmunidad pasiva, dado que ellos nacen con los anticuerpos que les transfiere la madre a través de la placenta. Dichos anticuerpos desaparecen entre los 6 y 12 meses de edad. Otra forma de obtener la inmunidad pasiva es con la gammaglobulina, la cual es suministrada por un médico y cuya protección es también temporal.
Trastornos del Sistema Inmunológico y Alergias
Los trastornos del sistema inmunológico ocurren cuando la respuesta inmune es inadecuada, excesiva o deficiente. Las alergias involucran una respuesta inmune a una sustancia que, en la mayoría de las personas, el cuerpo percibe como inofensiva. El rechazo de trasplante comprende la destrucción de los tejidos u órganos trasplantados y constituye una complicación importante del trasplante de órganos. La reacción a la transfusión de sangre es una complicación del suministro de sangre. Los trastornos autoinmunes (como lupus eritematoso sistémico y artritis reumatoide) ocurren cuando el sistema inmunológico actúa para destruir los tejidos normales del cuerpo.
Los trastornos por inmunodeficiencia (como la inmunodeficiencia hereditaria y el SIDA) ocurren cuando existe una deficiencia en todo o en parte del sistema inmunológico.
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