09 May
LA DICTADURA DE Primo de Rivera
1. Antecedentes y causas del golpe militar
La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) constituyó el primer gobierno dictatorial de España logrando suspender las garantías constitucionales conquistadas a lo largo de los años y de períodos tan claves como el Sexenio Revolucionario. Si instauración puso fin al régimen de la Restauración en España estuvo basado en una falsa democracia en la que los dos grandes partidos, liderados por Cánovas y Sagasta pactaban el turnismo y acordaban el falseamiento electoral para obtener los resultados deseados ayudándose de la intervención de los caciques. Este turnismo bipartidismo junto a la constitución, el ejército y el Rey, constituían los pilares del sistema canovista que pretendía asegurar la estabilidad política del país. No obstante, este sistema trajo consigo la exclusión de otros partidos, la corrupción democrática y una fuerte oposición por parte de nacionalistas y obreros que veían mermados sus derechos e imposibilitadas sus opciones de alcanzar el poder. Los intentos de reformas llevado a cabo durante el reinado de Alfonso XIII llevado a cabo tanto `por los conservadores, Maura como por los liberales Canalejas fracasa ante la oposición de ambos partidos. También fracasa los intentos de cambios desde fuera del sistema. Crisis de 1917.
El reinado estuvo también marcada por la guerra de Marrueco. Guerra con desastres como el del barranco del Lobo y Annual, y que agoto el presupuesto en los casi veinte años de lucha. Con importante repercusión en el interior, como la Semana Trágica de Barcelona. A esto se une la crisis social que se extiende por España, reflejado en el pistolerismo en Cataluña y el trienio bolchevique. En este contexto de crisis política y social, el 13 de Septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera se pronunció contra la legalidad constitucional y exigíó al Rey que el poder pasara a los militares, aceptando el monarca esta solución. Los golpistas (Primo de Rivera y los
sectores que le dieron su apoyo: militares, políticos cercanos a la monarquía y parte de las clases dirigentes) justificaron su acción como solución a la crisis política y la conflictividad social del país: inestabilidad del sistema político parlamentario y su desprestigio por el fraude electoral, el miedo de las clases acomodadas a una revolución ante la conflictividad de los obreros y campesinos, el aumento de los nacionalismos y del republicanismo y finalmente, el desastre de Annual. Este último episodio del problema marroquí supuso el ataque por parte de los españoles al mando del general Silvestre de las cabilas rifeñas que luchaban por acabar con la presencia española en la zona. El resultado fue una enorme derrota con grandes pérdidas territoriales y sobre todo humanas que junto al anuncio de investigación en el Parlamento y petición de responsabilidades desencadenó la ira de amplios sectores del ejército y la derecha. El punto final que decidíó a los militares fue el apoyo al golpe del propio Rey. Así, con un manifiesto inaugural de claro componente populista para ganar el favor del pueblo dio comienzo la dictadura como una solución inconstitucional que acabó con cualquier posibilidad de reforma democratizadora del sistema.
Primeras medidas
La Dictadura de Primo de Rivera pasó por dos fases: A) Directorio Militar: hasta 1925 gobernó un directorio cuyos miembros eran
militares. B) Directorio Civil: desde 1925. Ese año en el directorio se incluyeron como ministros a personalidades civiles como José Calvo Sotelo en Hacienda o Eduardo Aunós en el Ministerio de Trabajo. A pesar de estas incorporaciones, el peso de los militares continuó siendo importante y el régimen siguió con un carácter autoritario. Las primeras medidas mostraban su carácter dictatorial: suspensión del régimen constitucional, cese de las autoridades civiles, prohibición de los partidos políticos y sindicatos,…todo acompañado de una militarización del orden público y represión del obrerismo radical (CNT y comunistas).
Para acabar con el caciquismo se elaboró un Estatuto Municipal y otro Provincial y se sustituyeron los ayuntamientos por juntas de vocales nombradas por los gobernadores civiles, pero en la práctica la renovaciónprometida fue una farsa que eliminó los mecanismos electorales y se limitó a sustituir unos caciques por otros. En relación a los conflictos exteriores, el principal era el conflicto de Marruecos que se saldó con la operación conjunta con Francia en el desembarco de Alhucemas (1925) que fue un gran éxito. Tras varias derrotas, el líder Abd el-Krim se rindió, entregándose a las tropas francesas. En 1927 el ejército español había concluido la ocupación efectiva de todo el protectorado en Marruecos.
Los cambios políticos
Una vez resuelto el problema de orden público y la cuestión marroquí a finales de 1925 se creo un Directorio Civil. Se formo un nuevo gobierno presidido por Primo de Rivera en el que entraron ministros civiles como Calvo Sotelo en Hacienda y Eduardo Aunós en Trabajo. Primo de Rivero pretendía consolidar el poder apoyado por los sectores conservadores. Aprocechando la buena coyuntura económica internacional para emprender una reactiviación económica basada en el nacionalismo económico y el dirigismo estatal. Desde 1926 se fue abandonando la idea de una dictadura transitoria y se intentó institucionalizar el régimen para darle continuidad influenciado por el fascismo italiano. El primer paso fue la creación de una Asamblea Nacional Consultiva cuyos miembros no serían elegidos por sufragio sino designados entre los ciudadanos pertenecientes a las grandes instituciones públicas (municipios, universidades, administraciones, patronales y representantes de obreros).
Para promover la adhesión al nuevo sistema se creó un partido único, la Uníón Patriótica. Era un partido gubernamental sin programa ideológico definido y cuya misión era proporcionar apoyo social a la dictadura y seguir los dictados del poder y se reactivó la institución del Somatén (ciudadanos armados voluntarios) para colaborar en el mantenimiento del orden público.
La Asamblea Nacional Consultiva, era un organismo corporativo, compuesto por representantes de las corporaciones elegidas por sufragio indirecto, por funcionarios de
la Administración y representantes sociales elegido desde el poder. Dos tercios de sus componentes eran designado por el gobierno. Su función era consultiva.
La Asamblea estaba encargada de elaborar un Estatuto Fundacional de la Monarquía. El proyecto establecía un régimen autoritario, poder legislativo en la cámara y en el monarca. Cámara la mitad electiva y la mitad por designación. En el aspecto sindical se creo la Organización Corporativa Nacional: sindicato vertical que inlcuía a representantes de obreros y empresarios en la misma organización. Su misión era reglamentar los salarios y condiciones de trabajos y negociaciones entre patronos y trabajadores, aunque bajo el control del Estado. La UGT pudo operar pero anarcosindicalistas y comunistas fueron perseguidos por el régimen y obligados a permanecer en la clandestinidad.
La Dictadura se benefició de la buena coyuntura económica internacional tras la I Guerra Mundial y puso en marcha un programa de fomento del sector industrial y las infraestructuras en España a través de la nacionalización de sectores, el intervencionismo estatal y fomento de las obras públicas. Además el gobierno aprobó el Decreto de protección de la Industria Nacional, para conceder ayudas estatales a las empresas que no podían competir con el exterior. También se concedieron grandes monopolios como el de telefonía a la Compañía Telefónica Nacional o el petróleo a Campsa, siendo todo subvencionado mediante presupuestos extraordinarios que hicieron que se acumulara una enorme deuda extraordinaria anualmente. En el mundo agrario no se emprendíó ninguna reforma
y siguió controlado por los grandes propietarios siendo la única novedad la promoción del regadío a través de la creación de las Conferencias Hidrográficas que buscaban sacar el máximo aprovechamiento de los recursos hidráulicos en las cuencas de los grandes ríos españoles.
La oposición a la Dictadura estaba integrada por algunos líderes de los partidos dinásticos, los republicanos, nacionalistas, comunistas, anarquistas, ciertos sectores militares y los intelectuales. Los partidos dinásticos promovieron conspiraciones militares como la “sanjuanada” en 1926.
Respecto a los intelectuales y el mundo universitario, la Dictadura pretendíó controlarlos mediante la censura y limitando su libertada hasta el punto de cerrar universidades. Ellos protagonizaron grandes protestas que derivaron en la creación de un gran sindicato, la Federación Universitaria Española, de carácter republicano y se suscribíó un manifiesto en 1924 con más de cien firmas donde destacaban figuras como Unamuno, Ortega y Gasset o Menéndez Pidal en contra de estas medidas, siendo la mayoría desterrados o perseguidos.
El conflicto más importante vino de los republicanos y nacionalistas, especialmente los nacionalistas catalanes. La oposición de los republicanos fue permanente y organizaron la llamada Alianza Republicana que logró unir a las diversas facciones del movimiento y desarrollar una amplia campaña propagandística en el exterior. En Cataluña el descontento ante medidas como la liquidación de la Mancomunidad o la prohibición del uso de la lengua catalana y el baile de la sardana, fue en aumento y en el republicanismo de izquierdas y republicano aún más decidida. Destaca el grupo Estat Català con un intento de invasión armada dirigida por Francsc Macià desde Francia en 1926. La CNT, contraria al Régimen, fue duramente perseguida lo que provocó el enfrentamiento entre los partidarios de posturas radicales y los que defendían posiciones más posibilistas.
Los primeros crearon la Federación Anarquista Ibérica (FAI). El PSOE también rechazó los intentos continuistas del Régimen y apoyo la llegada de la República.
La creciente oposición a Primo de Rivera se intensificó cuando el Rey y se convenció de que la dictadura era un peligro para la permanencia de la monarquía y Alfonso XIII retiró su confianza al Dictador quien dimitíó el 30 de Enero de 1930. Lo sustituye el general Berenguer con la misión de celebrar unas elecciones que permitieran retornar a la normalidad constitucional. Su período es conocido como “Dictablanda”. La oposición comenzó a organizarse y los republicanos, catalanistas de izquierda y PSOE acordaron la firma conjunta del Pacto de San Sebastián (Agosto de 1930), un programa para presentarse a las elecciones que planteaba el fin de la monarquía y constituir un comité revolucionario que debería convertirse en el gobierno provisional de la futura República. Berenguer no fue capaz de preparar las elecciones y en Febrero de 1931 fue sustituido por un gobierno presidido por el almirante Aznar quien puso en marcha los comicios pero prefirió convocar primero las elecciones a nivel municipal por considerarlas menos peligrosas que los niveles superiores para la monarquía y se fijaron para el 12 de Abril de 1931. El pueblo español vio las elecciones como un plesbicito a favor o en contra de la monarquía debido al apoyo del Rey al Dictador y dio una gran victoria a las fuerzas republicanas en la mayoría de las grandes ciudades. Ante esta situación Alfonso XIII renunció a la Corona y abandonó España mientras el 14 de Abril tras multitudinarias y espontáneas manifestaciones del pueblo desde que se conocieron los resultados, se proclamaba la II República en España.
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