28 Ago
TEMA: GUERRA COLONIAL Y CRISIS DE 1898
En el último tercio del siglo XX, el imperio colonial español queda reducido a Cuba, Puerto Rico y el archipiélago de las Filipinas ya que se independizaron de España.
El desastre del 98 puso de manifiesto la debilidad y el escaso peso internacional, lo que significará una depresión moral y anímica colectiva. Para empezar hay que remontarse a lo que pasaba en Cuba y Puerto Rico ya que basaban su economía en la agricultura de exportación de la caña de azúcar y el tabaco, en la que trabajaba mano de obra esclava y que había enriquecido a la burguesía criolla, rica y culta. La isla aportaba a la economía española abundantes beneficios, especialmente por las duras leyes arancelarias. Eran un mercado cautivo de los textiles catalanes o las harinas castellanas, y esto perjudicaba mucho a las islas ya que encontraban productos mejores y más baratos en países como EE.UU. Esto provocó a que en 1868 se desarrollaran movimientos de autonomía, protestas contra la esclavitud y un fuerte deseo nacional fomentado por la burguesía perjudicaba por las limitaciones políticas. El deseo de los sentimientos nacionalistas alentado por Estado Unidos provocaría la Guerra de los Diez Años (1868-1878). El 10/10/1868 el conflicto se inició con el Grito de Yara por Carlos Manuel Céspedes. Los criollos necesitaron la ayuda de los negros y los mulatos para tener más defensa en la abolición de la abolición de la esclavitud. La opinión pública española lo consideró como un problema de orden público. La guerra de los diez años duró tanto por los problemas y cambios políticos en España que dejaron tiempo a los gobiernos de la guerra cubana. Finalizó con la Paz de Zanjón, que concedió cierta autonomía, liberación de los esclavos, esta paz no contentó a los cubanos que se volvieron a sublevar en la Guerra Chiquita. La situación en Filipinas era diferente ya que el dominio se sustentaba por la presencia militar y las órdenes religiosas. Entre la Paz de Zanjón y el inicio de la última guerra de Cuba de 1895, España tuvo mucho tiempo para introducir reformas en las islas. Pero por la falta de un proceso descentralizador y una política fuertemente proteccionista, favoreció el surgimiento de nuevas revueltas. La pelea comenzó con el Grito del Baire, el 24/02/1895, protagonizado por José Martí, fundador del Partido Revolucionario Cubano, y contó con sus dos dirigente Antonio Maceo y Máximo Gómez, que extendieron la guerra. El gobierno, presidido por Cánovas, respondió enviando un ejército a Cuba y en el frente se hallaban Martínez Campos, para intentar llegar a los acuerdos, ya que se comprendió que la situación no era la misma de 1878. Se podría aplastar la resistencia con una guerra convencional, pero el terreno accidentado y el enemigo se habría esparcido en multitud de partidas, por lo que había que actuar con mano dura y tomar represalias a toda la población, por lo que Martínez Campos pidió su relevo. Ni Cánovas, ni Sagasta podían resignarse a perder Cuba, y la mayoría de la opinión pública estaba a favor de la guerra, ya que consideraba a Cuba como parte de España. El general Valeriano Weyler relevó a Martínez Campos, ya que conocía muy bien la isla y llegó con la voluntad de emplear la fuerza para acabar con el levantamiento. Ordenó la concentración de la población civil en zonas especiales, dividió la isla en compartimentos separados por trochas o líneas fortificadas de costa a costa, que incomunicaba a los rebeldes y hacía más fácil su eliminación. Como la guerra empezó en Cuba, también se produjo en Filipinas por lo que la presencia española era más débil. El principal dirigente del levantamiento filipino fue José Rizal que acabó siendo ejecutado. En Cuba tenían interés en acabar la sublevación lo antes posible por temor a la repercusión internacional y la posible intervención de EE.UU. España intentaba evitar el enfrentamiento con EE.UU ya que EE.UU organizó una campaña en protesta internacional para intervenir en el conflicto. Comenzaron las tensiones diplomática, Cánovas se quedó sin el apoyo de Sagasta que se declaró contrario a la dureza de Weyler y favor de dar autonomía a Cuba, y con el asesinato de Cánovas dio un vuelco a la situación. A partir de ahora la ayuda de EE.UU a Cuba era la gran novedad. Washington ayudaba a los caribeños por intereses económicos, mineros y agrícolas ya que Cuba era la 1ª productora del azúcar y por interés estratégico, ya que Norteamérica quería dominar el Caribe y Centroamérica. Enviaron un barco llamado el Maine, para proteger a sus ciudadanos. Semanas después, el 15/02/1898, el Maine explotó y se hundió gran parte de su tripulación. Los americanos echaron la culpa a los españoles ya que ellos creían que habían lanzado un torpedo o una mina desde el exterior y los españoles decían que había sido una catástrofe interna. La opinión norteamericana se volcó a favor de la guerra y en España ocurrió lo mismo. Sagasta renunció a la propuesta de MacKinly de comprar Cuba. España intentó soluciones diplomáticas pero fracasó porque no tenía aliados. Por lo que, en abril de 1898, EE.UU envió un ultimátum a España ya que exigía la independencia de Cuba. La guerra se decidió en el mar y los americanos atacaron primero en Filipinas. En Cuba, la flota española fue bloqueada en la bahía de Santiago de Cuba. Como la boca de la bahía era muy estrecha los buques españoles tuvieron que salir uno a uno y en cuatro horas los buques españoles fueron hundidos uno a uno por los norteamericanos. Tras esa derrota, España pidió la paz el 26 de Julio. En Filipinas se solicitó la iniciación inmediata de las negociaciones de paz. España firmó la Paz de París en diciembre de 1898, cedió a EE.UU la isla de Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam. Cuba se independizó bajo la protección estadounidense. Las consecuencias fueron importantes ya que hubo muchos muertos, hubo pérdidas del mercado colonial, antimilitarismos y desprestigio militar, resentimiento de estos hacia los políticos, un desgaste político que dejó a España relegada a un país de segundo orden. Pero la derrota de 1898 hundió la política española en un estado de desencanto y frustración, ya que significó la destrucción del mito del imperio español, en un momento en que las potencias europeas estaban construyendo colonias en Asia y África, y a España la relegaron en u segundo puesto en el contexto internacional. La prensa extranjera presentó a España como moribunda con un ejército ineficaz, políticos corruptos e incompetentes. Esto tuvo repercusiones económicas y políticas, a pesar de la envergadura del “desastre” y su significado simbólico, fueron menores de lo que se esperaba. Tampoco hubo desastre económico sino que solo fue una crisis moral e ideológica, que causó un importante impacto psicológico entre la población. Los movimientos nacionalistas conocieron una notable expansión, que reivindicaba la autonomía y prometían una política nueva y modernizadora de la estructura del Estado. El regeneracionismo es un movimiento que tras la crisis colonial favoreció movimientos que criticaron el sistema de la Restauración y propugnaron una necesidad de regeneracionar y modernizar la política española, fue Joaquín Costa.
El desastre del 98 dio cohesión a un grupo de intelectuales, conocido como la Generación del 98, ya que plantearon una profunda reflexión sobre el sentido de España y su papel en la Historia. Por último, la derrota militar cambió la mentalidad de los militares que se inclinaron en buena parte hacia posturas más autoritarias e intransigentes. Esto hizo que hubiera un retorno de la intervención del ejército en la vida política española.
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