07 Dic
El Siglo XX en España es una época de conflictos sociales como el Desastre del 98, pérdida de las colonias Puerto Rico, Cuba y Filipinas, la I Guerra Mundial y la II República, que posteriormente originó la Guerra Civil.
Hasta 1939 se dan dos tendencias; la primera, corresponde al teatro comercial, dirigido a la burguésía,reflejando la vida de estos y adaptándose a sus gustos. Ésta modalidad se divide en tres géneros: el primero, el teatro poético en verso, vinculado a la estética modernista y al drama ROMántico; tenía como objetivo rescatar los aspectos grandiosos de la historia de España, destaca
Eduardo Marquina con Las hijas del Cid.
También surge el teatro cómico, en el que pueden clasificar tres subgéneros: el sainete, una pieza breve que ofrece una visión simpática de la realidad con una representación de personajes superficiales; destaca Carlos Arniches con su obra
La fiesta de San Antón. La tragicomedia grotesca, que representa situaciones dramáticas y busca el humor mediante la interpretación de unos personajes ridículos; destaca Arniches con La señorita de Trevélez. Y el astracán, que busca la carcajada mediante el chiste fácil y juegos de palabras; destaca Pedro Muñoz con La venganza de don Mendo.La última corriente es la comedia burguesa, siendo más crítica que las anteriores, donde lo esencial es la burla hacia los comportamientos y costumbres de la burguésía. Destaca Jacinto Benavente con Los intereses creados, una obra que muestra los intereses materiales de la sociedad.
También surge la otra tendencia llamada el teatro innovador. Surgen voces disidentes que, no conformes con la vulgaridad y el provincianismo que, según ellos, aquejaba a la escena española de la época,exploraban nuevas formas de expresión en consonancia con las corrientes que se abren en Europa. En el teatro de la Generación del 98, destaca ,
Unamuno, fue autor de unos dramas esquemáticos en los que se reduce la intriga a la mínima expresión, con diálogos densos; entre sus obras destacan Fedra y El otro. En el teatro vanguardista destacamos a Jacinto Grau, con El señor de Pigmalión y a Gómez de la Serna, con El drama del palacio deshabitado. Esto cambiaría con el innovador del teatro español, Valle-lnclán, propone una renovación de la escena española en todos sus aspectos, experimentando diversos métodos, su producción evoluciónó en tres ciclos: el ciclo mítico, con Divinas palabras; el ciclo de la farsa, y el ciclo del esperpento, con Luces de Bohemia, en la que teoriza sobre este nuevo género y ataca las formas burguesas imperantes.
En la Generación del 27, destaca Federico García Lorca, quien alcanzó inigualables obras de calidad artística. Su actividad dramática se desarrolla en tres etapas: comienza con un teatro modernista en verso; más tarde se afana en la búsqueda de nuevas vías experimentando con un género de raíz popular, la farsa, en la que destaca La zapatera prodigiosa. En esta segunda etapa también crea “comedias imposibles”, que encierran un profundo simbolismo, con la obra El público. Finalmente, llegamos a su tercera etapa con sus obras de mayor madurez, con las tragedias rurales, como Bodas de sangre, en la que habla de la represión de los impulsos amorosos; Yerma, que habla de la maternidad frustrada y Doña Rosita la soltera que trata la frustración amorosa; y en los dramas urbanos, encontramos La casa de Bernarda Alba, denominada drama no tragedia, donde se plantea la lucha entre el poder y el ansia de
dominio de Bernarda la madre viuda y el deseo de libertad de sus hijas prisioneras que convive con ella
Se designa generación del 27 a un grupo de autores que rescatan la tradición popular, el arte deshumanizado y los movimientos vanguardistas. En esta etapa los acontecimientos históricos más importantes fueron la segunda república y el inicio de la Guerra Civil.
Los rasgos que destacan en este movimiento son, la edad aproximada de los autores, el talante liberl, progresista y laico a excepción de Gerardo Diego, la similar educación, algunos autores ejercieron la actividad docente en la que impartieron clases en la universidad, los lazos de amistad y las actividades comunes, compartieron espacios de convivencia como la Residencia de Estudiantes de Madrid. Estos autores integran los elementos más novedosos, la herencia de la tradición literaria y se desentienden de lo sobrenatural y sienten una gran admiración por Miguel de Unamuno, Antonio Machado, Ramón Gómez de la Serna, Ortega y Gasset, Bécquer del Siglo XX y Juan Ramón Jiménez, que fue el creador de la poesía del 27, pero quien más destacó fue Luis de Góngora.
Se divide en etapas, que se caracterizan en primer lugar por la deshumanización, más tarde por el proceso de rehumanización y por último el humanismo angustiado y existencial. La primera etapa, en la que vemos la poesía vanguardista, los autores se ven atraídos por el ultraísmo y el creacionismo y rasgos del Futurismo; destacan Gerardo Diego con Manual de espumas y Rafael Alberti con Cal y canto. Por otro lado la poesía pura, iniciada por Juan Ramón Jiménez disminuye el entusiasmo por el Vanguardismo y se centran en una poesía desprovista de toda anécdota y desvinculada de lo sentimental y humano en la que interesa más el concepto; destaca Cántico del aire de Jorge Guillén. Y por último el neopopularismo, en el que vuelve esa poesía más humana y menos pura, y ese sentimiento profundo, se experimenta un proceso de rehumanización, en el que los autores se ven impregnados de un clasicismo formal y cultivan
métricas consagradas por nuestra tradición literaria, destacan Marinero en tierra de Rafael Alberti y Romancero Gitano de Federico García Lorca. La segunda etapa, que se caracteriza por el hundimiento de la bolsa de Nueva York, en esta se ve el interés por los temas humanos y se intensifica el proceso de rehumanización. Dentro de esta destacan distintos géneros, en primer lugar, la poesía surrealista, en la que destaca Federico García Lorca, el tema central que trata es la muerte, su poesía se divide en dos etapas, la primera, que es el resultado de la fusión de la lírica popular y el Vanguardismo y la segunda que significa un cambio desde el punto de vista formal y da paso al Surrealismo con Poeta en Nueva York. Los escritores vuelven sus ojos al Surrealismo, destacan Aleixandre con Espadas como labios, Luis Cernuda con Los placeres prohibidos. Por otro lado, pervive el interés por la tradición clásica con el neorromanticismo, en el que destacan Luis Cernuda y Pedro Salinas con La voz a ti debida, con ese sentimiento ROMántico y anecdótico. Por otro lado la poesía social y política, donde se trata el tema de la guerra española, destacan Entre el clavel y la espada de Rafael Alberti y Hijos de la ira de Dámaso Alonso.
Y por último la tercera etapa de la generación del 27, al finalizar la Guerra Civil el grupo se dispersa, la mayoría al exilio y unos pocos permanecen en España. Dentro de esta etapa destacan la poesía clasicista, que retoma el clasicismo formal y la poesía desarraigada.
En último lugar, mencionamos a Miguel Hernández como epígono de la generación del 27, es uno de los grandes poetas españoles. Este divide sus obras en diferentes etapas, su etapa vanguardista, donde se encuentran las obsesiones del poeta por el amor, la vida y la muerte, destaca El rayo que no cesa; su etapa de poesía social, escrita durante la Guerra Civil, destaca Viento del pueblo y por último Cancionero y romancero de ausencias, obra póstuma a susotras etapas. Es importante destacar a las sinsombrero, una compañía de mujeres poco mencionadas pero pertenecientes a la generación del 27.
Se designa novecentismo a un grupo de escritores con una actitud intelectual con una clara preocupación por la regeneración española. Se desarrolla durante la I Guerra Mundial. Entre los rasgos de estos escritores destacan el espíritu científico frente al irracionalismo subjetivista, el optimismo frente a la actitud pesimista y desesperanzada del 98 y la actitud liberal y elitista.
El novecentismo cultivó el ensayo en el que destacó Ortega y Gasset. Sus obras se dividen por tipos; los ensayos filosóficos, en el que destaca la obra Meditaciones del Quijote que formula la doctrina del raciovitalismo, por un lado el vitalismo y por el otro el Racionalismo; los ensayos estéticos, donde destaca La deshumanización del arte, cuyos rasgos son: el elitismo, el arte es difícil y hermético por naturaleza, está reservado a un público culto y único capaz de interpretarlo correctamente; la tendencia a la depuración, ha de desligarse de lo afectivo y lo sentimental y el antirrealismo que debe huir de la realidad; los ensayos sociológicos en el que destaca la obra España invertebrada, que trata el particularismo regional en el que España se ve dividida, y el particularismo social en el que las clases sociales no actúan movidas por un espíritu de colaboración, sino por intereses particulares; y La rebelión de las masas, en la que defiende una élite intelectual que controle todo, en este ensayo Ortega y Gasset desarrolla su opinión por una profunda crisis que padecen España y Europa que se debe a la indocilidad de las masas, que se niegan a seguir las directrices de las minorías insignes.Dentro del novecentismo también se desarrolla la poesía, en la que destaca Juan Ramón Jiménez que supera el Modernismo y evoluciona una nueva concepción en dos etapas, la intelectual, que culmina la poesía pura que se convierte en intemporal y se identifica con la belleza, la eternidad y el absoluto, destaca la obra Diario de un poeta recién casado; y la etapa suficiente, que alcanza la máxima depuración y se inclina por el verso libre, destaca la obra Animal de fondo.En la novela destaca Gabriel Miró, en sus obras le da más importancia a la belleza y al tono modernista que al mensaje que transmite. También destaca Ramón Pérez de Ayala, que combina a la perfección el simbolismo con una actitud intelectual novecentista en sus novelas, destacando El curandero de su honra.
Surgen las vanguardias a principios del Siglo XX. Entre las vanguardias más representativas figuran: el Futurismo, que exalta el interés de la literaturización de los avances tecnológicos, destacan las composiciones de Pedro Salinas, dedicadas a objetos de la vida moderna o las de Rafael Alberti. El ultralismo, impulsado por Guillermo de la Torre, que recoge elementos del Futurismo, con elementos sentimentales y elimina lo ornamental, destacan las obras Hélices de Guillermo de la Torre e Imagen de Gerardo Diego. El Cubismo, tiene una concepción artística, se considera al poema como una entidad autónoma, se elimina lo circunstancial, lo afectivo y sentimental y surge una visión fragmentariaEl creacionismo, pretende que el poema no imite la naturaleza, sino que la cree en sus versos, destacan César Vallejo y Gerardo Diego con su obra Manual de espumas. El dadaísmo, muy visual y poco estructurado, no tuvo mucha influencia en España. Y el Surrealismo, iniciado por André Bretón, fue el Vanguardismo más importante, los surrealistas pretenden desentrañar el sentido último de la realidad, destaca García Lorca con su obra Poeta en Nueva York.
El Vanguardismo en España se inicia con Ramón Gómez de la Serna, que encarna una nueva actitud de la que surgen las greguerías, en las que se mezclan la metáfora y el humor, y precisamente en la greguería está la base de su novela vanguardista, que se identifica con el
formalismo y la experimentación, juega con la realidad y la fantasía, con la inverosimilitud y la incongruencia, entre sus obras destaca El doctor inverosímil.
El Siglo XX en España es una época de constantes transformaciones que parte de la decadencia del 98, cuando España pierde las colonias de Filipinas, Puerto Rico y Cuba, desarrollándose así dos movimientos, el Modernismo y La Generación del 98. Nietzsche tuvo una gran influencia con su filosofía revolucionaria, que combate con las normas impuestas, esto recibe el nombre de Modernismo.
El Modernismo surge en el Siglo XIX, como crítica al Realismo y a las normas impuestas hasta el momento. Las raíces de este movimiento son, por una parte, las escuelas poéticas francesas: el parnasianismo (traducida como búsqueda de la perfección formal), y el simbolismo (que busca el subjetivismo y la intensificación de sentimientos); y por otro lado, la influencia literaria de Bécquer y Rosalía de Castro. Este movimiento se caracteriza por el afán de escapar de la realidad, anteponer la forma al contenido y disfrutar de la musicalidad de la poesía, lográndose esto mediante el embellecimiento del léxico, el juego con la acentuación de palabras y figuras retóricas como la aliteración o la onomatopeya. Los temas más recurrentes son el desasosiego interior, el indigenismo, la introspección, evasión y exotismo, el panhispanismo y el cosmopolitismo y caticacismo.
El Modernismo llega a España por influencia del nicaragüense Rubén Darío, cuyas obras evolucionan en dos etapas, una más próxima al parnasianismo (Prosas Profanas), y la segunda con tendencia al intimismo y, por tanto, al simbolismo (Cantos de vida y esperanza). Los literatos españoles evolucionan de la misma forma, optando primero por el parnasianismo (Manuel Machado, Alma), y después por el simbolismo (Antonio Machado, Arias tristes y Juan Ramón con Diario de un poeta recién casado).
Paralelamente, también a consecuencia del desastre del 98, se consolida un movimiento, aún a día de hoy controvertido. Se trata de la Generación del 98, un conjunto de escritores, agrupados por Azorín, que compartían las mismas carácterísticas de reflexionar sobre los males que padecía España, y sus posibles soluciones, mediante novelas y ensayos. El debate viene cuando varios autores agrupados en la generación del, niegan la existencia de la misma. Suponiendo que la generación en cuestión hubiese existido, y fuera independiente al Modernismo, destaca su fijación por proyectar un espíritu regeneracionista, llevándose a cabo realizado el tradicionalismo español, la europeización, la descripción del paisaje castellano, y la admiración de escritores anteriores tanto, que se harán mención a los grandes personajes literarios.Uno de los temas principales era la preocupación por el porvenir de España, teniendo cada autor un enfoque diferente pero todos de acuerdo con la importancia del regeneracionismo: Unamuno apuesta por la historia (En torno al casticismo); Ramiro de Maeztu abogaba por el espíritu emprendedor de la burguésía (Hacia otra España); Azorín captaba el alma castellana a través de la contemplación de su paisaje (Los pueblos y La ruta de Don Quijote); y Pío Baroja se centraba en la europeización de España, sin renunciar a su identidad (El árbol de la ciencia). A parte de estas novelas regeneracionistas, la Generación del 98 se caracterizó también por abordar el conflicto existencial que plantea la religión ¿Razón o fe? Unamuno destaca por la agonía que le produce debatirse constantemente en la duda, escribiendo obras como Niebla o El Cristo de Velázquez.
La poesía también jugó un papel importante en la Generación del 98, teniendo como figura a Antonoio Machado, autor que revolucionará la visión casticista con Campos de Castilla, tratando temas como el presente y el porvenir de España, y las meditaciones sobre la existencia de Dios.
Siendo la Generación del 98 parte del Modernismo, o no, es innegable la importancia que tuvieron estos autores en la superación de la crisis abordada tras la pérdida de las últimas colonias, mostrando un ansioso espíritu de crítica y renovación que se añoraba en la España de entonces.
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