28 Abr

Esta escena de Romeo y Julieta presenta la pasión amorosa irracional e imprudente entre dos adolescentes inmaduros. Esta idea central, no ya sólo de este fragmento sino de toda la obra, se plasma aquí a partir de varios tópicos y tradiciones de origen medieval. En primer lugar, nos encontramos con la polémica sobre si son más importantes las palabras o las cosas. Julieta, personaje con mayor riqueza de matices que Romeo, defiende la postura más actual (Tú eres tú propio, no un Montesco). También aparece el tópico de la religio amoris (la divinización de la amada): “Llámame tan sólo tu amante y recibiré un segundo bautismo”. Por el contexto de la obra, sabemos que esta escena se sitúa en el jardín de la casa familiar de Julieta, una recreación del locus amoenus, el lugar de belleza perfecta que realza la idealización que los dos chicos realizan del amor a pesar de su corta edad. Todas las ideas que acabamos de exponer se integran en la tradición del amor cortés, en la que la mujer es tratada como un ser superior al que hay que someterse. No obstante, hay un elemento que se aparta de esta tradición, el hecho de que Julieta corresponda a los requerimientos de Romeo. En realidad, se realiza una parodia del amor cortés a través del comportamiento alocado e imprudente de los dos chicos, que están llevando a la realidad lo que no era nada más que una moda poética. Al mismo tiempo, y en contraste con lo anterior, se recrea un tema de carácter universal: el amor imposible ante los impedimentos externos contra los amantes, aunque ridiculizado en parte por el carácter inmaduro de los personajes.

En cuanto a la localización de este fragmento dentro de la obra, se trata del primer encuentro entre los dos amantes en casa de Julieta, después de haberse conocido en la fiesta de los Capuleto. Por lo tanto, nos encontramos al principio del nudo después de que el planteamiento de la trama se nos haya presentado tras el enamoramiento a primera vista entre los protagonistas. Este primer encuentro furtivo dará pie a otro cinco más, hasta concluir con la muerte de ambos personajes.

Los temas secundarios de Romeo y Julieta aparecen también en este pasaje. El enfrentamiento entre familias rivales se refleja en el hecho de que Julieta se refiera al apellido de su amado como un enemigo. Esta trama de fondo de la hostilidad entre Capuletos y Montescos determina que Romeo y Julieta constituya principalmente una tragedia de destino más que una tragedia de carácter. En este aspecto se establece una diferencia con otras tragedias de Shakespeare, donde el carácter y las decisiones de los personajes determinan el final desgraciado de los personajes: la ambición y la sumisión a las opiniones de su esposa por parte de McBeth; el deseo de venganza y las dudas de Hamlet, o los celos patológicos de Otelo.

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Estamos ante un texto teatral con un evidente tono trágico. Se observa que el amor es una fuerza que controla a los personajes por completo, tal como se muestra en las hipérboles con que Romeo plantea su devoción cuasi religiosa hacia Julieta (“Llámame tan sólo tu amante y recibiré un segundo bautismo”).

Como ya hemos comentado, aunque Romeo y Julieta constituya una tragedia de destino más que de carácter, en este fragmento se observa que el amor exacerbado entre los protagonistas también desempeña un papel en el final desgraciado con que concluirá su historia.

En cuanto al ritmo prosódico del texto, se han traducido en prosa los pentámetros yámbicos blancos del original en inglés.

El fragmento que estamos comentando se le puede aplicar el esquema de planteamiento, nudo y desenlace:

  1. Planteamiento (hasta la línea 4): Julieta niega que el apellido de su amado determine que deba odiarlo como enemigo de ella.
  2. Nudo: Julieta reflexiona sobre la falta de correspondencia entre las palabras y los objetos, en esta caso personas, que designan.
  3. Desenlace: Romeo refuerza su amor hacia Julieta con las confesiones que acaba de escucharle.

Pasando a las técnicas teatrales que se utilizan en estas líneas, hay que destacar varios recursos. En primer lugar, una acotación señala un aparte por parte de Romeo que sirve para que el público sepa que él está oyendo a su amada sin que ésta sea consciente de ello. El monólogo que pronuncia Julieta en su segunda intervención sirve para expresar los sentimientos y reflexiones del personaje, aunque en este caso también hace avanzar la trama, pues confirma a Romeo que Julieta lo ama. El fragmento termina con una intervención de Romeo que sí es escuchada por Julieta, es decir, se trata del diálogo en estilo directo predominante en el teatro.

En cuanto a la caracterización de los personajes, se plasma la riqueza de matices con que se dibuja a Romeo y, sobre todo, a Julieta. Son personajes redondos y dinámicos, que reflexionan sobre sus acciones (tal como hace aquí Julieta) y evolucionan a lo largo de la obra. Por ejemplo, el Romeo melancólico por amor del principio de la obra se ha vuelto aquí un amante decidido dispuesto a renunciar a su identidad familiar por tal de completar su pasión hacia Julieta. Algo similar observamos en Julieta, que supera su carácter de sumisión familiar para reafirmase en su amor hacia Romeo a pesar del enfrentamiento entre sus respectivas familias.

En lo que respecta al espacio escénico, Romeo se encuentra en un lugar donde Julieta no puede observarlo, de tal modo que ella da rienda suelta a hablar de sus sentimientos sin cortapisas. El lugar donde tiene lugar la escena encierra también un significado implícito de peligro y de transgresión, ya que los dos amantes se hallan en casa de la familia de ella, de tal modo que Romeo se ha adentrado en el hogar de sus más acérrimos enemigos. La tensión dramática queda subrayada por el riesgo a que Romeo sea descubierto por los padres de Julieta. En otro orden de cosas, el jardín de la casa es susceptible de ser ambientado como una especie de edén que recree el tópico del locus amoenus como símbolo de la idealización del amor que llevan a cabo los protagonistas. Otro aspecto relevante es el tiempo, ya que la escena se localiza en los últimos momentos de la noche, dotada de un marcado valor simbólico como tiempo para la transgresión a escondidas.

Pasando a aspectos puramente lingüísticos, destaca la gran cantidad de oraciones exclamativas e interrogativas, éstas últimas de carácter retórico, ya que sirven para dar a entender enfáticamente la tesis por parte de Julieta de que el nombre y apellido de Romeo no convierten a su amado en enemigo de ella. También sirven para plasmar el apasionamiento arrebatado de Julieta.

Tanto Romeo como Julieta adpotan un lenguaje artificioso, con una gran elaboración retórica. Aparte de las interrogaciones retóricas ya comentadas, la metáfora “bautismo” expresa la devoción casi religiosa hacia la amada, y Romeo exagera hiperbólicamente su amor afirmado que perdería su identidad si su amada la amada le correspondiera (“en adelante ya no seré más Romeo”). La profundidad de los personajes se refleja en la complejidad de los razonamientos de Julieta, que construye oraciones no sólo largas sino con muchas proposiciones subordinadas.

En suma, se trata de un texto con una elaboración lingüística y retórica más que notable que contribuye no sóalo a caracterizar a los personajes sino a mantener la tensión dramática.

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Estas líneas reflejan el estilo típico de Shakespeare, con unos personajes en medio de un destino trágico que utilizan un lenguaje extremadamente culto y retórico pero estilizado con tanta habilidad que caracteriza a los personajes con gran riqueza expresiva (mediante la función expresiva de la lengua) pero sin apenas suponer un obstáculo para que cualquier tipo de público disfrute con la historia. De hecho, cuatro siglos después de su estreno, Romeo y Julieta sigue siendo representada con frecuencia y han tenido éxito películas que utilizan el texto original de Shakespeare sin apenas modernización. Otro de los aciertos de la obra es la distribución de la trama, de tal modo que se producen constantes efectos de suspense. En este caso, los espectadores se preguntan si Romeo será descubierto o no por la familia de Julieta, en cuya casa se ha colado. Otro factor que mantiene la vigencia de la obra es el carácter universal de las pasiones que mueven a los protagonistas.

El tema del amor imposible y del destino trágico al que se exponen los amantes que llevan su pasión más allá de lo prudente es una idea presente a lo largo de toda la historia. En distintas épocas y lugares han existido impedimentos de índole social o religiosa que han impedido que dos personas de distinta posición puedan constituir una pareja. Hoy en día, sigue produciéndose rechazo por parte de la familia si uno de sus hijos pretende emparejarse con alguien de distinta religión o con una posición social inferior. En algunos casos, incluso se llega a repudiar al hijo, y sobre todo a la hija, del círculo familiar. Es el caso de algunas interpretaciones rigoristas del Islam, por poner un ejemplo. Dentro de nuestro país, no son infrecuentes las situaciones en las que una familia rechaza a un joven de origen inmigrante como yerno o nuera. No obstante, es innegable que se ha ido construyendo una mayor tolerancia a este respecto, y que nuestra sociedad se ha ido enriqueciendo con un mestizaje creciente y con una mayor libertad a la hora de que los hijos decidan su futuro sin imposiciones paternas. Sin embargo, ello puede dar pie en ocasiones a decisiones inmaduras por parte de los jóvenes, que en mi opinión no debería rechazar por sistema los consejos de sus progenitores.

En cuanto a la influencia de Romeo y Julieta, ha servido de modelo para obras de prácticamente todas las disciplinas artísticas. En literatura, Romeo y Julieta supone la culminación de una tradición que parte del mito grecolatino de Hero y Leandro y se extiende a al Siglo de Oro español con Castelvines y Monteses de Lope de Vega. En pintura, numerosos cuadros han representado escenas de Romeo y Julieta: Brown, Delacroix… En el ámbito de la música, la historia de los dos amantes veroneses ha sido plasmada en obras de varios estilos, de la ópera de Bellini, al ballet de Thaicovsky o una canción de Dire Straits. Aunque la disciplina artística que ha adaptado la obra de Shakespeare con más fidelidad ha sido probablemente el cine. El carácter atemporal de la historia y de sus protagonistas se demuestra por el hecho de que el público actual disfruta no solamente con versiones de época e incluso los dos jóvenes de Verona han pasado al imaginario popular como paradigma de los amantes dispuestos a todo por tal de no renunciar a su amor como la de Zefirelli, sino con películas ambientadas en la actualidad como la de Luhrmann.

Por último, querría destacar como muestra del carácter universal de Romeo y Julieta que los dos jóvenes de Verona han pasado al imaginario popular como paradigma de los amantes dispuestos a todo por tal de no renunciar a su amor.

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