20 Feb

SANTO TOMÁS CONOCIMIENTO

Para Tomás de Aquino la filosofía y el resto de las ciencias descansan solamente en la luz natural de la razón.

  • El filósofo utiliza principios que son conocidos por la razón humana y saca conclusiones que son fruto del razonamiento.
  • El teólogo, por el contrario, aunque utiliza su razón, acepta sus principios de la autoridad, de la fe en la Revelación.

Algunas verdades son exclusivas de la teología, como el dogma de la Trinidad, otras son propias de la filosofía o la ciencia, como los teoremas de la geometría, y hay verdades comunes a ambas, llamadas «preámbulos de la fe», como la existencia de Dios.

Su teoría del conocimiento, influida por Aristóteles, establece que el hombre conoce a través de los sentidos y el entendimiento. Los sentidos captan lo individual, mientras que el entendimiento abstrae la esencia universal. Tomás adopta la distinción aristotélica entre sustancia y accidentes, así como la composición hilemórfica, pero esta última se limita al mundo material. En los seres incorpóreos, como los ángeles, distingue entre esencia (potencia) y existencia (acto). La esencia de los cuerpos es materia y forma; la de los ángeles, sólo forma.

Establece una jerarquía de formas desde sustancias inorgánicas hasta el alma humana, pasando por vegetativas y animales, culminando en Dios como Acto puro. Entre el alma humana y Dios ubica a los ángeles, formas espirituales finitas y creadas. Todos los seres creados son contingentes, recibiendo su existencia de una causa externa, mientras que en Dios la esencia y la existencia son idénticas.


SANTO TOMÁS DIOS

La filosofía cristiana medieval, conocida como Escolástica, se desarrolló inicialmente en escuelas monacales y catedrales, evolucionando luego en las universidades. Santo Tomás de Aquino representa la culminación de esta corriente al abordar de manera rigurosa la relación entre razón y fe. Según él, la filosofía y las ciencias se fundamentan en la luz natural de la razón, mientras que la teología combina el uso de la razón con principios basados en la fe y la revelación. Tomás distingue tres tipos de verdades: las exclusivas de la teología, como los dogmas que no pueden ser alcanzados por la razón (por ejemplo, la Trinidad); las propias de la filosofía o ciencia, que no han sido reveladas (como los teoremas matemáticos); y las compartidas entre ambas, conocidas como «preámbulos de la fe» (como la existencia de Dios), que son reveladas pero también demostrables racionalmente. Dentro de la teología, diferencia entre la dogmática, basada en la Revelación, y la natural, parte de la filosofía, que examina las verdades comunes desde la perspectiva de la razón. Tomás formula cinco argumentos para demostrar la existencia de Dios, conocidos como las «vías tomistas», basados en el principio de causalidad:

  1. Vía del movimiento: Todo lo que se mueve requiere de un motor que lo ponga en marcha. Como no puede haber una secuencia infinita de motores, es necesario pensar que existe un primer motor inmóvil, que es Dios.
  2. Vía de la causa eficiente: Todo ser tiene una causa eficiente que los ha creado, pero no puede haber una secuencia infinita de causas. Por lo tanto, debe existir una causa primera no causada. Esta causa no causada es Dios.
  3. Vía del ser necesario: Cada uno de los seres que pueblan el cosmos existe pero podría no existir, por lo que todo lo que nos rodea es contingente. Todo ser contingente depende de otros, pero no tiene sentido postular una cadena infinita; debe haber una divinidad necesaria que siempre haya existido: Dios.
  4. Vía del ser supremo: Todas las personas son capaces de juzgar hechos y acciones, calificarlos como más o menos nobles. Esto es debido a que existe un bien supremo en función del cual se puede juzgar todo lo demás. Este bien supremo es Dios.
  5. Vía del gobierno del mundo: En el mundo, todo lo que acontece está dirigido a un fin. El orden en la naturaleza y la finalidad de los objetos irracionales requieren una mente divina que los guíe: Dios.

Aunque la existencia de Dios puede ser demostrada, su naturaleza no puede ser conocida plenamente, ya que el conocimiento humano depende de los sentidos. Tomás propone dos enfoques para hablar de Dios. La vía negativa, heredada del neoplatonismo, excluye de Dios las imperfecciones observadas en los seres creados, describiéndolo como infinito, inmutable, eterno y Acto Puro. La vía positiva permite atribuir a Dios perfecciones como inteligencia, bondad o sabiduría, ya que estas se encuentran en los seres creados. Sin embargo, estas cualidades no se predican de Dios de forma unívoca, sino analógica, dado que la distancia entre el creador y las criaturas es infinita. De este modo, Santo Tomás logra integrar la filosofía aristotélica con los principios cristianos, estableciendo una armonía entre razón y fe en la Escolástica medieval.


POLITICA SAN AGUSTIN

En La ciudad de Dios, San Agustín reflexiona sobre la sociedad y la política, defendiendo al cristianismo de las acusaciones de ser responsable de la caída del Imperio Romano. Explica la historia como un enfrentamiento entre dos ciudades: la Ciudad de Dios, centrada en los intereses espirituales y el amor a Dios, y la Ciudad Terrenal, enfocada en los intereses mundanos y el amor propio. La Ciudad de Dios está representada por la Iglesia y culminará en el triunfo definitivo sobre la Ciudad Terrenal en el juicio final, según el Apocalipsis. San Agustín considera que el desarrollo histórico está guiado por la providencia divina, que permite el mal solo para obtener bienes mayores. No separa política y religión: para él, un Estado justo debe ser cristiano, ya que solo el cristianismo puede hacer buenos a los hombres. La Iglesia, como comunidad perfecta, es superior al Estado y debe inspirarlo. Además, defiende la intervención de la Iglesia en la sociedad y reconoce la legitimidad del Estado, siempre que las leyes civiles no contradigan las leyes divinas, conforme a la enseñanza evangélica de dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.

Aunque acepta la teoría aristotélica de la sociabilidad natural y considera que las instituciones humanas derivan de la naturaleza, sostiene que el poder de los gobernantes proviene de Dios. Su obra fundamenta el agustinismo político, una doctrina que establece la superioridad del poder espiritual del Pontífice sobre el poder temporal del Emperador, idea que será fuente de conflictos históricos.


DESCARTES SER HUMANO

Descartes sostiene una visión dualista del ser humano, lo que significa que estamos compuestos por dos sustancias totalmente distintas:

  • Sustancia pensante (res cogitans): El alma o mente, que es inmaterial, inmortal y tiene como atributo esencial el pensamiento.
  • Sustancia extensa (res extensa): El cuerpo, que es material, mortal y se caracteriza por ocupar un espacio en el mundo físico.

A diferencia de otros filósofos que veían cuerpo y alma como interdependientes, Descartes los concibe como dos entidades separadas e independientes. En su «Sexta Meditación», argumenta que si podemos concebirnos como seres pensantes sin necesidad de un cuerpo, entonces nuestra esencia no depende de la materia. Esto significa que el alma puede existir sin el cuerpo.

Sin embargo, el ser humano experimenta emociones y sensaciones corporales, lo que indica que alma y cuerpo deben interactuar de alguna manera. Para explicar esta conexión, Descartes señala la glándula pineal como el punto en el que el alma y el cuerpo se comunican. Según él, los cambios en el cuerpo pueden afectar el alma (por ejemplo, el dolor físico causa sufrimiento mental) y viceversa (un pensamiento puede provocar una reacción corporal, como el miedo que acelera el pulso).

Además, Descartes lleva su mecanicismo hasta el punto de afirmar que los animales son autómatas complejos. Según él, los animales carecen de alma y de pensamiento, por lo que, aunque puedan reaccionar a estímulos y sentir dolor físico, no experimentan sufrimiento real, ya que el sufrimiento requiere una mente.

Por tanto, en la filosofía cartesiana, el ser humano se define esencialmente por su capacidad de pensar, mientras que el cuerpo es solo un mecanismo que permite interactuar con el mundo. Sin embargo, el problema de cómo interactúan exactamente alma y cuerpo sigue siendo una cuestión abierta en su pensamiento.


ROUSSEAU DIOS

Jean-Jacques Rousseau considera que el Estado debe ser laico y no basarse en ninguna religión oficial. En su obra El contrato social, sostiene que ninguna confesión religiosa debe imponerse sobre las demás, siempre que no atente contra la libertad o los deberes del ciudadano. Rousseau rechaza la injerencia del Estado en la fe individual y defiende la tolerancia religiosa. Su visión de la religión se aleja del fanatismo religioso y de la superstición, pero también del ateísmo. En Emilio, a través de La profesión de fe del vicario saboyano, presenta su concepto de religión natural. Según Rousseau, el ser humano puede conocer la existencia de Dios a través de la razón y del sentimiento interior, sin necesidad de libros sagrados, sacerdotes o dogmas impuestos. La religión natural es sencilla y se basa en la moral y la justicia, más que en ritos o normas externas. Rousseau cree que la razón nos lleva a la existencia de un Creador, aunque su naturaleza es incognoscible. Afirma que la existencia del mal en el mundo no es culpa de Dios, sino consecuencia del libre albedrío humano. Además, la injusticia que vemos en la vida terrenal le lleva a postular la inmortalidad del alma, pues sólo así podría haber una justicia última más allá de este mundo. Rousseau critica las religiones reveladas, no porque niegue la existencia de Dios, sino porque considera que las iglesias han corrompido el mensaje divino al interponer sacerdotes, textos sagrados y ritos entre el ser humano y Dios. Para él, «el culto esencial es el del corazón», es decir, la verdadera religión es interna y personal. En El contrato social, Rousseau introduce el concepto de religión civil, una forma de fe que no se centra en dogmas sobrenaturales, sino en fortalecer la cohesión social y el sentido del deber cívico. Esta religión no impone creencias individuales, pero sí establece unos principios morales básicos para la convivencia. Los dogmas de la religión civil incluyen:

  • La creencia en Dios como ser supremo.
  • La inmortalidad del alma.
  • La justicia divina recompensa la virtud y castiga la maldad.
  • La obligación de cumplir las leyes y respetar la voluntad general.

A diferencia de la religión tradicional, la religión civil no exige adoración ni rituales, sino un compromiso con la sociedad. Rousseau cree que un Estado necesita valores comunes para mantener la estabilidad y la unidad de sus ciudadanos, pero sin coacción sobre las creencias personales. En conclusión, Rousseau no niega a Dios, pero rechaza la idea de una religión impuesta. Defiende una fe basada en la razón y el sentimiento, ajena a dogmas y jerarquías religiosas. Además, cree que la religión civil es necesaria para fortalecer la sociedad sin atentar contra la libertad individual.


ROUSSEAU POLÍTICA

Rousseau desarrolla su teoría política en El contrato social, donde analiza el origen y la legitimidad del poder político. Su pensamiento parte de una premisa fundamental: el ser humano es bueno por naturaleza, pero la sociedad lo corrompe. Para evitar la injusticia y la opresión, Rousseau propone un nuevo modelo político basado en la voluntad general y la soberanía popular. Rousseau distingue entre dos estados:

  1. El estado de naturaleza, donde el hombre era libre, independiente y vivía en armonía con sus semejantes.
  2. El estado civil, surge cuando los individuos crean sociedades organizadas y aparece la propiedad privada, generando desigualdad y conflictos.

El problema es cómo recuperar la libertad y la igualdad dentro de la sociedad. La solución de Rousseau es el pacto social, mediante el cual cada ciudadano cede parte de su libertad individual a la voluntad general. Al hacerlo, no obedece a un gobernante arbitrario, sino a la ley que él mismo ha contribuido a establecer. El contrato social no es una simple sumisión a una autoridad, sino una transformación moral y política:

  • Los ciudadanos dejan de actuar solo por interés propio y se comprometen con el bien común.
  • La voluntad general representa el interés colectivo, no los deseos particulares de cada individuo.
  • La libertad no desaparece, sino que se convierte en libertad civil, es decir, en la obediencia a las leyes que todos han aceptado.

Rousseau afirma que la soberanía reside en el pueblo. Ningún individuo o grupo puede apropiarse del poder, ya que este pertenece al conjunto de ciudadanos. La voluntad general es la única autoridad legítima y debe guiar siempre las decisiones del Estado. Las leyes deben expresar la voluntad general y buscar el bien común. No pueden favorecer intereses particulares ni ser impuestas por una minoría privilegiada. En este sentido, Rousseau se opone a la monarquía absoluta y al poder hereditario, ya que considera que el gobierno debe basarse en la participación activa de los ciudadanos.


ROUSSEAU POLÍTICA CONT.

Rousseau considera que el origen de la desigualdad es la propiedad privada. En el estado de naturaleza, los seres humanos eran iguales, pero cuando algunos empezaron a apropiarse de tierras y riquezas, surgieron la pobreza, la explotación y los conflictos. La sociedad dejó de basarse en la cooperación y se convirtió en un sistema de competencia y egoísmo. Para evitar que la propiedad privada genere injusticias, Rousseau propone que el Estado regule la distribución de bienes y garantice que la riqueza no esté concentrada en unas pocas manos. No se trata de abolir la propiedad, sino de limitar sus excesos y evitar la opresión de los más débiles. Rousseau distingue entre dos elementos clave en la política:

  • El poder legislativo, que pertenece al pueblo y se encarga de crear las leyes.
  • El poder ejecutivo, que aplica las leyes y administra el Estado.

El legislador es quien propone las leyes, pero estas solo son legítimas si el pueblo las aprueba libremente. Para evitar la corrupción, el poder ejecutivo no debe concentrar demasiada autoridad ni convertirse en una élite dominante. En cuanto a la forma de gobierno, Rousseau sostiene que no hay un sistema único válido. La democracia es ideal para Estados pequeños, mientras que en países más grandes puede ser preferible un sistema aristocrático (donde gobiernan los más sabios) o incluso una monarquía, siempre que el soberano actúe según la voluntad general. Rousseau propone un modelo político basado en la participación ciudadana y en la soberanía del pueblo. Su teoría del contrato social busca garantizar la libertad y la igualdad dentro de la sociedad, evitando la opresión de unos sobre otros. La voluntad general debe ser la única fuente de autoridad, y el gobierno tiene la responsabilidad de proteger el bienestar común. En definitiva, su pensamiento político influyó en la Revolución Francesa y sigue siendo una referencia fundamental en la teoría democrática y republicana.


DESCARTES CONOCIMIENTO

René Descartes es un filósofo racionalista que busca un conocimiento absolutamente cierto, inmune a la duda. Para ello, aplica la duda metódica, un proceso en el que rechaza todo aquello que pueda ser dudoso hasta encontrar una verdad indudable.

Su primer argumento es que los sentidos pueden engañarnos, ya que perciben la realidad de manera imperfecta y pueden confundirnos. Por ejemplo, en los sueños creemos que lo que experimentamos es real, pero al despertar descubrimos que no lo era. Si no podemos distinguir con total seguridad entre vigilia y sueño, entonces no podemos confiar plenamente en los sentidos.

Otro motivo de duda es la hipótesis del genio maligno, una entidad que podría manipular nuestros pensamientos haciéndonos creer cosas falsas. Si esto fuera cierto, entonces todo lo que creemos saber podría ser una ilusión.

Sin embargo, hay algo que Descartes no puede dudar: el hecho de que está pensando en la duda misma. De esta reflexión surge su famosa afirmación «Cogito, ergo sum» (Pienso, luego existo). Esta es la primera verdad indudable: si dudo, significa que pienso, y si pienso, significa que existo.

A partir de aquí, Descartes clasifica las ideas en tres tipos:

  • Adventicias: provienen de la experiencia sensorial (como ver un árbol o escuchar un sonido).
  • Ficticias: creadas por la mente a partir de otras ideas (como imaginar un unicornio).
  • Innatas: ideas que ya existen en nuestra razón sin necesidad de experiencia (como la idea de perfección o la de Dios).

Para garantizar que el conocimiento es verdadero, Descartes necesita demostrar que Dios existe, pues solo un ser perfecto y bueno puede asegurar que nuestras ideas claras y distintas no nos engañan.


DESCARTES DIOS

Dios ocupa un papel fundamental en la filosofía cartesiana, ya que es la garantía del conocimiento. Descartes elabora varias pruebas para demostrar su existencia:

  1. Argumento basado en la idea de perfección
    • En nuestra mente existe la idea de Dios como un ser perfecto e infinito.
    • Como seres finitos e imperfectos, no podríamos haber generado esta idea por nosotros mismos.
    • Por lo tanto, la idea de Dios debe haber sido puesta en nuestra mente por el propio Dios, lo que prueba su existencia.
  2. El argumento de la causa necesaria
    • Todo lo que existe debe tener una causa.
    • Nuestra existencia y la idea de Dios necesitan una causa que las explique.
    • Dado que somos seres imperfectos, no podríamos haber causado la idea de un ser perfecto.
    • Por lo tanto, debe existir un ser perfecto (Dios) que haya puesto esta idea en nosotros.

Una vez demostrada la existencia de Dios, Descartes concluye que Dios no es un engañador, ya que la mentira y el engaño son defectos, y un ser perfecto no puede tener defectos. Si Dios ha puesto en nosotros la capacidad de conocer mediante la razón, entonces el conocimiento claro y distinto debe ser verdadero.

Además, en su concepción mecanicista del universo, Dios es el creador de la materia y del movimiento. Aunque no interviene constantemente en el mundo, es quien establece las leyes naturales y mantiene el orden.

Por lo tanto, la existencia de Dios no solo refuerza el conocimiento humano, sino que también explica el orden del universo y la posibilidad de alcanzar la verdad.

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