07 Jul
La Restauración de los Borbones en la persona de Alfonso XII es un período que se desarrolla entre 1875 y la mayoría de edad de Alfonso XIII en 1902. Sin embargo, el verdadero arquitecto del sistema político de la Restauración fue Cánovas del Castillo, que consiguió́establecer en España una monarquía liberal parlamentaria, que haría posible la gobernabilidad del Estado durante casi cuarenta años. El proyecto político de Cánovas se desarrolló durante el Sexenio Democrático, cuando Cánovas, al frente del Partido Alfonsino, consiguió́ que la reina en el exilio abdicara a favor de su hijo Alfonso. Éste se educó en la academia de Sandhurst (Inglaterra); y fue desde allí́, tras el golpe del general Pavía (Enero 1874), desde donde hizo publicar el Manifiesto de Sandhurst (redactado por Cánovas), en el que presentó la restauración de la monarquía constitucional como la única solución a los problemas de España. En Diciembre de 1874, el general Martínez Campos protagonizó el pronunciamiento militar en Sagunto, restableciendo la monarquía. Serrano dimitíó y Cánovas inició un gabinete-regencia hasta que, en Enero de 1875, Alfonso XII lo confirmó en el Gobierno. Durante el reinado de Alfonso XII (1875-1885), Cánovas del Castillo establecíó las bases para conseguir la estabilidad política en España. Los objetivos políticos del sistema canovista se centraron en: La pacificación del país. Que se logró con el fin de la Tercera Guerra Carlista (1876) y la de Cuba (Paz de Zanjón 1878). El alejamiento del ejército de la vida pública. La creación de un sistema político bipartidista, inspirado en el modelo inglés que garantizara la alternancia en el gobierno de dos partidos y consolidación de sus instituciones fundamentales, monarquía y Parlamento. Cánovas ideó el turno de partidos como vía pacífica para acceder al poder haciendo innecesario el pronunciamiento militar. Los dos partidos que se turnaron fueron: El Partido Conservador, formado por antiguos moderados, unionistas y católicos, liderado por Cánovas, apoyado por la burguésía financiera y latifundista, y la aristocracia. El Partido Liberal, formado por los progresistas, los demócratas y republicanos moderados, liderado por Sagasta, y apoyado por la burguésía industrial y comercial, funcionarios y profesionales liberales. Para hacer efectivo el turno de partidos fue necesario falsear el proceso electoral: El rey encargaba la formación de gobierno al partido que le tocase, que se disolvía las Cortes y convocaele
. El proceso electoral era controlado desde el Ministerio de la Gobernación, que ponía en marcha el “Encasillado” (la elaboración, por parte de los gobernadores civiles, de las listas de diputados provinciales que debían salir elegidos). Estas listas se impónían por medio de la presión, la compra de votos de los caciques, las amenazas y, si no era suficiente, de la manipulación del censo o las actas de resultados. Estas prácticas antidemocráticas fueron conocidas como “pucherazo”. Durante el reinado de Alfonso XII (1875-1885), el gobierno fue ejercido básicamente por el Partido Conservador, salvo entre 1881 y 1884, período en que gobernó el partido liberal de Sagasta. Cánovas restablecíó el Concordato con la Santa Sede, restituyó a militares depuestos, y eliminó a los alcaldes y gobernadores civiles nombrados en el Sexenio. Promulgó la Ley Electoral (1876), Ley de Imprenta (1879), el fin de la libertad de cátedra y prohibíó asociaciones obreras. En 1885 el turno de partidos se enfrentó a un grave problema, la enfermedad y muerte de Alfonso XII. Para garantizar la viabilidad del turno Cánovas y Sagasta suscribieron el Pacto de El Pardo en Noviembre de 1885. Por él, ambos políticos se comprometieron a respetar rigurosamente el turno de partidos y a mantener las leyes aprobadas por los respectivos gobiernos, como garantía de estabilidad política. Se iniciaba la regencia de María Cristina de Habsburgo (1885-1902). Durante la Regencia, el Partido Liberal tuvo un mayor peso legislativo. En el conocido como Parlamento largo (1885- 1890) el gobierno liberal promulgó el Código Comercio (1885), la Ley de Asociaciones (1887), la Ley del Jurado (1888), un nuevo Código Civil (1889) y la Ley del Sufragio Universal (1890); y, ya en 1893, elaboraría el proyecto de Estatuto Autonomía para Cuba y Puerto Rico que no llegó a aprobarse, lo que provocó que, en 1895, se iniciara la Guerra de Cuba. El turno de partidos se mantuvo en toda la Regencia, incluso durante la Guerra de Cuba y la muerte de Cánovas, acaecida en 1897.
LA CONSTITUCIÓN DE 1876 El modelo político de Cánovas del Castillo se concretó en la Constitución de 1876, una Constitución integradora y que no incluyó propuestas excluyentes, lo que garantizó su vigencia hasta 1923. Inspirada en la de 1845 pero incorporando las novedades de la de 1869, esta Constitución establecíó: El reconocimiento de derechos como el de propiedad o la libertad de expresión. El reconocimiento de la religión católica como la oficial del Estado. No obstante, permitía el culto privado de las demás religiones. La soberanía compartida entre el rey y las Cortes. El papel del rey como jefe del ejército. De esta manera se querían evitar los pronunciamientos militares y la intromisión del ejército en los asuntos políticos. Unas Cortes bicamerales: Congreso, elegido por sufragio. Senado, compuesto por miembros no electivos y electivos. La centralización del Estado, por la que los ayuntamientos quedaron bajo el control del gobierno y los fueros vascos fueron suprimidos. Cuestiones conflictivas como la ley electoral, el derecho de asociación o la libertad de imprenta no se incluyeron en la redacción de la Constitución, sino que se desarrollaron posteriormente por medio de leyes orgánicas, respondiendo a las inclinaciones ideológicas de los gobiernos del turno.
LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA (1874-1902): LOS NACIONALISMOS CATALÁN Y VASCO Y EL REGIONALISMO GALLEGO El régimen de la Restauración, basado en la alternancia en el gobierno de los partidos Conservador y Liberal, marginó a amplios sectores políticos y sociales. Aunque las fuerzas de oposición al régimen eran numerosas, nunca fueron una alternativa sólida al encontrarse divididas y en algunos casos enfrentadas. Éstas fueron: El Carlismo, que tras su derrota en 1876 se dividíó en dos grupos, los que rechazaban el régimen, liderados por Ramón Nocedal; y los liderados por Vázquez de Mella, que formarían un partido con el que defender su programa político dentro de la legalidad. El republicanismo, que estaba muy dividido. Mientras que los posibilistas, liderados por Castelar no dudaron en colaborar con el partido de Sagasta. Salmerón (unionista) y Pi i Margall (federalista) estaban enfrentados por su concepción de la República. Por su parte, Ruiz Zorrilla y su grupo eran partidarios de la lucha armada. Los nacionalismos y regionalismos surgieron como reacción al proceso de centralización política y uniformidad cultural impulsado por la Restauración. Entre sus reivindicaciones políticas estaban la petición de autonomía, en el caso del catalanismo, y de la independencia, en el caso del nacionalismo vasco: El nacionalismo catalán tuvo su origen en los años treinta en el movimiento literario y cultural conocido como la Renaixença. Pero el catalanismo político se inicia en la Restauración con la creación, por parte de Valentí Almirall, del Centre Catalá́ (1882) que exigíó la autonomía para Cataluña. En 1891 se creó la Uníó Catalanista que promovíó las Bases de Manresa, el primer programa político del catalanismo, que incluía un proyecto de Estatuto de Autonomía. En 1901 se fundó el primer gran partido catalanista, la Lliga Regionalista, liderada por Prat de la Riba y Francesc Cambó. Partido conservador que aspiraba a una autonomía de Cataluña, apoyado por sectores de las clases medias y altas y vinculado a la industria local, que durante las dos primeras décadas del Siglo XX fue el principal partido catalán. El nacionalismo vasco no tuvo su origen en movimientos culturales, nacíó más tarde que el catalán, pero evolucionórápidamente. Reivindicólos fueros perdidos, criticó la industrialización, el capitalismo y a los inmigrantes, sobre todo castellanos, porque fracturaban la sociedad tradicional vasca. Defendía una ideología católica y antiliberal.
En 1895 Sabino Arana funda el Partido Nacionalista Vasco, con un apoyo inicial escaso por su radicalismo antiespañol e independentista. A partir de 1898, osciló desde el independentismo a la integración autónoma en el Estado español. El regionalismo gallego tuvo un desarrollo más lento y un menor arraigo social. Como en Cataluña, a mediados de siglo, junto al movimiento cultural O Rexurdimento, hay unos tímidos planteamientos políticos. Durante la Restauración el galleguismo político se inicia cuando Manuel Murguía y Alfredo Brañas, entre otros, fundan la Asociación Regionalista Gallega. Pero el regionalismo gallego tuvo menor implantación social que el catalán y vasco
En 1895 Sabino Arana funda el Partido Nacionalista Vasco, con un apoyo inicial escaso por su radicalismo antiespañol e independentista. A partir de 1898, osciló desde el independentismo a la integración autónoma en el Estado español. El regionalismo gallego tuvo un desarrollo más lento y un menor arraigo social. Como en Cataluña, a mediados de siglo, junto al movimiento cultural O Rexurdimento, hay unos tímidos planteamientos políticos. Durante la Restauración el galleguismo político se inicia cuando Manuel Murguía y Alfredo Brañas, entre otros, fundan la Asociación Regionalista Gallega. Pero el regionalismo gallego tuvo menor implantación social que el catalán y vasco. Otros regionalismos, como el andaluz y valenciano, iniciaron también su andadura en esta época, pero con un menor peso político y social.
EL MOVIMIENTO OBRERO Y CAMPESINO Con la Restauración las asociaciones obreras pasaron a la clandestinidad hasta la aprobación de la Ley de Asociaciones (1887). El movimiento obrero español siguió dos tendencias: Marxismo: los pequeños núcleos marxistas fundaron en 1879 el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), en torno a la Agrupación de Tipógrafos, bajo el liderazgo de Pablo Iglesias. En 1888 los socialistas impulsaron la creación del sindicato Uníón General de Trabajadores (UGT) a fin de mejorar las condiciones laborales de los trabajadores. Su implantación fue lenta, debido a su radicalismo, logrando una mayor presencia en Madrid, Bilbao y Asturias. Su primer diputado lo obtuvieron en las elecciones de 1910, después de los sucesos de la Semana Trágica de Barcelona, elecciones a las que concurrieron junto a los republicanos. Anarquismo: ejercíó su mayor influencia en Andalucía, Aragón, Cataluña y Valencia. Desde el principio estuvo dividido en dos tipos de organizaciones: Los grupos de acción directa: pequeños grupos clandestinos, como la Mano Negra, que utilizaron la violencia contra los miembros de las élites económicas y políticas, para lograr el cambio político. Entre sus acciones más destacadas se encuentran el atentado contra Martínez Campos, los asesinatos de Cánovas del Castillo, José Canalejas y Eduardo Dato, y varios atentados contra Alfonso XIII. La Federación de Trabajadores de la Regíón de España (FTRE): esta organización se fundó en 1881 y era de tendencia anarcosindicalista. Este grupo era pacífico y propónía la huelga revolucionaria como instrumento de transformación social. Esta organización se disolvíó en Octubre de 1888 por la persecución a la que fue sometida tras los atentados terroristas de la Mano Negra. En 1910 se creo la Confederación Nacional del Trabajo (CNT)
EL PROBLEMA DE Cuba Y LA GUERRA ENTRE ESPAÑA Y Estados Unidos Los restos del Imperio colonial español, tras la perdida de la América continental a principios del Siglo XIX, consistían en las dos grandes islas del Caribe, Cuba y Puerto Rico; Filipinas, en el Pacifico Occidental, y un conjunto de islotes y pequeños archipiélagos dispersos por este océano. Cuba y Puerto Rico presentaban unos rasgos coloniales muy peculiares. Situadas en las cercanías de Estados Unidos, tenían una economía basada en la agricultura de exportación, principalmente azúcar y tabaco. Aportaban a la economía española importantes beneficios, debido a las leyes arancelarias que impónía la metrópoli. Obligadas a comprar harina y textiles a España, no podían exportar azúcar a Europa desde 1870. Además, estaban privadas de toda capacidad de autogobierno. La dependencia de España se mantuvo por el control que la metrópoli ejercía sobre ellas con sus tropas y administración, asegurando la explotación esclavista que beneficiaba a una reducida oligarquía. En Filipinas, la población española era escasa, y los capitales invertidos no eran importantes. La soberanía española sobre el archipiélago filipino se había mantenido tres siglos gracias a la fuerza militar y a la presencia de ordenes religiosas. La relación con la metrópoli se centró, en la explotación de recursos agrarios y en la presencia de clérigos y misioneros. En 1868 comenzó en Cuba una insurrección independentista, con la sublevación popular dirigida por Céspedes (El grito de Yara), que buscaba la abolición de la esclavitud y la autonomía política. Ésta tuvo el estimulo de Estados Unidos, con la abolición de la esclavitud tras la Guerra de Secesión. La Guerra de los Diez Años (1868-1878), concluyó con la Paz de Zanjón, por la que el general Martínez Campos se comprometíó́a dar a Cuba cierto autogobierno. Ante la lentitud en aplicar los acuerdos de la Paz de Zanjón, en 1878, surgíó el Partido Liberal Cubano que representaba a los sectores de la burguésía criolla que deseaba más autogobierno. En este contexto, la Guerra Chiquita (1879-1880) puso de manifiesto el descontento por la Paz de Zanjón y avivóel independentismo.
En 1892, José Martí fundó el Partido Revolucionario Cubano, partidario de la independencia. Ese mismo año, en Filipinas, José Rizal fundó la Liga Filipina. En 1895 comenzó en Cuba la denominada Guerra de la Independencia. Como respuesta a ésta, el gobierno propuso una nueva ley autonómica para la isla (1895) que llegó tarde. La guerra se endurecíó con el regreso a Cuba de José Martí, Máximo Gómez y Antonio Maceo y España reacciónó enviando al general Martínez Campos a Cuba, pero éste fracasó en su intento de pacificar la isla. Ante esta situación, el gobierno español ordenó el envío de 200.000 soldados al mando general Weyler. Éste, a pesar de sus éxitos iniciales (reconcentraciones), no pudo impedir que la lucha continuara. Mientras, en Filipinas, las autoridades españolas ordenaban la ejecución de Rizal, pero Aguinaldo mantuvo la insurrección. En 1897 Cánovas fue asesinado por un anarquista y la guerra experimentó un giro radical. Sagasta creyó necesario reconocer una amplia autonomía a Cuba, pero EE. UU., con importantes intereses económicos en la zona, exigíó al gobierno español la venta de Cuba por 300 millones de dólares. Ante la negativa española la tensión con los Estados Unidos aumentó considerablemente. En este contexto, la explosión del acorazado Maine (15 Febrero 1898) sirvió al gobierno norteamericano de pretexto para declarar la guerra a España (Guerra hispanoamericana), conflicto que se desarrolló en el Caribe y Filipinas. Las derrotas españolas de Cavite y Manila en Filipinas; y Santiago en Cuba, llevaron a la firma de la Paz de París el 10 de Diciembre de 1898. Por ella, España reconocida la independencia de Cuba y cedía a Estados Unidos Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam. En 1899 España vendía al Imperio alemán las islas Coralinas, las Marianas (excepto Guam) y Palaos.
LA CRISIS DE 1898 Y SUS CONSECUENCIAS ECONÓMICAS, POLÍTICAS E IDEOLÓGICAS La pérdida de las últimas colonias fue conocida como el desastre del 98 y tuvo importantes consecuencias: Ideológicas: se produjo una crisis de la conciencia nacional, apareciendo un movimiento intelectual y crítico, el regeneracionismo, que rechazaba el sistema político y social de la Restauración, al considerarlo una lacra para el progreso de España. Entre sus representantes destacan Joaquín Costa. El regeneracionismo tuvo su vertiente literaria con la Generación del 98 (Unamuno, Baroja…). Al mismo tiempo surge un profundo sentimiento antiamericano, por considerar a este país el culpable de las pérdidas coloniales. Económicas: la derrota supuso la pérdida del mercado colonial, iniciándose una política proteccionista. La industria se recuperaría pronto; y la repatriación a España de los capitales invertidos en América, propiciaron el desarrollo de la banca española. Políticas: algunas propuestas regeneracionistas fueron asumidas por los partidos dinásticos y sus nuevos líderes (Francisco Silvela y Antonio Maura, conservadores; José́ Canalejas, liberal) con el objetivo de mantener el sistema político de la Restauración. En el ámbito internacional, España dejó de ser un Imperio, iniciando una intervención en el norte de África. Otras consecuencias fueron el desprestigio del ejército, lo que traería graves consecuencias en el Siglo XX; el crecimiento del movimiento obrero, protagonizando sucesos como la Semana Trágica de Barcelona (1909); y un mayor empuje y protagonismo de los nacionalismos periféricos.
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