14 Dic

Simbolismo en la Poesía de Miguel Hernández

Primeras Etapas (1924-1931)

Los poemas de Miguel Hernández, en sus años de aprendizaje (1924-1931), presentan imágenes tomadas directamente de su entorno en Orihuela. En palabras de José Luis Ferris, estas son el limonero, el pozo, etc. Nos habla del deseo erótico bajo la apariencia de una poesía bucólica.

Perito en lunas (1933)

En Perito en lunas (1933) aparece, entre los símbolos, el toro, con el significado de sacrificio, y la palmera, elemento paisajístico mediterráneo.

El rayo que no cesa (1936)

En El rayo que no cesa (1936), el tema fundamental del poemario es el amor y sobre él van a girar los símbolos que aparecen: el rayo, que es el fuego, y la sangre, que es el deseo sexual. No todos los poemas de El rayo que no cesa son así. Algunos nos hablan de una relación sexual más plena.

Viento del pueblo (1937)

En Viento del pueblo (1937) escribe poesía como arma de lucha. Al pueblo cobarde y resignado que no lucha, se le identifica como buey. La mirada de los poetas se vuelve, solidaria, hacia los que sufren. La contraposición entre ricos y pobres se da en «Las manos».

Maternidad y El hombre acecha (1939)

Tras su matrimonio con Josefina Manresa se pone el acento en su maternidad. El símbolo, por tanto, va a ser el vientre. En El hombre acecha (1939), vamos a encontrar el tema del hombre como fiera y, en consecuencia, colmillos y garras. Los poemas tratan sobre los desastres de la guerra. Las dos Españas, enfrentadas, aparecen en «El hambre». Aparece la sangre, representada llanamente como el dolor.

Cancionero y romancero de ausencias

Cancionero y romancero de ausencias comienza con la muerte del primer hijo. La esperanza renace con la venida de un nuevo hijo; en ese nuevo hijo queda simbolizada la pervivencia del poeta. En la cárcel, la pasada guerra es como un mal sueño; la muerte, simbolizada como el mar.

Vida, Amor y Muerte en la Poesía de Miguel Hernández

Dentro de la obra de Miguel Hernández podemos destacar tres grandes temas: vida, amor y muerte. Estas tres heridas acompañan al poeta en una sufrida vida marcada por el entorno de la Guerra Civil y posteriores periodos en la cárcel.

El Amor

Podríamos decir que la poesía de Miguel Hernández es amorosa, ya que en ninguno de sus poemas queda al margen el sentido amoroso. El poeta empieza a conocer el verdadero amor cuando conoce a la que sería su futura mujer, claramente reflejado en El rayo que no cesa, su primer gran libro de sonetos amorosos. Su amada, Josefina Manresa, le niega el amor sexual antes del matrimonio, lo que hace que comience en la poesía de Miguel un sentimiento de pena y tragedia. En 1937 se casa con Josefina y va adquiriendo una madurez respecto al amor que queda reflejada en su poesía. En su última producción, Cancionero y romancero de ausencias, se puede ver como un diario emocionado donde la ausencia es la única base: la ausencia de justicia, la ausencia de amor y la ausencia de libertad.

Vida y Muerte

El tema de la vida y la muerte van íntimamente ligados. Miguel, lleno de vida y también de muerte. Por un lado, la vida está presente de forma más clara durante su primera etapa como poeta. Por otro lado, la muerte es un acontecimiento no lejano a las propias vivencias del poeta, pues mueren tres de sus hermanas y su primogénito a los pocos meses de nacer. También se le mueren amigos conocidos, como Ramón Sijé. Por último, es en Cancionero y romancero de ausencias donde Miguel establece un mayor vínculo de unión entre estos dos conceptos. Pues encarcelado, privado de esperanza y apenas comunicado con su amada por carta, es donde el poeta asume el destino de un amor mortal y perecedero.

Compromiso Social y Político en la Poesía de Miguel Hernández

En marzo de 1934, Miguel viaja por segunda vez a Madrid. En 1935 escribe El rayo que no cesa, pero fue publicado en 1936. Dado que los índices de analfabetismo eran altísimos, comienza el compromiso social de Miguel Hernández. Muy pronto, el estallido de la Guerra Civil en julio de 1936 obliga a Miguel a dar el paso al compromiso político. Viento del pueblo será publicado en Valencia en 1937. Este poemario implica que lo lírico cede a lo épico: el poeta asume una función profética.

Tonos en Viento del pueblo

Dicha función se articula en tres tonos:

  • Exaltación: Es el tono dominante en Viento del pueblo, en tanto que la voz domina gran parte de sus poemas. Así, exalta y exhorta a los jornaleros, aceituneros, campesinos o figuras emblemáticas de la lucha.
  • Lamentación: También mitifica a los sujetos líricos. La lamentación también cobra otros matices: en los poemas más sociales, el tono de lamento sirve para expresar la identificación íntima.
  • Imprecación: Implica denigrar e insultar a los cobardes que tiranizan al pueblo.

Este radical contraste entre la exaltación del pueblo y la imprecación del tirano aparece dramáticamente articulado en «Las manos».

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