05 Oct

Simbolismo y Modernidad Poética: Autores Más Relevantes

Contexto Histórico y Reacción al Romanticismo

A mediados del siglo XIX, una serie de autores reaccionaron contra los temas y las formas de la poesía romántica, pero tampoco les satisfizo el realismo que triunfaba en la novela. Estos nuevos poetas consideraban que el fin último del arte es la belleza, es decir, la poesía no ha de perseguir un fin utilitario. Además, defendían la libertad de creación frente a las reglas.

Esta poesía surge de una actitud de rebeldía contra los valores y costumbres de la sociedad burguesa, y contra el modo tradicional de entender la vida y el arte. De esta actitud nacen la bohemia, el dandismo y el malditismo.

Dos son las nuevas corrientes que encabezan esta renovación poética: el Parnasianismo y el Simbolismo. El Parnasianismo, cuyos máximos representantes son Théophile Gautier y Leconte de Lisle, defiende “el arte por el arte”, el rigor formal y métrico.

El Simbolismo: Baudelaire y la Revolución Lírica

Charles Baudelaire: Precursor de la Poesía Moderna

Con Charles Baudelaire y Las flores del mal (1857), obra que sufrió un proceso judicial por inmoralidad y la censura de varios poemas, nace el Simbolismo. Baudelaire es el poeta que revoluciona la lírica y abre el camino a la poesía moderna: ya no pretende expresar la realidad sino superarla.

La misión del poeta es descubrir los significados ocultos que se esconden más allá de la realidad sensible, a través de los símbolos, las correspondencias de sonidos, colores y perfumes con las verdades inmateriales. Solo el poeta es capaz de ver esas conexiones (“correspondencias”) y de descifrar el misterio de la analogía entre la realidad y el mundo ideal. Lo esencial del poema es que sugiera imágenes, sensaciones que permitan expresar las emociones o sentimientos más íntimos.

El lenguaje poético es evocación y sugestión; la palabra, más que por su significado, interesa por lo que sugiere y evoca. Por ello se recurre principalmente a la musicalidad (¡La música ante todo!, decía Verlaine) y a la sinestesia (la mezcla de sensaciones). Baudelaire crea un nuevo estilo con la incorporación del lenguaje cotidiano, el paisaje de la ciudad moderna con sus masas anónimas, su miseria, etc. La búsqueda moral y estética de una nueva realidad lleva a Baudelaire a la creación de un discurso poético del paraíso artificial. Baudelaire también es el introductor de la prosa poética con su obra titulada Pequeños poemas en prosa.

En Baudelaire (1821-1867) confluyen su formación clásica (que se observa en la métrica que emplea); sus raíces románticas que supera por su visión moderna del hombre como ser complejo y perverso; su relación con el Parnasianismo y la influencia de Edgar Allan Poe, del que procede el culto a la noche y el gusto por lo decadente, por lo enfermizo y lo malvado.

Otros Poetas Simbolistas: Verlaine, Rimbaud y Mallarmé

El Simbolismo se consolida con la obra de otros poetas continuadores del camino iniciado por Baudelaire:

Paul Verlaine: El Poeta Maldito

Paul Verlaine (1844-1896) representa al poeta maldito, aislado, solitario y enfrentado a la sociedad. Su poesía se caracteriza por el sentido del ritmo y la musicalidad del verso (aliteraciones, rimas, efectos sonoros). Verlaine creó gran parte de las imágenes simbolistas: los parques abandonados, la melancolía otoñal, las estatuas decrépitas, las hojas muertas, el ocaso, el sonido de los instrumentos musicales. Escribió Poemas saturnales (1863) y Fiestas galantes (1869), entre otras obras. Ejerció una gran influencia sobre los poetas jóvenes y sobre los autores modernistas hispanoamericanos (Rubén Darío).

Arthur Rimbaud: El Vidente

Arthur Rimbaud (1854-1892), poeta precoz y genial, llevó una vida de “maldito”: rebelde, aficionado al alcohol y las drogas, tuvo una relación tormentosa con Verlaine. Compuso sus obras durante la adolescencia; a los diecinueve años dejó de escribir y abandonó Europa. Sus poemas, de gran libertad formal y repletos de imágenes oníricas y visionarias, profundizan en los aspectos irracionales del ser humano, y constituyen un claro precedente del Surrealismo. Sus dos obras fundamentales son Una temporada en el infierno (1873) e Iluminaciones (1886).

Para Rimbaud, el poeta es un vidente capaz de captar lo escondido, a través del desarreglo de los sentidos. Después, la creación verbal del poema se basará en la alucinación y las visiones irracionales. Su poesía se caracteriza por las imágenes oníricas, a veces ininteligibles, sombrías, y la libertad y perfección formal.

Stéphane Mallarmé: La Búsqueda de la Poesía Pura

Stéphane Mallarmé (1842-1898) llevó una apacible vida burguesa de profesor de inglés. Su obra, heredera de Baudelaire, se caracteriza por la búsqueda de la belleza absoluta, de la poesía pura, a través de unos poemas oscuros y difíciles, “herméticos”, de gran ambigüedad de sentidos. El tema central de la poesía de Mallarmé será la propia creación poética, a través de un lenguaje autónomo de la realidad, del que pretende eliminar la significación vulgar de las palabras, y con un gran rigor formal (y hasta tipográfico). Ejerce una gran influencia sobre la poesía del siglo XX.

Influencia del Simbolismo en la Poesía Moderna

La poesía simbolista significa el comienzo de la lírica moderna y su influencia se extiende a un gran número de poetas de la primera mitad del siglo XX, como Paul Valéry, T.S. Eliot, Rainer María Rilke, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, William B. Yeats, etc.

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