10 Dic
El Sistema Financiero Español
El sistema financiero español está formado por el conjunto de instituciones, instrumentos y mercados que canalizan el ahorro desde las unidades económicas que disponen de un exceso de fondos y desean prestarlos, hacia aquellas que, careciendo de financiación suficiente, desean tomar dichos fondos a préstamo.
Además, el sistema financiero tiene un papel relevante en el logro de ritmos de crecimiento, siendo dos las vías a través de las cuales se concreta su influencia:
- Posibilitar que un mayor volumen de recursos se canalice hacia la inversión productiva.
- Mediante el favorable impacto del sistema financiero en los niveles de productividad del capital.
Rasgos del Sistema Financiero Español
- Intenso crecimiento de la actividad financiera.
- Proceso de desintermediación, esto es, un proceso por el que los demandantes de financiación apelan directamente a los ahorradores mediante la emisión de títulos.
- Importancia de los intermediarios financieros no bancarios, y sus tres modalidades: los fondos de inversión, los fondos de pensiones y las compañías aseguradoras.
- Pérdida de importancia de las entidades bancarias.
- Mayor complejidad y gama de productos.
El Sistema Bancario
- La banca, las cajas de ahorro y las cooperativas de crédito son los tres tipos de entidades que conforman el sistema bancario en España. Todas ellas están sometidas al control y supervisión del Banco de España.
- Diferentes vías de capitalización. Los bancos pueden elevar sus recursos propios mediante una ampliación de capital, las cajas solo podían hacerlo reduciendo los fondos.
- En los últimos años, las cajas han irrumpido en el campo de la financiación empresarial. Los bancos, por su parte, disputan a las cajas tanto la captación del ahorro doméstico como el crédito a la vivienda y el consumo de las familias.
- Ambos tipos de entidades han apostado por el negocio minorista que prima la cercanía al cliente. Esto se aprecia en el elevado número de sucursales con que cuenta el sistema bancario español.
El Sector Exterior Español
- Protagonismo del saldo comercial en la determinación del déficit corriente.
- Cifras históricas tanto en el déficit comercial como en el déficit corriente.
- Menor peso de servicios y transferencias.
- Fuerte demanda interna sostenida con importaciones, genera déficit exterior.
- La pertenencia a un área monetaria relaja la restricción externa.
- Existe una pérdida preocupante de capacidad competitiva de la economía española.
Evolución del Sector Industrial en España
El primer paso ha de ser comparar el crecimiento de la industria con el conjunto de la economía. Desde 1985, la contribución de la industria al crecimiento económico español se ha reducido, como denota su decreciente participación en el VAB (Valor Añadido Bruto) valorado a precios corrientes y en el empleo. Ya no desempeña el papel central en el desarrollo económico español que tuvo en la década de 1960 y en la primera mitad de la siguiente, cuando su presencia relativa en el PIB aumentó significativamente y se consolidó en el proceso de industrialización en España.
Eso no significa que la economía española esté experimentando un proceso de desindustrialización. La mayor eficiencia de la industria con respecto a los restantes sectores de actividad, que se manifiesta en un mayor avance de la productividad del trabajo y un menor aumento de los precios industriales, explica la reducción de su participación tanto en el valor añadido agregado, valorando en términos corrientes, como en el empleo.
La industria experimenta con mayor intensidad las fluctuaciones cíclicas, avanzando con más rapidez en las fases expansivas y retrocediendo más en las depresivas como consecuencia de una mayor sensibilidad a las perturbaciones de oferta y demanda.
Algunas de las perturbaciones de oferta más frecuentes, como el alza de los salarios y del precio de los servicios, la apreciación de la moneda o el encarecimiento del crudo petrolífero, parecen afectar más intensamente a las manufacturas. Ambos tipos de perturbaciones se esconden tras el lento crecimiento de la industria en los años más recientes y la crisis iniciada en 2008.
Aunque las tasas de crecimiento de la industria en el periodo estudiado distan mucho de las alcanzadas en la etapa de mayor dinamismo industrial, su avance se produce sobre bases más firmes que entonces, como consecuencia de la existencia de un marco competitivo más exigente, el creado con la incorporación de España a la Unión Europea (UE).
El peso de las exportaciones sobre la producción manufacturera española, medido en términos reales, aumentó lenta pero gradualmente durante el periodo y aún ha crecido más la proporción de la demanda interna industrial satisfecha con importaciones, que apenas había variado con anterioridad a 1985, en un marco de mayor protección.
El proceso de internacionalización de las empresas industriales se manifiesta también en que tanto las exportaciones como las importaciones de manufacturas han aumentado su peso en el PIB.
Una visión más completa del crecimiento industrial español se obtiene al efectuar la comparación con las economías del entorno geográfico y económico, en particular con las que también pertenecen a la UE. El fuerte crecimiento industrial español respecto de la industria de la UE parece revelar que España posee una no despreciable capacidad competitiva.
El crecimiento de la producción manufacturera y el de la demanda interna: desde la incorporación de España a la UE se registra un crecimiento de la demanda interna mucho mayor que el de la producción, lo que provoca un aumento de las importaciones. De manera que el superávit comercial que disfrutaba la economía española en 1985 se torna en un déficit generalizado y en aumento en los años siguientes.
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