24 Feb
La organización económica y social
La economía se divide en tres actividades:
En la agricultura se produce un aumento de la producción al aplicar técnicas de regadío de los nabateos que aumentan la construcción de acequias, presas y norias. Se introducen nuevos cultivos de frutas, hortalizas y cereales que abastecen las ciudades, que también crecen en número.
En la ganadería se aumenta el número de ovejas y caballos.
El comercio se desarrolla entre ciudades del interior, las calzadas romanas son renovadas. También se produce comercio exterior desde África, trayendo marfil y oro, y especias que abastecen tanto a ciudades del interior como a los reinos cristianos. En las ciudades se desarrolla una artesanía textil, marroquinería (Duero) y orfebrería, en la que los musulmanes son especialistas.
Esta actividad económica enriquece al emirato y al califato, que aumentan su poder económico gracia a los impuestos parias de los reinos cristianos.
Al-Ándalus es, durante el Siglo X, el reino más rico y próspero de Occidente.
La sociedad está formada por grupos sociales y étnicos diferentes. A la cabeza están los árabes y sus descendientes baladíes, que son altos funcionarios, jefes del ejército o aristócratas, con las mejores tierras y los principales cargos.
En segundo lugar está la gran masa de origen musulmán, los bereberes del norte de áfrica, que reciben lotes de tierra en compensación a sus cosechas. En ocasiones se rebelan contra los árabes por el abuso de sus privilegios. Estos son los mandos medios del ejército, y pequeños comerciantes.
En tercer lugar los sirios y esclavos, que llegan como mercenarios del ejército de Abderramán I.
En cuarto lugar se encuentran los hispano godos, que se dividen en los que se convierten al islam, los muladíes, plenamente integrados que llegarán a un alto estatus social; y los mozárabes que no se convierten, que viven según el rigor religiosos de los mandos del momento.
Por último están los judíos que viven en barrios aislados y se dedican a la artesanía, al comercio, a la medicina. Las tres culturas conviven.
El legado cultural
La cultura de Al-Ándalus es una fusión de las culturas musulmana oriental y la cristiana europea. Además de esta fusión, el objetivo principal es la armonización del pensamiento propio del mundo real y el pensamiento coránico religioso. Esta cultura florece durante el califato, con Abderramán III se inicia el esplendor económico y con Alhakem II se alcanza el esplendor cultural. Durante el Siglo X, Al-Ándalus logra un esplendor cultural desconocido hasta la llegada de la fecha.
El árabe, lengua oficial, es hablado por una minoría; la población usa el romance, que va siendo influido por el árabe bereber. Los escritos se realizan en árabe.
Córdoba, capital del califato y centro cultural de Occidente, se relaciona con centros culturales islámicos: El Cairo, Damasco, Cairván. De ese contacto surge el esplendor cultural, con importantes personajes como Averroes, filósofo y médico que introduce a Aristóteles en la cultura islámica; y Avempace, estudioso de la filosofía griega. En medicina destacan Alzabribi y Avicena con conocimiento científico mayor a la medicina occidental. En poesía destaca Ibn-Hazn, que con el Collar de la Paloma incorpora la mística. En matemáticas destacan estudiosos árabes que son capaces de aplicar las matemáticas a la práctica, como Azarquiel con Tablas Toledanas, un libro sobre navegación que será utilizado por marinos europeos.
La cultura andalusí ha dejado huella en el vocabulario y la literatura. El idioma evoluciona con el árabe y las demás lenguas peninsulares, formando la base de los actuales idiomas peninsulares.
La mezquita y el palacio en el arte hispano-musulmán
La principal manifestación artística es la arquitectura. La pintura y escultura, por religión, apenas tienen relevancia. La arquitectura se dedica a templos (mezquita)
Como a residencias (palacio)
. La arquitectura es por tanto, religiosa o palaciega.
Uno de los preceptos básicos del islam es la oración diaria. Se necesita un espacio religioso para orar que se construya rápido. El arte hispano-musulmán es un arte que se adapta a los anteriores, romano, visigótico, bizantino. No duda en utilizar elementos de estas culturas.
La más importante construcción es la mezquita de Córdoba, construida sobre una antigua basílica visigoda que la cultura musulmana utiliza con asiduidad. La mezquita de Córdoba tiene una estructura simple, un espacio rectangular amurallado dividido en dos grandes estancias: la sala de oración, haram, y el patio. En el haram destaca la quibla, un muro orientado hacia la Meca, en el que aparece la masura, un espacio decorado donde se sitúan las autoridades a escuchar la lectura del Corán. Como la oración es libre, la sala está repleta de arcos de herradura y de medio punto decorados, dando un aire muy ornamentado. En el patio se encuentra la fuente donde se realizan los lavatorios rituales. La mezquita de Córdoba se construye en el siglo VIII y pasa por sucesivas ampliaciones, como la que realiza Almanzor.
El palacio es otra de las obras carácterísticas del arte musulmán, lugar de residencia del califa. En España, el palacio por excelencia es la Alhambra de Granada. Está formada por una serie de estancias unidas aleatoriamente, sin estructura clara. Lo fundamental es la decoración y la apertura al exterior para permitir la entrada de la naturaleza, que conforma el espíritu presente en los gustos musulmanes. La ornamentación es muy rica, aparecen cerámica vidriada y paños de sebka de decoración romboidal recubriendo los muros, epigrafía que decora las paredes y capiteles decorados con fustes muy ligeros, mostrando que los elementos sustentantes son los muros. Es una síntesis de la arquitectura musulmana. Además de la Alhambra destacan el Palacio de la Aljafería en Zaragoza, o el de Medina Zahara, destruido con el fin del califato.
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